Reseña de Plot 2.0 nº7: El puente del destino

Con casi tres meses de retraso desde su salida el pasado mes de mayo, cumplimos por fin nuestra palabra de reseñar cada nuevo número de la revista Plot 2.0, con el objetivo de ir incluyendo además alguna retrospectiva de los anteriores. Vaya en nuestro descargo que ya pudimos escudriñar a fondo este último aquí, que aún estamos a tiempo antes de la salida del siguiente Plot y su vocación de constituirse en un producto de largo recorrido. Con este séptimo ejemplar, desde luego, lo ha conseguido.

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Y eso, pese a su carácter relativamente improvisado. Tras cuatro de sus seis anteriores números dedicados a La Patrulla-X de Chris Claremont y John Byrne, y ante la perspectiva de reincidir con este séptimo, que ya había anunciado que trataría de Días del Futuro Pasado, Ferran Delgado rectificó sobre la marcha dicha planificación a la vista de que el sexto número no estaba obteniendo la repercusión esperada, pese a la trascendencia de nada menos que un desenlace hasta ahora desconocido de La Saga de Fénix Oscura. Identificando que debía variar de temática, la respuesta vino de manos de Spider-Man: La historia jamás contada, el ensayo periodístico definitivo sobre el Trepamuros de Julián M. Clemente, en base al cual Julián y Ferran habían tanteado ya alguna posible colaboración en la revista, que finalmente ha tomado la forma de este Plot dedicado a La Muerte de Gwen Stacy.

02El cambio de década y de personaje le sienta de maravilla a la revista. No porque Ferran se hubiera acomodado en absoluto, sino por recuperar el lector la sensación de pisar terreno inexplorado, que personalmente sólo me transmitieron su primer número y, no por casualidad, el primero de los dos dedicados a Simonson. Asumido que el nivel de profundidad y la pura necesidad de amortizar su investigación condicionan cierta reiteración, bienvenido sea este meneo. Que quizá haya llegado algún número tarde, ¡pero a ver quién deja en la nevera un argumento inédito de Chris Claremont! …que no olvidamos, Ferran, tu promesa de desvelar cómo has conseguido.

La pregunta, ahora, era la contraria: ¿cómo se las ingeniará para mantener el nivel de novedad de las revelaciones de las dos anteriores revistas, partiendo de un texto ya publicado? Y casi se diría que la revista asume dicha expectativa, acercándose capa a capa desde el contexto, al texto, al intratexto, hasta desnudar un evento histórico, sus causas, circunstancias y consecuencias. Todo, concentrado en una única viñeta y una simple onomatopeya. Un instante congelado en el tiempo que condensa el poder y la responsabilidad de Spiderman, la flexibilidad y la contradicción intrínsecas al Método Marvel y la transición de la Edad de Plata a la Edad de Bronce, la madurez de los superhéroes como género y nuestra propia pérdida de la inocencia como lectores.

El “contexto”: Ferran bucea en todo tipo de materiales históricos, como nos tiene (mal) acostumbrados. En esta ocasión, una biografía de Gil Kane por el escritor de ciencia-ficción e historiador de la historieta, Ron Goulart, publicada originalmente en The Great Comic Book Artist #1 (1986); una entrevista de un Gerry Conway recién aterrizado en Amazing Spider-Man a John Romita, procedente de The Monster Times #13 (1972); una recopilación de fragmentos de diversas entrevistas a Romita a lo largo de casi medio siglo, cuyo contraste con sus declaraciones iniciales a Conway es desolador, más una muy reveladora comparativa de sus diferentes acreditaciones, analizando su aportación a Spiderman; un reportaje extraído de la web de Mark Evanier sobre una visita al Bullpen de Steve Sherman y el propio Evanier en 1970, impagablemente ilustrado por unas fotos facilitadas por Sherman, que tendrás que leer y sobre todo ver, para descubrir dónde acabó el último puro de la primera etapa en Marvel de Jack Kirby; y la clásica sección del “Tablón” con recortes de la época. Una inmersión en toda regla para ponerte en la piel del lector que abrió por primera vez aquel tebeo amarillo chillón, atraído por la promesa de una muerte en la portada, que no podía prepararle para lo que encontró en su última página. Salvo a Fred Hembeck, con cuya descacharrante tira del Comic Buyers Guide # 1227 (1998, disponible en The nearly completre essential Hembeck archives Omnibus), empatizaremos todos aquellos que alguna vez nos hemos comido algún spoiler.

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El “texto”: dos grandes extractos de las páginas 150 a 156 del libro de Clemente sirven de hilo conductor a la revista, correspondiente el primero a The Amazing Spider-Man #121 USA (junio de 1973). Pero no por ello debemos considerarla su complemento gráfico, habiendo encontrado éste finalmente su asiento natural, a partir de este mismo mes de agosto, en la propia colección regular de El Asombroso Spiderman, que estrenará en su número 118 una nueva sección titulada Spider-Man: La historia gráfica jamás contada. De hecho, Delgado incorpora asimismo una gran cantidad de material relacionado con dichos números, su legado y reediciones tanto nacionales como estadounidenses, que vendría a aportar la perspectiva del coleccionista. Asimismo, la siguiente sección recopila las cartas del correo de lectores de Amazing dedicadas al nº 121, algunas ya vistas en Las Historias jamás contadas y mucho antes  en la edición Clásicos Marvel de Fórum, por el propio Ferran, adelantando ya dos grandes debates que han subsistido hasta hoy: la conveniencia de casar o no a Peter Parker y la causa de la muerte de Gwen.

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Y el “intratexto”: el gran As en la manga de Ferran para darle una entidad propia a la revista, y a nosotros una ventana sin precedentes a las tripas del Método Marvel, y a cómo éste se tensiona al extremo cuando las visiones de todas las manos que intervienen en el proceso no son coincidentes. No sabemos cómo de fluido fue el diálogo creativo entre Gerry Conway, Gil Kane, John Romita, Tony Morterallo y Roy Thomas. Lo que está claro es que los créditos de “arte” y “entintado” no reflejan su proceso real del trabajo, y que un bocadillo de texto añadido al final puede cambiarlo todo. Una cosa es leer descrita dicha colaboración en los fragmentos de Clemente, o lo que puedas intuir de la deriva de las declaraciones Romita y la evolución de sus créditos autorales; y otra cosa muy distinta es disfrutar de las 20 páginas páginas del cómic a gran formato, cortesía de IDW, como si de un Artist Edition se tratara (entendámonos: con la muy considerable edición de un Plot, pero sin el tamaño ni el papel originales, ni tampoco su precio) y poder compararlas, en PRIMICIA MUNDIAL, con los quince bocetos a lápiz de Gil Kane que fueron subastados en Heritage, más las cinco páginas restantes de las cuales sólo se ha podido acceder a fotografías a peor calidad de su anterior comprador. Ferran no sólo va comentando las muy sustanciales diferencias entre ambas fases, sino que, cual forense del CSI con su lámpara ultravioleta, fuerza el contraste de los detalles más reveladores de cada página para extraer una información hasta ahora invisible de las sucesivas correcciones del dibujo. Pero el verdadero trabajo de análisis queda como siempre en Plot para el propio lector. Así que reservando la gran revelación de La Viñeta del “snap!” para su lectura, os adelanto una conclusión propia en la que no entra la revista, quizá por subjetiva: en esas últimas tres viñetas en que podemos ver la cabeza de Gwen sin que Peter la sujete, a mi parecer es Romita quien acaba de suspender antinaturalmente su cuello, sin la mínima tensión que creo adivinar en los lápices de Kane. Mi aportación al debate.

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Y aún quedan 20 páginas más de revista, dedicadas a The Amazing Spider-Man #122 y 123 USA (julio y agosto de 1973), con la misma estructura del número anterior: extracto de Las historias jamás contadas, correo de lectores y análisis de los bocetos y acabados, aunque sin disponer del espacio que se ha dedicado a la histórica comparativa de aquél. Tampoco se trata de encontrar ya ninguna otra exclusiva, sino sólo reposar qué significó aquella gran primera muerte para el género y sobre todo para los personajes, como los grandes protagonistas de aquella historia en realidad fueron Norman Osborn y Mary Jane Watson, y cómo la vida de Peter Parker cambió realmente para siempre en lo que hoy quizá no sería nada más que otro golpe de efecto. Y en todo caso, los bocetos de la secuencia del funeral del nº 123 tienen también su historia, porque en su día se perdieron en el correo y Romita tuvo que trabajar a partir de fotocopias de Kane, con lo que estamos ante otro pequeño tesoro.

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Si aún no se os han puesto los dientes suficientemente largos, comentar, antes de acabar, la planificación de los próximos Plot 2.0: en septiembre llegará por fin el nº 8, dedicado como estaba inicialmente anunciado para el nº7 a Días del Futuro Pasado; el nº9 volverá a cambiar de personaje, aunque sin dejar completamente a Chris Claremont, en este caso junto a Frank Miller, en Lobezno: Honor, más «una entrevista a dos manos entre Miller y un autor hot de la época, que no se ha recuperado hasta la fecha»; y con el nº 10 volverá el Spidey de Kane y Romita, centrándose en La Trilogía de las drogas y lo que no cupo en éste de La muerte de Gwen. La lista de espera es larga, pero si quieres añadir tu favorito a la misma no dejes de proponérsela a Ferran en su grupo de Facebook.

Cuando cierras la revista, la nostalgia del Bullpen y el Café Bean da paso a una irónica sonrisa. Los foros de aficionados de Spidey en Internet, clonan hoy la sección de correo de un cómic de hace cuarenta años. El spoiler que acecha en el scroll de tu ratón en cualquier blog o red social, saltaba entonces desde el rincón más insospechado de una revista. No hemos inventado nada, y desde luego, no aprendemos. Pero si no vamos a esquivar nunca la piedra, al menos, Plot 2.0 pone a nuestra disposición una máquina del tiempo para que nos regodeemos tropezando una y otra vez en ella.

Iñigo de Prada

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Jata y Promethea

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