Reseñas. Capitán América: Omnigold 2: «El Hombre bajo la Máscara» (1968-1970)

   Segundo volumen de las andanzas de nuestro querido Capitán en la era Marvel de los cómics.

De entrada, va a ser difícil encontrarnos con un tomo con tal variedad de dibujantes y de tan alto nivel. No es que sea el mejor tomo de todos a nivel gráfico, porque lo ideal creo que es siempre la continuidad bajo un mismo artista, pero la recopilación de dibujantes que tenemos aquí es insuperable. En orden de aparición: Jack Kirby, Jim Steranko, John Romita, John Buscema y Gene Colan.

Seguimos con Kirby a pleno rendimiento.

El eslogan que viene en la primera página del primer número incluido viene que ni pintada como declaración de intenciones: “Impactante acción al más puro estilo Marvel”.

Ni más ni menos lo que nos vamos a encontrar en esta etapa con Jack Kirby a los lápices. Mucho más corta que las de 4 Fantásticos o Thor, pero prácticamente al mismo nivel.

Dentro del Universo Marvel, el Capitán América encarna quizás al héroe por excelencia. Un personaje sin superpoderes reales que consagra su función a heroicidades fuera de lo común, en realidad casi suicidas. No hay peligro que Rogers no se atreva a afrontar y de ahí que las dosis de acción pura sean la estructura base de estos cómics.

Los diálogos de Stan Lee no son tan brillantes como en otras de sus colecciones de la época, pero cumplen para lo que son unas historias enmarcadas en la aventura y la acción, sin grandes complicaciones.

Aquí resulta más dominante el trabajo de Jack Kirby gracias a su narrativa gráfica, primordial para contar este tipo de historias más visuales que legibles. El acabado de los diferentes entintadores, con Syd Shores como predominante, es correcto, pero algunas páginas son bastante mejorables.

Otro ingrediente que no falta es el romance, quizás un tanto forzado en un principio, tal vez por necesidades funcionales puesto que el papel de Sharon Carter parece ser el de punto débil del Capi para uso de sus enemigos.

Esta etapa Lee-Kirby creo que va más a menos. Los primeros números incluidos, monopolizados por el Cráneo Rojo como oponente, junto a la parte final del primer tomo, son excelentes. Pero luego entramos en una serie de historias autoconclusivas con villanos de segunda fila que bajan el nivel. Además, su relación con SHIELD, creo que enriquecedora, queda a un lado.

De hecho, algunos números, como el que se enfrenta a los viejos nazis seguidores del Cráneo, posteriormente rebautizados como los Exiliados, o el del Trampero, resultan un tanto ingenuos para la época. Más propios de la primera mitad de los 60 que de los 60 tardíos.

Dos números que repasan el origen y la trayectoria de nuestro héroe, uno de ellos de relleno en medio de la breve etapa de Jim Steranko, ponen colofón a la era Lee-Kirby del vengador abanderado. Sin duda una buena etapa pero que para mí no puede competir con las propias en los 4 Fantásticos y Thor.

Jim Steranko. Lo bueno, si breve…

Los conocidos tres números dibujados por Steranko traen consigo una mayor profundidad en los relatos.

Por un lado, está la entrada de Rick Jones en la colección como compañero del protagonista, siendo ya la tercera serie en que adquiere un papel secundario continuado, tras las de Hulk y los Vengadores. Rick se enfunda el traje de Bucky en su eterno empeño de ser un superhéroe y su posterior frustración al comprobar que no posee superpoderes que lo equiparen a los auténticos.

Por otro, Steve Rogers y su sentimiento de culpabilidad respecto a la muerte de Bucky, que deberá afrontar de nuevo el riesgo de tener otro compañero tan o más inconsciente como él a la hora de hacerse el héroe.

El enfrentamiento a Madame Hydra, que también vive su drama personal cada vez que se mira al espejo, y su organización, sirve al Capi para simular su muerte y confundir a la opinión pública sobre su identidad como Steve Rogers. De esta forma, el Capitán América vuelve a tener identidad secreta.

La historia es interesante, pero creo que lo es más por la forma de contarla de Steranko y la expresividad de su narrativa. Una narrativa que por fuerza tiene que influir en los guiones, además de deleitarnos con espectaculares splash-pages y algunas imágenes oníricas surrealistas. Se nota el entintado de Joe Sinnott en las figuras, aquí mejor acabadas de lo que acostumbra Steranko.

Gene Colan toma el testigo.

La vuelta a la “normalidad” nos trae la definitiva madurez en los textos de Stan Lee, ya equiparables a las mejores series del momento. Los personajes le dan más a la mollera y muestran más inquietud equiparándose a las mejores series de la época.

En la parte gráfica, de entrada, tenemos dos dibujantes invitados, dos de los más grandes de la historia de Marvel, John Romita y John Buscema, que sólo tienen tiempo de dejar su huella en un número cada uno, antes de ser sustituidos por otro de los más grandes de la historia, Gene Colan, que afortunadamente se queda durante una temporada.

El número de Buscema, de verdad espectacular en cuanto a dibujo, pone inicio a un largo arco en qué Cráneo Rojo intercambia su cuerpo con el del Capitán. Es una historia que sucede en diferentes escenarios, a modo de aventura, en la que, además, se nos presenta un personaje tan importante para el futuro de la colección como es el Halcón. Un buen arco, especialmente entretenido, aunque un poco caótico a ratos. Además, los Exiliados debe ser uno de los grupos de villanos más esperpénticos y bastos de la época, del nivel del Grupo de Destrucción, pero no negaré que también tienen su encanto.

La presentación del Halcón curiosamente coincide con el abandono de Rick Jones como compañero de Rogers. Quizás una declaración de intenciones de Lee: basta ya de chavales, le toca el turno a un adulto.

En los últimos números del tomo nos encontramos con un Capitán cansado mentalmente, más solitario que nunca, casi depresivo. Todo parece preocuparle, su responsabilidad como símbolo de libertad, su pasado, su relación imposible con Sharon y la insensibilidad de parte de la sociedad con el modo de patriotismo de otra época que él quiere representar.

Los textos de Stan Lee, a diferencia de la mayoría de sus otras colecciones, carecen de humor. El genio opta aquí por la profundidad. Tal vez, como presumible norteamericano de sentimiento, piense que la serie del Capitán debe ser tomada muy en serio. Sea como fuere, el resultado es igualmente satisfactorio.

Tenemos números tan buenos como el del Bruto o el del Escorpión, con un Gene Colan estelar. Colan cuenta en esta etapa con el entintado de Joe Sinnott, que combina a la perfección con sus lápices, como no podía ser de otra forma.

El tomo cierra con una nueva amenaza de MODOK y sus peones de IMA, esta vez a través del primer cíborg de su creación. Personalmente creo que la historia y el personaje tienen su encanto, a pesar de que parezca llevar un embudo en la cabeza. Pero lo que no me convence es la parte relativa a Sharon Carter. Resulta que el Capitán le pide a Sharon, a través de Nick Furia, que abandone las misiones y pase a ser una vulgar oficinista. Eso como condición para aceptar ser su pareja, a lo que ella acepta. Lo más fácil es pensar en un arrebato machista por parte de ambos, de Steve y de Sharon. Quizás en el caso del Capi puede colar el hecho de que viene de los años 40 y su mentalidad en cuanto a proteccionismo de su mujer es más arcaica. Sea como fuere, la sensación es que Lee se mete en un desaguisado de contraproducente desenlace.

Mi balance general del tomo es el de muy recomendable.

No creo que se pueda hablar de un tomo compacto o uniforme. Creo que no hay una dirección clara hasta la segunda mitad y el guión sufre algún altibajo. Pero resulta bastante entretenido y desde luego el apartado gráfico es de sobresaliente.

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rockomic

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on “Reseñas. Capitán América: Omnigold 2: «El Hombre bajo la Máscara» (1968-1970)
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  1. «Sí, yo llevaba detrás de Capitán América desde hacía tiempo. Querían darme algo y fue eso. Llevaba queriendo hacer Capitán América toda mi vida, porque crecí con los cómics de los años cuarenta. Recuerdo al Capitán América original. Hacer esa serie era una ambición mía de toda la vida. Disfruté haciéndola. No creo que la realizase precisamente bien, del modo que se veía en mi cabeza, pero cada número se acercaba más al modo en que quería ver Capitán América. Me habría gustado hacer más números del Capi, pero, de nuevo, interrumpieron mi etapa.» (Jim Steranko).

  2. «(…) tenía algunas buenas ideas preparadas para ellos. Otra cosa, ahora que lo pienso: Stan quería que Rick Jones fuese introducido en la serie. Ahora lo han eliminado. Tuve que trabajar en su historia y pensar en cosas para que hiciera. Eso ralentizó las ideas que yo quería introducir en Capitán América. Fue una historia gratuita tener a ese muchacho trabajando como el compañero del Capi de nuevo, ocupó demasiado argumento aunque me agradó aceptar el reto. Pero de todas formas, ahora está fuera, no?» (Jim Steranko, Fantastic Fanzine #1, 1970).

  3. «Hay artistas en el negocio. Como Reed Crandall. (…) Foster, Williamson, Frazetta. Tipos que son auténticos artistas. Neal Adams. Esos tipos saben dibujar de verdad. Yo sólo te estoy contando lo que tú crees que es el aspecto de una motocicleta. Yo no dibujo motocicletas. Yo no dibujo gente. Yo dibujo lo que la gente cree que es el aspecto de la gente.» (Jim Steranko).

  4. «Estaba dándole vueltas a la pregunta de cómo sacar a mi personaje Joe Kavalier de la Praga ocupada por los nazis cuando leí un artículo sobre la carrera de Steranko como artista del escapismo. Así que ambos, Kavalier y El Escapista, comparten la misma inspiración que el Mister Miracle de Kirby.» (Michael Chabon).

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