Reseñas: Los Cuatro Fantásticos: Omnigold 5: «¡El Largo Camino a Casa!» (1969-1970)

    Quinto y último tomo con la mítica etapa del cuarteto dibujada por Jack Kirby.

Tras el bajón de la parte final del cuarto, el presente volumen empieza con otra aventura en el reino de los Inhumanos. Éstos son capturados por un malo malísimo Máximus, que se hace con el trono real, hasta que logran liberarse y desbaratan sus malvados planes. El arco no tiene más, es así de simple. Podría ser perfectamente una aventura en solitario de los Inhumanos porque los 4 Fantásticos ejercen casi de convidados de piedra. Una aventura de puro Lee-Kirby un tanto inocentona. Nada más.

El siguiente arco es mucho mejor. El cuarteto viaja a Latveria, metiéndose directamente en la boca del lobo a sabiendas que serán capturados por Muerte.

Lo más interesante es contemplar la realidad latveriana desde las entrañas. Por primera vez se nos muestra al ficticio país como una tierra donde reina la felicidad y a cuyos habitantes no les falta de nada. Bienestar en realidad fingido, bajo pena máxima en caso de no obedecer al tirano en cualquiera de sus deseos, aunque sean tan caprichosos como mantener una sonrisa de aprobación ante su presencia.

En paralelo, Muerte crea un ejército de robots invencibles con los que pretende conquistar el mundo, pero pierde el control sobre ellos y Latveria acaba medio destruida.

El arco es un Lee-Kirby a muy buen nivel. Con sus ingenuidades, pero emocionante. Lástima que progresivamente se va torciendo merced a algunas salidas facilonas. Por ejemplo, cuando milagrosamente aparece Sue para salvar al cuarteto. Precisamente unas páginas atrás se da inicio a una nueva línea argumental en Nueva York protagonizada por la Chica Invisible, por eso parece todavía más extraño verla personarse en Latveria.

La historia finaliza con el clásico Dr. Muerte intentando aniquilar al quinteto. Con varios tropiezos, cómo cuando nos encontramos con un agente de SHIELD metido con calzador. O ese grotesco final, en el que Muerte se nos revela como un devoto de las obras de arte, incluso pasando por encima de su odio mortal a los Cuatro Fantásticos.

La siguiente historia retoma la trama dejada a medias por la Chica Invisible. Resulta que Sue, buscando una vivienda donde criar al bebé que tuvo con Reed, acaba delante de una extraña estructura abandonada. Lo primero que asombra es que se les pase por la cabeza convertir eso en una vivienda, porque la construcción se ve de lejos que es cualquier cosa menos una casa.

Pero el pasmo no termina ahí porque, pese a percibir que en la misteriosa estructura “se esconde un gran peligro” (Reed Richards dixit) ¡Se trasladan a vivir allí!

Pese al inconcebible inicio la aventura no está nada mal. Resulta que la estructura es parte de un plan maligno del Hombre Topo para dejar ciega a toda la humanidad, en su interminable afán de vengarse de los hombres de la superficie. Espectáculo al más puro estilo Lee-Kirby, con los actuales cinco miembros del grupo, que pierden temporalmente la visión, haciendo frente a un maestro del oscuro mundo subterráneo como es el Hombre Topo. Y un final emotivo.

Pero lo visto hasta ahora en el presente tomo es poco al lado de la siguiente saga, tan disparatada como divertida. Un Skrull, de profesión esclavista, viaja a la tierra para llevarse a la Cosa, a quien va a vender al mejor postor como competidor en unos Juegos que se organizan en la Galaxia Skrull.

Lo más chocante es el planeta a que es destinado la Cosa, llamado Kral, que resulta ser un calco de los Estados Unidos de la ley seca. Su estética tiene su origen en los años 30, cuando unos Skrull raptaron a un conocido gángster de la Tierra y se lo llevaron a Kral. Fascinados por la forma de vivir de la américa de entonces, decidieron copiar absolutamente todo: trajes, vehículos, mafias, lenguaje… hasta uno de los gángsters más poderosos, llamado Napoleon G. Robberson, es la viva imagen de un mítico actor gangsteril de similar apellido.

El combate final de los Juegos lleva a La Cosa a luchar contra el alien robot Torgo, que hace su primera aparición en el Universo Marvel. Al tiempo que Reed, Johnny y Crystal logran viajar a Kral para rescatar a su compañero.

Además de muy entretenida, la saga es un deleite visual por parte de Kirby.

Un descanso para las largas sagas.

Llega el momento de presentar otro personaje brillante e importante en la futura historia Marvel, Agatha Harkness, una anciana bruja que hará de cuidadora de Franklin Richards, el bebé, que por fin tiene nombre.

El número no es más que una excusa para mostrar las habilidades de Agatha Harkness, donde ella solita logra deshacerse de unos Cuatro Terribles que acaban haciendo el ridículo. Más cuando creían haber reincorporado a Medusa al grupo, pero ésta en realidad lo hacía para ayudar a los 4 Fantásticos.

A continuación, es el turno de algunas historias mucho más discretas. Primero contra un tipo llamado Monóculo y luego contra el Pensador Loco y sus androides réplicas de los miembros del cuarteto.

Para, todo seguido, encontrarnos con otros dos números unitarios, pero en este caso bastante más atractivos.

Primero una pequeña historia titulada “El Monstruo de la Laguna Perdida”, con la que no puedo evitar acordarme del clásico film de Jack Arnold “El Monstruo de la Laguna Negra”. Una historia modesta de misterio y fantasía, que guarda el espíritu de los relatos cortos de los 50.

La segunda historia es incluso mejor. Lee y Kirby insertan en el Universo Marvel ni más ni menos que la llegada del hombre a la Luna, y nos cuentan como los Cuatro Fantásticos contribuyen decisivamente en el histórico acontecimiento, al desbaratar los planes de los Kree de impedir que Armstrong and co. desembarquen en el satélite. Ya sólo por el trabajo de Kirby no podemos dejar pasar esta historia.

Los últimos números de la larga etapa dibujada por Jack Kirby creo que están entre los más flojos de toda la trayectoria. La repetición de ideas por parte de Stan Lee en estos años empieza a ser demasiado recurrente.

El viaje de la Antorcha Humana al refugio de los Inhumanos nos trae de vuelta un clásico de estos años: la impulsividad de uno de sus protagonistas, en el presente caso el pequeño de los Storm, que deriva en pelea absurda. Sin ir más lejos, en la serie de Estela Plateada Stan Lee usa este recurso en varias ocasiones. En este caso sobrepasando la línea que hay entre un malentendido y la actitud de niño malcriado. Al final, la historia en sí parece una excusa para otra sarta de porrazos sin ton ni son.

Y llegamos al número 100 de la colección, el primer número 100 real de la era Marvel. Número conmemorativo que creo que merecía algo mejor a lo que nos ofrecen. La sensación es que la historia que se montan es una excusa para justificar la fea portada, en la que aparecen innumerables personajes a los que se ha enfrentado el cuarteto. Como si de un anual de los que corren por esos años se tratara, dentro tenemos una larga lista de peleas contra clásicos villanos, que en realidad son androides creados por el Amo de las Marionetas con ayuda del Pensador Loco.

Que Stan Lee ha perdido concentración en la serie lo certifica el hecho de que se nos muestre a las réplicas del Amo de las Marionetas como seres mecánicos, androides, para que, unas viñetas más allá, los mismos protagonistas nos hablen de muñecos hechos con arcilla radiactiva.

El número unitario final nos trae otra ocurrencia para dar de comer aparte. La Maggia compra el edificio Baxter con la intención de desahuciar a nuestros héroes y que la organización criminal pueda hacerse con sus secretos científicos. De entrada, a las clarividentes mentes de los mafiosos no se les ocurre otra cosa que enviar una nota de desahucio al cuarteto, firmando como Maggia. Desde luego no son precisamente la Inteligencia Suprema. Por no hablar del giro final, tan innecesario como metido con calzador.

El adiós de Jack Kirby.

Tras tanto número independiente ya tocaba un arco largo.

Ya que antes hablábamos de actitudes impulsivas, qué mejor que echar mano de Namor para coprotagonizar la nueva aventura. En una saga que verá la renuncia de Jack Kirby de la serie y de Marvel, puesto que tras el primer número es sustituido por John Romita.

Creo que la colección necesitaba aire fresco, así que cualquier cambio es bienvenido. Ya sea en el apartado gráfico como en el escrito. Aunque Romita en estos números se ve perjudicado por el entintado de John Verpoorten, que fastidia unas cuantas figuras.

Magneto se las ingenia para manipular la voluntad de Namor y de la Cosa, logrando que estalle la guerra entre Atlantis y los hombres de la superficie. Todo para que el mutante logre hacerse con el control de la flota atlante, y luego invada los Estados Unidos, todo ello con una facilidad asombrosa. Como era previsible, la historia termina en un todos contra Magneto.

Nada nuevo bajo el Sol. Ideas ya vistas anteriormente e ingenuidad, por lo que lo mejor dejarse llevar por la acción al más puro estilo Marvel, pese a que en este caso no pase de correcta.

Una curiosidad como bonus track.

Al final del volumen se incluye el cómic que en un principio iba a ser el número 102 de la colección. Stan Lee decidió guardarlo en un cajón durante unos meses y avanzar el mencionado arco de Namor y Magneto.

La historia acabo apareciendo en el número 108, pero con añadidos de John Romita y John Buscema a los dibujos originales de Jack Kirby.

Así que, lo que aquí podemos leer es la historia original dibujada por Kirby y entintada por Joe Sinnott.

La cosa va de un chiflado que se hace llamar el Megahombre, y lo cierto es que es una buena historia con bastante intriga. Creo que por encima de los números inmediatamente anteriores.

En el siguiente tomo podremos compararla con la versión finalmente editada.

Conclusión.

Si nos atendemos a la primera mitad de este volumen, yo creo que estamos ante una etapa muy recomendable. En especial por el arco en el planeta Kral y, en menor medida, la aventura en Latveria.

Tras esta parte el nivel empieza a bajar, quitando un par de historias hechizantes, mientras que el último tercio no pasa de correctito, siendo generosos.

Enlace a la ficha:

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rockomic

29 Comments

on “Reseñas: Los Cuatro Fantásticos: Omnigold 5: «¡El Largo Camino a Casa!» (1969-1970)
29 Comments on “Reseñas: Los Cuatro Fantásticos: Omnigold 5: «¡El Largo Camino a Casa!» (1969-1970)
  1. Fijo la notificación y aprovecho para comentar que ya casi estoy al día en cuanto a publicación de reseñas acumuladas.
    Dentro de poco el ritmo de publicación coincidirá con el de lectura. Más o menos un tomo por semana. 🙂

  2. Ay, Doc Doom!
    …»Pues, que gloria en la conquista/ del mundo pudiera haber,/ si te costara el vencer/ la indecencia de ser vista?» (Sor Juana Inés de la Cruz).

  3. El planeta Kral IV era un enorme parque temático a nivel planetario inspirado en los EEUU de los años 20s del siglo XX y sus guerras de gangsters (al que los ajetreados skrulls acudían a hacer turismo y olvidar sus duras vidas…y darse al juego y al espectáculo …pan y circo!). Más adelante, durante los Vengadores de Stern (con Byrne dibujando el Annual de los Vengadores y el de los 4F como dos puntos de vista distintos de la misma historia …que acababa con los skrulls sin poderes a causa de un acto terrorista) se nos presentaría también un casino espacial orbital gangsteril skrull en ese sector, ja. Y más recientemente, en los Vengadores USA de Ewing podíamos ver otro planeta del sistema Kral inspirado por los EEUU de los cincuentas, ja. Ay, la pura nostalgia nos traería pronto un planeta temático skrull del sistema Kral basado en los USA de los ochenta, sin duda…de no ser porque Kral ha volado por los aires al ser explotado su sol en el especial previo a la etapa de Ewing al frente de los Guardianes de la Galaxia. Adiós a esos parques temáticos!😈

  4. El monstruo de la Laguna Negra fue el último de los grandes monstruos de la Universal. Una joya mayor de su filmografía del género. Incorporación tardía, pero tuvo todavía su éxito, con un par de secuelas menores. Gustó mucho a la gente del cómic, con un montón de guiños, desde Kirby a Mike Mignola pasando por Art Adams (este hizo la última adaptación que recuerdo al cómic).

  5. Hay también un Marvel Monster inspirado por el personaje de la peli de Jack Arnold. Y finalmente acabó revelándose (ochentas) que Anphibian, el personaje del Escuadrón Supremo inspirado en Aquaman tiene un secretito: un lado mucho más inhumano y anfibio (de aspecto lechoso) que surge cuando se mueve en las profundidades abisales.

  6. Verpoorten fue una pésima elección para entintarlos a Romita, pero tampoco este se sentía nada cómodo (ni seguro) con el encargo, así que en vez de sorprender con su habitual despliegue artístico se dedicó a fusilar composiciones de Kirby sin ningún recato (él mismo lo confiesa, ja). Ahora me voy a ver con un colega el final de The Falcon & The Winter Soldier, pero por la noche te subo un par de comentarios de Romita al respecto, Rockomic.

  7. Sobre la marcha de Kirby: «Me resultó algo traumático. (…) Recuerdo que se supo la noticia, fui a preguntarle a Stan quién iba a encargarse de Los 4 Fantásticos, porque ese era nuestro título principal. De hecho, ya no era la colección más vendida. Creo que Spiderman ya la había sobrepasado por aquel entonces, pero yo consideraba que Los 4 Fantásticos seguía siendo nuestro buque insignia, no consideraba a Spiderman como nuestro título estrella. Pensé que diría: «Vamos a cerrar la serie», porque en mi opinión no había nadie más que pudiera hacerla. Y Stan aseguró: «Vas a hacerla tú.» Yo le contesté: «Te has vuelto loco?! En primer lugar, soy incapaz de hacerlo. Yo no pienso del mismo modo que Kirby. En segundo lugar, quién va a hacer Spiderman?» Él me replicó: «No te preocupes por Spiderman. Ya pondremos a otro para hacerlo. Pero tú vas a dibujar Los 4 Fantásticos.» …Tenía muchas dudas porque creía que íbamos a cerrar la serie: cómo iba a poder continuarla? Así que lo que hice fue rodearme de cómics de Jack Kirby, y copiar de ellos. Volví a intentar, igual que con Spiderman mantener el mismo aspecto visual. Si te fijas en esos cuatro números que dibujé, consistían en planos copiados de Kirby. Sí hay algo de Romita ahí, es porque no pude encontrar un plano de Kirby que poder copiar para la escena que necesitaba. En realidad acabé poniendo un tanto por ciento de mi estilo más elevado de lo que pensaba, pero desde mi punto de vista casi hubiera sido mejor cortar todos los dibujos de Kirby y pegarlos secuencialmente para contar la historia del modo en que quería contarla.» (John Romita).

  8. «Cuando Jack Kirby dejó Capitán América durante mi infancia, me sentí dolido. No me gustaban los nuevos dibujantes y notaba la diferencia. Cada vez que alguien cogía una colección y la cambiaba, yo me sentía estafado.» (John Romita).

  9. Aunque las ventas no se resintieron a causa de la marcha de Kirby: «Creo que las ventas de Los 4 Fantásticos incluso subieron ligeramente.» (John Romita).

  10. Jajaja incrédulo ROMITA, ROMITA ES UN GRANDE ENTRE LOS GRANDES.
    Su SPIDERMAN, es todo en su conjunto una obra maestra.

    En cuanto a los 4 fantasticos, hay que reconocer que en el comienzo de MARVEL eran el grupo que mayor calidad en cuanto a guiones tenían.

    Ni VENGATAS ni PATRULLA X le llegaban a los talones .

    Con los 4 FANTASTICOS me pasa como con SPIDERMAN un tomo tras otro , estos clásicos son una obra maestra .

    👨‍💻🤷‍♂️🤔

    Un saludo a SUSO Y ROCKOMIC, como me gusta leeros.

  11. «En aquellos tiempos no gozábamos de ningún derecho. Cuando Jack Kirby se fue, recortamos su última historia, una historia que había dibujado pero que aún no había sido escrita. Stan quería remozarla por completo, hacer una nueva línea argumental porque creía que Jack había perdido el norte con la historia. Así que recortamos las páginas y modificamos el orden de las viñetas añadiendo nuevas viñetas a la historia.» (John Romita).

  12. Cómo escribió el loco de Canellas Casals (uno de nuestros más delirantes escritores pulp, con experiencia sobrada también en el campo del cómic en nuestra Edad Dorada peninsular): «Si esa es la ley, yo soy un gigante.»

  13. «(…)Incluso tuve que cargar con las consecuencias de tener que modificar las páginas de otros dibujantes, especialmente Barry Smith. Barry estaba en lo cierto. Éramos crueles: cortabamos partes de los dibujos de otros artistas y les poníamos mis caras. En la portada del número 1 de Conan el Bárbaro yo modifiqué el rostro de la chica(…)» (John Romita).

  14. Aunque al principio Romita no tenía tan buena opinión de Barry Smith. En los comienzos en Marvel del inglés pensaba que el joven melenudo solo valúa para hacer bonitos pin ups. Las ilustraciones ya le quedaban bien, pero pensaba que como autor de comic-books no tenía ningún futuro (ni la visión de futuro ni la comercial acompañaban a John, ja), fallaba mucho en proporciones, perspectiva y narrativa, llevaba muy mal las críticas y era reticente a cambiar su estilo (copiaba mucho a Kirby…pero no especialmente bien… además, decía que no lo hacía, ja, y era evidente que sí, pero sin el dinamismo de Kirby) y vicios. No era precisamente Steranko (con Steranko no se llevaba bien, Lee sí, pese a las broncas épicas que tenían ambos en la oficina de Lee …Lee incluso llegó a despedirlo un par de veces en esas reuniones durante la etapa de Agente de SHIELD, pero Steranko era muy bueno, aunque no aceptase directrices y armase bronca cada vez que se le retocaba algo…no sin razón, pues no era por cuestiones de calidad, sino por la política editorial y/o de imagen marcada por el Editor en Jefe y su Director Artístico, así como por cuestiones de censura, internas y a causa del Comics Code, probablemente por lo que Steranko finalmente se largó demasiado pronto, pues estaba hasta los mismísimos de que se le censurase…y sabía que en los comic-books era algo que le iba a seguir pasando…se pasó a la ilustración y los magazines …y fabulosas novelas gráficas como Red Tide y Outland …pero lo que perdió Marvel …uf). Romita llegó a acudir a Lee y decirle frustrado que no era capaz de hacer nada con el inglés (recordemos que era el encargado de formar a los novatos en el método Marvel…de paso aprovechaba para intentar pulir sus defectos más evidentes para a la larga ahorrarse trabajo, pues le tocaba luego a él, a Don Perlin, su segundo, y sus ayudantes, corregir los defectos más evidentes di no iban demasiado apurados de trabajo), que no sabía qué hacer con él. Lo de DD fue una guerra, pero ahí empezó a adaptarse al método Marvel…y a aceptar las críticas constructivamente y aplicarlas a cambiar y mejorar el resultado (supongo que pilló que se iban a librar de él …ya veis, estuvimos a nada de quedarnos sin Conan de Barry Windsor-Smith también, ja), pese a ser el trabajo un desastre en narrativa y perspectivas.

  15. «(…) Stan (Lee) y Jack (Kirby). Jack no fue menos prolífico ni menos creativo que el primero: si miras lo que hizo desde el número 40 de Los Cuatro Fantásticos hasta el número 90, y lo que estaba haciendo en Thor al mismo tiempo, te puedes dar cuenta de que cada mes hacía algo completamente diferente. Lo que hizo Stan fue decirse: «De acuerdo, voy a ignorar toda esta mierda, esto es lo verdaderamente importante.» Él era capaz de centrarse, de refrenar a Jack, y creo que ese fue el comienzo de su escisión como equipo. Cada vez Jack incluía menos cosas propias. Y hasta cierto punto, la ruptura de mi asociación con John en los X-Men fue bastante similar. Todo equipo creativo llega a un punto en el que tiene que asumir un compromiso: yo tuve que renunciar un poco a lo que quería hacer como guionista, John tuvo que renunciar un poco a lo que quería hacer como dibujante. (…) El problema es cuando llegas a un punto en el que te sientes cada vez menos inclinado a hacerlo, a renunciar a tu creatividad, porque te dices: «Conozco muy bien a estos personajes. Por qué no me escucha ese otro tipo? Por qué han puesto su nombre primero en la serie?» Sé que puede sonar mezquino, pero esas cosas suelen producirse porque los autores sienten un profundo afecto por los personajes, los llegas a amar, llegas a sentir el valor que tiene la serie que estás haciendo. Estás haciendo lo mejor que crees que eres capaz de hacer, te has quedado prendado de tu trabajo, quieres reflejar mejor tu contribución en la serie y no quieres ver que tu creación ha tomado una dirección que se te antoja errónea. Llega el momento en el que ya no puedes seguir haciendo la serie, y es entonces cuando surge la ruptura.» (Chris Claremont, 1985, Speakesy #54).

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