Volar hacia las tinieblas: el día después de «Spider-Man: No Way Home» (sin spoilers)

Llegados al final del acuerdo inicial de Marvel Studios y Sony con la conclusión de la primera trilogía arácnida en el Universo Cinemático Marvel, la principal obligación de Spider-Man: No Way Home era completar la construcción de un personaje todavía en progreso. El reclamo del Spiderverso podía parecer demasiado precipitado, cuando no una puerta de salida, pero Spider-Man: Un nuevo Universo ya lo había ensayado como una suerte de retrato “cubista» de lo que significa ser Spiderman. Mientras que Vengadores: Endgame había demostrado cómo acumular el clímax de múltiples películas en una, sin caer en la saturación de Spiderman 3. Una doble apuesta que No Way Home eleva a través del tiempo, apoyándose en la misma nostalgia de la que irónicamente había renegado desde su mismo planteamiento. A riesgo de ensombrecer su presente en lugar de elevarlo, y diluir su actual trilogía doméstica en lugar de culminarla. Con las expectativas pero también el lastre de una promoción especulativa hasta forzar el límite entre las revelaciones y las filtraciones, y el reto de poner el fan service al servicio de Spiderman.

El primer acto resulta con todo imprevistamente intimista, a fin de anclar sólidamente a su protagonista. Y después, los mismos visitantes multiversales son realmente efectivos a la hora de poner al día a las distintas generaciones de espectadores. Pero el aluvión de referencias a las anteriores entregas es tal, que inevitablemente abrumará al espectador que aterrice de nuevas en el evento, en la misma medida en que premiará el bagaje del más veterano. Bienvenido a las Crisis en las Tierras Arácnidas. Y sin embargo, la arquitectura interna de la actual trilogia de Jon Watts es mucho más comiquera de lo que aparenta, acumulando más homenajes directos a las viñetas, y sobre todo interiorizándolos más orgánicamente que sus predecesoras. Y en ese sentido, es muy injusto que tantos auto renombrados lectores reivindiquen la supuesta mayor fidelidad de Sam Raimi, tan sólo porque además seamos lo suficientemente mayores para que perdonáramos a nuestro primer Spiderman cinematográfico su excesivo apego al referente fílmico de Superman, así como que la firma del director se impusiera progresivamente sobre sus propios personajes, y su incapacidad para concebir sus tres entregas como una verdadera saga. Del mismo modo que el reinicio de Marc Webb se ciñó casi exclusivamente al universo Ultimate para separarse de aquel, añadiéndole un trasfondo tan anecdótico como la conspiración de Gustav Fiers, procedente de unos olvidadísimos libros de bolsillo licenciados por Berkley Boulevard (que “Civil War II: Kingpin” recuperaría para los cómics, posteriormente a la propia saga cinematográfica).

Independientemente de los méritos de ambas sagas, y el cariño que les tengamos, cada vez que el Spiderman de Tobey Maguire rescataba a Mary Jane renunciaba a su traumático crecimiento, porque tenía casi más de Liz y de Gwen. Y cuando por fin el Spiderman de Andrew Garfield perdió a su Gwen, le faltaba una Mary Jane que decidiera quedarse a su lado, y le sobraba el fantasma de sus padres arrastrándole al pasado. El gran triunfo de Spider-Man: No Way Home ha sido dejar de darles la espalda para mirar por fin al futuro desde aquellos. Una losa similar a la del arquetipo de la antigua serie de Bill Bixby y Lou Ferrigno para Hulk, que en algún momento también confundimos con el cómic y de la que tampoco éramos conscientes hasta que nos liberamos de ella. Porque Spiderman no se había ovidado de balancearse por el centro de Manhattan con la llegada de la producción creativa de Marvel Studios, ni se alejaba más con cada nuevo cibertraje de los colores del cómic: tenía que ganárselos.

Queda por desentrañar el culebrón de la trastienda: si Kevin Feige lleva montando el Multiverso desde que se repartió a Wanda y Pietro con Fox, o desde que Andrew Garfield se dio cuenta de que no iba a ser Vengador. Y hasta qué punto iba Amy Pascal en serio  cuando aseguró en plena ruptura con Marvel Studios que ya tenían preestablecida la franquicia arácnida para los próximos «siete u ocho años». O quién jugaba de farol cuando rompieron con el final de Spider-Man: Lejos de casa absolutamente abierto, o cuando empezaron a rodar la presente Spider-Man: No Way Home antes de cerrar su irremplazable reparto. Si Marvel Studios se ha comido el Universo Spiderman de Sony Pictures en una partida de ajedrez, o Feige se lo ha repartido con su otrora mentor, Avi Arad. Porque la mina de oro es de Sony, pero quien tiene la pala es definitivamente Marvel Studios. Y porque Disney tal vez no estuviera dispuesta a pagar lo que valía Spiderman, pero esperar a que se devaluara sólo hubiera dañado a Marvel.

Improvisados o no, los puntos de corte del descubrimiento de la identidad por May al final de Homecoming y el desenmascaramiento público de “Civil War” al final de Lejos de casa, encajan con una lectura en profundidad la etapa de Joe Michael Straczinsky. Y conducen a un desenlace, con dichas revelaciones en su centro, que no sólo se ha atrevido a adaptar el Mefistazo en toda su extensión, desde el punto de no retorno de “De vuelta al negro”, al desgarro de “Un día más”, y el cierre de “Un momento en el tiempo”; sino que ha arreglado lo que dejaron pendiente los desencuentros de Joe Quesada y Strazcinsy en aquella historia. Pero que aún así es posiblemente el arco de mayor madurez de toda su trayectoria en el cómic. Cuando paradójicamente el segundo reinicio conematográfico apostó por regresar al instituto y llevamos estos cinco años discutiendo si el Spiderman Cinemático es un sidekick de Tony Stark. Lo verdaderamente importante es que ambos fueran huérfanos, y que no sólo Peter buscaba un padre, sino que Tony perdió a un hijo en Infinity War, que no habría funcioando igual con un Spiderman más desarrollado como el de Andrew Garfield. Pero ya buscó más bien a un hermano mayor en Misterio, y ahora le toca al Doctor Extraño despedirse definitivamente del superhéroe becario. Si Spiderman va a ser el rostro a la próxima generación de héroes, debe madurar, y para él eso implica enfrentarse a la pérdida y a la balanza moral entre la venganza y el sacrificio. La hora de la responsabilidad, y del reencuentro entre lectores y espectadores, para derribar por fin el muro contra el que se habían estrellado los anteriores Spidemanes. Y asomarnos a “Un nuevo día” que después de ocho películas en el cómputo de Sony y seis en el del Universo Cinemático Marvel, se vuelve a sentir como un nuevo comienzo.

Iñigo de Prada

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Jata y Promethea

One Comment

on “Volar hacia las tinieblas: el día después de «Spider-Man: No Way Home» (sin spoilers)
One Comment on “Volar hacia las tinieblas: el día después de «Spider-Man: No Way Home» (sin spoilers)
  1. Pues ya tenemos aquí el Spiderverso….que disfrute, que maravilla…..no quiero hacer spoilers, pero es para verla…..emoción garantizada…..grandes OCK y el DUENDE….no digo más…..

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