Reseñas: Biblioteca Marvel 103: Iron Man 8 (1968)

Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.

En el anterior volumen de esta colección vivíamos un relevo en el equipo de autores. Archie Goodwin sustituía a Stan Lee en los guiones mientras que Johnny Craig hacía lo propio con Gene Colan al dibujo.

En el caso de Craig, su estancia en la colección es de lo más fugaz, al menos en lo referente al dibujo a lápiz. En este sentido, tan sólo continúa en los dos números que abren el tomo que nos ocupa, pasando en el tercero a entintar los lápices de George Tuska, el afortunado en quien recae el premio gordo del apartado gráfico. Tuska se quedará una larga temporada como dibujante estable de Iron Man.

Números más bien discretos, los del tándem Goodwin-Craig. En primer lugar, Tony Stark las pasa canutas cuando su armadura se descarga casi por completo, hasta que Happy vuelve a transformarse en su alter ego monstruoso, el Freak, justo cuanto trataba de salvar la vida de Stark. Luego está un episodio en el que regresa el Unicornio ataviado con nuevos poderes.

Por lo menos el estilo de Johnny Craig creo que se adapta muy bien a la acción superheroica.

En el apartado de personajes de apoyo, si en el anterior volumen entraban en nómina Jasper Sitwell y Janice Cord, en el inicio de este nuevo tomo tenemos el fugaz regreso de la pareja Happy Hogan y Pepper Potts.

Ya con Tuska al dibujo a lápiz, nos encontramos con algunos números resultones. Entre ellos uno asentado en el clásico argumento de matar a alguien del pasado para salvar el futuro, en este caso con el propio Tony Stark como objetivo. Números que dan paso a algo más interesante.

Poco a poco se va urdiendo una trama en la que la Maggia pretende apoderarse del armamento de nuestro protagonista. Lo más atractivo del nuevo ciclo argumental recae en la figura de la nueva líder de la organización, Whitney Frost, que pronto resultará ser una pieza esencial en la vida del multimillonario protagonista. Frost se estrena como una villana más, bajo el primerizo nombre de Gran M, pero pronto acaba aflorando su lado más humano, especialmente en su relación con Jasper Sitwell, el agente de SHIELD. A la Maggia también se une el Gladiador, el enemigo de Daredevil, que literalmente pasaba por allí.

Quizás lo que más chirría de la trama es precisamente el factor emocional. Creo que es un tanto inverosímil que una, supuestamente, malvada y sin escrúpulos líder de una organización criminal, a las primeras de cambio acabe prendada de uno de sus antagonistas y descubra que tiene humanidad. Al final de la saga lo intentan arreglar mediante una rocambolesca historia de origen de Whitney, una mujer de atormentado pasado y de obediencia ineludible a su padre, que resulta ser el Conde Nefaria.

En este punto, la colección ha dado un vuelco total, por lo menos en cuanto a personajes secundarios. De Pepper y Happy hemos pasado a Janice Cord, Jasper Sitwell e incluso Whitney Frost.

Se opta por una suerte de relatos costumbristas en base a los personajes secundarios y sus relaciones, pero francamente bastante previsible todo. Se adivina el romance entre Stark y Janice Cord, con los pertinentes malentendidos y posterior aclaración que llevan al trillado tira y afloja en la presumible relación. Por su parte, a Whitney Frost se la ve venir de lejos.

Conclusión.

Esta nueva entrega de la Biblioteca Marvel de Iron Man está por debajo del volumen precedente, quedándose en lo correcto. Es a partir del siguiente tomo cuando disfrutaremos de lo mejor de la etapa Goodwin.

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rockomic

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