Reseñas: Biblioteca Marvel 107: Nick Furia, Agente de SHIELD 6 (1969-1970)

Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.

Abordamos, finalmente, el volumen que cierra de forma definitiva la Biblioteca Marvel dedicada a Nick Furia y SHIELD.

Al final de la anterior entrega veíamos la entrada a los guiones de Gary Friedrich. Un Friedrich que daba entrada al Aborrecedor como nuevo antagonista de SHIELD, en lo que era el inicio de un ciclo argumental que tiene continuidad en el tomo que nos ocupa.

Si, tras la marcha de Jim Steranko, en la anterior entrega constatábamos la caída en la calidad de las historias, tanto a nivel escrito como gráfico, aquí certificamos que la entrada de Gary Friedrich no sirve para mejorar las cosas.

Siguen las historias autoconclusivas, algunas sin apenas desarrollo, en las que el bueno de Friedrich recupera al Aborrecedor con intención de convertirlo en la amenaza permanente para Furia. Un Aborrecedor que no es otro que Adolf Hitler encapuchado. O un clon del mismo. U otro clon diferente al presentado en la serie de los 4 Fantásticos… El caso es que, lo que en aquella lejana presentación parecía un efecto sorpresa sin trazos de darle continuidad, Friedrich lo convierte en norma de manera torpe, quitándole así el carácter excepcional que pudiera tener.

Una de las tramas es de auténtica risa. Resulta que un anticuado Nick Furia acude a regañadientes, acompañando a su chica, a un concierto de rock a la última. Situación que aprovecha el Aborrecedor para lanzar su rayo de odio hacia los componentes del grupo. Y como todos sabemos que los jóvenes odian a los adultos pues eso, que los músicos intentarán matar al único maduro de la sala. O por lo menos ése es el razonamiento al que llega el amigo Friedrich.

El apartado gráfico sigue a manos de Frank Springer hasta que, en el último tramo, coge el relevo Herb Trimpe. Pero antes, nos encontramos con un único episodio guionizado por Steve Parkhouse y dibujado por Barry Smith.

Un tramo final de la colección que recupera al fin los desarrollos argumentales de varios números. En un principio, resulta interesante lo que nos cuentan Steve Parkhouse y Gary Friedrich, pero acaba resultando muy confuso y difícilmente descifrable. Por un momento, he llegado a deducir que todo lo acaecido en los números 12 y 13, el número en que Nick es un fugitivo de la justicia y el del Superpatriota, no eran más que imaginaciones de Furia observadas por el doctor Kraus y los agentes de S.H.I.E.L.D. a través del Psicoproyector.

Especialmente el número 14 está bastante mal explicado. Se supone que Furia ve su rostro al quitarle la máscara al Superpatriota producto de sus miedos, pero no nos cuentan qué rostro tiene el personaje realmente, si es que tiene otro.

Total, para al final encontrarnos con el recurso fácil de que Hydra está detrás de todo.

Al menos, la labor narrativa de Barry Smith y Herb Trimpe es efectiva, aunque sus acabados son toscos en ambos casos.

En el último número de la serie, un episodio que va por libre respecto a los anteriores, nos encontramos ni más ni menos que con el asesinato de Nick Furia. El autor es un tal Bullseye, que parece que no tiene nada que ver con el personaje que haría fortuna en Daredevil, pero que es claramente un embrión del mismo.

Y así, la serie es cancelada en su número 15, dejándonos con el cadáver de su protagonista encima de la mesa.

Tan sólo tendrían que pasar dos meses para que Roy Thomas revocara la decisión de matar a Furia. Sería en las páginas de los Vengadores, en un episodio que sirve de colofón al título de Nick Fury.

Un número en el que se reanuda el hilo referente a Escorpio y que, sobre todo, adquiere relevancia por significar la presentación de la banda del Zodiaco. Para sorpresa de propios y extraños y para poner todavía más confusión al embrollo de los últimos números, Escorpio resulta ser Nick Furia disfrazado. Un Nick Furia del que no obtenemos ninguna explicación de por qué sigue vivo.

Por si fuera poco, y como enésimo pegote, Furia confiesa la identidad real de Escorpio, identidad que resulta que conocía desde el último número de Steranko.

El tomo cierra con la inclusión de tres historietas extraídas de la colección satírica Not Brand Echh.

Conclusión.

Triste final para la colección con la que nos entretuvieron el tándem Lee-Kirby y que hizo grande a Jim Steranko.

No creo que nada en esta serie de episodios recopilados aquí sea merecedor ni de un mísero aprobado.

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