Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.
Turno para el tomo número 13 de la Biblioteca Marvel de Spiderman.
Sigue la gloriosa etapa guionizada por Stan Lee y dibujada por John Romita, si bien estamos en el pequeño tramo de la colección en el que Don Heck dibuja sobre los bocetos de Romita. Dibujo, el de Heck, que francamente apenas afecta a los preciosos trazos de Romita. El entintador sigue siendo Mike Esposito.
Como es parte esencial de esta colección, a la par que se van sucediendo los enfrentamientos de Spiderman con la troupe de villanos, Peter se tiene que enfrentar en su día a día a la no menos problemática vida real. Tejiendo subtramas de diferente índole hasta que acaban soltando todo su jugo en el momento propicio.
En este sentido tenemos a Norman Osborn que, número a número, comprobamos como su yo psicótico va renaciendo, hacia la inevitable consecuencia del regreso de su alter ego.
Otro buen ejemplo lo tenemos en la saga del Lavacerebros, que no es otro que Kingpin, que logra hacerse con la voluntad del Capitán Stacy haciendo uso de una máquina. A consecuencia de ello, nuestro protagonista se ve obligado a incriminar al Capitán Stacy con sus fotos. Razón por la cual Gwen decide romper con Peter, que inevitablemente se viene abajo.
Por si fuera poco, Gwen y su padre están a punto de perecer bajo una lluvia de plomo fundido, antes de ser salvados por nuestro amistoso vecino en un emocionante número que pone colofón a esta fantástica saga.
No todo iban a ser malas noticias para Parker. El propio Capitán Stacy acaba confirmándose como el principal defensor de Spiderman, con el permiso de Joe Robertson. Curiosamente entre ellos dos surge una interesante amistad originada en torno a la figura de Spiderman. Estos dos estupendos secundarios creen firmemente en la bondad del trepamuros e incluso sospechan que conocen a su alter ego.
Resulta un placer encontrarnos con algunas réplicas punzantes que, en diferentes partes del tomo, Stacy y Robbie dedican a un desbocado Jameson. Un JJJ por quien sienten cierta compasión por ser como es, pero al mismo tiempo no pueden evitar sufrir hartazgo de sus berrinches.
Jameson, por cierto, está en su salsa a lo largo de esta etapa, más insoportable que nunca, cosa que agradecemos los lectores ante tan enorme personaje.
Kingpin monopoliza buena parte de este tomo gracias a la comentada línea argumental de tres números en la que ejerce de antagonista. El otro número de la colección mensual incluido es menor, pero también interesante. La Inhumana Medusa es la oponente del Lanzarredes para la ocasión.
El tomo incluye también el anual número 5 de la colección. Un especial en el que no participa John Romita, sino que es el hermano de Stan Lee, Larry Lieber, quien se ocupa del dibujo. Un bonito número con inicio conmovedor y desarrollo atractivo en el que Peter descubre al fin qué ocurrió con sus padres, Richard y Mary Parker. Larry Lieber no lo hace nada mal, esta vez.
Conclusión.
Otro capítulo que no puede faltar en la trayectoria de Spiderman en, ésta, la etapa más gloriosa de su historia.
Enlace a la ficha:
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