Reseñas: Power Pack: La Colección Completa: Vol. 1 (1984-1985)

Power Pack podríamos decir que fue una colección a contracorriente de lo que se llevaba en la época. En un mundillo, el del cómic superheroico, que llevaba años tendiendo hacia las historias de carácter más adulto, a menudo oscuras y violentas, la nueva apuesta de Marvel nos propone ni más ni menos que una serie de aventuras protagonizadas por un grupo de niños.

En este sentido, a lo más que había llegado la editorial hasta el momento era una colección protagonizada por adolescentes, los Nuevos Mutantes, pero aquí Marvel decide subir la apuesta con un supergrupo en el que las edades de sus integrantes se sitúan entre los 12 y los 5 años. Power Pack es, pues, una mirada hacia el pasado, un intento de recuperar parte de la inocencia y de la sencillez que mandaba en los años setenta o incluso antes.

La encargada de dar forma al nuevo artefacto no es otra que Louise Simonson, por aquel entonces editora de Marvel. La esposa de Walt Simonson realiza así su primer trabajo como guionista de cómics, dejando definitivamente atrás su ocupación como directiva.

Para las labores gráficas, Simonson invita a trabajar en la serie a June Brigman, una joven dibujante también con apenas experiencia en el medio. Brigman se mantiene como artista estable durante buena parte de la etapa recogida en este primer tomo –con la única excepción de un par de números salteados a cargo de Mary Wilshire y Mark Badger–, realizando un trabajo bastante correcto. El entintado, por su parte, recae en el eficiente Bob Wiacek.

El primer número de la colección es un episodio de origen de manual. Un número doble, para más señas, en el que Simonson crea una franquicia completamente nueva. Evidentemente, somos conscientes de que estamos en el Universo Marvel, pero todos los personajes son de nueva creación. En este sentido, algo así como es el caso de Rom, por poner un ejemplo.

La guionista nos cuenta la llegada a la Tierra de dos razas alienígenas, los kymellianos, los buenos, y los snarks, los malos. Unos y otros se presentan en nuestro planeta atraídas por el descubrimiento llevado a cabo por James Power, un humilde científico padre de familia que ha sido capaz de descubrir la forma de convertir la materia en antimateria. Para ello, Power ha construido un armatoste, el convertidor, que en caso de caer en malas manos podría usarse como el arma de guerra más devastadora conocida. Los snarks, precisamente, planean hacerse con el convertidor de acuerdo con su particular condición de raza destructiva, mientras los kymellianos pretenden proteger a la Tierra enviando una nave tripulada por uno de sus guerreros.

La cosa empieza a tomar forma definitiva cuando los cuatro hijos del matrimonio formado por James y Margaret Power entran en contacto con el kymelliano. El alienígena se presenta con el apelativo de Blanqui y confiesa a los críos la admiración que su pueblo profesa a la humanidad por su riqueza cultural, especialmente la literatura. El caso es que Blanqui, herido de muerte, propone a los críos transmitirles sus numerosos poderes para que defiendan a los suyos del ataque de los snarks. De este modo nacen Power Pack, un supergrupo infantil constituido por Alex, Julie, Jack y Katie Power, que a partir de este momento también adoptan los nombres superheroicos G, Rayo Iris, Amo de la Masa y Energizadora, de acuerdo con los poderes recibidos. Con ellos se queda Viernes, la intelinave del kymelliano, bautizada con ese nombre en obvia referencia a la famosa novela de Daniel Dafoe. Viernes, que es prácticamente un ser vivo capaz de razonar e interactuar con cualquier otro ser inteligente, proporciona a los cuatro infantes unos uniformes de su creación resistentes y adaptables a cada uno de sus poderes.

Nada especialmente original, pero creo que con el suficiente gancho como para animarnos a continuar leyendo.

No es que una colección protagonizada por niños sea precisamente la idea más atractiva que nos podamos encontrar, por lo menos en mi caso, pero tampoco podemos hablar de Power Pack como de una serie de aventuras dirigidas al público infantil, porque no se trata de eso. Ésta es una colección como cualquier otra del Universo Marvel, con diálogos tan maduros como decenas de ejemplos de títulos protagonizados por personajes adultos, pero con la particularidad de estar protagonizada por niños. De hecho, podríamos decir que, quitando a la pequeña Katie, los protagonistas piensan y toman decisiones como si fueran adultos, de otro modo sus aventuras hubieran sido de difícil digestión por el público adulto.

La trama iniciada en el primer número se alarga en los tres siguiente, dando lugar a un primer ciclo argumental cerrado. Power Pack van al rescate de sus padres, secuestrados por los snarks, al tiempo que tratan de impedir que nadie se apodere del convertidor. Aquí entra un nuevo villano (que no supervillano) en la figura de Douglas Carmody, el jefe de James Power, que pretende hacerse de oro vendiendo el invento de éste como arma de guerra.

Las personalidades de los cuatro niños ya empiezan a tomar cuerpo en esta primera saga. El mayor, Alex, es un cerebrito capaz de entender a la perfección las propiedades físicas y químicas de los poderes de todos ellos, además del lógico líder. Julie es la cultureta del grupo y la que pone el juicio. Jack es el gruñón y rebelde, pero en realidad mucho más inseguro y acomplejado de lo que refleja su actitud. Por último, Katie es una mocosa y llorica, acorde a una niña de su edad, y la más impulsiva por la misma razón. De todos ellos quien quizás obtiene mayor desarrollo en esta primera saga es Jack que, de hecho, acaba siendo quien rescata a sus hermanos de los snarks.

En definitiva, un primer acto correcto y humildemente entretenido.

Bienvenidos al Universo Marvel.

Ya en el segundo arco argumental Simonson sorprende con un notable cambio de rumbo al abandonar la familia Power su lugar de residencia y trabajo, trasladándose a vivir a Nueva York, la zona cero de la actividad del Universo Marvel. Unos padres que, por cierto, ignoran que sus cuatro hijos son ahora superhéroes, un punto que creo que hace más interesante la colección.

El nuevo escenario permite a la guionista la presentación formal de los cuatro pequeños superhéroes a sus homónimos mayores, es decir, la interacción con los principales nombres de la casa. Así, a las primeras de cambio vemos como los chiquillos tienen su primer encuentro con Spiderman en una nueva trama en la que también participan Capa y Puñal. De hecho, el papel de Spiderman es más decorativo que otra cosa, siendo Capa y Puñal los verdaderos invitados implicados en la historia. Los otros ingredientes de la trama son el Hombre Dragón, el clásico androide, y su creador Gregson Gilbert, así como el mafioso responsable de experimentar y transformar a Capa y Puñal en lo que son.

Una buena historia que tiene como parte más interesante el contraste entre las personalidades de Power Pack y las de Capa y Puñal, así como la creciente complicidad entre ellos. Una historia en la que también notamos un avance en el desarrollo de los protagonistas, que ahora son más reconocibles como niños. Además de actuar divididos, los niños por un lado y las niñas por el otro, las meteduras de pata y la impulsividad son buenos signos de inexperiencia infantil. Unos hermanos que, además, también vemos por primera vez cómo acuden a la escuela y se relacionan con sus compañeros de clase.

A partir de este punto, y en lo que resta de volumen, June Brigman alterna su puesto con Brent Anderson, uno de los grandes dibujantes de esos años, que se ocupa de ilustrar varios números salteados. Sin embargo, Brigman ha ido de menos a más y no se puede decir que desentone demasiado al lado de Anderson.

En el siguiente arco argumental Louise Simonson sigue echando mano de héroes invitados. Esta vez el turno es para Marrina, la integrante anfibia de Alpha Flight, en una aventura submarina espléndidamente dibujada por Brent Anderson. Nuestro supergrupo infantil, a bordo de su fiel intelinave Viernes, debe ayudar a Marrina a pararle los pies a Ojos de Serpiente, una serpiente marina alienígena que no es de nueva creación, puesto que ya hizo su aparición en un anual de Marvel Team-Up en el que Alpha Flight eran las estrellas invitadas.

Simonson sube la apuesta en el siguiente ciclo argumental introduciendo a sus niños en el universo mutante desarrollado por Chris Claremont, en una historia que se resuelve precisamente en un número de la Patrulla-X. Empieza con una aventura, tan extraña como emocionante, en la red de alcantarillado bajo la ciudad. Tras hacer frente a los peligros cocodrilos que, al parecer, habitan las cloacas, Power Pack son capturados por otros habitantes de los pestilentes canales subterráneos: los Morlocks. La organizadora del secuestro es Analee, una integrante de estos mutantes proscritos que había visto perder a sus hijitos. Por suerte, Rondador Nocturno y Gatasombra, que estaban de visita, ayudan a los pequeños a escapar. No contentos, los Morlocks vuelven a la carga en un segundo intento en el que la Patrulla-X al completo tiene que mediar en el conflicto con los mutantes marginados liderados por Calisto. En resumen, una notable historia que rezuma humanidad y ternura.

El arco sirve para que Simonson y Brigman nos presenten un buen número de nuevos e interesantes Morlocks, como el caso de la mencionada Analee. El resto reciben los nombres de Bella Durmiente, Ergio, Simio, Brea y Flautista.

A continuación, curiosamente, se incluyen unas pocas páginas de otros títulos en los que Power Pack hacen algún tipo de aparición. No veo qué necesidad había de incluir una sola página del Thor de Walt Simonson por el simple hecho de contener un cameo de Power Pack. Tampoco es que aporte nada a la continuidad la secuencia de varias páginas de un número de los Cuatro Fantásticos de John Byrne, en la que el grupo infantil se aparece en un sueño de Franklin Richards, pero en este caso sí que es cierto que tiene relación con el futuro de la colección.

Este primer volumen cierra con un par de estupendos episodios autoconclusivos que demuestran que Louise Simonson ya tiene las cosas muy claras.

En primer lugar, los cuatro protagonistas acuden, con su abuelo, a un partido de béisbol que promete pasar a la historia si un jugador logra batir el récord de home runs. Sin embargo, la feliz jornada se complica cuando los cuatro niños descubren que el exjugador poseedor del anterior récord va a hacer saltar el estadio por los aires. Un emocionante episodio que también es un regalo para la caracterización de nuestros protagonistas.

Por último, Simonson trae de vuelta a Douglas Carmody, que esta vez se presenta bajo la identidad de uno de los villanos infantiles tradicionales: el Hombre del Saco. Otro divertido episodio en el que vemos cómo los cuatro hermanos se ausentan de sus respectivas clases al encuentro del villano, para luego regresar inventándose cualquier tipo de excusas. Vamos, al más puro estilo Peter Parker.

Conclusión.

Pues finalmente me ha parecido un muy buen tomo, el que incluye esta primera etapa de Power Pack.

Louise Simonson logra que le cojamos cariño a los cuatro chiquillos y que deseemos saber cómo siguen sus aventuras. Una grata sorpresa, en definitiva.

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rockomic
3 comments to “Reseñas: Power Pack: La Colección Completa: Vol. 1 (1984-1985)”
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