Todd McFarlane no es de los que se rinden fácilmente. Su vocación artística llegó con cierto retraso: tenía ya 16 años cuando decidió que quería hacer carrera en el mundo de la historieta. Una vez tuvo claro que ese iba a ser su futuro, empezó a torpedear a editores de diferentes compañías con muestras de sus dibujos. ¡Calcula que debieron de ser más de 700 los paquetes que envió en un periodo de apenas 14 meses!
En total, recibió unas 280 cartas de respuesta, todas de rechazo excepto una… ¡tan sólo esa solitaria misiva mostraba una mínima predisposición a tomarle en cuenta!
Su terca insistencia terminaría por conseguirle un primer trabajo en Coyote # 11 USA, cabecera adscrita a la línea Epic de Marvel. A McFarlane se le encomendó ilustrar una historieta de complemento escrita por Steve Englehart donde se descubría el origen de Slash, el enemigo más mortífero de Coyote. El artista también dibujó los back-ups de los tres números siguientes, todos ellos con la hechicera Scorpio Rose como protagonista. A partir de ahí se le abrieron las puertas de DC Comics, donde pudo asentarse como artista titular de la cabecera Infinity Inc.
Tras su fichaje por La Casa de las Ideas en 1987, su popularidad continuaría subiendo como la espuma, primero con The Incredible Hulk y más adelante con The Amazing Spider-Man. Los reconocimientos se multiplicaron incluso entre colegas de profesión del relieve de John Byrne. Este no dudó en destacarlo como uno de los jóvenes talentos más prometedores del panorama USA. No obstante, dicha valoración positiva pronto dejó paso a agrios reproches coincidiendo con el lanzamiento de Image Comics, que McFarlane abanderó junto a otras estrellas marvelianas.
A Byrne le costaba entender la actitud de McFarlane, tan propensa a meterse en toda clase de charcos. Y no se mordía la lengua al respecto. Lo etiquetaba como l’enfant terrible de los comic books en los noventa: “Nadie podría sentirse orgulloso de ser tan idiota, así que no puede ser real. Pero… ¿quién sabe? Busca provocar, pero lo hace por las razones equivocadas. Son, simplemente, estúpidas”.
Huelga decir que las broncas de McFarlane que tuvieron mayor eco mediático fueron las que mantuvo con el recientemente desaparecido Peter David, su guionista en The Incredible Hulk y redactor de la columna “But I digress” para el semanario The Comics Buyer’s Guide. ¡De esa controversia tal vez nos ocupemos en alguna otra ocasión!
Señalábamos el mes pasado que Byrne soñaba de niño con poder dibujar la serie del Hombre de Hierro. También Howard Chaykin explicitaría públicamente su predilección por el vengador dorado. Más aún, afirmó en una entrevista que era el único superhéroe de Marvel cuya cabecera podría interesarle.
Antes procedería a retirar todo el lastre que el personaje había ido acumulando con el paso de las décadas. Su intención era que esa “limpieza” le permitiera empezar desde cero. La historia que quería contar era la de un tipo que vive dentro de una máquina y él es el motor. En esencia, le apetecía jugar con esa premisa.
Lamentablemente, su propuesta no pasó de una mera declaración de intenciones. Por aquellas fechas, Chaykin trataba de establecerse en Hollywood y tenía otras prioridades, entre ellas sacar adelante la adaptación cinematográfica de su polémico Black Kiss. Además, albergaba serias dudas de que fuera a encontrar receptividad en Marvel. A juzgar por sus palabras, no parecía demasiado ilusionado con la línea editorial que habían marcado Tom DeFalco y Mark Gruenwald: “Cada vez que veo esos tebeos suyos, me parecen reediciones.”
Tendrían que transcurrir dos décadas para que a Chaykin le brindaran la oportunidad de estrenarse con el personaje. Así, en 2010, contaron con él para la antología The Indomitable Iron Man Black and White #1 USA. La contribución de Chaykin en este número unitario se limitaba a una historia corta de once páginas, asumiendo la autoría de texto y dibujos.
Al cabo de un año, repitió como artista en un episodio de ocho páginas incluido como complemento en The Invincible Iron Man #503 USA. El guion de este comic, televisivamente titulado “How I Met Your Mother”, lo firmaba Matt Fraction y relataba el primer encuentro de los padres de Tony Stark, Howard y María.
Ya en 2013, Chaykin se comprometió a escribir la novela gráfica Iron Man: Season One, delegando en Gerald Parel la parcela gráfica de la misma. Como seguramente sabéis, este libro se integraba en un proyecto más amplio que buscaba captar adeptos entre la legión de seguidores de las películas producidas por Marvel Studios. Cada volumen tenía como objetivo presentar una versión modernizada del origen del personaje de que se tratase.
Contempladas en su conjunto, estas tentativas vienen a ser como destellos fugaces de lo que podría haber sido y no fue. ¡Nunca sabremos lo que habría sido capaz de hacer Chaykin con el personaje si le hubieran concedido el margen de maniobra necesario para desarrollar su peculiar creatividad!
Recordemos que uno de sus grandes éxitos comerciales fue American Flagg, la serie que alumbró para First Comics. Este desaparecido sello independiente cimentó su prestigio en los ochenta con títulos emblemáticos como Jon Sable, Nexus, Badger o Dreadstar. En su última etapa adquirieron los derechos de publicación de la línea Classics Illustrated gracias a su alianza con el grupo Berkley Publishing. Ello les daría vía libre para producir nuevas adaptaciones literarias, recurriendo a los servicios de Mike Ploog, P. Craig Russell, Bill Sienkiewicz, Kyle Baker y otros reputados creadores.
Sin embargo, todo se fue al traste a raíz del cese de actividades de First Comics en 1991. El cierre provocó que se cancelara el especial que iba a plasmar en viñetas el Julio César de William Shakespeare… ¡First había contratado nada menos que a George Pérez para su realización! La ilustración que veis muestra un bosquejo de lo que debería haber sido la cubierta del volumen.
Posteriormente se efectuaron gestiones para reflotar la línea con la entrada en escena de una empresa denominada Classics International Entertainment (CIE). Esta firma puso al frente como director a Mike Gold, veterano curtido tanto en First como en DC. Además de contactar con George Pérez a fin de desencallar el comic de Julio César, mi tocayo Mike recabó el concurso de otros ilustres veteranos como Curt Swan, Dan Spiegle o Gray Morrow mientras perfilaba los contenidos de los próximos números de la colección. Por desgracia, dicha iniciativa también se malogró sin que ninguna de las adaptaciones previstas pudiera materializarse.
Pese a los contratiempos, Pérez aún hizo un último intento por seguir adelante con un enfoque diferente en clave de ciencia ficción. Para esta última vuelta de tuerca, lo que se plantaba era ilustrar un portafolio de Julio César que trasladaría al emperador romano al espacio exterior y lo haría interactuar con alienígenas: Veni, vidi, vici… in orbium caelestium finibus!
Tampoco de esto salió nada. Otros encargos en la apretada agenda del artista resultaron determinantes para que fuera perdiendo interés y renunciara a completar el portafolio, aunque damos fe de que existen dos láminas acabadas… ¡Es todo lo que nos queda de aquel extravagante Julio César galáctico!
Miguel G. Saavedra
Otro proyecto de Pérez que quedó inconcluso habría presentado un crossover de Sojourn y Lady Death, aprovechando que la versión medieval de esta última había pasado a engrosar la parrilla de títulos de CrossGen Comics. El hundimiento de la editorial en 2004 frustró esta serie limitada de dos números que iban a escribir conjuntamente Chuck Dixon y Brian Pulido. Al bueno de George únicamente le fue posible dibujar las dos portadas y cinco páginas interiores. Llamo vuestra atención sobre lo curradisimas que están las páginas a lápiz. Salta a la vista que Pérez se tomó el encargo con la máxima seriedad… ¡La splash page de Arwyn y Gareth es verdaderamente espectacular!
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Dado que el Universo CrossGen ha terminado integrándose en Marvel, bien podriamos reservar una carpeta de nuestro Dossier M para incluir en ella aquel proyectado crossover Sojourn/Lady Death que debía ilustrar George Pérez…
https://www.universomarvel.com/tag/dossier-m/
Gran artículo, Miguel, «comme d’habitude».
Me acuerdo todavía de aquellos números de Infinity Inc. de Zinco de McFarlane (incluso los tengo aún). Pero tampoco voy a mentir, mis números favoritos de la serie siempre fueron los de la saga inicial, «Generaciones».
Una de romanos por George Pérez? Habría estado bien. Pero dado su gusto por las multitudes creo que un Espartaco o La Guerra de las Galias le habría sentado mejor que un Julio César, pero habría estado bien. No tenemos suficientes cómics de George Pérez (o de Mike Ploog, ya puestos).
Pérez nunca tuvo suerte con los cómics de espadas. También Swordquest (para Atari) se quedó inconclusa.