Coleccionable Spider-Man #6: Vida en el pabellón de los perros rabiosos

cspp16Cuando llegamos al final de una colección, como es el caso de este coleccionable, uno siempre tiene sentimientos encontrados. Si la colección se ha extendido a lo largo de muchas entregas, lo normal es sentir cierto alivio, pese a estar mezclado con un poco de pena. Sobre todo si estábamos disfrutando con la lectura de las aventuras de un personaje querido. En este caso concreto, podríamos decir que ni una cosa ni la otra, pero este volumen nos deja un buen sabor de boca, teniendo en cuenta como empezó todo con Todd “Posturitas” McFarlane.

El tomo está dividido en tres partes, las cuales cuentan con tres episodios USA cada una. La primera nos retrotrae a mediados de los años ochenta, cuando Ann Nocenti escribió una historia que se desarrolló en las tres cabeceras protagonizadas por Spiderman en aquella época. Siguiendo la senda oscura que marcara DeMatteis, en el crossover inmediatamente anterior, que enfrentó al personaje a la muerte de manera literal, la autora envuelve su relato de cierta penumbra que queda exagerada por las portadas de Bill Sienkiewicz y su innovador estilo. No obstante, esas ilustraciones que invitan a la locura sirven de antesala a una compleja trama en la que los disfraces pasan a un segundo plano, dando lugar a una historia en la que el drama humano y la denuncia social se presentan como los protagonistas.

Aquellos que hayan leído a Nocenti, sobre todo en la serie de Daredevil, podrán constatar que este tipo de relatos, alejando al género de lo convencional, son una marca característica de la autora. Si bien tenemos presente a nuestro querido Peter Parker, queda relegando a un pequeño papel hasta la fase final, donde debe resurgir el héroe que lleva dentro. Dejando aparcada la violencia habitual, Nocenti se centra en temas tan duros como la estabilidad familiar, dirigiendo los focos hacia una familia que hace lo posible por mantenerse unida, a pesar de las complejas vicisitudes de la vida. De ese modo, vemos la repercusión directa de lo que supone trabajar para alguien como Kingpin, cuando el dinero no permite la felicidad. Precisamente, investigando un simple caso de conciliación familiar es cuando Spiderman se ve atrapado en un centro psiquiátrico, Pleasant Valley, dirigido en la sombra por el poderoso criminal. A partir de ese momento, la historia da un pequeño giro para mostrar las miserias de un colectivo tan incomprendido como los enfermos mentales. A pesar de que gran parte de los internados no son enfermos reales, la autora no desperdicia la oportunidad para utilizar su herramienta más habitual: la denuncia social, ante el maltrato y el abuso de un colectivo hasta límites inhumanos, a través de profesionales que hicieron un juramento hipocrático, el cual parecen haber olvidado. En manos de científicos obsesionados con la ciencia y el conocimiento, tenemos el retrato arquetípico de un científico loco dispuesto a todo para conseguir su objetivo. Además, nos encontramos con interesantes análisis utilizando bases como el superhombre de Nietzsche, añadiendo cierta complejidad a una elaborada trama con diferentes capas de lectura.

28269Desgraciadamente, el aspecto gráfico a cargo de Cindy Martin me parece bastante pobre. Aunque no se puede negar que ese estilo desgarbado encaje más o menos bien en la ambientación de la historia, le resta algo de fuerza y dinamismo a un relato que por su temática tiene un desarrollo lento. El guión y la idea son buenos, el desarrollo un poco pausado, pero la densidad del argumento choca frontalmente con un dibujo algo insípido y carente de energía. A pesar de todo, merece mucho la pena, además de contar con cierto toque de originalidad, aunque no deja de mostrar ciertas similitudes con Arkham y su centro ubicado en Gotham.

La segunda parte del tomo abraza el concepto en toda su amplitud, ya que es una secuela directa de la primera saga. Cinco años después, Nocenti utiliza la colección de Spider-Man para narrar una continuación directa de los hechos ocurridos en el crossover arácnido. Pese a que la manipulación de la psique humana sigue ahí, ya no es el tema central, ni siquiera es algo realmente importante. La autora mantiene su estilo habitual, pero, en esta ocasión, está mucho más cerca del espíritu usual del género. De hecho, incluso tenemos elementos que se han convertido en santo y seña de esta colección: monstruos y acción. No obstante, Nocenti combina muy bien el ritmo frenético de la secuela con las reflexiones típicas a las que somete al lector en sus historias. Por lo tanto, no es de extrañar que tengamos un interesante planteamiento en el que Spiderman se convierte en una especie de maestro superheroico del bienintencionado, aunque algo torpe, Capitán Cero, un viejo amigo de Pleasant Valley.

28271Por otro lado, tenemos por primera vez en esta colección a alguien interesado en desarrollar a los personajes y su entorno. Mary Jane se presenta exultante y sensual, como no podía ser de otra forma, pero también tenemos otras facetas menos denigrantes, ya que se plantea ciertas dudas existenciales, además de buscar solución a la vida de un niño sin techo. Por fin tenemos a esa mujer con carácter, y cerebro, que deja atrás su papel de estereotipo sexual para convertirse en un personaje de verdad. Además, se plantea la posibilidad de un matrimonio con ciertas dificultades, tanto por celos como por los complejos horarios de Peter. Pero, finalmente, la confianza lo es todo, y más si es en uno mismo.

No me gustaría olvidar uno de los conceptos explorados por Noncenti en esta historia: la mentira. Si bien es cierto que nuestro protagonista miente de forma constante por buenos motivos, la autora no duda en analizar ese tipo de actitud esquiva de la verdad, lo que provoca cierta incertidumbre en nuestro amistoso vecino, que debe afrontar un viaje de superación tanto personal como profesional. En definitiva, la confianza es el concepto que sobresale en una secuela que, estando un escalón por debajo de su antecesora, se mantiene ligada a la humanidad habitual que muestran los trabajos de la autora.

En el apartado gráfico tenemos a Chris Marrinan, que realiza un trabajo con claras influencias de McFarlane, pero sin sus excesos. O por lo menos sin que sean tan pronunciados. Y sí, dibuja a Mary Jane en ropa interior; todo un clásico en esta serie. Se ve que la actriz prefiere estar cómoda para aprenderse su papel de telenovela…

28273Finalmente, en la tercera parte, tenemos un relato cuyo título lo dice todo: Venganza. No hay un personaje más ligado a ese concepto que nuestro amigo Frank Castle, por lo que no me extraña que Steve Grant, un autor que conoce bien al Castigador, lo utilice como invitado en una historia sobre la que todo se centra en dicho concepto. La trama narra como Spiderman debe hacer frente a un individuo que se hace pasar por él, asesinando a personas en su nombre. Así, se destapa una historia anclada en el pasado del Trepamuros, tan proclive a dar vida a nuevos villanos, aunque él no tenga del todo claro los motivos para tanto odio. Punisher entra en escena para añadir otro conflicto más a una situación de por sí delicada, ya que sus ansias asesinas chocan con el carácter redentor de Spiderman en sus detenciones, lo que provoca que haya una especie de todos contra todos bastante frenético.

La historia es entretenida y tiene cierto regusto a clásico, más que nada por los lápices de Bob McLeod, posiblemente de lo mejor de este tomo, que también parece estar obsesionado con la consumación del matrimonio entre Peter y Mary Jane. El ritmo trepidante y la buena caracterización de los personajes son sus puntos fuertes. Aunque no deja de ser una historia más, pero comparada con muchas que hemos leído en esta colección supone un auténtico bálsamo. Sea como sea, llegamos a un buen punto para finalizar una colección, antes de que nos invadan los clones y los simbiontes. Porque si hemos encontrado la luz, alguien la apagará y tardará mucho en volverse a encender.

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oskarosa

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