Coloquio de Julián M. Clemente, Salvador Larroca y Nacho Vigalondo en Itaca Cómics

El sótano de la madrileña librería Ítaca Cómics acogió este sábado una animada charla entre el Editor Marvel en España, Julián M. Clemente, uno de nuestros cineastas más orgullosamente frikis, Nacho Vigalondo, y el dibujante de la primera Novela Gráfica mutante en treinta años, Salvador Larroca, publicada simultáneamente a nivel mundial con ocasión del estreno de X-Men: Días del futuro pasado. El crossover cinematográfico mutante era supuestamente también la excusa para el coloquio, si bien en la práctica ha servido de poco más que de hilo conductor. Lo que no es necesariamente negativo, ya que a cambio asistimos a un buen número reflexiones y chascarrillos de lo más jugoso.

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La conversación arrancó por las credenciales patrulleras de los tres ponentes. Vigalondo no se identifica con la generación Vértice, pero podemos intuir la coexistencia de Planeta y Surco en la ausencia de los mutantes de la anárquica selección de retapados que le compraban sus padres al azar en el súper, destacando su pasión por dos monstruos, Hulk y El Hombre Cosa; llegó a la Escuela Xavier mucho después, con los New X-Men de Grant Morrison y Frank Quitely y los X-Force de Mike Allred y Peter Milligan, reconociéndose como “un lector gafapasta y post-canon, que pasó de desconocer la Patrulla-X a dármelas de listo”. Clemente aún guarda el impacto emocional del segundo número de Fórum, nada menos que el #138 USA, el funeral de Jean Gray, lo que se dice empezar por la cumbre. Pero su Patrulla sería la de Paul Smith, porque considera que todos nos apasionamos por la época en la que comenzamos, y más en un cómic que ha evolucionado tanto a través del tiempo, en su opinión hasta los años 2000 cuando llega el reciclaje a través de la nostalgia lectora de los propios autores. Larroca sí llegó a la etapa de John Byrne, reconstruyendo desde aquella las de Cockrum y la Patrulla-X original, que no le gustaron, considerando que lo mejor que pudo pasarle a la Patrulla fue el fracaso de su primer volumen, que le permitió evolucionar con Chris Claremont en vez de estancarse en su concepto inicial.

Al respecto del ex-patriarca mutante, Larroca nos dejó un par de confidencias: en primer lugar una lectura casi freudiana de sus fuerte personajes femeninos, afirmando que están influidos por la figura de una madre dominante, que sólo atemperó otro guionista como era Byrne, sin el que tiende a cierta ñoñería. Lo que nos lleva necesariamente a sus propios Xtreme X-Men, en los que reconoció que se las tuvo con el escritor británico a cuenta de algún retraso en la entrega de sus guiones, pero sobre todo con el entonces presidente de Marvel metido a guionista Bill Jemas, cuando lo sacó la serie para dibujar su Namor, en el que apenas aguantó los comprometidos seis primeros números en los que sus propuestas fueron despachadas con un tajante “no molestes al presidente”.

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La tensión entre industria y creadores, tanto editores y autores de cómics como productores y cineastas, centró buena parte del coloquio. Jemas no salió bien parado, atribuyéndole Larroca y Clemente la salida de Morrison de Marvel por presiones creativas, repasando asimismo el Mefistazo de Joe Michael Straczinsky o el difícil carácter de John Byrne. El problema no es para Larroca que todos acaben peleados con Marvel, sino que ahora no tengan dónde ir por las cada vez menos internas convulsiones de la Distinguida Competencia. Similarmente, Vigalondo considera las adaptaciones fílmicas superheroicas “cine de estudio”, tan fácil de ver como de olvidar, más volcado en el merchadising, los universos franquiciados y las grandes historias de las que parten, que en la visión autoral del cineasta. En contraposición, añora la mucho más efectiva sencillez del cine de acción anterior a la eclosión pijamera, citando el desenfado de Mentiras Arriesgadas de James Cameron en contraste con la sobre explicada ampulosidad del Caballero Oscuro de Christopher Nolan, desternillante su parodia de El Joker de Ledger. Más aún, su película favorita del género es Robocop por estar libre del peso de ningún cómic anterior, y se atrevió incluso a lanzar una descacharrante defensa de Superman III que justificó por sí sola el coloquio.

03Vigalondo se hizo especialmente eco de la salida de Edgar Wright de Ant-Man, la que tenía que haber sido la película de autor de Marvel y que considera condenada a ser la nueva Linterna Verde. La pregunta de Clemente (antes de que se conociera su reemplazo por Peyton Reed) era obligada: – “¿te atreverías a asumir tú el proyecto?”- Como también coherente fue la respuesta del cántabro, entendiendo que sería como ponerse del lado del estudio contra el autor, y que no se ve en un proyecto tan a largo plazo como las eternas preproducciones superheroicas… sin ir más lejos la de su propia Supercrocks, cuyo guión confirma que se ambienta en Canarias, que causó buena impresión en el estudio y cuya luz verde está condicionada al potencial éxito de su inminente Open Windows. Siempre que, como ha revelado que teme Mark Millar,The Sinister Six no les pise la idea de los ladrones de bancos con superpoderes. De hecho, rodó la minúscula Extratarrestre durante una pausa de la preproducción de su próxima cinta, y por si su entrada al Millarverso se retrasara aún más, ya tiene escrita la siguiente. O en un par de años acabará colgando su guión en internet. Su error, asume, es quizá no esperar, pero no trabajar o no en equipo, ante la comparación de Larroca entre el cómic europeo y el comic americano con el cine de autor y cine de estudio, como un proceso autoral o colectivo; al contrario, entiende que es importante que tu opinión sea sometida a juicio, pero aspira a que lo sea conforme a criterios autorales. No obstante, sí ha llegado a tener un contacto con Marvel, relatando que hace unos años le contactó un guionista de cierto reconocimiento, cuando La Casa de las Ideas comenzaba a plantearse expandirse a la pequeña pantalla, proponiéndole preparar juntos un capítulo piloto. No entró en más detalles, fuera de que lo que a le interesaría sería explorar el lado menos superheroico del Universo Marvel, el fondo de la viñeta, citando como su proyecto soñado adaptar Control de daños... pero la realidad se impone tras la defenestración de Wright.

Respecto a la franquicia mutante, Clemente recuerda con la primera X-Men que literalmente “le estalló la cabeza”. Tenía ganas de que fuera buena, y ya seguía a Singer desde Sospechosos habituales y Verano de Corrupción, pero fue aún mejor de lo que esperaba. Spiderman marcó el blockbuster superheroico hasta la eclosión de Iron Man, pero fueron los mutantes quienes marcaron el inicio del ciclo. O más bien Matrix, recordando Larroca que no en vano los hermanos Watchoski comenzaron su carrera escribiendo para Marvel Comics durante los años noventa. Pero no se trataba sólo de incorporar la estética del nuevo cine de acción, ni de la eclosión de Hugh Jackman, sino que Bryan Singer se adelantó en cinco años al Caballero Oscuro de Christopher Nolan como el primero en tomarse los superhéroes en serio.

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Una nueva perspectiva que además se retroalimentaba no sólo económica sino creativamente con la Nueva Marvel de Joe Quesada.Y nuevamente Bill Jemas, artífice del lanzamiento del Universo Ultimate, directamente concebido para dialogar con ese nuevo cine. Larroca considera Los Vengadores como la respuesta de Hollywood a la superproducción que ya eran Los Ultimates, con la trama de Whedon combinando indisimuladamente los dos primeros volúmenes de Mark Millar y Brian Hitch. Vigalondo aporta la curiosa reacción del guionista escocés a no ser acreditado por ello, respondiéndole en un mensaje de texto: “es como ser el padre de Obama y que no te lo reconozcan”. Un sentimiento que también experimentó Larroca respecto a su trabajo en Las Cinco Pesadillas, comentando la anécdota de cómo obtuvo Samuel L. Jackson su papel de Nick Furia. Sabido es que le encantó el atrevimiento de Millar y Hitch, que usaron su imagen sin que Marvel le pidiera permiso. Le gustó tanto que fue él quien planteó al estudio llevar el guiño hasta el final, y ante la respuesta de que su caché era demasiado alto, supuestamente respondió: “más cara es una demanda”. Una lección que aprendieron inmediatamente los abogados de la editorial, hasta el punto de que hoy en día a Larroca ni siquiera le autorizarían a utilizar la araña del traje de The Amazing Spider-Man –“y eso que no has tenido que editar Miracleman”-, añadió Clemente. Comparando el relanzamiento Ultimate con Los Nuevos 52 de la Distinguida Competencia, Vigalondo considera que el momento que marcó la diferencia fue cuando Lobezno y Jean Gray se acostaron en el tercer número de la Patrulla definitiva, liberando a los lectores de la losa de cuatro décadas de tensión sexual no resuelta, mientras que no era capaz de comprender cómo las nuevas colecciones de DC arrastraban ese peso desde su mismo comienzo. Clemente no se ahorró una pulla: “la diferencia es volver a empezar de cero o volver a los noventa”.

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No sólo la Patrulla Ultimate, sino también la tradicional se miró desde el mismo comienzo en su espejo cinematográfico. Obviamente en los nuevos uniformes de Quitely, pero también más sutilmente, recordando Larroca que los dibujantes recibieron permiso para “metrosexualizar” a Lobezno tras el éxito de Jackman. Diez años atrás había estado a punto de ser encarnado por un opuesto Bob Hoskings, y preguntado por Clemente, el dibujante valenciano entiende que ambas visiones del personaje siguen teniendo cabida, según la visión de los creadores y la historia de que se trate, no siendo igual el Lobezno de los bajos fondos de Madripur que el que lidera la Escuela. No es la única vez que un actor se impone sobre su personaje, desde el precedente de Michael Keaton como Bruce Wayne hasta un Tony Stark de 51 años, aunque en el caso de Robert Downey Jr. casi podamos hablar de simbiosis, emergiendo bajo todos sus personajes desde Iron Man. En el extremo contrario, a Larroca se le saltaron las lágrimas, tras tres años dibujando el Motorista Fantasma, ante la meada infernal de Nicolas Cage. Con las consecuentes anécdotas de su legendario frikismo, que reveló Larroca que llegó al extremo de que rechazó una oferta de Disney de resucitar La Busqueda 3 a cambio de que no repitiera como Johnny Blaze, lo que podría explicar su actual metamorfosis en la segunda etapa de Marvel Now. “En una tierra paralela en la que Nicolas Cage llegó a protagonizar Superman”, bromeó Vigalondo, “todos llevaríamos hombreras”.

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Y como colofón, incluso hablaron de X-Men: Días del futuro pasado, aunque nos quedáramos sin el análisis del director de Los Cronocrímenes sobre los viajes en el tiempo de la película, porque sorprendentemente no la había visto y su mayor interés fuera “porqué pierde Charles Xavier ese pelazo”. A Larroca sí le ha gustado la película aunque le parece un poco lenta, mientras que Clemente, mucho más entusiasta, la considera un reinicio encubierto, según el esquema de la nueva Star Trek: deshace la masacre de X-Men: La decisión final, que Vigalondo considera el canto del cisne del género pre-vengativo, sólo posible antes de los actuales universos superheroicos; limpia la maltrecha cronología de la saga, abriéndola a nuevas historias; y brinda un homenaje y posible despedida a la trilogía original.

Agradecer por último la hospitalidad de Ítaca Cómics y su café, pastas, el cómic y el juego de postales con que nos obsequiaron, más los pósters que sortearon, ¡grandes anfitriones! Y por supuesto a Julián, Nacho y Salvador por dejarnos asomar un rato al otro lado de la viñeta y la pantalla.

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Jata y Promethea

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