Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.
Llegamos, finalmente, al tomo que cierra una etapa en la colección de Spiderman, el que significa la despedida de uno de sus creadores, la del dibujante Steve Ditko.
Un Ditko que no se despide con sus mejores números, pero que aquí sienta las bases para una de las historias fundamentales de la trayectoria de Spiderman. Una línea argumental que Stan Lee desarrolla en este mismo volumen junto al sustituto de Ditko a los lápices, John Romita.
Pero antes, como digo, están los cuatro números que ponen fin a la trayectoria de Steve Ditko en Spiderman. Cuatro episodios autoconclusivos más modestos que no se encuentran entre lo mejor de la etapa, pero igualmente buenos números. En ellos tenemos el regreso del Hombre Ígneo, la presentación de un villano de segunda llamado Meteoro, la amenaza de un nuevo genio chiflado, el Profesor Stromm, y un curioso episodio en el que un pobre diablo llamado Joe Smith adquiere unos inesperados poderes.
Desde luego, la primera aparición de Norman Osborn como tal es, sin duda, el gran acontecimiento de estos últimos números de Ditko. Una presentación, la de Norman Osborn, padre de Harry para más señas, que evidentemente prepara el terreno para la saga del Duende Verde que cierra el tomo.
La intriga por el secreto que guarda Osborn, junto a la evolución de la relación de Peter con Gwen, por el momento de amor/odio, son los puntos de mayor interés de estos números, cosa que no es poco. También está la extraña desaparición de Betty Brant después de que Ned Leeds asegure que no se ha ido con él. Incluso la sombra de sospecha que permanentemente planea sobre Frederick Foswell/Parche es otro punto de intriga interesante.
Entramos, pues, en una nueva era para el trepamuros con la entrada de John Romita al dibujo a lápiz. Una nueva era que tampoco va a suponer ningún vuelco creativo, ni mucho menos, puesto que Stan Lee sigue al mando en la parte escrita y enchufado a las aventuras de Spiderman como nunca.
Al momento de aparecer el primer número de Spiderman sin los dibujos de Steve Ditko, lo más fácil es imaginarse lo extraño que se les debió hacer a los lectores de la época, acostumbrados a los trazos de Ditko durante años. Pero, dejando de lado que los lectores de aquella época no se fijaban tanto en los nombres que firmaban los cómics como hacemos ahora, lo cierto es que Romita encaja perfectamente en la colección desde el primer número, incluso adecuando su estética a la de Ditko para poco a poco ir evolucionando hacia su propio estilo. La cuestión es que el sustituto de Steve Ditko sigue como mínimo a su misma altura, e incluso acabaría por superarle. Romita, hasta se apropiará de la imagen icónica de muchos de los personajes básicos, entre ellos el propio Peter Parker.
Eso sí, la altísima creatividad de los tebeos realizados en la etapa Lee-Ditko cimentó las bases de la colección para su futuro, casi se diría que para toda su historia. Los personajes secundarios, desde luego, la gran mayoría van a permanecer ahí por siempre, pero hasta los supervillanos, que podrían ser más volátiles, pocas novedades reseñables van a ofrecernos en muchos años. El grueso de antagonistas seguirá copado por los concebidos por Stan Lee y Steve Ditko.
Ignoro si fue para dar un mayor impacto a la entrada del nuevo dibujante o simplemente era el orden natural de acontecimientos que ya tenía pensado Stan Lee, pero el debut de Romita no puede empezar con una historia más memorable.
Ni más ni menos que el arco en que por primera vez alguien descubre la identidad secreta de Spiderman. Por si fuera poco, en esta historia también descubrimos la identidad del Duende Verde.
Transcurridos tantos años desde la publicación de estos cómics, creo que continúa impresionando de la misma forma encontrarse con Peter sin su máscara capturado por Norman Osborn, lo mismo que descubrir como el padre de Harry resulta ser un psicópata. Stan Lee juega a tensionar al lector magistralmente cuando nuestro héroe intenta librarse de sus ataduras durante medio comic-book, para que al final sea el desequilibrio mental del propio Duende el que lo conduzca a soltar a su oponente.
Conclusión.
El tomo que representa el relevo en el apartado gráfico no supone ningún descenso cualitativo en la colección de Spiderman, sino todo lo contrario. Los mejores episodios de este tomo son precisamente los que dibuja John Romita. Episodios que, además, completan una de las tramas más memorables de la colección.
Ya sólo por la historia del Duende Verde este octavo volumen se convierte en una adquisición totalmente imprescindible.
Enlace a la ficha:
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Enter Romita!
3 de las #3 BM que sigo, en principio quería completar solo lo de Ditko, pero me estoy planteando continuarla hasta donde el cuerpo y la Línea aguante…..