Reseñas: Guardianes de la Galaxia: Marvel Héroes: «El Poder de Halcón Estelar» (1976-1977)

Los Guardianes de la Galaxia originales, y yo diría auténticos, poca o ninguna relación tienen con la versión actual, ultrafamosa gracias a las adaptaciones cinematográficas.

Fue en la lejana colección Marvel Super-Heroes, en su número 18 publicado en 1969, donde el guionista Arnold Drake y el dibujante Gene Colan crearon a los Guardianes de la Galaxia como protagonistas de su propio cómic. Un número que no viene incluido en el presente tomo pero que resulta imprescindible analizar en esta reseña.

Estamos en el año 3007, cuando la Tierra, y de hecho todo el Sistema Solar, ha sido conquistado por la raza de los Badoon. Un siglo en el que las diferencias entre naciones forman parte del pasado, habiendo sido superadas por un enemigo común: los invasores externos. Así, todo el planeta se rige ahora bajo una misma bandera, la Unión de Países de la Tierra, mientras que las antiguas guerras entre naciones pasan ahora a serlo entre sistemas estelares.

Pocos son los supervivientes tras la invasión Badoon. Entre ellos destacan cuatro personajes, provistos de diferentes poderes o habilidades, que pasan a ser los fundadores de los Guardianes de la Galaxia. Charlie-27, último superviviente de la colonia terrestre en Júpiter, poseedor de un cuerpo robusto y fuerza excepcional; Martinex, último de la colonia en Plutón provisto de un cuerpo cristalino de silicio; Vance Astro, último terrestre del siglo XX, criogenizado durante un viaje espacial de más de mil años, e irremediablemente preso bajo un traje metálico que evita que su cuerpo se desintegre; y Yondu, nativo del planeta Centauri-IV, única colonia terrestre interestelar.

Se trata de una historia de origen, de presentación de los protagonistas en su lucha contra los Badoon. Todo en ella obtiene el tratamiento de sinopsis, de primer capítulo explicativo para las consiguientes aventuras que supuestamente nos esperan a partir del segundo episodio. Un episodio que, por desgracia no ocurrió, dejándonos con la miel en los labios. Porque el relato nos presenta a un grupo de personajes francamente atractivos. Quien más, quien menos, creo que quería saber más sobre este singular grupo y conocer la evolución de sus andanzas.

En cuanto al apartado gráfico, el género galáctico no creo que sea el que mejor casa con el claroscuro de Gene Colan, además de que el entintado de Mike Esposito no le hace ningún favor. Pero de notable no baja y a nivel narrativo Colan está espléndido.

Cinco años tuvieron que pasar para que alguien se acordara de los Guardianes de la Galaxia. El guionista encargado de traer de vuelta al grupo no es otro que Steve Gerber, que se acabaría convirtiendo en el nombre más importante detrás de los Guardianes. Gerber recupera al grupo cósmico primero en un arco en la colección protagonizada por la Cosa, Marvel Two-in-One, y posteriormente en una magnífica saga en los Defensores. Ambas historias ya convenientemente comentadas en las correspondientes reseñas de las dos colecciones.

Dos sagas en las que se producen sendos hechos importantes. En Marvel Two-in-One, Sal Buscema rediseña los uniformes de los Guardianes, especialmente los de Vance Astro y Yondu, mejorándolos ostensiblemente. Pero lo más trascendente ocurre en la colección de los Defensores, donde el guionista nos presenta al que pasará a ser quinto miembro del grupo, Halcón Estelar. Otro personaje brillantemente diseñado por Sal Buscema.

La serie regular.

Entramos, a partir de aquí, a analizar el tomo que nos ocupa. Un tomo que recoge por entero la primera serie de los Guardianes de la Galaxia, publicada dentro del título genérico Marvel Presents.

Steve Gerber, por supuesto, se encarga de los guiones, mientras que el dibujo a lápiz es obra de Al Milgrom, en este caso, del primer al último número.

Gerber toma el hilo apuntado por él mismo al final de la saga en los Defensores, presentándonos a los Guardianes en el siglo XXXI en plena batalla contra los Badoon. Batalla que pronto finaliza con la feliz, y diría milagrosa, liberación de nuestro mundo.

La derrotada raza reptiliana sufre el peor de sus destinos. Los Badoon son entregados a las hembras de su propia especie, hasta ahora esclavizadas y prisioneras en un planeta aislado. Unas Badoon que se nos muestran como racionales e íntegras, en contraste con la tiranía y despotismo de los machos, en un claro guiño feminista por parte de Gerber.

La intención del guionista de hacer de la colección un vehículo para transmitir sus inquietudes, de carácter progresista, se intuye ya en este inicio. Gerber evidencia la naturaleza rencorosa y resentida del ser humano como causa de sus reiterados conflictos, al tiempo que vuelve a tocar uno de sus temas favoritos. En un interesante diálogo entre Halcón Estelar y Vance Astro, vuelve la cuestión sobre la necesidad o no de intervención externa que encauce a la humanidad por la buena senda.

La rápida derrota y expulsión de los Badoon deja las manos libres a los autores para iniciar hilo argumental. Casi se podría afirmar que la colección empieza en este punto.

En una consecución de escenas, los cuatro Guardianes originales se dan de bruces con la realidad, al experimentar el rechazo de los terrestres en diferentes muestras de odio y miedo al diferente. Eso y la propuesta de Halcón Estelar, de embarcar al supergrupo en una misión espacial, empujan a los Guardianes de la Galaxia a vivir nuevas aventuras lejos de la Tierra.

Una de las cosas que saltan a la vista en el seno del grupo es la ausencia de miembros femeninos. Gerber repara la carencia con la presentación de Nikki, una mercuriana, última de su especie, cómo no.

De esta forma, el grupo queda ahora fijado en seis miembros, aunque Halcón Estelar guarda un secreto en su interior que pone en duda esa cifra, como veremos pronto.

Un Halcón Estelar que, de alguna forma, se erige en hilo conductor de la colección, en el hombre que abre la lata argumental para los demás. Un personaje de lo más misterioso y con cierta apariencia de deidad, que decide al margen de sus compañeros.

Y es que el desarrollo de los personajes es uno de los puntos fuertes de esta colección. Destaca también el Mayor Vance Astro cuya personalidad es el polo opuesto a Halcón Estelar. De hecho, las tensiones entre ambos sirven de base a algunas de las tramas. Vance vive preso en un traje metálico hermético que le impide cualquier contacto con nada o nadie, porque su cuerpo de desintegraría al contacto con el aire. Tal situación le confiere un carácter irritable y desconfiado, algo así como un Clint Barton exagerado. Un temperamento que no impide a Gerber usarlo como vehículo para cierto humor ácido. Astro, como único personaje que vivió en el entonces lejano siglo XX, es un fan acérrimo del Capitán América hasta el punto de que la nave en la que viajan los Guardianes lleva el nombre de su ídolo.

Luego, están el resto de los miembros del grupo. Martinex es un brillante científico mientras que Charlie-27 aporta la cuota de músculos al equipo. Yondu es un nativo de educación primitiva y espiritual. Y, finalmente, Nikki es una adolescente que se comporta como una adolescente.

El festival Gerber empieza definitivamente en una ambiciosa saga cósmica, no exenta del habitual contenido filosófico y social.

Karanada es algo así como un vacío espacial que devora todo a su paso. El aparente villano de una saga que pronto evoluciona hacia lo imprevisible.

Steve Gerber da rienda suelta a su amplio catálogo de mundos, personajes y conceptos ayudado por la capacidad creativa de Al Milgrom. El dibujante es técnicamente muy limitado, sobre todo en lo que respecta a las posturas de las figuras, pero narrativamente da la talla y ya sólo por algunas composiciones o estupendas splash pages, vale la pena su dibujo.

Todo bastante surrealista, destilando, además, un sutil humor entre absurdo y socarrón. Gerber hasta es capaz de hacer burla de la frase emblema de Halcón Estelar «lo dice uno que sabe», que usa básicamente para que los demás le hagan caso.

De la mente de Steve Gerber salen creaciones tan imaginativas como el Planeta de lo Absurdo, una especie de manicomio intergaláctico, el Convento del Fuego Viviente o el Hombre Topográfico, un descomunal planeta con forma de silueta humana. Pero tan o más interesantes son las numerosas referencias a cuestiones sociales con intención crítica o provocativa.

Entre otras cosas, guiños al sexo liberal y a la discriminación por clase social, o una insinuación de la iglesia como algo retrógrado, en una divertida escena en la que los Guardianes se quedan a cuadros ante una ceremonia religiosa porque no tienen ni idea de qué se trata.

Pero el plato fuerte lo tenemos al final de la saga. Para poder salvar a la Galaxia, Nikki debe experimentar una especie de coito cósmico bajo la supervisión de un convento de monjas. Y así, la entidad cósmica que amenazaba la supervivencia de la Galaxia es destruida con un descomunal orgasmo.

Steve Gerber por Roger Stern.

Antes de entrar en el tramo final de la colección, nos encontramos con un número que es prácticamente una reedición de parte del cómic de Estela Plateada en el que los Badoon hicieron su primera aparición en el Universo Marvel. Las poquísimas páginas nuevas consisten en un prólogo y un epílogo a cargo de Roger Stern y Al Milgrom.

Steve Gerber se encarga de iniciar la saga final de la serie para, tras un solo número, cederle el testigo a su sustituto a los guiones, un Roger Stern que tan sólo puede ocuparse de tres números justo antes de la cancelación del título.

Sin cambios en el apartado gráfico, en todo momento a manos de Al Milgrom.

Esta última línea argumental esclarece el gran secreto que guarda Halcón Estelar. Ya en la anterior saga vemos como el enigmático guardián ocasionalmente se transmuta en una mujer llamada Aleta. Pero es en la presente narración donde Gerber profundiza en el pasado de Halcón Estelar y conocemos toda su historia.

De cómo un bebé llamado Stakar es adoptado, en el planeta Arcturus, por el padre de una niña de unos siete años llamada Aleta. De cómo Stakar y Aleta acaban fusionando sus cuerpos, dando fruto a la identidad llamada Halcón Estelar. Y de cómo logran dar a luz a tres niños.

Es decir, tenemos a unos hermanos de adopción emparejados sexualmente, dando a luz a tres hijos de forma milagrosa, siendo ella varios años mayor que él. Un buen cóctel políticamente incorrecto.

El arco deriva en la venganza del padre adoptivo de Halcón Estelar, de forma que una flota arcturiana ataca la nave de los Guardianes. Una aventura espacial correcta, pero más llana, ya con Roger Stern guionizando la serie. Y es que la ausencia de Steve Gerber se nota, sin duda, en el carácter más convencional de la trama.

La serie de los Guardianes de la Galaxia, así como la cabecera Marvel Presents, son canceladas tras un buen último en el que Charlie-27 adquiere mayor protagonismo.

Conclusión.

No es un cómic tan incisivo como Howard el Pato, pero sí está entre los que Steve Gerber menos se reprime en mostrar su catálogo de excesos.

En todo caso, sin ser una de las obras más sobresalientes del guionista, una colección que promete sorpresas, épica y diversión, y creo que cumple su cometido.

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rockomic

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on “Reseñas: Guardianes de la Galaxia: Marvel Héroes: «El Poder de Halcón Estelar» (1976-1977)
23 Comments on “Reseñas: Guardianes de la Galaxia: Marvel Héroes: «El Poder de Halcón Estelar» (1976-1977)
  1. Los Guardianes de la Galaxia originales, los del futuro, los del papá de la Doom Patrol (Arnold Drake, que poco los escribió)…Claro que aquí ni siquiera nos incluyen esa solitaria primera aparición obra de Stan Drake y Gene Colan, los padres fundadores, creadores de Vance Astro, Martinex, Yondu y Charlie 27. Craso error.

  2. Aquí tenemos a los Guardianes de Steve Gerber, más prolífico y relevante para el grupo del futuro que sus creadores, pues él aportó casi toda su mitología, además de a su miembro más poderoso: Halcón Estelar. Y a las féminas: Aleta (media naranja de Stakar y otra mitad de Halcón Estelar…con mayor representación en la serie noventera de Jim Valentino, fan de la etapa Gerber y de la saga de Korvac en los Vengadores de Shooter, Pérez y compañía) y la mercuriana (y por tanto fogosa) Nikki.

  3. Buen cómic (sin alcanzar las cotas a las que nos tiene acostumbrado Gerber, aún así con sus locuras, obsesiones y apuesta por la «literatura social») que deja buen posó en el recuerdo pese a no destacar entre lo mejor de los setenta. Y buen resumen no intrusivo de nuestro Rockomic (que deja todavía muchas sorpresas sin tocar para los que se atrevan con sus páginas).

  4. No es un futuro tan catastrofista y deprimente comovlos próximos el de Deathlock y Killraven, pero tampoco es que sea muy optimista (aunque Gerber siempre deja puertas abiertas a la esperanza …y se le supone un cínico…).

  5. Recomendable. Y diría que incluso va pidiendo una reedición (con el Holiday Special o la peli cierre de la trilogía de sus futuros herederos del presente?). Salud y cómics.😎✌️

  6. Rockomic ke maratón de reseñas llevas !!!!
    Gràcies

    Comentaba ke sus primeras aventuras están incluídas en el Marvel Gold tapa blanda Guardianes de la Galaxia: Vengadores Cósmicos.

    Este Marvel Gold ke comento + el tuyo reseñado + el anual 6 de Thor deberían reeditarse en 1 solo tomo en tapa dura, sea OG o MLE o 100%MHC.

    • Sería lo ideal: un Marvel Héroes (seguramente sería un Marvel Gold Omnigold, pero saldríamos ganando si lo metiesen en Marvel Héroes, que no pasará) o un Marvel Omnibus (mejor que Omnigold, coño). O una miniserie Biblioteca de cuatro tomitos o así.

      • Bueno he dicho OG y no MH para ser más coherente ke Clemente y se inicia en los 60-70. Marvel Omnibus genial ke viene a ser lo mismo ke decir integral o formato parecido a MH. Pero por ser material minoritario lo vería mejor en MLE. Pero como sí le sigue su colección en 2 MH al ke solo le faltaría un 3ero, quizá sí, vuelvo a decir por coherencia, sería más normal en OG.
        Suso… Biblioteca de 4 tomiiiiiiitos??? 😶😶😶 ni ke fueras de ECC o Planeta.

        • Los tomitos acaban ocupando más espacio y saliendo más caros, pero son más manejables (más agradecidos para su función básica: ser leídos) …y vamos cumpliendo años, qué coño, que llegará el momento en que no nos haga gracia andar metiendo y sacando tanto tochal de las sufridas estanterías.

  7. Gracias, amigos. 😀

    El MG donde sale el número inicial es el que usé para leer lo de los Defensores para su reseña, y donde me he leído ahora ese primer número.

    Lo de Mapache y demás viene en otro MG.

    Apuesto a que no tardará en salir un MLE que junte todo este material de los Guardianes originales.

    • Un MLE sería lo más acertado por el tipo de material. Pero al existir 2 MH con su serie de los 90 quizá sería más lógico 1 OG. Pero sí, en MLE vendería más!!!

      A ver si Crom, Odín o Clemente nos leen.

      • No, en MLE vendería lo justito (y luego se iría agotando muy lentamente), que son caros (pero siempre se acaban vendiendo, por la tirada y porque se recotizan). Venderían más en otras líneas más económicas si se aprovecha la exposición mediática de la peli (sin ella sí sería lo más seguro ir a MLE).

  8. ¡Grande Rockomic!

    Otra obra de Gerber. Aunque no sea la mejor, presentó unas viñetas con un acto que… merecen ser descubiertas por el lector para respetar el oficio y narrativa que nos dejó Rockomic.

    Como siempre, la gracia de Gerber es que es de los autores que presentó temáticas de una manera tan bien hecha y con un sobrio buen gusto que aparte de adelantarse a los tiempos, más que adelantarse a los tiempos, siguen siendo actuales porque detectó asuntos que son transversales a los tiempos. Otra gracia reviste el hacerlo con sin salirse de los marcos y estándares del tono Marvel setentero. Por algo ingresó al Salón de la Fama del Cómic y a nadie le sorprendió, mientras que sigue siendo alabado, reivindicado y respetado por muchos autores posteriores y actuales. Algunos muy disímiles entre sí, como Brubaker y Morrison.

    Ya que Suso y otros son expertos, nunca he leído en alguna entrevista si Mark Russell es fanático de Gerber, ya que para mí es el autor actual, de los famosos, que más se parece en temáticas y narrativa. Si en el futuro sigue haciendo miniseries o series Marvel, si solo le dejan una, que sea Howard El Pato.

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