Segundo y último tomo recopilatorio correspondiente a la primera colección de Hulka.
Tras un primer volumen francamente flojo, esta segunda entrega continua allá donde quedó aquél sin ningún cambio en lo que concierne al equipo de autores. David Anthony Kraft y Mike Vosburg siguen en sus puestos de guionista y dibujante a lápiz, respectivamente, desde el primer al último número aquí incluido, en lo que acaba siendo una de las colecciones de Marvel de cierta extensión con mayor estabilidad en el equipo creativo, al menos desde la creación del Universo Marvel hasta entonces. El entintado, por su parte, sigue siendo obra de Frank Springer en la mayoría de los números incluidos.
El trabajo escrito en los primeros episodios incluidos sigue la tónica de lo visto en el anterior tomo. Tramas que tienen su origen en los casos a los que debe enfrentarse Jennifer Walters, en su condición de abogada, y cuya finalidad es la intervención de Hulka en el papel de una especie de justiciera fuera de la ley.
Una Hulka que, más que una identidad diferenciada de la de su parte humana, se confirma como una segunda personalidad de la misma, guardando recuerdos y consciencia mutuos.
Historias de fuerte componente costumbrista repartido entre la vida privada de Jennifer/Hulka y sus contactos laborales.
El primer episodio incluido ya es de lo más desconcertante. Nos encontramos frente a una cantante que decide interponer una denuncia ante el trato discriminatorio que recibe cuando unos y otros rechazan sus servicios como vocalista. En el contexto en el que estamos, lo más normal es esperarnos encontrar algún caso de mutación o particularidad sobrehumana en su voz que la haga insoportable a los oídos, pero no. El problema de la mujer es tan simple como que canta muy mal. Tal cual. Para mayor delito, el desequilibrio mental de la joven origina la pertinente serie de discursos moralistas habituales de esta colección. Sinceramente, no sé cómo tomarme este episodio.
El siguiente caso también tiene su miga. El conflicto ahora gira alrededor de una torre de comunicaciones de microondas que supuestamente está haciendo enfermar a los vecinos. La cosa deriva en un mano a mano entre Hulka y una especie de hooligan de las torres de microondas ataviado para la ocasión con una horrenda armadura que emite eso, microondas. Y como no, el infaltable final con mensaje buenista.
Definitivamente, la búsqueda y captura de Hulka por parte de las autoridades se impone en estos primeros números incluidos, con el padre de Jen, el sheriff Walters, como punta de lanza.
Los personajes secundarios juegan un notable papel en estos episodios, lo cual no significa que lo que aportan sea interesante. El sheriff se ve influenciado de forma bastante ingenua por su amante Beverly Cross, un mal bicho. Bukowsky, por su parte, también sigue por ahí sin apenas nada que aportar, mientas que Zapper y Richard Rory se disputan el corazón de la protagonista. En realidad, Zapper conquista el de Hulka mientras que Rory hace lo propio con el de Jen.
Antes de pasar a la fase final de la colección, el apartado de los villanos parece tocar fondo con el Hombre Elefante y el Luchador. El primero tiene el mérito de contar con uno de los trajes más nefastos habidos hasta entonces en el Universo Marvel. Aunque también es cierto que el hombre confiesa ser consciente de llevar un disfraz hortera. Lo que no sabemos es si esa era la idea inicial de David Kraft o si modificó ese texto tras ver el horrendo diseño de Mike Vosburg.
El Luchador no se queda muy atrás con su uniforme ridículo, pero lo más alucinante es que el chavalito disponga de un sofisticado aeroplano a control remoto sobrevolando la zona y preparado para huir, como quien tiene la motocicleta aparcada en la esquina.
En este punto Kraft decide dar un inesperado golpe de timón y embarcarse en algo más ambicioso. El guionista deja atrás los episodios autoconclusivos e inicia una saga que acabará dando cierre a la colección.
La premisa está bien clara. Un tal Doc, cerebro de un laboratorio de genética, pretende experimentar con células de Hulka con el fin de crear un ejército de superseres.
Ya de entrada no vamos bien cuando un ingenuo Zapper mete a Hulka en la boca del lobo tras dejarse engatusar con argumentos de risa. Posteriormente, Hulka rompe relaciones con todos al más puro estilo Hulk, y a continuación pasa del modo antiheroína salvaje al de ciudadana vestida a la moda en un visto y no visto.
El caso es que la gigante esmeralda debe hacer frente a innumerables creaciones surgidas de la factoría genética, al tiempo que trata de encontrarse a sí misma y tiene que soportar, de tanto en tanto, los consejos moralistas de sus amigos.
Por lo menos las aventuras de Hulka toman ahora una dirección y un hilo de continuidad, a ratos disperso, pero que también tiene sus cosas positivas.
Nuestra protagonista se ve inmersa en la lucha por el liderazgo del hampa de Los Angeles. Un liderato no exento de cierta confusión en la concreción del villano real, entre el llamado Sombra, Doc e incluso Lou Monkton. Pero que los monstruos-supervillanos acaben siendo todos mutaciones de la misma persona me parece una buena idea.
También en esta serie de números tenemos un pequeño momento para la historia, cuando los autores deciden explorar las posibilidades de Hulka como sex symbol. De este modo, la amazona verde se deshace transitoriamente de sus harapos blancos y explota su atractivo comprándose ropa nueva. Luego, el dúo creativo va más allá en una sensual escena con una Hulka ligera de ropa. Estamos ante la primera piedra de la Hulka que tiempo más tarde explotaría con fortuna John Byrne.
También notamos una sensible mejora en el dibujo de Mike Vosburg, tanto en composición como en técnica.
Por desgracia, en la parte final de la saga Kraft vuelve a las andadas.
Resulta especialmente molesta la sobrecarga de flashbacks a modo de recuerdos del pasado sensibleros por parte de Jennifer y su padre o de Zapper, la mayoría de ellos de dudosa utilidad. Eso cuando no son meros recordatorios de episodios anteriores. Pero nada comparable a la lacrimógena historia sobre el pasado de Beverly, totalmente sobrante.
Los propios Zapper y Richard Rory, que andan perdidos durante demasiados episodios intentando dar con Hulka, son también perfectamente prescindibles al no aportar apenas nada en toda la saga.
Luego, lo del crío diabólico que vive en el subsuelo no hay por donde cogerlo, por no hablar de que el chiquillo desaparece de escena sin más explicación. Y ya no digamos lo del mutante canijo, francamente sonrojante.
Para terminar, la escena final de todos contra el malo peca de empalagosa, además de culminar en un final feliz de manual.
Al menos la colección esta vez queda cerrada y sin cabos sueltos, señal de que los autores llevaban meses avisados de su cancelación.
El tomo finaliza con la inclusión de un número de Marvel Two-In-One con Hulka como invitada. Un número sin relación argumental con esta colección.
Conclusión.
Pobre balance también el de este segundo tomo, quizás tan sólo un pelín por encima del primero. Y no será porqué Kraft y Vosburg no hayan dispuesto de suficiente espacio para contarnos algo interesante.
Enlace a la ficha:
- Reseñas: Iron Man: Marvel Gold 7: «El Caparazón Vacío» (1983) - 10 diciembre, 2024
- Reseñas: Los Vengadores: Marvel Gold: «Y el Telón Cayó» (1983) - 26 noviembre, 2024
- Reseñas: Los Nuevos Mutantes: Omnigold 1: «Tercera Génesis» (1982-1984) - 19 noviembre, 2024
Me encantó. Tanto el diseño del cómic como el cómic en sí.
Un poco rarito, las historias de Hulka siempre me han parecido muy raras, pero divertido.
MUY flojo todo.
Para opiniones los colores claro esta pero ese «MUY» con mayúsculas como si el propio Dredd lo hubiera ejecutado deja entrever ( sin decirlo obviamente ya que es una opinión) , muy claramente, que estas historias de Hulka fueran tan malas que no merecen ser leídas por nadie. Historias de los X-men originales son igual o peores que estas de Hulka y son mucho más valoradas. ¿Se debe al recorrido de los X-men en fama y cómics en comparación con la Hulka que al final las historias más clásicas de unos son más valoradas que las de otros?. Creo que hablando de los años que se hablan y del tipo de historietas que se podían pedir en los años en que fueron ejecutadas, mucho más no se podía pedir. Raras son pero tan tan malas tampoco. Son aventuras como cualquier otra. Vean sino la primera aparición de la Mole o Magneto. Tampoco es que fueran bombazos. En mi humilde opinión claro está y no me he ofendido para nada pero me ha soprendido ese «Muy» tan … imperioso.
Es una opinión, sin duda. Pero aparte de eso también me parece objetivamente una serie como mínimo floja. También la de Spider-Woman (que no me parece tan floja pero también me parece floja, incluso las etapas de Gru y Claremont). Pero tampoco pasa nada por ello, a todos nos gustan series y etapas regularcillas e incluso flojas (yo no me deshago del MLE de Los Campeones, pese a considerarlo también MUY flojo …vale que principalmente por el factor nostalgia, ni de los tomos del Motorista Fantasma original, que a mí me parecen muy entretenidos, pero objetivamente, más allá de por el dibujo al principio, nunca pasó de ser una serie marvelita de tercera fila, pese a ser relativamente popular en nuestro país en los tiempos de Vértice y Surco, vale que también en parte por las ventas a posteriori, ya desaparecidos estos sellos editoriales), y todos tenemos también nuestros placeres culpables (incluido alguno que cuesta más reconocer porque ni es muy allá, ni clásico, ni pionero, ni tiene «valor histórico» ni nada). Y no pasa nada, como ya he dicho muchas veces esto es una afición y se trata de disfrutar, no de sufrir «en nombre del arte» (como cree algún crítico cinéfilo). Si te gusta, pues perfecto, eso que ganas (y de eso se trata por encima de otras cosas: de leer cómics con los que disfrutes, por el motivo que sea … aunque ya recomendarlos pues igual no, salvo que sean especialmente disfrutables …Yo disfruté del tomito del Sargento Rock contra los zombis nazis, pero reconozco que incluso el apartado gráfico andaba justito, con un Risso que ni se esforzaba en dibujar un puto fondo en casi ninguna viñeta, y por mucho que lo haya disfrutado como que me costaría recomendarlo …o Motorista Fantasma más allá de por el dibujo de Ploog, Sutton y Robbins al principio o por el tramo final de la serie …o Campeones …o Super-Villains).
Quizás en parte en general perdonamos menos los «pecados» de los setenta y los ochenta que los de los sesenta, Custode. Aunque luego estemos más dispuestos a releer esos cómics de los setenta y los ochenta que criticamos más que los de los sesenta (de cuyo primer lustro hay mucho cómic al que no volveríamos a acercarnos …y de DC ya de toda la década).
Ya, y anda que no he dicho que de los X-Men solo recomiendo lo de Kirby (por la creatividad de Kirby incluso con el piloto automático, que se nota un huevo que la serie le interesaba lo justito) y lo de Neal Adams, que lo demás ni por asomo (hasta lo de Steranko me cuesta recomendarlo según el día …coño, a él, que no es que tuviese poco ego, le costaba hablar bien de esos cómics, que veía en retrospectiva solo como un favor hecho a la compañía, por cumplir). Y tampoco me verás recomendar lo del Hombre Hormiga (y el Hombre Hormiga y la Avispa) o lo de la Antorcha Humana (y la Antorcha Humana y la Cosa), es que le doy menos valor que a los cómics de terror y misterio o los westerns de Marvel de esos mismos años (y no es que la mitad de esos puntuasen muy alto …o pasasen de formulaicos, que parece que siempre recordamos los pocos buenos, principalmente aquellos que dibujaban o entintaban Kirby o Severin) y lo mismo vale para los primeros lustros de DD o Iron Man, que tampoco me verás recomendando (salvo por el trabajo de buenos autores como John Romita, Gene Colan, Archie Goodwin o el bueno de Johnny Craig) o Los Vengadores anteriores a John Buscema (soy MUY Kirby, hasta el «pecado» de sobrevalorar mucho sus cómics menos destacables …y me cuesta recomendar sus números de Los Vengadores, que tenian poquito de él, más allá de la narrativa …en un día «imparcial», si eso existe, probablemente solo recomendaría el número en el que se recupera al Capi).
Pero, repito, si te gusta y lo disfrutas eso es lo más importante (incluso si a ti mismo no te parece demasiado allá, y ya lo que digan terceros te debería importar más bien poco).
Efectivamente, como dice Suso, todos tenemos nuestros placeres culpables. El gusto personal es algo imprevisible y por lo que cada uno tiene su lógica. Y precisamente ahí está la gracia, en poder debatir el por qué lo que a uno le parece muy flojo a otro le encanta.
«No luchaste contra el sistema para ganar, Mel, luchaste para demostrar que se podía hacer.» (Tony a Snagglepuss. Huyamos por la izquierda: Las crónicas del León Melquiades. – Mark Russell).
No puedo evitarlo, tanto Hulka como Ms Marvel y Spiderwoman me sorprendieron un montón cuando salieron y forman parte de mis heroinas favoritas. Historias correctas y entretenidas que me hicieron ( y hacen ) pasar momentos geniales al releerlas. Marvel Clásico a tope que reune la época en las que sacaron varias series de la versión femenina de heroes que gozaban de colección propia. Make Mine Marvel.
A mí Ms Marvel y Red Sonja. Sus cómics de los setenta no siempre tenían grandes guiones, pero los disfrutaba un montón, y aún hoy los veo con mucho agrado.