Reseñas: Los Cuatro Fantásticos: Mavel Héroes 1: Los 4 Fantásticos de John Byrne 1 (1981-1983)

Llegamos finalmente a la que es, sin duda alguna, una de las etapas más míticas de la colección de la familia más querida del cómic americano, la realizada por John Byrne como autor completo. Una etapa que también marca un cambio de contenedor en esta serie de ediciones que uso como referencia en estas reseñas cronológicas.

Dejando aparte puntuales episodios en diferentes colecciones, los Cuatro Fantásticos es la primera obra de John Byrne en la que se ocupa tanto del guion como del dibujo. Bien es cierto que, en su inolvidable etapa como dibujante de la Patrulla-X, Byrne ya coargumentó buena parte de las tramas junto a Chris Claremont, pero evidentemente nada que ver con esta etapa de los Cuatro Fantásticos, donde su control creativo es absoluto.

Este primer tomo (de cuatro totales) podríamos decir que comprende la fase de rodaje de Byrne en los Cuatro Fantásticos. Ya desde el primero de los episodios constatamos la mirada al pasado que nos propone el autor. Una vuelta a los orígenes de la colección que dio inicio al Universo Marvel, a los gloriosos tiempos de Stan Lee y Jack Kirby que marcaron la adolescencia del británico e iniciaron su idilio con el cómic de superhéroes. De hecho, sea de forma casual o intencionada, Byrne parece emular a sus maestros Lee-Kirby abriendo su etapa con una larga consecución de episodios autoconclusivos sin apenas hilos de continuidad. Y eso en plena era de las grandes sagas y los ciclos argumentales de medio alcance.

Que Byrne apuesta por recuperar la esencia de la era más clásica de la colección es algo que podemos advertir ya desde el episodio que abre el volumen y la etapa, un enfrentamiento de los Cuatro Fantásticos ante cuatro monstruosidades que representan los cuatro elementos, siendo el clásico villano Diablo, maestro de la alquimia, quien está tras ello. Pura acción al más puro estilo Marvel y un espectáculo visual de primera para un guion que no necesita más.

Pero quizás la aventura que conmemora el 20 aniversario del número 1 de los Cuatro Fantásticos sea la más representativa en este sentido.

Se trata de un número de triple grosor que representa el regreso del Doctor Muerte. Un relato en base a una idea fantástica, inocente en su inverosimilitud, que automáticamente nos retrotrae a los primeros tiempos de Stan Lee y Jack Kirby. El cuarteto protagonista, Alicia y Franklin aparecen extrañamente atrapados en una ciudad en miniatura llamada Liddleville, en lo que resulta ser una nueva treta del Doctor Muerte. Un Muerte que se vale de un frágil Amo de Marionetas y sus habilidades para su propósito. Un relato en el que la Cosa juega el papel más emocional, una vez más con relación a su realidad monstruosa. Seguramente, el episodio más brillante de la primera mitad del volumen que nos ocupa. Un episodio que en realidad no es el único que incluye este número conmemorativo.

En una insólita iniciativa, los editores deciden rendir un bonito homenaje a los creadores de los 4 Fantásticos insertando un episodio de la serie animada de 1978, obra de Lee-Kirby. Concretamente el capítulo que adaptaba la historia del Fantastic Four #5, la del debut del Doctor Muerte. De este modo, estamos ante lo que sería el primer relato de los Cuatro Fantásticos realizado por sus creadores publicado en mucho tiempo. Por si fuera poco, el acabado sobre los bocetos de Kirby se lo reparten casi todos los nombres que trabajaron como entintadores en aquella mítica etapa, los Stone, Ayers, Milgrom, Sinnott y así hasta diez nombres. El resultado es muy desigual, pero poco puede importar en un caso como éste.

Siguiendo con más particularidades de esta serie de cómics que guardan el espíritu de bendita ingenuidad de Lee-Kirby, Reed Richards vuelve a ser aquí el genio para todo, capaz de reparar o dar solución a cualquier problema por quimérico que parezca. Un recurso del que Byrne echa mano en no pocos de los episodios de este tomo.

También está esa amalgama imposible de géneros en el episodio de Wakanda. Byrne se pone en la piel de Jack Kirby en un imaginativo episodio en el que mezcla ciencia ficción, el imperio romano y la jungla africana. O un nuevo intento de Reed de devolver a Ben Grimm su apariencia humana, una de las tramas más recurrentes de los primeros años de la colección.

En el mismo orden de cosas, en este inicio el autor echa mano mayormente de personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby en este título. Y cuando no, hace lo propio con héroes y villanos propios de otras colecciones, pero el caso es que casi todos los personajes de nuevo cuño desempeñan un papel funcional y exclusivo para la historia de turno, por muy central que pueda ser el papel. Esto nos trae irremediablemente a la memoria aquellos relatos de ciencia ficción y misterio de la era pre-Marvel.

Éste sería el caso del episodio de la alienígena de tres metros que se encuentra perdida en Nueva York. Un bonito relato de ciencia ficción cuyo peso no recae en el cuarteto titular, que también guarda ese espíritu de bendita ingenuidad de la época Lee-Kirby.

En esta misma línea de relatos autónomos estaría un excelente episodio sobre un corriente ciudadano y padre de familia, desconocedor del inmenso poder que posee. Un poder según el cual se cumple cuanto desee. O también la hermosa historia que acaece en un pueblecito del Oeste en Arizona, lugar dónde azota una misteriosa plaga por la cual sus habitantes están muriendo de miedo.

Incluso podríamos incluir en este apartado el número que protagoniza la Antorcha Humana en solitario. Johnny recibe una carta de un viejo rival de adolescencia, justo antes de ser ejecutado en la silla eléctrica, solicitándole un cometido. Una historia con componente de intriga cuyo principal interés se sitúa en su trasfondo emocional, porque la posterior irrupción de Cabeza Martillo como líder de la Maggia es más funcional que otra cosa.

El regreso de los grandes nombres.

En la segunda mitad de este tomo es cuando empezamos a degustar al John Byrne que nos encontraremos en los tomos que sucederán a éste. El autor echa mano ya de la plana mayor de personajes de la era clásica y empieza a desarrollar algunas líneas argumentales de más de un número.

Empezando por una serie de episodios, prácticamente consecutivos, en los que no ocurren pocas cosas importantes, precisamente.

En primera instancia nos encontramos con el paso de Frankie Raye al mundo de los superhéroes. La actual novia de Johnny descubre con sorpresa como emerge un poder que residía latente dentro de ella, convirtiéndola en una segunda Antorcha Humana. La impresión deshace el bloqueo mental de Frankie, que resulta ser hija, casualmente, del creador de la Antorcha Humana original, y víctima accidental de uno de sus experimentos. Frankie pasa a acompañar al cuarteto en sus aventuras, a modo de quinto miembro no oficial del grupo, hasta su transformación definitiva en personaje cósmico.

A continuación, está un nuevo experimento de Reed con Ben que acaba con una involución del aspecto de la Cosa a la masa deforme de aquellos lejanos primeros números. Luego, el forzoso traslado de Attilan, hogar de los Inhumanos, a la Zona Azul de la Luna, el nacimiento de la hija de Mercurio y Crystal, la presentación del inesperado nuevo heraldo de Galactus y, finalmente, la recuperación del trono de Latveria por parte del Doctor Muerte.

Más trivial es otra presentación sorpresa, ni más ni menos que la de la Tía Petunia. No parecía necesario este paso, el de ponerle cara a un personaje hasta ahora virtual, pero, en cualquier caso, la famosa tía de Ben resulta ser una alegre jovencita, para sorpresa de todos. De propina, también conocemos al tío Jake Grimm.

El escenario al que más recurre Byrne en esta serie de episodios es quizás el espacio. Empezando por el primer encuentro de los Cuatro Fantásticos con Ego, el planeta viviente, con diseños del descomunal villano a todo lujo de detalles, el género cósmico da posteriormente la bienvenida a los Inhumanos tras su traslado a la Luna.

En un único episodio Byrne es capaz de relatarnos con suficiencia la presentación de Mercurio en el edificio Baxter en busca de ayuda, la causa por la cual los Inhumanos están enfermando diagnosticada por Reed, el espectacular traslado de Attilan a la Zona Azul de la Luna y el feliz nacimiento de Luna Maximoff, hija de Crystal y Pietro, creo que el primer personaje Marvel nacido en el satélite natural de la Tierra.

Pero quizás lo más curioso del episodio está en que los villanos (el Enclave y Máximus) no aparecen físicamente sino tan sólo como referencia. Una especie de McGuffin de lo que es una historia no contada que desconozco si llegó a obtener desarrollo en el futuro.

Los Inhumanos regresan unos números más adelante en otro episodio también interesante en el que Byrne le da un nuevo significado al concepto de enormidad, hasta extremos inconcebibles para la lógica humana. Es esta insólita aventura, la Luna resulta engullida por una descomunal nave pilotada por un alienígena de 8.000 km de altura, ni más ni menos. La historia termina siendo una metáfora sobre el amor, en el sentido de que es capaz de sobreponerse a todo.

El tramo final de los episodios incluidos en este primer volumen recoge las tramas más extensas en número de páginas y también una larga lista de héroes invitados.

El mencionado episodio ambientado en los límites de Wakanda cuenta con las intervenciones de Pantera Negra y Nick Furia. Una historia, ésta, de pura fantasía bastante imaginativa, por cierto.

En el ciclo argumental de Galactus, por su parte, hacen lo propio parte de los Vengadores, concretamente Thor, Iron Man, el Capitán América y la Avispa, además del Doctor Extraño, Spiderman y Daredevil, estos dos últimos como poco más que cameos.

Este arco en el que regresa Galactus es posiblemente el mejor y más trascendente de todo el tomo. Toda la trama gira alrededor de la figura del heraldo de Galactus, en primera instancia con Terrax como heraldo saliente involucrando a los Cuatro Fantásticos en su huida de Galactus, y en segunda, con un Galactus agonizante y la entrada de su nuevo e inesperado heraldo como medida mitigante. En cualquier caso, espectacular trabajo narrativo y visual por parte de Byrne.

También Franklin Richards obtiene su protagonismo en un episodio que nos advierte de la peligrosidad de sus poderes, al mismo tiempo que los pone en pausa merced a un mayor control de estos. Todo sucede a través del paso del crío por una fase adulta, provocado por su naturaleza mutante.

Otro de los arcos argumentales destacados es el del Doctor Muerte. Tomando el hilo del estupendo número de Liddleville, Muerte se vale de un ejército de versiones robóticas de sí mismo para rescatar su cuerpo y su mente y disponerse a asaltar el trono de Latveria. En esta segunda parte está la parte interesante de la trama, cuando Byrne nos muestra la cara más amable y venerada de Muerte como soberano del pequeño país, logrando sembrar la duda tanto en los lectores como en los Cuatro Fantásticos, que terminan por ayudar al villano a recuperar su trono por el bien del pueblo de Latveria. Pese a todo, Byrne, con buen criterio, desvirtúa un tanto la devoción de los latverianos hacia el siniestro monarca condicionándola a la maldad superior del actual monarca, Zorba. En cualquier caso, un guion cargado de contenido que trata cuestiones como la capacidad de corromper del poder o la clásica hipótesis de tener que elegir entre libertad o bienestar.

El arco argumental final es una nueva aventura con premisa cósmica, y también con numerosos primeros espadas de la casa en su condición de héroes invitados. Concretamente, Spiderman, el Capitán América y una Patrulla-X que no es lo que parece. Pero el invitado que se lleva todas las miradas es un viejo conocido de la trayectoria de Byrne, el Gladiador, pretor de la Guardia Imperial Shi’ar, que obtiene así su primer papel importante fuera de su entorno intrínseco. El apartado de los villanos corresponde a otro de los clásicos de la etapa Lee-Kirby, los Skrull. En este caso, una historia con un guion más simple cuyo mérito está en las explosivas escenas de acción.

A nivel anecdótico, Byrne recrea la mítica portada del Amazing Fantasy 15 en una viñeta, a modo de evidente homenaje.

Otros cómics añadidos.

En el tomo también hay lugar para algunas historias ajenas al título y fuera de continuidad, con los Cuatro Fantásticos y John Byrne como elementos comunes.

El primer lugar, está un episodio de la colección What if?, contemporáneo a la etapa de los Cuatro Fantásticos reseñada, que además es obra de John Byrne. El título de la historia creo que habla por sí sola: «¿Y si los Cuatro Fantásticos no hubieran obtenido sus poderes?».

En 1984 Marvel decidió publicar una edición especial one-shot que reimprimía el clásico primer anual de los Cuatro Fantásticos. Lo que hizo especial esta edición fue la adición de cinco páginas de nueva factura realizadas por John Byrne, que son precisamente las que se incluyen aquí. El mini relato es un pequeño repaso al origen de Namor, dibujado por Byrne imitando la estética de las historietas de los primeros 60 o antes.

A continuación, nos encontramos con otra serie de páginas extraídas del Fantastic Four Roast one-shot. Se trata de un especial humorístico del cual se incluyen sólo las páginas de John Byrne.

Una entrevista a Byrne publicada en Marvel Age da paso al último relato incluido en el presente tomo.

Damos un salto hasta 1998, hacia otro episodio de What if?, está vez realizado por Bill Rosemann y Anthony Castrillo, pero dedicado a John Byrne. No en vano, la historia da una visión alternativa del episodio de Liddleville, incluido en el presente volumen, como hemos visto al principio de la reseña.

Conclusión.

Primer volumen de los cuatro de que consta esta etapa de John Byrne en los Cuatro Fantásticos.

Si bien la etapa todavía tiene que ofrecer sus más grandes historias y sagas, estamos ya ante un tomo muy recomendable merced a la notable factura del conjunto de historias incluidas, desde la serie de relatos semi-autónomos de la primera mitad, al desfile de estrellas más trascendente de la segunda.

Enlace a la ficha:

Loading

rockomic

18 Comments

on “Reseñas: Los Cuatro Fantásticos: Mavel Héroes 1: Los 4 Fantásticos de John Byrne 1 (1981-1983)
18 Comments on “Reseñas: Los Cuatro Fantásticos: Mavel Héroes 1: Los 4 Fantásticos de John Byrne 1 (1981-1983)
  1. Probablemente la etapa más leída y recomendada por la gente de la llamada Generación Forum. Y gustos aparte también una de las mejores de toda la historia de los 4F.

    • Iba dejando Los Vengadores y Marvel Team-Up y empezando el Capi y los 4F, que pronto alternaría con Alpha Flight. Además, iba haciendo otras cosas, pues en este periodo solía hacer dos series al mes más unas cuantas portadas mínimo (a veces alguna historia de complemento a mayores o incluso un tercer número). Y hoy casi nadie es capaz ya de dibujar una sola serie más de cinco o siete meses seguidos.😈

  2. Las historias de Byrne que se agrupan en este tomo son mis preferidas del cuarteto fantástico, y aunque es incuestionable que hay buenos trabajos en otras etapas… pienso que la nostalgia tiene mucho peso para mi y por lo tanto (sumando la Edad Dorada de Lee/Kirby/Sinnott) es de lo mejor que he leído sobre Los 4 Fantásticos.

  3. Pues si una de las mejores etapas de los 4 fantasticos, que BYRNE tuviera las narices de quitarnos a la COSA del equipo y ponernos a una prima de HULK repito ‘»tiene narices», a eso se le llama ser valiente y encima a BYRNE le salió bien , nunca volvimos a ver a HULKA tan bien guionizada, parecía que siempre fue un miembro del equipo clásico.

    Para mi estos 4 FANTÁSTICOS «obra maestra»
    Grande ROCKOMIC ✌
    Eres un maquina

  4. «O también la hermosa historia que acaece en un pueblecito del Oeste en Arizona, lugar dónde azota una misteriosa plaga por la cual sus habitantes están muriendo de miedo.»

    Hermosa… ¡y terrorífica! (esa página final con «Estos también son amigos de Wendy». En esta historia aparece también brevemente un personaje secundario, una antropóloga llamada Ruth Efford, cuyo vestuario, que incluye una larguísima bufanda, y el hecho de que parece ser británica (Reed Richards se refiere a ella como l»Dama Ruth Efford») me hace pensar que se trata de un pequeño homenaje al cuarto Doctor Who (el interpretado por Tom Baker).

  5. La secuencia en la que Ben Grimm carga con una bomba por el interior de Ego hasta depositarla en su núcleo fue luego copiada-homenajeada por James Gunn en la segunda peli de los Guardianes, solo que cambiando a Ben por Groot y dándole su toque de comedia.

    Había muchas buenas ideas en estos números!

    Aunque lo de hacer recuperar a Doom su trono con la vieja excusa de que «no se os puede dejar solos, latverianos» (decía que el crimen aumentó por la laxitud de los castigos), es una de las cosas más carcas escritas por un autor que siempre fue muy carca.

    • Y supongo que esa secuencia debe ser a su vez un homenaje de Byrne a cuando Ben Grimm entró dentro de Giganto con una bomba a cuestas.

      Con lo de Doom no creo que Byrne quisiera defender el despotismo ilustrado, sino más bien criticar la ingenuidad de los Cuatro Efe al pensar que tras derrocar a Doom todo iba a ir bien en Latveria por arte de magia; su fallo no fue derrocar a Doom, sino desentenderse de lo ocurriera después en Latveria. No habría estadode más, eso sí, tratar el tema de un modo ligeramente más sofisticado para evitar cualquier posible interpretación que defendiera la falacia del hombre fuerte.

      • Me cuadra más esta exposición.
        Pero bueno, tampoco significa que Byrne se estuviera posicionando en nada. Quizás sólo era una historia que da para reflexión, pero sin ninguna intención. Está claro que Byrne se cuida de que no parezca que defiende a los dictadores cuando luego ilustra a un Zorba todavía peor que Muerte.

      • Pues sí, teniendo en cuenta las referencias de Byrne en esa etapa y que Grimm cargaba con la superbomba a su espalda en las dos ocasiones, lo de Giganto tiene todo el sentido.

        A su vez, lo de Giganto, conociendo a Stan Lee, bien lo pudo tomar del Pinocho de Disney, adentrándose en las fauces de la ballena gigante para rescatar a Gepetto y provocando una fogata en el interior de la bestia, lo que a su vez era una versión de lo que se contaba en el cuento de Carlo Collodi, que a la vez tiene toda la pinta de haberse inspirado en el relato bíblico de Jonás y la ballena. Moraleja: está to inventao.

  6. En cuanto a la idea de la Cosa entrando en el corazón de Ego para destruirlo, yo siempre me quedaré con Hulk entrando y destruyendo el nucleo del Amo de la Galaxia.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.