Fue en el número 160 de Uncanny X-Men cuando Chris Claremont decidió que había llegado el momento de que uno de sus personajes, que hasta entonces no había pasado de jugar un papel poco más que de attrezzo, debía alcanzar la madurez. Se trata de Illyana Rasputín, hermana de Coloso, que no necesitó más que un sólo episodio para crecer cómo personaje, pero también de forma literal.
La aventura en cuestión trasladaba a la Patrulla-X a los dominios del demonio Belasco, un lugar conocido como Limbo (uno de tantos con ese nombre), donde Belasco residía atrapado desde su presentación en el Universo Marvel en los primeros 80 dentro del título de Ka-Zar. En el lance más importante del episodio, Illyana fue arrastrada por Belasco a través del portal para ser devuelta a nuestra realidad por la Patrulla-X en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, para sorpresa tanto de los miembros del grupo de mutantes, como de los propios lectores, Illyana había regresado con siete años más en su cuenta. La niña de 6 años aparecía convertida en una preadolescente de 13 en apenas unos segundos.
Illyana iniciaba aquí, por tanto, su verdadera trayectoria en el UM, tras ese enigmático viaje a un mundo donde el tiempo transcurre de forma radicalmente diferente al nuestro. Una estancia en el Limbo que, por supuesto, implicaba algo más que el mero desarrollo físico de la chiquilla, puesto que la nueva Illyana presentaba también superpoderes.El caso es que esos siete años de vida de la mujercita quedaban como un enigma sin resolver. Una historia no contada que no podía persistir en el limbo (nunca mejor dicho) y pedía a gritos una explicación ilustrada. Un año más tarde, Chris Claremont se decidía a pagar su deuda en la Marvel Limited Series que nos ocupa.
Magik es una serie limitada de cuatro números dentro de la línea puesta en marcha por Marvel un año atrás. Una línea editorial dedicada a contar aventuras independientes protagonizadas por personajes sin título propio, que en esta ocasión sirvió para rellenar el hueco relativo a Illyana. Una saga en toda regla, un bloque argumental relatado en forma de recuerdo por la Illyana del presente. Una historia que, de alguna manera y atendiendo a la última página, también quiere ser un prólogo a la entrada de Illyana en los Nuevos Mutantes.
Claremont focaliza la historia en el género de la magia y la brujería, evitando entrar en materia mutante a lo largo de los cuatro números. De hecho, apenas existen referencias a la condición de mutante de la chiquilla. Illyana vive, pues, su transición al legado de las artes místicas en un mundo dominado y corrompido por un demonio. Un Belasco, cuya intención consiste en hacer de Illyana el portal dimensional hacia nuestra realidad que lo libere por siempre del Limbo. Para ello, un medallón en forma de pentagrama satánico deberá completarse con cinco gemas de sangre, una por punta.
Afortunadamente, no sólo el mal habita en el reino de Belasco, puesto que el Limbo es también un enlace entre dimensiones en el que cayó atrapada una versión de la Patrulla-X procedente de otra realidad. La Patrulla-X que se encuentra Illyana, y que ya conocimos en el mencionado Uncanny X-Men 160, muestra las señales de su paso por las corruptas manos de Belasco. Rondador Nocturno es directamente una endemoniada criatura al servicio del demonio, mientras que Claremont no se está de torturar psicológicamente a la inocente niña al presentarla delante del cadáver semidescompuesto de su hermano Coloso. Por otro lado, Kitty Pryde luce una personalidad salvaje, equiparable a la de Lobezno, tras haber sufrido en sus carnes la crueldad de Belasco, mientras que Tormenta ha dejado atrás sus poderes mutantes para entrar en el mundo de la hechicería y las artes ocultas.
Precisamente Ororo, cuyo cuerpo aquí es el de una mujer madura, aparece como la única oposición real a la tiranía de Belasco, reservando para ella, el guionista, un papel clave en la historia. No en vano, la miniserie luce el subtítulo «Storm and Illyana».
Claremont parece construir el relato desde el antagonismo de conceptos y determinaciones. El propio personaje de Magik nace desde la pugna entre el bien y el mal. Por un lado, la brujería de origen demoníaco que representa Belasco, que se refiere a la protagonista como Niña Oscura. Por el otro, la magia blanca de Ororo, que a su vez nombra cariñosamente a Illyana por el apelativo Copito de Nieve.
A lo largo de los primeros años en el Limbo, Tormenta intenta educar a Illyana en las sanas artes de la brujería, al tiempo que Belasco corrompe su mente, sembrando para siempre la semilla de la tentación a traspasar el umbral de la oscuridad. El resultado de todo ello es una superheroína de trazo típicamente Claremont: una mujer de cierta construcción bipolar que vive bajo la pesadumbre de algún día no poder controlar su lado oscuro.
Pero también el acto de la historia que sitúa a Illyana bajo la protección de Ororo y de la Gata (Kitty Pryde), parece planteado desde determinantes opuestos. Y es que la idea de Ororo de instruir a Illyana en la brujería y el ocultismo para combatir a Belasco con sus mismas armas, contrasta con la de la Gata, que tan sólo considera el uso de la lucha con armas como vía para matar al demonio.
La colección creo que logra un buen equilibrio entre la aventura y el drama, teniendo su punto fuerte en el desarrollo de personajes —básicamente Illyana—, pero sin renunciar para nada a la acción. En este sentido, cabe destacar las escenas que tienen lugar en la ciudadela del villano. Primero, en el recibimiento dado por parte del terrible S’ym, la mano derecha de Belasco y, más adelante, en el tramo final con el cara a cara entre Magik y propio Belasco. Es precisamente aquí donde Illyana invoca por primera vez a su Espada-Alma, representación gráfica de su poder. Una espada creada desde su subconsciente, quizás como consecuencia de las enseñanzas de la Gata en la lucha armada.
También hay que decir que la historia acumula escenas que deambulan entre la realidad y la ilusión, con lo que no resulta difícil perderse.
Sea como fuere, la historia es cruel y trágica. Estamos hablando del proceso de maduración de una niña bajo la tutela de un demonio en su infierno particular. No es precisamente un cuento de hadas.
Para rematar, ya en el tramo final con la derrota de Belasco y el anunciado regreso de Illyana a nuestra realidad, Claremont siembra la duda y abre la puerta de par en par a la posibilidad real de una Illyana corrupta.
No me olvido del apartado gráfico. Son tres los dibujantes que se ocupan de la miniserie, John Buscema, que realiza los dos primeros números, Ron Frenz y Sal Buscema. Donde no hay variación es en el entintado, puesto que de los cuatro episodios se encarga el mismo hombre: Tom Palmer, ni más ni menos. Palmer unifica la estética de los tres dibujantes, compensando así los trazos menos afortunados. Porque, si levantamos las tintas, creo que se nota cierto decaimiento en el trabajo, sobre todo, de Sal Buscema respecto al de John. Sal hace aquí un buen trabajo, sin destacar, mientras que su hermano está espléndido en sus dos números.
Conclusión.
En definitiva, otro grandísimo trabajo por parte de Claremont, que se casca un guion más extremo y arriesgado de lo que parece. El trabajo gráfico, por su parte, no desmerece al escrito.
Enlace a la ficha:
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Buenas miniserie de un personaje que no ha estado sobrado de buenas historias posteriormente. Un destacable trabajo tanto en el apartado de textos como en el del arte (aunque desde luego sea una pena que «Big John» no acabase la mini, Tom Palmer sirve de colágeno).
Y buen trabajo a nuestro Rockomic, por supuesto.👏👏👏