Reseñas: Spiderman: Omnigold 10: «¿Peligro o Amenaza?» (1980-1981)

Si la anterior entrega de esta serie de tomos recopilatorios cronológicos de The Amazing Spider-Man comprendía la práctica totalidad de la etapa guionizada por Marv Wolfman, este nuevo volumen sería el correspondiente a Denny O’Neil. Sería, porque la parte escrita por O’Neil no es el todo, sino que una parte del tomo engloba los periodos de transición entre guionistas estables.

El propio Marv Wolfman abre el volumen con los dos números que cierran su etapa, para dar paso a un par de episodios de transición guionizados por David Michelinie y Roger Stern. Números que enlazan ya con O’Neil.

En el apartado gráfico, la transición entre artistas es algo más movida. Keith Pollard, habitual acompañante de Wolfman en el anterior volumen, todavía aguanta tres números, mientras que la transición hasta llegar a John Romita Jr., que se queda como escudero de O’Neil, se la reparten entre John Byrne, Jim Mooney, el mismo Romita Jr. y Alan Weiss. El encargado de entintar los lápices del joven dibujante es, en la mayoría de números, Jim Mooney.

Entrando en materia, Wolfman remata su estupenda etapa con un modesto episodio muy del estilo de Marvel Team-Up. Dazzler es la heroína invitada mientras que el Señor de la Luz hace el salto a Amazing Spider-Man tras sus presentaciones en el título hermano, Peter Parker the Spectacular Spider-Man.

La despedida de Wolfman de la colección trae de regreso a su creación fetiche para este título, la Gata Negra, en un arco argumental que finaliza David Michelinie.

La ladronzuela sigue haciéndose querer pese a que Michelinie parece ir por su cuenta en un giro de la historia no del todo convincente. Tanto por el tratamiento dado al personaje como por ese final un poco en falso, como queriendo dar carpetazo al personaje.

A continuación, Roger Stern y John Byrne atan uno de los hilos que Wolfman había dejado colgados: el asunto de J. Jonah Jameson y su caída en desgracia.

Recordemos que Jonah sufrió una fuerte crisis nerviosa por la que perdió su puesto de director del Bugle en favor de Robbie Robertson. Y también que Peter ahora trabaja para la competencia, el Daily Globe, bajo las órdenes de Barney Bushkin y donde tiene sus rifirrafes con la reportera April Maye.

La cuestión es que, siguiendo el hilo de lo planteado por Wolfman, Stern desarrolla una idea según la cual J.J.J. era víctima de Jonas Harrow, que es quien está detrás de todo ello. Y bueno, dejando de lado lo inverosímil de un tipo manipulando conductas a distancia cual titiritero mediante un artefacto de su invención, tiene su gracia encontrarnos a la redacción del Bugle al completo enloquecida e inmersa en una batalla campal.

Curiosamente, éste es el primer encuentro de Spiderman con Jonas Harrow, conocido por ser el creador de varios villanos del lanzarredes (Canguro, Cabeza Martillo y Fuego Fatuo), pero que hasta ahora había permanecido en la sombra.

Turno al fin para Dennis O’Neil, cuya etapa abre fuego sin contar todavía con un dibujante estable. Jim Mooney y Alan Weiss se alternan con John Romita Jr. antes de que éste se haga definitivamente con el puesto.

Una etapa caracterizada por la simpleza de los guiones en una serie de historias de corte autoconclusivo sin apenas interés por la continuidad argumental. El único componente que aporta algo en este sentido es el apartado romántico, monopolizado por el nuevo interés amoroso de Peter, Debra Whitman. Y bueno, la chica no es precisamente el personaje de apoyo más carismático que haya pasado por la colección.

Porque de los habituales personajes secundarios apenas hay rastro, quitando a la inevitable Tía May. Incluso el recuperado Jonah Jameson y la redacción del Daily Bugle juegan un papel muy reducido respecto a anteriores etapas.

Como resultado de ello nos encontramos ante el Peter Parker más solitario, sin que necesariamente sea algo intencionado por parte de O’Neil.

De la Gata Negra no volvemos a tener noticias tras el punto y aparte concedido al personaje al inicio del presente tomo, mientras que el intento de introducción de un nuevo elemento en el caso del ruidoso vecino de Peter, Pinky el Solitario, no merece mayor comentario.

Ante la falta de contenido de las tramas, los episodios de esta etapa se cuentan y valoran principalmente por la calidad de los villanos de turno, pero el panorama, en este sentido, es bastante mejorable.

Un villano como Mesmero, viejo conocido de la Patrulla-X, no puede ser menos atractivo exterior e interiormente, por no hablar del pobre guion. No mucho mejor es el episodio de Fusión, villano de nueva creación, mientras que un Kraven extrañamente reformado peca de ingenuo frente a su novia Calypso, otra novedad, en otro número ramplón.

Los dos arcos, casi seguidos, en los que participa Namor como héroe invitado tampoco pasan de correctitos. Recursos de guion tan trillados y con tan poco jugo como un malentendido o un acto vengativo sirven de excusa para el pertinente reparto de mamporros.

En el segundo de los arcos, que se alarga tres números, los dos héroes hacen frente a los Cuatro Terribles, que cuentan con un inesperado cuarto miembro: la archienemiga de Namor, Llyra. La aventura, al menos, tiene algunos alicientes como uno de los habituales despistes de Peter que acaba con Spidey saliendo de acción con el uniforme totalmente desteñido, o encontrarnos con un Namor con sentido arácnido. Pero también algún truco de discutible eficacia como ocultar la identidad de Llyra dibujándola como si estuviera en la sombra cuando está a pleno sol.

Por fortuna, el dinamismo imprimido por Romita Jr. en su narrativa gráfica salva los muebles en estas historias.

A pesar de todo, esta etapa guionizada por Denny O’Neil también tiene sus virtudes.

El aporte más destacado tiene dos nombres: Hidroman y Madame Web. El primero es un villano de altura que, si bien no deja de ser una copia del Hombre de Arena, se vale de un episodio de origen de los que se hacían en los 60.

Madame Web, por su parte, es una enigmática mujer ciega con poderes psíquicos, de diseño y personalidad de cuestionable atractivo, pero con recorrido por delante.

Hidroman comparte luego protagonismo, en el lado de los antagonistas, precisamente con el Hombre de Arena. La idea de fusionar a los dos villanos en una masa de barro es tan buena como predecible. Que la historia acabe derivando en el reiterativo argumento de la bella y la bestia ya resulta más forzado.

Otra de las decisiones importantes de O’Neil, aunque no precisamente innovadora, no es otra que regreso de Peter a su trabajo como fotógrafo en el Daily Bugle. Para ello, antes el guionista finiquita sin contemplaciones al Daily Globe, en una trama en la que se apropia de Rupert Dockery, un mala pieza sustraído de la colección de Spiderwoman.

Antes de desaparecer, el Globe nos deja la primera aparición de Lance Bannon, un fotógrafo con quien Peter inicia una rivalidad.

Los últimos cinco números del volumen, correspondientes al título mensual de Spiderman, traen de vuelta el baile de autores. O’Neil alterna sus guiones con nombres como los de Michael Fleisher, Bill Mantlo y J.M. DeMatteis, mientras que la parte gráfica viene mucho más repartida. Luke McDonnell, Bob McLeod, Alan Kupperberg, Bob Hall y de nuevo John Romita Jr. son los elegidos para hacer el trabajo.

Y lo cierto es que la etapa toca fondo aquí con números tan pobres como el de Ariete o el de Demonio Veloz.

En el primero de los dos, Ariete, viejo conocido de Spiderman al que ya se enfrentó en la colección de Daredevil, pretende envenenar a todo un club de country porque no accedieron a contratarle a él como cantante. Tal cual.

En el segundo, Demonio Veloz es la nueva identidad del Zumbador del Escuadrón Siniestro. El tipo, pese a disponer de poderes idénticos a los de Mercurio, cae derrotado de la forma más ridícula tropezando con las trampas de telaraña que le prepara Spiderman.

El resto no pasan de mediocres.

Una historia de investigación e intriga en la que a Peter no se le ocurre otra que colarse a tomar fotos en el recinto de la prisión Ryker a la espera de alguna fuga. Casualmente, la Gárgola Gris y Jonas Harrow lo estaban intentando en ese mismo momento, pero, como era previsible, a Peter lo acaban pillando las autoridades y tiene que buscarse un abogado, que no es otro que el mismísimo Matt Murdock.

Luego, un episodio con el Caballero Luna de invitado y, finalmente, un enfrentamiento con el Fantasma Rojo y sus Supersimios.

Bueno, también nos encontramos con la sorpresa de un episodio de cinco páginas protagonizado por la Tía May que no merece la pena comentar.

Dejo para el final los dos números anuales correspondientes a esta etapa que, por supuesto, se incluyen también. El número 14 hacia mitad de volumen y el 15 al final del mismo.

Ambos números tienen mucho en común, empezando por su dibujante, que no es otro que Frank Miller. Por su parte, Dennis O’Neil guioniza ambos especiales, mientras que el entintado corre a cargo de dos de los más grandes del ramo, Tom Palmer y el habitual embellecedor de Miller, Klaus Janson.

El otro aspecto en el que coinciden estos dos números anuales es la calidad que atesoran, sobre todo al lado del contenido relativo a la colección mensual del trepamuros que llena este volumen.

El anual 14 cuenta como un lacayo del Doctor Muerte llamado Lucius Dilby es utilizado por Dormammu, en alianza con el propio Muerte, para crear el Vuelco Siniestro. Algo así como una combinación entre la magia y la ciencia, desencadenante del mayor poder imaginable.

La aventura también cuenta con el Doctor Extraño como invitado, y ahí es donde entra la jugada que nos prepara Frank Miller.

Aprovechando el Team-Up entre las dos creaciones más emblemáticas de Steve Ditko, Miller nos regala un precioso homenaje al genial dibujante. Desde los diseños de los paisajes dimensionales, el uso del claroscuro o el estilo dinámico y estilizado imprimido a las figuras Spidey y Extraño. Todo ello nos trae a la memoria aquellos cómics de Ditko, y creo que el sutil y preciso acabado de Tom Palmer ayuda de forma decisiva. Trabajazo de Palmer, y un acierto su elección. No me imagino a Klaus Janson consiguiendo un resultado así en este caso puesto que su estilo es muy diferente del de Palmer.

En resumen, una gozada a nivel gráfico y una historia que está francamente bien.

El anual 15 es un episodio que lleva mucho más el sello de Frank Miller. Y lo lleva, entre otras cosas, porque el acabado a tinta es obra de Klaus Janson, pero también porque la historia se enmarca en el género negro, o porque Miller se trae al reportero Ben Urich de su etapa en Daredevil.

Una historia igual de interesante que la del anterior anual, con participación del Castigador y el Doctor Octopus y, en medio de todo, la crisis causada por una toxina mortal. A destacar el ingenioso uso del Daily Bugle como vehículo narrativo, además de la emocionante escena en la sala de rotativas.

Conclusión.

Creo que es poco discutible que estamos ante el menos recomendable de los tomos recopilatorios de Spiderman hasta la fecha.

Tampoco es que sea una mala etapa. Quitando algunos números bastante malos, la mayoría se mueven en lo correcto.

La excepción está en los dos anuales dibujados por Frank Miller, que sobresalen con holgura por encima del resto del contenido.

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rockomic

13 Comments

on “Reseñas: Spiderman: Omnigold 10: «¿Peligro o Amenaza?» (1980-1981)
13 Comments on “Reseñas: Spiderman: Omnigold 10: «¿Peligro o Amenaza?» (1980-1981)
  1. Wolfman (que lo hizo peor con Spider-Woman) y O’Neil lo harían luego mejor en DC a continuación (y de O’Neil hay que destacar también si etapa en Iron Man, con la segunda crisis alcohólica de Toño Stark). Stern lo haría mejor con Spiderman. Y Michelinie lo haría peor con el arácnido. La contribución de Mantlo y DeMatteis (no pico relacionados también con el arácnido) es ya más anecdótica, y lo mismo la del poco reseñable Michael Fleisher (el antropólogo), que no, no lo hace demasiado bien. Rockomic sí lo hace bien.😉

  2. Yo le tengo cariño a esta etapa porque la seguí en los tiempos de Bruguera. Esos números de Namor, Hidroman, Madame Web, Fusion… Pero leidos ahora reconozco que son justitos. Pero bueno, se pueden leer, sin duda, no es que sea un mal tomo.

  3. Yo no veo tan malos estos comics estaban entretenidillos y cumplían sin muchas exigencias. Eso si los números dibujados por Miller y guionizados por O’Neill son una pasada. Mira que de crio me leí y releí el Team-up con el Dr Extraño que me fascinaba sobremanera. Que lastima que el tito Frank no llego a realizar ninguna etapa del Hechicero Supremo, hubiese quedado muy «Ditko». La lastima es que casi llego a realizar una etapa con el personaje. Pero a cambio tuvimos a DD

    • Ese número es el mejor del tomo (con bastante diferencia). Miller fue candidato a hacer Doctor Extraño (hasta llegó a anunciarse), con textos de Stern. Quedó en nada (y poco después se anunció que a Stern le acompañaría Marshall Rogers). Otro que vio frustrada una posible etapa del Hechicero Supremo fue Mignola (aunque más tarde pudo dibujar al menos una novela gráfica, también con Stern en su momento álgido).

    • Me alegro de coincidir en los anuales de Miller, sobre todo el primero. El homenaje a Ditko es delicioso.

      Pero el resto malo no es. Aceptable sería la palabra, quitando tres o cuatro números que creo que sí que calificaría como malos.

  4. Disfrutable y aún quedaba cuerda, el MH de Roger Stern está bastante bien, y las series web of y spectacular de esa época también va muy bien, si mal no recuerdo en esa etapa spidey tiene su lio con la Gata Negra, King Pin etc… en spectacular que para mí estaba bastante bien.

    • Lo de la Gata (por muy agradable a la vista que sea el personaje) era bastante sórdido. La chavala estaba bastante mal de la azotea (y pese a saberlo Parker se aprovechaba de ella y de su obsesión con él …bueno, con Spidey, que a Felicia el Peter no le ponía nada).

      • Eso demuestra que Peter es humano y falible. Pero si que hizo que la ingresaran para que la ayudaran y ella no tardaba en escaparse. Como para poder retenerla contra su voluntad

      • Esa parte es buenisima jaja, cuando ella ve el zulo donde Peter vivia jajaja, el concepto de que ella estaba «enganchada» al personaje y NO a la persona tiene su punto en verdad, y el final que se gana por negociar con Kingpin una forma de potenciar sus «habilidades»

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