Reseñas: Spiderwoman: Marvel Limited Edition 2: «Enredados» (1978-1980)

Este segundo tomo de los que recopilan la colección inicial de Spiderwoman coincide con la entrada de un nuevo guionista. En sustitución de Marv Wolfman, que se ocupaba de escribir la serie hasta ahora.

El nuevo nombre es el de Mark Gruenwald, que realiza aquí su primer trabajo para la editorial. El apartado gráfico, sin cambios, sigue en manos de Carmine Infantino.

En el anterior tomo veíamos como Wolfman atribuía cierto carácter enigmático a la protagonista y optaba por antagonistas cercanos al terror y las artes ocultas. Gruenwald inicia su trayecto en la colección potenciando, precisamente, esa tendencia hacia lo tétrico, por lo menos en los villanos.

La Aguja, un individuo oculto bajo un disfraz fantasmal, abre fuego. Como su nombre indica, el tipo va armado con aguja e hilo con los que se dedica a coser los labios del primero que se le cruza por delante.

Si la Aguja es una especie de costurero del terror, el siguiente antagonista, la Polilla Gitana, tiene la capacidad de deshilachar cualquier prenda de ropa.

Pese a que ambos villanos parezcan salidos de una sastrería, increíblemente no tienen relación alguna. En cualquier caso, los dos episodios que protagonizan son francamente pobres.

Gruenwald sigue en la línea con el siguiente arco, en el que mete elementos de magia y ritos satánicos. Madame Doll es la nueva antagonista, mientras que el Hermano Grimm regresa reconvertido en los Hermanos Grimm. Como relato de terror de los 50 podría tener su sitio, pero este tipo de historias no terminan de encajarme en una colección como ésta.

Gruenwald sube la apuesta sacándose de la manga una feromona que, al parecer, segrega nuestra protagonista, la cual provoca una inexplicable repulsión en sus semejantes. La idea sirve para que Jessica entre a trabajar en un instituto de terapia emocional donde aprovechará para poner hilo a la aguja respecto a esa sensación de repugnancia hacia ella que siente sobre todo en las mujeres. La propiedad repulsiva de Spiderwoman también da pie a una nueva trama con Mortaja (conocido de la saga de Namor y el Doctor Muerte en Super-Villain Team-Up) como aliado y Nekra, sacerdotisa de la oscuridad (vieja enemiga de Shanna, la Diablesa), en el papel de villana.

Otro arco mediocre, en cualquier caso. El apartado gráfico tampoco da para grandes alegrías teniendo a Carmine Infantino como dibujante estable, pero al menos el entintado de Al Gordon hace sus trazos más vistosos.

Y es que la intención de los editores de hacer pasar a Spiderwoman por un personaje que inspire cierto pavor ya se intuía en el encabezado del título de portada: «To know her is to fear her». Encabezado que en algunos números pasa a ser «Beware the Spider-Woman», de similares connotaciones. Pero considero que, ni el colorido traje, ni la personalidad de Jessica Drew hacen juego con esa tendencia hacia lo siniestro. Quizás sea por esa razón que la colección acaba tomando un nuevo cauce, hacia un superheroismo más convencional.

Gruenwald, pronto se saca de encima a Magnus, el personaje de apoyo que guarda más vínculo con las artes oscuras. La disparatada excusa consiste en convertir al hechicero en mago de teatrillo y mandarlo de gira con su espectáculo.

También el otro elemento secundario, Jerry Hunt, se aleja de Jessica al reincorporarse como agente de SHIELD. Su romance con Jessica se estaba empezando a enquistar, así que no creo que echemos en falta al bueno de Hunt.

En sentido opuesto, Lindsay McCabe, compañera de trabajo de Jessica en el Instituto Hatros, se incorpora a la nómina de secundarios.

Los dos últimos episodios realizados por el tándem Gruenwald-Infantino no mejoran las cosas.

Primero está la historia del Hombre de Cera, un tipo cuyo rostro se deshace como la cera y puede adquirir cualquier aspecto. Un episodio que, como mucho, funciona como relato de terror independiente. Y a continuación, Spiderwoman se las ve con el Implacable, ya conocido de la serie del Motorista Fantasma, en una historia que cuenta con el Hombre Lobo como invitado y que, inexplicablemente, queda inconclusa. No sé si el hecho de ser el número de despedida de Infantino tiene algo que ver con dejar el hilo argumental colgado, pero no debería.

El fin de trayecto para Mark Gruenwald no tiene más interés que ser la esperada reunión de los dos arácnidos del Universo Marvel, Spiderwoman y Spiderman. Porque el nuevo artista gráfico, Frank Springer, casi empeora las cosas respecto a Infantino, mientras que el argumento que sirve de excusa para el encuentro entre los dos superhéroes difícilmente puede ser más ridículo.

Michael Fleisher y la cazarrecompensas.

El testigo de Mark Gruenwald lo recoge Michael Fleisher, que por aquellos tiempos se estaba ocupando de los guiones del Motorista Fantasma.

Fleisher no se corta un pelo y corta de cuajo con lo hecho hasta ahora por Gruenwald y Wolfman. De entrada, se inventa una nueva comitiva de personajes de apoyo: el capitán de policía Alexander Walsh y, sobre todo, Scotty McDowell, un discapacitado vecino de Jessica. Pero lo más desconcertante para el lector está en la forma de introducirlos, como si se tratara de personajes presentados unos números atrás. La impresión de que nos hemos saltado algún episodio es inevitable.

Pero las novedades no terminan aquí, porque Fleisher también le da la vuelta al tema esencial de las aventuras de Spiderwoman. Para sorpresa de propios y extraños, el guionista decide convertir a nuestra heroína en cazarrecompensas. Jessica forma así sociedad con su amigo Scotty, quien le ayuda a detectar delincuentes sometidos a recompensa a quienes echar el guante.

Lo que queda de tomo da para enfrentar a Spiderwoman, en su nueva faceta, a un par de nuevos villanos de poca monta salidos de los bajos fondos de la urbe, el Payaso Asesino y el Jugador.

El arco relativo al Jugador es un thriller de crimen e intriga bastante definitorio de lo que ha pasado a ser la colección. La trama es abundante en sorpresas, pero por desgracia la mayoría son excesivamente rebuscadas. Tampoco trae nada demasiado bueno el culebrón romántico, que nos deja a una Spiderwoman que peca de ingenua hasta el extremo.

En el apartado gráfico, Frank Springer cede el paso a Trevor Von Eeden, que hace un trabajo bastante correcto, y éste hace lo propio con Steve Leialoha.

Conclusión.

No creo que la serie mejore con respecto a lo visto en el primer tomo, ni en la parte correspondiente a Gruenwald ni en la de Fleisher.

En todo caso, en la siguiente entrega habrá que ver hacia donde nos dirige Michael Fleisher tras el profundo lavado de cara administrado a las correrías de Spiderwoman. De momento, su trabajo no pasa de mediocre.

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rockomic

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on “Reseñas: Spiderwoman: Marvel Limited Edition 2: «Enredados» (1978-1980)
10 Comments on “Reseñas: Spiderwoman: Marvel Limited Edition 2: «Enredados» (1978-1980)
  1. Tomo con el esperado encuentro entre los 2 aracnidos por excelencia. Material muy representativo de los ochenta que me encanta sobre todo por el punto nostalgico que me provoca. Alcanzamos la mitad de la colección, un par de Tomos más … y otro gran clásico recuperado. Poco a poco …

    • Y cuyos primeros tomos no son para tanto (aparte de que parte del primero ya lo tienes en Marvel Two-In-One). Coño, aún lo de Claremont no es para tanto tampoco.

      • Tal cual. Y lo mismo vale para lo de Infantino.
        Es un héroe menor, como dice Magni, y un material (aquí ya opino yo) que no se merece una edición en un Limited. Debería ser carne de trade paperback.
        No todo tiene que salir en tapa dura y con un papel de tanto gramaje y calidad. Bien que se reedite, por nostalgia o por si alguien joven tiene curiosidad por descubrir unas obras que no llegó a conocer en su día (aunque tengo dudas de que existan esos jóvenes), pero que se haga en un formato popular como aquel con el que vio la luz en su día. Esto no son páginas para enmarcar, como las splash-page de Steranko o Kirby. No tienen el guión de un Watchmen o un Miraclemen que las eleve de categoría. Es lo que es: una curiosidad, un experimento coyuntural de la Marvel semi arruinada de finales de los 70, en busca de nuevos públicos de los que poder rascar algo.

        Yo no pagaría más de 20 euros por ello. 25 si me pilla con el día tonto. Pero ya sé que esto es predicar en el desierto, y que el noventa por ciento de sus compradores se lo llevará por pura compulsión y solo para pasear el tomo desde el estante de la librería al de su casa. Compramos productos por encima de su valor real y luego nos escandalizamos de que los precios no paren de subir.

        • Incluso en sus mejores momentos (que son pocos) es un cómic menor de batalla. Digno y entretenido, sin más (y en algunos momentos bastante justito aún).

  2. Infantino todavía era capaz de dibujar bien mujeres guapas (una de sus especialidades), pero a estas alturas de su carrera ya se había perdido casi todo su fuerza narrativa. Eran cómics que gráficamente ya en su época parecían de unos años atrás.

  3. Cómo estáis poniendo a la pobre Spiderwoman. 😆
    La verdad es que la serie es flojilla, efectivamente.
    Tampoco recuerdo que mejorara demasiado, pero veremos.

    • Aún lo de Claremont no era para lanzar cohetes. Fue una serie de segunda (y siendo generosos) de principio a fin. Aunque al menos no es un desperdicio de tiempo el leerla (algo que sí pasa con no pocos cómics).

  4. Sea como fuere, lo importante es que se publique si tiene un público. Le ha tocado un formato semilujoso y caro que no le correspondía, vale, pero ahí está. No sabemos si otras fórmulas hubieran funcionado.

    • Encarecida además por lo limitado (tontería) y por salir en un momento en que el papel está sobrevalorado por problemas de distribución (arrastrados desde la pandemia) y de semieconomía de guerra.

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