Sin dejar de lado las pulsiones cronológicas, hoy vamos a intentar desenmarañar otro episodio que forma parte de eso que hemos dado en denominar la “versión oficial” de la Historia de Marvel.
A finales de 1956, Martin Goodman decidió prescindir de la distribuidora de su propiedad y firmó con el gigante American News Company. Aquello se revelaría como una estrategia comercial desastrosa, volviéndose rápidamente en su contra: tras ser investigada por el Departamento de Justicia norteamericano por sus prácticas presuntamente monopolísticas y ser denunciada por sus propios clientes, la ANC arrojó la toalla y suprimió su negocio de distribución de publicaciones periódicas. De repente, Atlas se había quedado sin ningún cauce viable para conseguir que sus revistas llegaran a los puntos de venta. Ante la gravedad de la situación, a Goodman no le quedó más remedio que pactar con Independent News, la distribuidora de DC Comics. Como resultado de ello, el logo de Atlas fue desalojado sumariamente de las portadas, siendo sustituido por la abreviatura “IND”. Según estipulaba una cláusula del contrato, la producción de cómics por parte de Marvel no podía exceder los 8 títulos al mes.
Creo que cualquiera puede entender que DC no quisiera dar alas a un competidor directo. Es como si Pepsi se queda un día sin su distribuidora y acude desesperada a pedir auxilio a Coca-Cola… Hombre, no parece probable que les vayan a recibir con los brazos abiertos, ¿verdad? Desde un punto de vista empresarial, seguramente la decisión más inteligente por parte de DC habría sido dejar que Atlas se hundiera, en lugar de mantenerla viva con respiración asistida. Tal vez Martin Goodman utilizara sus dotes de persuasión para convencerles de que su editorial era un pez pequeño y no suponía una amenaza para ellos… Sólo podemos especular acerca de lo que trascendió en aquella reunión, pero el aspecto fundamental es que se logró evitar la debacle y la compañía continuó adelante, aunque fuera con severas restricciones.
El recorte que sufrió la línea, junto a la acumulación de material de inventario, obligó a Stan Lee a tener que prescindir de muchos colaboradores valiosos, algo que él recuerda como el momento más difícil de toda su carrera profesional. La limitación se mantuvo en sus términos iniciales hasta bien entrado 1960, flexibilizándose ligeramente a mediados de aquel mismo año. Y aquí es donde la realidad difiere de la versión oficial: a lo largo de 1961, la producción editorial de MC (la marca corporativa que precedería al Marvel Comics Group) se situaba ya entre los 10 y los 12 títulos al mes. Así sucedería, por ejemplo, en el mes de agosto, cuando el debut de Los 4 Fantásticos se vio acompañado por otras 11 cabeceras más. Al mes siguiente, la cifra descendió a 10 cómics, volviendo a subir a 12 en octubre. Esta seria más o menos la tónica que se mantuvo a lo largo de todo 1962, excepto en el mes de agosto de dicho año, donde la cifra se quedó en 9 publicaciones.
En 1963, a medida que la Era Marvel alcanzaba velocidad de crucero, la tendencia fue a aumentar progresivamente el número de cómics impresos, llegándose a los 15 en el mes de julio, entre ellos dos anuales. La Casa de las Ideas seguía apostando por los meses de verano para concentrar sus lanzamientos, lo cual explica que en Junio de 1964 se pusieran en circulación 16 colecciones, cifra que duplicaba la restricción primigenia. Otro nuevo “récord” se alcanzaría en Junio de 1966 con 18 publicaciones, incluyendo la correspondiente pareja de anuales. Idéntico registro se contabilizó en agosto de ese mismo año.
Sorprendentemente, el credo oficial marveliano aún sigue aludiendo a la famosa “limitación de los 8 títulos” para contextualizar el periplo de la editorial en la Edad de Plata, a pesar de que un simple recuento como el que acabamos de efectuar demuestra que dicha limitación jamás llegó a estar vigente en ningún momento de la Era Marvel… ¡Las matemáticas no engañan!
A finales de 1967, Goodman volvió a presionar a Independent News con objeto de que le permitieran ampliar la línea. El contrato expiraba en 1969 y el dueño de Marvel dejó claro que no iba a aceptar más cortapisas: “Si no voy a poder publicar lo que quiero, me buscaré otra distribuidora.” A Jack Liebowitz, su interlocutor en DC, aquello no le hacía demasiada gracia, pero se dio cuenta de que Goodman no iba de farol y aceptó redactar un nuevo acuerdo que abriría las puertas a lo que en su día se anunció como la “Expansión Marvel”. De esta manera, Captain America, Hulk, Iron Man, Sub-Mariner, Doctor Strange y Nick Fury Agent of S.H.I.E.L.D. pasaron a contar por fin con serie propia, lo mismo que las debutantes Captain Marvel y Silver Surfer.
Daba la impresión de que Independent News iba aflojando la cuerda poco a poco, especialmente después de que el conglomerado Kinney National consumara la adquisición de DC Comics Aquel sería el penúltimo capítulo en un largo proceso de negociaciones que había ido cubriendo sucesivas etapas a lo largo de más de una década.
La Casa de las Ideas también estaba a punto de cambiar de propietario cuando la firma Perfect Film & Chemical Corporation puso sobre la mesa una oferta para hacerse con Magazine Management, el grupo empresarial del que formaba parte Marvel. De hecho, se estima que el verdadero objetivo que perseguía Martin Goodman con su maniobra expansiva no era otro que hinchar el volumen de facturación para revalorizar aún más la editorial.
Así consiguió llamar la atención de Martin S. Ackerman, el magnate de Perfect Film: “He estado hablando con ese tipo que publica veintitantas revistas, comic books, cosas de las que jamás has oído hablar… y resulta que se saca un beneficio de dos millones anuales. Vamos a comprar su empresa.” Algunas fuentes apuntan a que el acuerdo se concretó en Julio de 1968, entrando en vigor dos meses después, aunque otras sugieren que pudo materializarse con anterioridad a dicha fecha.
Como requisito previo para cerrar la operación, Ackerman exigió garantías de que Stan Lee se mantendría al frente de la parcela creativa. En aquel momento, este último no tenía ningún contrato en vigor con Marvel, por lo que Goodman le solicitó que rubricara un documento vinculándose expresamente a la compañía. Lee aceptó hacerlo, pero no tardaría en arrepentirse de ello: “Después de firmarlo, mi esposa Joan y yo fuimos a cenar a su casa. Él me dijo que me estaba muy agradecido y que nunca más tendría que volver a preocuparme por el dinero. Jamás me dio ni un centavo, sólo el contrato. Yo me sentí verdaderamente decepcionado. Lo que más me dolió es que todos mis amigos pensaran que era un idiota.”
Por lo que se deduce de las palabras de Stan Lee, inusualmente duras y ásperas, no parece que Mr. Goodman hiciese honor a su apellido en este asunto, sino todo lo contrario. Al final, el “buen hombre” (es un decir) acabaría embolsándose casi 15 millones de dólares con la venta, además de percibir un suplemento en bonos. También se aseguró su continuidad en el cargo de presidente por un plazo de cinco años más y colocó a su hijo Chip como director artístico, con la idea de que le sucediera al mando de la empresa. Dado que Perfect Film se había procurado su propia rama en el sector de la distribución –la compañía Curtis Circulation–, a Marvel no le supuso ningún problema finiquitar su relación con Independent News definitivamente.
El nuevo escenario apenas se tradujo en un incremento apreciable de títulos. Las ventas estaban dando señales de cierto estancamiento, lo que había llevado a la cancelación de Doctor Strange y Nick Fury Agent of S.H.I.E.L.D., desapareciendo asimismo la paródica Not Brand Echh. Buscando vías alternativas de negocio, Marvel se esforzó por diversificar la línea recuperando cómics infantiles, cabeceras del oeste, series de temática romántica y antologías de misterio. Por más que en Agosto de 1969 llegaran a aparecer 26 títulos, la cifra cayó a 22 el mes siguiente. A la hora de hacer balance, todas estas probaturas dejaron escasos réditos comerciales y tan sólo servirían para poner de manifiesto algo que los lectores de la época ya intuían: que la auténtica fuerza de Marvel radica en su universo superheroico.
En nuestra próxima sección trataremos de responder a la pregunta que ahora mismo os estará rondando por la cabeza a muchos de vosotros: ¿Negoció Martin Goodman un buen acuerdo por Marvel… o vendió la editorial a precio de saldo? Tendremos ocasión de sopesar los pros y los contras, las cifras y las actualizaciones, a la vez que aprovechamos para repasar otras sonadas operaciones financieras donde La Casa de las Ideas se erigió como gran protagonista. Estéis preparados o no, el próximo mes toca hablar de lo que realmente mueve el mundo… ¡también el de los superhéroes!
Miguel G. Saavedra
¡Entre crisis y crisis, nunca viene mal tomarse un respiro! Stan Lee rondaría los treinta años de edad cuando se dejó fotografiar de esta guisa en la terraza de su domicilio de Hewlett Harbor, una conocida zona residencial de Long Island, Nueva York. Menuda maña se daba el primogénito de la señora Lieber para poder mecanografiar sus guiones erguido: “Siempre escribía de pie (bueno para la figura) y siempre con el sol de cara (¡bueno para el bronceado!).”
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El próximo Lunes va a ser una fecha relevante en la pequeña historia de esta sección. Teníamos pendiente ofreceros “Lo que mueve el mundo”, la continuación del artículo que acabáis de leer. Dicho artículo no ha podido publicarse en las revistas de Panini ni tampoco colgarse en la web de la editorial, pero nosotros vamos a presentarlo aquí con todos los honores el día 25… ¡Haced correr la voz!
Enhorabuena por el artículo, Miguel, tan interesante como siempre.
Con ganas de leer esa continuación inédita.
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