Reseñas: Los Nuevos Mutantes: Omnigold 1: «Tercera Génesis» (1982-1984)

El éxito incontestable de la Patrulla-X de Chris Claremont, que en los primeros 80 ya estaba consolidada como la colección líder en ventas del cómic americano, propició una maniobra por parte de Marvel que daría inicio a una nueva y fructífera etapa en la editorial. Marvel asignó a Claremont una segunda serie mutante, inaugurando así una franquicia, la mutante, que a partir de este momento no haría más que crecer añadiendo una retahíla de nuevos títulos que, con algunas interrupciones, han ido persistiendo hasta la actualidad. La parcela mutante del Universo Marvel es ya un hecho.

Los Nuevos Mutantes es el título de la nueva colección de Chris Claremont, un título que narra las aventuras de un segundo grupo de mutantes entrenado por el Profesor X. Un grupo formado por adolescentes que prácticamente acaban de descubrir su gen distintivo, a quienes Xavier aspira a instruir en el uso de sus poderes, pero lejos de convertirlos en una segunda Patrulla-X a la caza de los supervillanos.

Claremont aprovecha para su nuevo grupo a un personaje que ya fue presentado un par de años atrás en el número 100 de Marvel Team-Up. Un número especial de mayor extensión, escrito por el mismo Claremont y dibujado por Frank Miller, y protagonizado por Spiderman y los Cuatro Fantásticos. Es el episodio que precisamente abre este tomo que tengo entre manos. Episodio en el que hace su debut Karma, una mutante adolescente cuyo superpoder le permite controlar mentalmente la voluntad de otros. La mutante, originaria de Vietnam, vemos como se enfrenta aquí a su hermano gemelo de quien acaba absorbiendo su esencia, quedando la trama como futurible hilo argumental.

La presentación del nuevo supergrupo mutante tiene lugar en un comic-book todavía más especial puesto que fue una de las primeras elecciones para una de las flamantes nuevas líneas de la casa, las Marvel Graphic Novels. Las Novelas Gráficas Marvel fue una colección de historias autoconclusivas de unas 50 páginas de extensión, cuya particularidad estaba en emular los típicos álbumes de cómic europeo. Es decir, tomitos con cubiertas de cartoné, algo hasta el momento inédito en Marvel, además de contar con papel de mayor calidad y una factura técnica más sofisticada, más que nada en el coloreado. The New Mutants corresponde al cuarto número de la colección, aunque, en realidad, éste no era el destino inicial de la historia. Este primer episodio fue realizado con la idea de convertirse en el primer número de la colección mensual de los Nuevos Mutantes, pero circunstancias relacionadas con los plazos de entrega hicieron que su formato final fuera el de Novela Gráfica. La historia está guionizada, efectivamente, por Chris Claremont, que está vez viene acompañado por el dibujante Bob McLeod.

Estamos básicamente ante un relato de origen del grupo y de presentación de sus integrantes. Además de la ya anteriormente presentada Karma (Xi’an Coy Manh, Vietnam), el grupo lo completan otros cuatro adolescentes que hacen su estreno precisamente en este número. Se trata de Loba Venenosa (Rahne Sinclair, Escocia), Mancha Solar (Roberto Da Costa, Brasil), Bala de Cañón (Sam Guthrie, Estados Unidos) y Psique (Dani Moonstar, Cheyenne). De nuevo estamos ante un grupo multiétnico formado por miembros de diferentes nacionalidades, como en el caso de la Patrulla-X de la Segunda Génesis. De hecho, el relato se refleja inequívocamente en aquel mítico Giant-size X-Men #1, en el sentido de estar consagrado a la presentación y reunión de los integrantes del grupo, más el añadido de una primera amenaza a la que hacer frente en equipo.

Los relatos personales de cada uno de los chavales coinciden a desarrollar historias ambientadas en entornos marginales, ya sean de pobreza, de rechazo social o de aislamiento. Historias en general originadas en la caza de brujas, el racismo y demás odios hacia lo diferente, así que nada nuevo tratándose de mutantes.

La novedad radica aquí en que por primera vez vemos a un grupo de superhéroes donde los integrantes femeninos superan a los masculinos. El conocido gusto de Claremont por los personajes de sexo femenino llega así a uno de sus máximos exponentes.

El villano para la ocasión es Donald Pierce, el miembro no mutante del Club Fuego Infernal, cíborg para más señas, que parece haber criado un irreprimible odio hacia los mutantes. Pierce inmoviliza a Tessa, la servidora al mando en ausencia de Sebastian Shaw, y toma el control del Club para usarlo como arma para aniquilar a los Nuevos Mutantes.

Por otro lado, en el relato concerniente a Rahne Sinclair también nos es presentado el Reverendo Craig, un agitador ultra al que volveremos a ver por estas páginas.

Como digo, ésta es una historia consagrada a explicar el origen del grupo, al estilo de la Segunda Génesis, por lo que queda lejos de la profundidad de lo que estaba escribiendo Claremont en ese momento en la Patrulla-X. El trabajo gráfico de Bob McLeod tampoco destaca, cumpliendo la papeleta sin más.

La imagen final descubriendo los uniformes que vestirá el grupo, casi idénticos a los de la Patrulla-X original de Lee-Kirby, es otra muestra del inevitable lazo que une a los Nuevos Mutantes con el supergrupo de mutantes por excelencia.

La colección mensual.

Tan sólo tuvieron que pasar unos pocos meses para ver a los Nuevos Mutantes protagonizar su serie regular. Mismo equipo creativo que la novela gráfica (Claremont y McLeod), pero ahora sí, esto es Claremont en toda su extensión.

El guionista inicia la colección ni más ni menos que con una línea argumental en retrocontinuidad, aunque tan sólo sea por unos pocos meses. Aunque cabe aclarar que la retrocontinuidad es tan sólo aparente, puesto que fue publicada más tarde a causa de los retrasos en las entregas y no de forma intencionada. En cualquier caso, el efecto para los lectores fue ese, el de tres números en los que la acción se sitúa unos meses atrás, en plena saga del Nido de Uncanny X-Men. Creando así la impresión de una historia no contada de lo que ocurrió en la Mansión mientras la Patrulla-X estaba desaparecida y Charles Xavier ya había sido infectado por una reina del Nido.

El episodio final de la saga del Nido, el que descubrimos la realidad del caso Xavier, fue publicado precisamente el mismo mes que el número 1 de los Nuevos Mutantes. De este modo, la lectura de la saga viene condicionada por un final ya conocido, cosa que acarrea el pequeño inconveniente de que parte de su desarrollo difícilmente nos pillara por sorpresa. Sin embargo, la historia es lo suficientemente sólida y bien encajada como para que en su momento se le prestara importancia a ese simple hecho.

Claremont, cómo no, inaugura la colección con su habitual disposición de diferentes hilos argumentales. Tramas que irá desarrollando en paralelo, todas ellas originadas en la colección madre de los mutantes. Además del mencionado hilo referente al Profesor X, vemos como Moira MacTaggert, acompañada de Illyana Rasputín, acude a la llamada de Gabrielle Haller, la mujer con la que Xavier tuvo un romance en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, tal como nos fue expuesto en el correspondiente episodio de la Patrulla-X. La razón de la petición de ayuda de Haller significa la primera gran sorpresa de la colección: la mujer judía tiene un hijo autista cuyo padre no es otro que Charles Xavier.

Otra trama originada en la Patrulla-X hace referencia a una línea argumental más alejada en el tiempo, ni más ni menos que a la saga «Dias del futuro pasado». En el epílogo de la saga, veíamos como, en una reunión de alto secreto, el Senador Kelly, Sebastian Shaw y Henry Peter Gyrich se referían al Proyecto Despertar. Una trama que obtiene aquí su desarrollo.

Por no hablar del misterio sobre lo que le ocurrió a Illyana durante su reclusión en el Limbo de Belasco, cuestión que también hará el salto a estas páginas.

El caso es que la dependencia de la serie de la Patrulla-X, lógica y conveniente, convierte a The New Mutants en prácticamente un spin-off, al menos en estos primeros compases.

Pasando al hilo relativo al Proyecto Despertar, se trata de la trama principal de este primer bloque argumental que terminará en la resolución del caso del Profesor X. La trama trae de nuevo a los Centinelas, cosa que da buena idea de por dónde van los tiros. Un nuevo intento de caza de mutantes ante el temor de que puedan acabar sustituyendo al Homo sapiens, esta vez bajo la dirección de Henry Peter Gyrich y su equipo pseudo gubernamental. El pobre diablo de Gyrich es absoluto desconocedor de que su socio, Sebastian Shaw, es precisamente un mutante y que le está utilizando para sus propios planes. Shaw planea despertar el odio de los Nuevos Mutantes hacia los humanos y así unirlos a su causa.

Una aventura intensa y llena de acción en la que no faltan momentos de tensión, cuando Karma se ve obligada por el Coronel Rossi, aliado para la ocasión, a manipular la voluntad de uno de los villanos y hacerle confesar sus delitos. El Coronel Michael Rossi, que ya había aparecido anteriormente en la Patrulla-X y en Ms. Marvel, se incorpora aquí como personaje recurrente.

Otro personaje propio de la colección de la Patrulla-X que se incorpora como secundario es Stevie Hunter. La profesora de danza de Kitty, aquí reciclada a educadora física de los mutantes adolescentes, acabará por obtener mayor protagonismo que en la Patrulla-X.

El episodio centrado en la trama que se refiere al Profesor X-eslizoide es quizás más fructífera en lo que atañe al desarrollo de la personalidad de nuestros protagonistas, con un nombre tomando clara ventaja inicial, el de Dani Moonstar. La personalidad de Psique es un cúmulo de inseguridades y miedos a consecuencia de sus propios poderes. Unos poderes que le permiten extraer pensamientos cualquier individuo y convertirlos en imágenes holográficas, pero no siempre de forma consciente. Ese descontrol de sus poderes origina algunas situaciones violentas que la cheyenne está lejos de desear y que le despiertan un sentimiento de desprecio hacia sus capacidades mutantes.

El caso es que todo el bloque argumental está muy bien. Encaja sin fisuras en lo acaecido en la Patrulla-X, ofrece buenas dosis de emoción y buena interacción entre personajes. Además, McLeod está mejor que en la novela gráfica, cuadrando aquí un muy buen trabajo narrativo. Precisamente, ese número 167 de X-Men, en el que queda resuelta la trama relativa a Xavier, viene incluido como final de ciclo argumental.

A continuación, volveremos a encontrarnos con otro número de Marvel Team-Up, concretamente el anual 6. Los héroes invitados al mundillo de Spiderman son ya directamente los Nuevos Mutantes, que comparten dicho privilegio con otros dos adolescentes con superpoderes, Capa y Puñal. El número ni siquiera está guionizado por Chris Claremont, sino por Bill Mantlo, y prácticamente no afecta a la colección titular que nos ocupa (quitando una leve referencia en el arco que cierra el tomo), así que también lo dejaremos para la correspondiente reseña de Marvel Team-Up.

Sal Buscema y primeros cambios en la formación.

Poco duró Bob McLeod al lápiz, ya que al cuarto número de la colección es sustituido por un clásico de Marvel y uno de los dibujantes más prolíficos de los 70 y los 80: Sal Buscema. McLeod, eso sí, se queda como entintador durante varios números, pero también acaba siendo relevado en ese puesto. Concretamente por Tom Mandrake, que se ocupa de entintar a Sal Buscema hasta la marcha de éste, coincidiendo con el final del presente tomo.

Buscema empieza con uno de los clásicos episodios 100% Claremont alejado del marco heroico y consagrado al desarrollo de personajes. El hilo de la historia trata un caso de abuso infantil y las inevitables secuelas, pero no deja de ser un vehículo para conocer un poco más a nuestros protagonistas. Stevie Hunter se erige como tutora de confianza de los inexpertos adolescentes, como su educadora, y no sólo física. En cambio, Claremont nos dibuja en el Profesor X la figura de un director frío y distante, alguien ciertamente antipático a los ojos de los chiquillos. Especialmente tensa es su relación con Psique, una chica difícil y desconfiada que vive atemorizada por los episodios de descontrol de sus poderes y por las repetidas pesadillas en las que se le aparece un enorme oso. La presencia de Lilandra, una extraterrestre, en la vida de Xavier tampoco ayuda al acercamiento de los jóvenes mutantes a su entrenador. Un episodio un tanto modesto, pero constructivo.

Muy diferente es el arco argumental que sigue. Una clásica trama de género superheroico condicionada por la amenaza de turno.

La Víbora, supervillana muy activa en esos años en diferentes títulos de la casa, traza un plan para robar un cristal de un extraño mineral, la cavorita, de las instalaciones de IMA. Para ello dispone de su mano derecha, el Samurái de Plata, y de su legión de agentes, que trabajan para coaccionar bajo amenaza al Equipo América, los invitados para la ocasión. El Equipo América es un grupo de motoristas acrobáticos con ciertos poderes que disfrutaban de una colección propia, pero que en realidad tienen su origen en una licencia de juguetes.

La intervención de los Nuevos Mutantes en el caso termina con Dani Moonstar como improvisado cebo del plan y la organización de dos frentes de rescate de la joven. Por un lado, el Equipo América dirigido por el Profesor X y, por el otro, sus compañeros de los Nuevos Mutantes, que se niegan a quedar al margen. Ello no hace más que acrecentar la tensión entre Xavier y sus alumnos, siendo éste prácticamente el leitmotiv de la historia diría que hasta extremos algo redundantes.

Karma se ve obligada a recurrir a su tío Nguyen Ngoc Coy, un capo del crimen de la ciudad, para recibir información del paradero de su amiga Dani a cambio de un extraño pacto, mientras el Profesor X y los motoristas ceden al chantaje de la Víbora.

La historia tiene algunas fisuras y está lejos de la precisión milimétrica de lo que estaba haciendo Claremont en la Patrulla-X. Por ejemplo, queda en el aire todo lo relativo al cristal de cavorita, cuáles son sus propiedades y para qué lo quería la Víbora. O qué hace el Equipo América con el preciado mineral.

En cualquier caso, el arco ofrece un buen entretenimiento y suficientes alicientes.

En otro orden de cosas, el hilo relativo a Víbora y al Samurái de Plata tendrá continuidad precisamente en la colección de la Patrulla-X. Por otro lado, esta historia nos deja, en la figura de Karma, la primera baja para los Nuevos Mutantes.

Algo parecido ocurre con la siguiente saga. Una historia construida desde varios frentes, que acaba por acusar cierta dispersión. Sin embargo, lo que ofrece a nivel de emoción y tensión creo que supera con creces sus defectos.

La idea argumental inicial tiene al ecologismo como su principal motivo. Los Nuevos Mutantes son invitados a la mansión de los padres de Roberto, en Río de Janeiro. Unos progenitores que representan vertientes ideológicas totalmente opuestas, en este sentido. Mientras Nina da Costa es una líder activista contra la deforestación de la Amazonia, Emmanuel da Costa es un magnate sin escrúpulos cuyos negocios pasan por arrasar hectáreas de bosque en busca de un yacimiento de valiosos minerales, pasando por encima de su mujer si fuera necesario. Emmanuel cuenta con la ayuda interesada de Sebastian Shaw y los agentes del Club Fuego Infernal para sus fines. Entre ellos, un armario de tío llamado Hacha, mutante para más señas.

Sin embargo, el drama ecologista pronto queda relegado a un segundo plano en favor de una colorida aventura fantástica en la jungla y abundante en sorpresas.

La idea de Nueva Roma es francamente seductora. Se trata de una ciudad a imagen y semejanza de la Roma imperial que reside oculta entre los frondosos bosques de la Amazonia. Una nueva localización en el mapa del Universo Marvel que le vale a Claremont para contarnos una de romanos en base a sus habituales ingredientes: corrupción política, gladiadores, esclavismo, arena…

El Senador Marcus Gallio pretende tomar el poder con el apoyo de su esposa Selene, una sacerdotisa con poderosas capacidades en las artes oscuras. Pero la pieza más importante de la historia es Amara Aquilla, la hija del emperador, que al final de la historia acabará entrando en las filas de los Nuevos Mutantes. Amara descubre que ostenta el poder de controlar el magma del interior de la Tierra, de ahí que el nombre en clave que le asigna el Profesor X es precisamente Magma.

La aventura es un continuo de acción sin cuartel, destacando el espectacular despliegue visual de los poderes de Magma, a la vez que el culebrón claremontiano empieza a tomar forma. Nacen los primeros sentimientos de amor y celos entre los integrantes del grupo, con Rahne, Sam y Amara como primeros implicados. Por su parte, Mancha Solar se confirma como el Lobezno del grupo, el personaje que siempre contempla la opción de resolver los conflictos con violencia, mientras que la propia Amara se une a la lista de chicas que temen el daño que puedan causar sus poderes.

La única pega, quizás, está en la falta de concreción de los diferentes frentes. En especial, creo que no queda bien explicado el porqué del ataque de Selene de forma independiente al plan de Gallio. En cualquier caso, la saga está lejos de despertar aburrimiento.

Un solitario episodio de distensión escenificado en la mansión sirve para tejer un poco más el entramado de personajes. Más que nada, estamos ante un primer muestrario de las rencillas existentes entre los Nuevos Mutantes y Kitty Pryde. Un recelo propio de adolescentes que va a dar algo de juego en momentos puntuales. También supone la presentación de Doug Ramsey, amigo informático de Kitty con largo recorrido por delante.

En otro orden de cosas, a lo largo de estas primeras líneas argumentales, Claremont hace hincapié en la condición de los Nuevos Mutantes de chavales inexpertos. Adolescentes impulsivos que cometen muchos errores y tienen mucho que aprender, algo perfectamente congruente que no deja de ser uno de los factores identificativos y más interesantes de este título.

La cuota femenina se incrementa.

En este punto del volumen viene incluida la serie limitada de Magik, que viene a poner luz al misterio que envuelve a Illyana Rasputín. Una serie que irá reseñada aparte.

La razón por la cual una serie dedicada a Illyana viene incluida aquí y no en un tomo recopilatorio de la Patrulla-X, la tenemos a continuación.

Efectivamente, Illyana, como mutante adolescente que es, obtiene encaje finalmente en el título de los Nuevos Mutantes como miembro del grupo. De hecho, el primer número de este último tramo del tomo se sitúa tras la Limited Series en la que descubre la naturaleza de sus poderes mutantes.

La escasa trama, que trae al demonio S’ym a la Tierra, no es más que un vehículo para la presentación actualizada de Illyana tras lo acontecido en la miniserie. Una Illyana Rasputín que, lejos de la chiquilla alegre y risueña de otrora, es ahora una joven de semblante serio y actitud nihilista a causa del origen demoníaco de sus poderes. De modo que seguimos en las mismas y Illyana, de la misma forma que ocurre con sus compañeras de equipo, también desarrolla un sentimiento de pavor hacia sus capacidades mutantes. Algo, por otra parte, muy comprensible teniendo en cuenta que las cuatro han vivido algún episodio de descontrol de sus poderes.

Creo que este último tramo es el más consistente y mejor hilado de este primer tomo. Sobre todo, en lo que atañe a las relaciones y desarrollo de personajes, el guion de Claremont es aquí definitivamente más fluido y congruente, ya cercano a lo realizado en la Patrulla-X, además de contar con un arco final muy potente. También el trabajo de Sal Buscema llega aquí quizás a su mejor nivel en esta etapa.

La acción se sitúa en plena desaparición de los principales superhéroes de la Tierra a causa de las Secret Wars, incluidos el Profesor X y la Patrulla-X, con la única excepción de Kitty Pryde, que sigue en la Tierra. De este modo, el miembro adolescente de la Patrulla-X obtiene un papel destacado casualmente en la historia que significa la entrada de su amiga Illyana en los Nuevos Mutantes bajo el nombre de guerra Magik. Precisamente, es Illyana quien toma la iniciativa en el rescate de Kitty y Doug Ramsey (que parece ser también un mutante), tras haber caído ambos en la trampa de la principal villana de la historia, la Reina Blanca. Así, una vez más, el Club Fuego Infernal está metido en el fregado, esta vez bajo el liderazgo de la citada Reina Blanca.

Las circunstancias en las que se encuentra el grupo, sin el liderazgo del Profesor X a sus espaldas, es un caramelo para el desarrollo del culebrón de Claremont. De este modo, vemos como Dani Moonstar toma el liderazgo en la salida del grupo, y también como el culebrón del amor y desamor va en progreso. También como Rahne, de fuertes convicciones religiosas, desconfía de Illyana y hasta de ella misma, a quienes considera criaturas de Satán, todo ello mientras Dani cuestiona seriamente la naturaleza ética de sus propios poderes. El único que parece no tener problemas es Sam, que toma un poco el papel de hombro al que arrimarse sus compañeras.

La historia también sirve de presentación para un nuevo grupo de supervillanos mutantes al servicio de la Reina Blanca, los Infernales. De hecho, la batalla entre los Nuevos Mutantes y los Infernales representa el acto central y más llamativo del arco argumental. No sólo eso, sino que el grupo de villanos también da para desarrollo de sus personalidades y algunas particularidades. Llama especialmente atención Ave de Trueno, hermano del malogrado miembro de la Patrulla-X. U Ojo de Gata, una mutante con forma felina que parece generar cierta complicidad a Loba Venenosa. El resto de integrantes llevan los nombres de Ruleta, Tobera, Tarot y Émpata.

Este arco argumental que cierra el tomo significa también la despedida de Sal Buscema como dibujante de la colección. En la siguiente entrega, la entrada de Bill Sienkiewicz dará un vuelco absoluto al apartado gráfico.

Conclusión.

Este primer volumen de los Nuevos Mutantes queda a cierta distancia de su trabajo en la Patrulla-X, pero Claremont sigue demostrando su enorme talento como guionista en este segundo título de su crónica mutante.

Una etapa que va de menos a más en un tomo bastante recomendable en su conjunto.

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on “Reseñas: Los Nuevos Mutantes: Omnigold 1: «Tercera Génesis» (1982-1984)
17 Comments on “Reseñas: Los Nuevos Mutantes: Omnigold 1: «Tercera Génesis» (1982-1984)
  1. El hecho de que fueran mutantes y llevaran los uniformes originales de la Patrulla X me enganchó desde el principio. Era como volver a empezar a leer las historias de mutantes, después me desenganché un poco de la colección.
    En esta etapa uno llega a engancharse por los personajes, material clásico por excelencia. Me trae muy buenos recuerdos.

  2. McLeod no era santo de mi devoción, pero los episodios con dibujo de Sal Buscema si me gustaron bastante… Aún así, no era una serie para tirar cohetes. Simpática y poco mas.
    Lo mejor del tomo es la miniserie de Magik con los hermanos Buscema, Frenz y Palmer. Ahí si había más «chicha».

  3. Lo siento mucho por la Marvel actual, pero si comparáramos la nueva serie «manganizada» de Magik (reseñada hace poco por esta web), con la miniserie de los 80, la cual contaba con un Claremont a pleno rendimiento, y muy buen dibujo, sería para echarse a llorar…

  4. Bueno, desde luego no eran los X-Men (que todavía no estaban declinando con Paul Smith, Michael Golden, Alan Davis, Dave Cockrum y Romita Jr, aunque a Claremont y sus editores empezasen a olvidarse les algunas subtramas) y algunos dirán que ya era un poco metadona para los que tenían un poco de «mono» de más dosis mutante, pero la serie estaba bien (tanto con Claremont al volante como luego con «Weezie» …ya otra cosa es aue fuesemos unos consentidos que veniamos malacostumbrados, de hecho confesaré que cuando me lo leí por primera vez en grapa con Forum no me gustaron ni la novela gráfica que si me pillé en el Especial ni la serie regular, que se compraba un amigo, y siguió sin «ponerme» hasta que desembarcó Sienkiewicz, que en cambio «echó» de la serie a no pocos de los que la seguían, aquí y en los USA …Ya luego, releída a través de retapados en años siguientes supe valorar la cabecera y a sus autores en la difícil situación de darles a público y editorial algo bastante distinto a lo que querían pero también mucho más interesante que simplemente una segunda serie de los X-Men…y sino comparen con la mediocridad del arranque de X-Factor, cuando al fin los editores consiguieron que pedían).

  5. McLeod, uno de esos dibujantes que se estaba ganando el pan como entintador porque su estilo no tiraba mucho a los editores (le pasó hasta a Mignola, hasta que llamó la atención de Al Milgrom cuando ya había renunciado a hacer carrera como dibujante … también antes Russell había pasado por esa fase alimenticia …y Pablo Marcos): Bob Wiaceck, Bob Layton, Steve Leialoha, el bueno de Dan Green, Dan Adkins, Armando Gil,…

  6. La novela gráfica, por cierto, salió como tal solo porque Shooter se empeñó en que la colección de Novelas Gráficas Marvel tenía que ser precisamente eso: una colección regular más que tenía que salir periódicamente, así que no hubo otra que (para tener suficientes municiones) reconvertir al formato cómics que se olía de lejos que iban a ser otra cosa: el debut de una nueva serie regular (como este caso), una historia en una serie de antología, una mini (reideada para coincidir paginación) o un Anual de una serie regular (Emperor Doom).

  7. Karma siempre fue un poco la «hermana pobre» dentro del grupo (aunque algunos opinan lo mismo de Magma, también además poco reaprovechada en décadas posteriores). Incluso en décadas recientes (en las que guionistas menos imaginativos han intentado exprimir cuanto concepto parió Claremont …vale que eso ya lo hizo Lobdell hasta la saciedad en los noventa, intentado «reescribir» los grandes éxitos de don Chris) no se le ha sacado mucho provecho (pese a intentar tenerla de profesora o en alguna alineación paralela del grupo como Astonishing cuando la serie ya no molaba sin Whedon ni Cassaday). Magik en cambio tenía mucho potencial con lo de su «estirón», su temporada en el Limbo de Belasco (sus «años perdidos», mucho más molones que los de Byrne) y su lado oscuro consecuencia de todo esto (y de su conexión espiritual y casi física con la dimensión demoníaca de marras) …de hecho no se entiende que con semejante equipaje la tuviesen tantos años alejada de la franquicia (con en cambio algunos personajes anodinos o casi circulando por las distintas series). La mini molaba (los Buscema ayudaban mucho, claro …pero Claremont también mascando y regurgitando la tragedia con delectación).

  8. Las chicas no solo eran más que los chicos, sino que «sus» historias también cubrirían más espacio en la serie (al menos hasta las llegadas de Cifra y Warlock «amigo mí») y menos mal, porque su bagaje también era mucho más interesante (Claremont no parecía además tener demasiado que contar sobre la deprimida «white trash» del cinturón minero americano o sobre los opulentos pijos millonarios brasileños …o la pasión brasileña por el balompié ⚽). Y Dani Moonstar, Illyana y Rahne eran grandes personajes (también en la malograda película se llevaron mucho más peso).

  9. Por cierto, el cambio de nombre código de Dani (Psyche) Psique (aunque sí era descriptivo le pegaba más a Karma) a Espejismo (Mirage) fue un acierto (el nuevo nombre sonaba mucho mejor … aunque con los años ha acabado usando casi más el «nombre civil» de Danielle Moonstar …no?).

  10. Con la cavorita tenemos «conexión» con los clásicos literarios de género británicos (algo que no es nuevo en Claremont, y no lo digo solo por Drácula): el mineral fue «inventado» por H.G. Wells (y su nombre derivaba del del profesor coprotagonista de la novela corta Los primeros hombres de la Luna …por cierto, en el fragmento narrado desde el punto de vista del profesor da la impresión de que el mucho menos reflexivo protagonista no es tan virtuoso como parecía inicialmente y es más tendente a la violencia que al «heroismo» … aunque muchos lectores se quedaban con lo superficial, claro).

  11. En la nouvelette de Wells la cavorita era un mineral antigravitatorio cuyo desarrollo permitía el viaje a la Luna. Aquí no deja de ser más que un mero mcguffin argumental a lo Hitchcock (otro de tantos referentes para Claremont, como también la serie de Los Vengadores televisivos británicos …o alguna de las series «de romanos» de las revistas de la IPC Fleetway). (Nota inútil: Alan Moore recuperaría la cavorita en sus Liga/s de Extraordinarios Caballeros, donde el mineral y sus posibilidades llamaban el interés de gente tan edificante como el Diabólico Doctor/Fu Manchú y M/Moriarty).

  12. Lo de las colonias «perdidas» en selvas frondosas y exóticas de Roma (o ya puestos de Atlantis) era algo que ya escribía (y no inventó mucho el hombre) Edgar Rice Burroughs (otra lectura de infancia y adolescencia de Claremont, al igual que los seriales históricos con toque fantástico de los tebeos británicos con griegos y romanos de prota, caso de Heros de Spartan, una de las lecturas iniciáticas favoritas de don Chris, serie que dibujó el gran Frank Bellamy …y nuestro también grande Luis Bermejo…alguna influencia tendría en que quisiese hacer Marada).

  13. Los Infernales, unos personajes que (sin ser nada originalísimo, no dejaban de ser el «otro lado del espejo» de Los Nuevos Mutantes, la versión Club Fuego Infernal …ni siquiera eran realmente «malvados», aunque alguno fuese violento y alguno fuese mezquino, pero más allá de lo identitario definitorio personal esas son también a menudo solo fases para muchos adolescentes …la gente afortunadamente a veces mejora con la edad, aunque los cínicos solamos decir que solo se va a peor con los años) merecían más desarrollo (…y mejor suerte😈).

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