Reseñas: Biblioteca Marvel 36: Los Cuatro Fantásticos 9 (1965-1966)

Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.

Finalmente, los Cuatro Fantásticos llegan a su era dorada. Cuando comúnmente hablamos de la obra maestra de Stan Lee y Jack Kirby nos referimos a la etapa que da comienzo en este noveno tomo de la colección del cuarteto. Una etapa que coincide con la entrada en el equipo creativo de la pieza que faltaba. Me refiero a Joe Sinnott, el entintador que llevará los lápices de Kirby a su más perfecto acabado.

Asistimos al nacimiento de una etapa absolutamente trascendental, y no sólo por su calidad sino también por la cantidad de acontecimientos y presentaciones que ramificarán más allá de esta colección. Como si los autores hicieran uso de su más exitosa serie como banco de pruebas para nuevos héroes.

Si en Amazing Spider-Man el grueso de personajes secundarios y villanos se creó en los primeros años, en Fantastic Four el vendaval creativo se alargó unos años más, llegando a su pico durante la segunda mitad de los 60.

Pero este volumen también contiene un episodio especial ajeno a lo que está por venir, el Fantastic Four Annual 3. El episodio donde se celebra la boda entre Reed y Sue. Un número con clara intención de resultar muy especial para los lectores, no en vano aparecen gran parte de los héroes y villanos del Universo Marvel hasta ese momento, pero que no pasa de simpático.

Antes de encontrarnos con el primer número realizado por Lee-Kirby-Sinnott, el presente tomo arrastra el episodio que cierra la saga de los Cuatro Terribles iniciada en la anterior entrega. Precisamente, el punto de partida de la etapa de increíble creatividad que se alargará durante decenas de números está al final de este episodio, cuando vemos a Medusa escapar.

De esta forma entramos en la primera gran saga de la colección, la llegada de los Inhumanos. Aunque en el anterior arco los autores ya nos dieron algunas pistas acerca del personaje de Medusa, en la que se escondía algo más que un simple peón de los Cuatro Terribles.

Los Inhumanos son una antigua especie cuyos integrantes nacen con la capacidad de desarrollar superpoderes de distinta naturaleza. Los Inhumanos viven aislados de cualquier contacto humano en el llamado Gran Refugio, situado en algún lugar de la cordillera de los Andes. Una civilización avanzada que dispone de un palacio y una familia real, donde tampoco falta el hermano traidor dispuesto a arrebatar el trono a su legítimo monarca. Es cierto que buena parte de ello nos puede recordar al reino dorado de Asgard, Thor y compañía. Sin embargo, el potencial de esta nueva especie pasa por encima de cualquier comparación con otras realidades similares.

Sin ir más lejos, en esta misma saga de presentación los Inhumanos se alzan con el protagonismo de tal forma que, en buena parte, son los Cuatro Fantásticos quienes parecen ser los personajes secundarios.

Uno a uno, Stan Lee y Jack Kirby nos van presentando a los integrantes de la familia inhumana. A Medusa se le suman Gorgón, Crystal, Karnak, Tritón, el extraño perro Mandíbulas y finalmente el Rey y el más poderoso de todos osos ellos, Rayo Negro. Por su parte, el traidor Máximus, el «Loki» de la función, emerge como el particular villano del flamante supergrupo.

Entre todos ellos, la joven Crystal aporta el componente rosa al convertirse en el nuevo interés amoroso de un Johnny Storm necesitado de cariño.

La aventura es épica, espectacular, sobre todo gracias al arte de Jack Kirby y al embellecido de Joe Sinnott.

Los diálogos de Stan Lee siguen la línea ascendente de las historias anteriores a ésta, todavía provistos de cierto espíritu inocente. De hecho, la historia en sí no es especialmente profunda, pero el despliegue imaginativo es de órdago.

Pese a todo, creo que la aventura tiene alguna laguna. En especial, creo que la persecución inicial de Gorgón a Medusa queda un tanto desencajada. Se entiende que la razón está en qué los Inhumanos tienen prohibido desplazarse al mundo de los humanos, pero luego hay un cambio de tercio sin más explicación, cuando dicha persecución apuntaba a premisa de la historia. La impresión es de cierta improvisación y de cambios sobre la marcha.

El resto del arco no ofrece ningún pero. Incluida la participación del Hombre Dragón, que desempeña un papel funcional pero francamente abundante.

Por lo demás, cabe apuntar que la saga no termina aquí, sino que habrá que esperar a la próxima entrega de la Biblioteca Marvel para ver su final.

Conclusión.

El inicio de una de las etapas más productivas y míticas de la historia de Marvel.

Un despliegue imaginativo sin precedentes que no ha hecho más que asomar la cabeza en este volumen totalmente imprescindible. En la siguiente entrega, más y mejor.

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rockomic

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