Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.
Tercer volumen correspondiente a la Biblioteca Marvel del Doctor Extraño. Un tomo que tristemente significa la despedida de los dos creadores del personaje. Un equipo cuya etapa conjunta ha pasado a la historia de los clásicos de Marvel, pero que fue relativamente corta.
Primero es Stan Lee quien abandona el título, y unos números más tarde, hace lo propio Steve Ditko. Pero antes, los dos autores deben continuar la monumental saga que enfrenta al hechicero a dos de sus más mortales enemigos, Dormammu y el Barón Mordo. Una saga que ocupaba todo el tomo precedente, a falta de un puñado de episodios que ocupan la mitad del presente volumen.
Si bien la trama del rescate de Clea es la que marca el final de la saga, en esta serie de números quedan insertadas pequeñas tramas en las que Extraño se enfrenta a enemigos de menor enjundia como, otra vez, los lacayos de Mordo, Kaecilius y Demonicus u otros nuevos como la Bruja Adria o Míster Rasputín. Algunas de estas tramas ya con los sustitutos de Stan Lee, primero Roy Thomas, que sólo hace diálogos, y posteriormente, Denny O’Neil, que entra como guionista en los dos últimos de la saga. Números, éstos, que también son los últimos dibujados por Ditko para la colección.
La lástima es que este final de saga baje un poco respecto a lo disfrutado en el anterior tomo, especialmente los episodios de O’Neil. El nuevo guionista no acaba de situarse. Se nota la pérdida de chispa en los diálogos, mientras que los guiones están poco trabajados, como si hubiera prisa por cerrar el ciclo.
Precisamente, el episodio final, con la derrota de Dormammu a manos de Eternidad, tiene un claro sabor a fin de ciclo. Un número mejorable en cuanto a guion, pero por lo menos Ditko nos deleita con tres o cuatro páginas espectaculares. Es su último regalo a una de las obras más importantes de su carrera.
Un esforzado Bill Everett se convierte en el nuevo dibujante a lápiz. El bueno de Bill intenta ponerse en el lugar de Ditko, pero sin suerte. Y eso que empieza relativamente bien, pero finalmente su estilo añejo lo acaba tapando.
En el apartado escrito O’Neil y Thomas se reparten los tres episodios que cierran el tomo. La nueva línea argumental empieza con un recordatorio de los últimos acontecimientos relatado por el Anciano, a fin de producir el típico efecto de nueva etapa. Unos números bastante planos en los que podemos apreciar cómo se ha perdido buena parte de la magia de la etapa Lee-Ditko. Especialmente notorio es el cambio aplicado al Anciano. Un personaje que hasta ahora era una balsa de aceite y que ahora pasa por ser un tipo irritable. Por lo demás, Kaluu es el villano en estos episodios, en los que también regresan los Sinmente.
Conclusión.
El fin de la etapa Ditko. Si bien el nivel baja con respecto al anterior volumen, seguimos estando ante un tomo muy recomendable.
Los episodios posteriores a Ditko, eso sí, son un poco decepcionantes.
Enlace a la ficha:
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Ditko! Ditko! Ditko!
Finaliza la etapa del gran Ditko, y tras un pequeño baile de dibujantes, la llegada de Colan….otra que sigo tomito a tomito. (además que es territorio ignoto para mi)….y la tenía muchas ganas. .