Reseñas: Hombre Lobo: Marvel Limited Edition 3: «El Final» (1975-1977)

Con este tercer volumen finaliza la edición de la colección clásica del Hombre Lobo de Marvel.

A nivel de autores, el tomo tiene poca historia. Todos los números de la serie regular son obra de Doug Moench y Don Perlin, al guion y dibujo respectivamente. Autores que ya pudimos disfrutar en buena parte del segundo volumen.

Lo único que se sale de la regla son los Giant-Size. Y sólo en el apartado gráfico, puesto que el escrito también corresponde a Moench.

Precisamente los dos Giant-Size que quedaban pendientes, los números 4 y 5, abren fuego en el presente recopilatorio.

El cuarto Giant-Size nos trae el enésimo enfrentamiento entre las dos especies sobrenaturales clásicas del género terrorífico, vampiros y licántropos, en las figuras de Morbius y nuestro Hombre Lobo. Anteriormente ya habíamos tenido ocasión de disfrutar de sendos enfrentamientos entre Drácula y el Hombre Lobo en el crossover entre ambas series, y del propio Morbius y el otro Hombre Lobo marveliano, John Jameson, en un Giant-Size protagonizado por Spiderman. Así que, a estas alturas, originalidad poca. Además, la historia es flojita y el apartado gráfico, a cargo del filipino Virgilio Redondo, otro tanto.

No es la única historia que incluye este Giant-Size, cuya segunda mitad viene ocupada por otro relato dibujado por otro filipino, Yong Montaño, tampoco especialmente agraciado, pero algo mejor. El guion es pura serie B, una fumada en la que Jack Russell es contratado para trabajar de especialista en una película, cuyo equipo de rodaje resulta ser una legión de seres demoníacos. Nada del otro mundo, pero por lo menos la historia logra sacarte una ligera sonrisa.

   El quinto y último Giant-Size, en cambio, acaba siendo el mejor de los cinco. Tampoco es decir mucho al lado del nivel discreto de los cuatro anteriores, pero creo que dispone de un despliegue imaginativo bastante potente. Moench se inventa un mundo llamado Bifasia, dividido en dos polos opuestos. En Searland siempre es de día, mientras que en Reino-Sombra es de noche a todas horas. El resultado es una mezcla entre cuento de hadas, Alicia en el País de las Maravillas, terror y brujería, con creaciones tan originales como Paingloss, un personaje dibujado en blanco y negro, pero en negativo. Total, una alucinada que bien podría haber sido obra de Steve Gerber. Además, el estilo cincuentas de Yong Montaño, que repite al dibujo, casa bien con lo relatado por Moench.

De regreso a la serie regular, como decía, el equipo formado por Moench y Perlin completan lo que resta hasta el número final.

El plantel de secundarios sigue contando con los mismos elementos desde el anterior tomo. Además de Jack Russell está su novia Topaz, su hermana Lissa Russell y su mejor amigo Buck Cowan. Lissa, por cierto, podría no estar y no pasaría absolutamente nada, porque desde su transformación en mujer loba demoníaca apenas aporta ya nada.

Por otro lado, también siguen ahí Raymond Coker y su maldición como licántropo, así como el teniente Víctor Northrup.

El terror y las artes ocultas siguen siendo los temas que nutren los guiones, si bien en estos primeros números el factor sobrenatural queda un tanto arrinconado.

Para empezar, un crudo relato de género terrorífico, nos muestra la cara más animal del Hombre Lobo. Un heroico Buck Cowan pone su vida en juego para salvar a una niña de su amigo, lógicamente en fase lupina.

Buen comienzo que deriva en uno de los arcos más trascendentes de toda la colección. Y más que por su gran calidad, lo es por significar la primera aparición de uno de los superhéroes que iban a hacer carrera en el Universo Marvel: el Caballero Luna.

Moench nos presenta a un Marc Spector que ejerce aquí de mercenario, bajo contrato de la organización criminal denominada el Comité. El personaje sería convenientemente desarrollado durante los siguientes años, pero aquí por lo menos ya se nos presenta a su acompañante Frenchie a bordo de su característico helicóptero.

Por mucho que la historia pueda ser tópica, creo que tiene bastante atractivo. A destacar la violenta lucha entre el Hombre Lobo y el Caballero Luna, y un emocionante final.

Hacemos un pequeño alto en el camino para encontrarnos con una aventura externa e independiente al serial. Se trata del único número protagonizado por La Legión de los Monstruos publicado dentro de la colección genérica Marvel Premiere. Todavía con la incursión de Marvel en el género de terror aguantando el tipo, la editorial aprovechó para reunir a cuatro de sus personajes asociados a dicho género. Bajo un argumento bastante forzado, todo sea dicho. Bill Mantlo y Frank Robbins narran una historia disparatada sobre alienígenas y antiguas civilizaciones, protagonizada por el Hombre-Cosa, Morbius, el Motorista Fantasma y nuestro Hombre Lobo. La curiosidad de ver a los cuatro monstruos reunidos es seguramente lo único notificable.

Los fenómenos paranormales se adueñan de la siguiente saga. Una mansión encantada, sesiones de espiritismo, apariciones inexplicables y demás tópicos de la parapsicología, se dan la mano en una historia en la que un oscuro tipo proveniente de épocas antiguas, Belaric Marcosa, siembra el caos y la locura. Creo que la atmósfera de terror está bastante conseguida, pero el arco quizás se alarga demasiado, hasta un punto en el que ya no sabes lo que es realidad y lo que es ilusión.

La saga que sucede a la de Marcosa creo que es superior. Moench y Perlin pusieron toda la carne en el asador, seguramente intuyendo que el periplo del Hombre Lobo estaba llegando a su fin. El arco despierta un sentimiento entre punto culminante y final de ciclo, pero creo que deja un buen sabor de boca antes de la indiferencia de la historia final.

La saga sirve de encuentro de todos los personajes secundarios en activo, empezando por Raymond Coker y su alter ego lupino, y el teniente Víctor Northrup, que, lo mismo que Jack, Topaz, Lissa y Buck, entran en un juego de brujería y reinos más allá de la realidad, bastante complaciente. El escenario se sitúa en Haití, en la Gruta del Diablo, un lugar plagado de zubemvies, una especie de zombies controlables. Pero quien está detrás de todo es el Doctor Glitternight, que de esta forma se confirma como el principal villano de la colección.

También dispone de un importante papel, en este caso por parte de los buenos, el Hermano Vudú. Desde luego, un personaje que va como anillo al dedo a este tipo de historias.

Especialmente la parte de la trama referente a los Tres que Somos Todo, luego ampliados a cinco tras la suma de Glitternight y el misterioso Ojos de Fuego, me parece de lo más interesante.

Don Perlin, dentro de sus limitaciones, contribuye al buen resultado con un trabajo bastante digno, sobre todo gracias a un puñado de resplandecientes ilustraciones a toda página.

Tras la épica saga, la colección asesta sus últimos coletazos declinando hacia esquemas mucho más convencionales, seguramente producto de cierta desgana ante la inminente cancelación del título.

Los cambios sufridos en su química permiten ahora a Jack Russell transformarse en el Hombre Lobo a voluntad, conservando también Jack su mente dentro de su forma bestial. El caldo de cultivo óptimo para convertir al Hombre Lobo en un superhéroe más del Universo Marvel.

El primer supervillano al que hace frente nuestro nuevo héroe, en su primera ronda por la ciudad, es el Merodeador Enmascarado. Pero la casualidad hace que el Hombre Lobo se dé de bruces con Iron Man, desembocando todo en la previsible pelea entre ambos personajes. Peor es la reacción de Jarvis al conocer a nuestro peludo amigo. Al mayordomo de los Vengadores le hace gracia el animalito, hasta el punto de acariciarlo como a un perrito. Creo que la situación no vale ni para momento cómico.

El tramo final de la historia no es mejor, pero goza de mis simpatías, más que nada por lo ridículo del monstruo creado por el Merodeador Enmascarado. Se trata de una mezcla entre gorila, guepardo y caimán, al que bautiza como Trianimal. Supuestamente, la bestia definitiva.

El paso del Hombre Lobo a sus labores superheroicas no es la mejor de las ideas, desde luego.

El caso es que hasta aquí llegó la colección.

Conclusión.

Quizás este sea el tomo más regular de los tres dedicados a recopilar la serie clásica del Hombre Lobo. Que no significa que contenga lo mejor de la colección, ni a nivel de guion ni a nivel gráfico. Galardones que corresponden, en este caso, a Marv Wolfman y Mike Ploog, respectivamente.

Pero por lo menos a Moench y Perlin les dejaron el suficiente espacio para desarrollar un pequeño mundo alrededor de Jack Russell, que no está nada mal.

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rockomic

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on “Reseñas: Hombre Lobo: Marvel Limited Edition 3: «El Final» (1975-1977)
23 Comments on “Reseñas: Hombre Lobo: Marvel Limited Edition 3: «El Final» (1975-1977)
  1. Digno (sin más) colofón a la serie (al menos por lo que corresponde a la parte de la serie regular) del velludo Jack Russell, con Doug Moench al frente y con apariciones destacables del Caballero Luna (en su debut) y del Hermano Vudú, aunque sin demasiado brillo en la parte gráfica, aunque yo sea de los que defienden la dignidad de un currante como Don Perlin.

  2. Y enhorabuena a ese otro currante que es nuestro Rockomic por su monstruosa y endiablada productividad (y reseñable calidad media).

  3. Muchas gracias, amigo Suso. Es un placer por mi parte. 🙂
    Cuando vemos que terminamos colecciones es que los 70 empiezan a enfilar su recta final. Pero todavía quedan colecciones por nacer en esa década, a las que pronto les tocará turno. 😉

    • Sí, pero las líneas del Oeste, bélica, de terror, de artes marciales y similares quedaron tocadas casi definitivamente. Son títulos que cascarón en su mayoría entre el ’77 y el ’80, poquitos entraron en los ochenta (la mayoría de SciFi y/o vinculados a alguna línea juguetera) y pocos nuevos (como ‘Nam) aparecieron en esa década (salvo de nuevo los vinculados a alguna línea juguetera)…o tuvieron intentos de revival muy puntuales (caso de la miniserie de Rawhide Kid).

  4. Supongo que no tratarás series como Godzilla King of the Monsters (aunque como Rom Spaceknight y Micronautas estaba plenamente inmersa en el Universo Marvel), Shogun Warriors o The Human Fly. Godzilla y Shogun Warriors sí fueron recuperadas en trade paperbacks en este milenio, aunque empiece a quedar ya lejano (y aquí ni las olieramos, ni en su momento ni al ser reeditadas…y vuelvan a estar no disponibles, claro).

    • Rom es la joya del lote (acompañado de los Micronautas iniciales de Michael Golden …y quizás los de Pat Broderick y Greg LaRocque …En UK se publicaron de relleno en el magazine de Star Wars y en unos «pockets» de kiosko en los que me parece recordar que los acompañaba el Battlestar Galactica de Simonson para Marvel)

    • Y pensar que yo fui uno de los afortunados que tuvo el comic de rom, cuando era un renacuajo , eso si lo perdí o rompí, a saber la edad😂😂😂😂
      ROCKOMIC como siempre muy buena reseña , no comento nada por que he leido muy poco de este personaje, el terror no va conmigo a excepción del CARROÑA 😂😂😂😂😂

    • A Marvel se lo ofrecieron casi regalado allá por el cambio de milenio, pero pasó del tema. Luego, empezó a revalorizarse el Hasbroverso y no volvió a ponerse a huevo la cosa, gracias a los derechos cinematográficos (aunque solo Transformers serían recompensados con el éxito…pese a ser pelis terribles). IDW sí intentó explotar (sin éxito claro, que no podía usar casi nada de lo que mola de la franquicia, como con los Micronautas), pero reeditar la serie clásica era imposible son la participación de Marvel.

        • Entonces no estaban todavía de moda los tochos Omnibus de clásicos. Y Marvel explotaba menos que DC sus recopilatorios…y menos todavía los de clásicos. Y la miniserie que salió por un acuerdo puntual no había funcionado como esperaban, así que consideraron que el personaje y su ámbito estaban pasados de moda. Creo que fue un error…y que la mini también habría funcionado mejor acompañada de un primer recopilatorio de lo clásico (aparte de que es más comercial eso que material nuevo, salvo que lo hagan primeras espadas), aunque fuese un simple TPB convencional solo con los primeros números.

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