Reseñas: Hulk: Omnigold 4: «¿Quién Juzgará a Hulk?» (1971-1973)

Vamos con una nueva entrega correspondiente a los tomos que recopilan la colección de Hulk. Una serie que alcanza ya su cuarto tomo.

Un nuevo volumen en el que el dibujo de Herb Trimpe aparece como único componente persistente respecto a los dos precedentes. Afortunadamente, la parte escrita, pese a no gozar de ningún autor continuado durante largo tiempo, viene fraccionada en etapas lo suficientemente extensas como para desarrollar un hilo de continuidad.

En el primer tramo de este nuevo tomo, Roy Thomas sigue siendo el guionista titular, pese a recibir puntuales ayudas por parte de Gerry Conway y Len Wein. Una etapa que empieza fuerte con una de las historias más entretenidas de la colección. Se trata de la aventura donde se presentan los Hijos de los Dioses, una raza extraterrestre cuyos componentes son la viva imagen de los dioses del antiguo Egipto. Una historia muy loca que sirve para que Trimpe despliegue todo su potencial narrativo, siendo especialmente resaltable ese choque de Hulk contra la legendaria estatua del Coloso de Rodas.

En paralelo a esta historia, por cierto, observamos como el incansable General Ross trama su nuevo plan para eliminar a Hulk de la circulación. Un plan al que pone un revelador nombre: Proyecto Piel Verde.

Lo mismo puedo decir de la pequeña historia del espejismo. Un breve relato fantástico que me parece mágico, mostrando un Hulk desamparado por el que resulta difícil no sentir cariño. Para mayor suerte, en estos números entra John Severin como entintador fijo de Trimpe, lo que supone una sensible mejora para los acabados de la potente narrativa del dibujante.

El arco que va a continuación, escrito a medias entre Gerry Conway y Roy Thomas, no le va a la zaga. La trama trae de nuevo al Líder, que sigue en sus trece con un nuevo plan. Un plan, muy bien ideado y desarrollado, en el que el supervillano reemplaza diferentes personalidades, incluido el propio Richard Nixon, por androides. Además del heroico papel de Jim Wilson en la historia, el colofón nos reserva una sorpresa: Doc Samson pierde sus poderes y su carrera como superhéroe llega a su fin… de momento.

Archie Goodwin y el Proyecto Piel Verde.

En pleno Proyecto Piel Verde, Archie Goodwin se pone al mando de la labor argumental para una larga serie de números.

Entrando de lleno en la línea argumental referente al Proyecto Piel Verde, conocemos que el plan en sí tiene por objeto capturar a Hulk y retenerlo hasta encontrar una cura para Banner. Desde la perspectiva de Bruce Banner, el proyecto muestra dos caras opuestas. Una positiva, en la esperanza de dar al fin con el tratamiento que elimine a Hulk de su cuerpo. Y una negativa, que condena a Bruce a vivir atrapado indefinidamente en una prisión de la que no podrá escapar.

El inicio de la etapa de Archie Goodwin es algo discreto. El primer episodio, escrito a medias con Chris Claremont, mezcla la cura de Banner con una nueva aparición de Jarella, que viene en busca de Hulk para salvar a su Micromundo. Una historia que peca de falta de desarrollo al ocurrir demasiadas cosas en 20 páginas. Pese a todo, no se puede negar que tiene su encanto.

Atención a los efectos del tratamiento para Banner. Resulta que el tratamiento, que se vale de los rayos solares, acaba provocando tal cuantía de perturbaciones en el Sol que acaban por poner en peligro la existencia del propio planeta. Esto son efectos secundarios y lo demás son tonterías.

En la parte gráfica, quizás aquí el trabajo de Trimpe, en cuanto a composición de viñetas y trucos propios, no es tan espectacular como en los tomos precedentes. Sin embargo, el embellecido de John Severin hace que sus lápices luzcan mejor. En cualquier caso, creo que como narrador Herb sigue consumando un trabajo notable.

En cuanto a los guiones, Goodwin le toma rápido el pulso a la colección y comprende que lo que mejor les sienta a las aventuras del gigante esmeralda es la fantasía y la ciencia ficción.

Dejando de lado el número coprotagonizado por los Hombres-X Kaos y Polaris, un tanto prescindible, entramos en una serie de relatos de ciencia ficción, entre lo inexplicable y enigmático, que le sientan como un guante a nuestro querido monstruo. Un tipo de relatos seguramente muy influenciados por las historias cortas del cómic americano de los 50.

Ahí están números mágicos como el del senador que acaba convertido en una masa que se arrastra o el de Hulk empequeñecido batallando contra ratas, un episodio que trae como invitado al Hombre Hormiga y como antagonistas al Camaleón y a Hydra. Incluso el número del alienígena insectoide, que resulta ser una de las creaciones del Alto Evolucionador, tiene su encanto.

Pero el que seguramente más destaca entre todos ellos es el episodio del mundo subatómico en el que Hulk se encuentra cara a cara con el Conformador de Mundos, un extraño ser con aspecto de skrull que es capaz de hacer realidad cualquier sueño. Se trata de una historia asombrosa sobre un nazi, también menguado desde el mundo que conocemos, que pide al Conformador hacer realidad su sueño: derrotar a las fuerzas aliadas en una recreación subatómica de la Segunda Guerra Mundial.

La visita de Hulk al Microverso desemboca en otra visita al mundo de Jarella, en una historia enmarcada en la fantasía heroica, bastante mejor que el anterior capítulo de la saga de la dulce joven verde.

El apartado más costumbrista de la colección, el que aborda las relaciones entre los diferentes protagonistas, en esta etapa siempre queda en un segundo plano, pero no por ello deja de ser interesante.

Por un lado, tenemos un virtual triángulo amoroso entre Bruce, Betty y Jarella, cuyo atractivo reside en el hecho de que Bruce ya no está seguro de si sus sentimientos hacia Jarella son suyos o son un residuo en su mente influenciado por su alter ego. El caso es que la situación desemboca en un acercamiento de Betty a Glenn Talbot. Una relación que termina en el feliz enlace matrimonial entre ambos unos números más tarde.

El General Ross, por su parte, ha ido creciendo como personaje. Siempre desde su esencia de militar rocoso y ofuscado, el personaje es más complejo de lo que aparenta. Finalmente, Jim Wilson juega muy bien su papel de amigo fiel de Hulk, distanciándose así del resto de personajes.

En medio de todos estos viajes a lo desconocido de nuestra querida Masa, se abre un pequeño paréntesis en forma de línea argumental más terrenal y realista. Incluso hay una suplencia en los autores, ya que Gary Friedrich y Dick Ayers son los encargados de darle forma, si bien Trimpe ayuda en el dibujo a lápiz. Como si de un número anual se tratara, durante dos episodios podemos gozar de la participación de la mayoría de los superhéroes de la casa. Tras otra violenta caza de las fuerzas bélicas del General Ross, la trama aborda el juicio a Hulk por todo lo ocasionado.

Una historia que quizás rompe la línea seguida por el tándem Goodwin/Trimpe y que goza de un dibujo más discreto por parte de Dick Ayers. Pero, a la hora de la verdad, el arco está muy bien resuelto, es creíble y se hace un buen uso de la mayoría de héroes invitados. Hasta el juicio resulta divertido. Entre los muchos superhéroes invitados cabe destacar la participación de Nick Furia, el Capitán América, los Cuatro Fantásticos y un Matt Murdock que, cómo no, aborda la defensa de nuestra querida gárgola verde. Mención aparte para la presencia de la prensa, representada por Peter Parker y J. Jonah Jameson.

Lógicamente, Herb Trimpe es el dibujante a lápiz titular y todavía por largo tiempo, pero no ocurre así con los entintadores. Y es que ya en el número ambientado en el mundo de Jarella había hecho su entrada Sal Trapani como sustituto de John Severin. En un principio su trabajo sobre los lápices de Trimpe es un poco gris pero pronto logra dar en la tecla. Creo que es un embellecedor más que adecuado para Trimpe. Por suerte, porque Trapani se queda en la colección durante una temporadita.

Entramos ya en el último tramo de la etapa escrita por Archie Goodwin. Primero tenemos un nuevo enfrentamiento de Hulk con el Rino, en esta ocasión controlado mentalmente por un incapacitado Líder. La historia es de lo más loca, pero realmente entretenida. Especialmente en su desenlace, que traslada a los dos titanes a la Contratierra. Allí, en el mundo clonado de la Tierra por el Alto Evolucionador, Hulk se encuentra con versiones alternativas de los habituales secundarios de la serie, descubriendo sorpresivamente que Hulk no existe en ese planeta, pero sí Bruce Banner. Otra muy buena historia, en buena parte gracias también a la fuerza que desprenden los dibujos de Herb Trimpe.

Turno para Steve Englehart.

El sustituto de Archie Goodwin a los guiones no es otro que Steve Englehart, en uno de sus primeros trabajos de su carrera como guionista regular. Muy verde todavía, la etapa de Englehart en Hulk no empieza demasiado bien, quedando, quizás, como el único pequeño bache de la colección desde sus renqueantes inicios hasta muchísimos años en el futuro.

La etapa empieza con un nuevo enfrentamiento de Hulk con la Abominación que se sostiene por el dinamismo que imprime Herb Trimpe, porque el pacto al que llegan el General Ross y el monstruoso villano es de lo más inocentón.

Peor es el número que enfrenta a nuestro protagonista con el Tiburón Tigre, el enemigo de Namor, que aparece de la nada para originar una pelea bajo ningún tipo de argumento. Ni siquiera Trimpe hace aquí un buen trabajo. Cabe resaltar lo «infantiles» que resultan los diálogos de Englehart al lado de lo que dejamos atrás.

En lo que respecta a la breve estancia en Canadá del gigante esmeralda, tampoco se puede sacar demasiado en positivo. El número en que Hulk se enfrenta a la Bestia y al Mímico es bastante flojo, mientras que el del Wendigo por lo menos tiene su punto sensible, además de representar la primera aparición del monstruo canadiense en el Universo Marvel. Por cierto, qué mal se le da a Trimpe dibujar a la Bestia.

Creo que, en estos primeros compases, Englehart se ve estrechamente ligado al pasado, buscando acomodo en la acción pura y dura y en la naturaleza más simplista de la pasada década. Ciertamente, que el autor no dé demasiadas explicaciones y que las tramas y motivaciones aparezcan sin ton ni son forma parte de la esencia del guionista, tal como apreciaremos en futuras etapas en otras colecciones. El problema es que aquí su capacidad imaginativa todavía no ha empezado a dar sus frutos.

Englehart, incluso recupera la clásica amenaza soviética, tan recurrente en los primeros tiempos de Marvel. El arco nos presenta al Gremlin, precisamente el hijo de aquel lejanísimo personaje, también deforme, llamado la Gárgola, aparecido en el histórico primer número de Hulk. En cualquier caso, el número no está mal.

Por suerte, esta etapa de Steve Englehart pega un vuelco absoluto a partir de este punto.

Lo bueno empieza con el viaje al Inframundo del Capitán Omen, un arco argumental que certifica el notable crecimiento de la parte escrita. Una historia sobre una especie de Capitán Nemo y su deforme tripulación que vive atrapada bajo las profundidades del océano. Un magnífico relato de ciencia ficción y aventuras submarinas, un arco también cargado de dramatismo y sensibilidad. Y toneladas de acción poderosamente narrada por un Herb Trimpe en plena forma.

En paralelo a esta historia, la colección entra en el terreno del espionaje. El General Ross vive sus propios problemas al haber sido capturado por los soviéticos. Una trama bien hilada que desemboca en una operación de rescate que termina en tragedia, con la aparente desaparición de Glenn Talbot. Una trama político-militar que concluirá con el relevo de Ross de su puesto al frente del Proyecto Piel Verde. Definitivamente, la colección se ha vuelto a poner muy interesante.

A continuación, está el número de presentación de Zzzax, el espectacular monstruo compuesto por electricidad con el que tantas veces se va a enfrentar Hulk. Otro episodio lleno de acción y visualmente muy potente cuyo guion no necesita más. Lo único que chirría es la participación de Ojo de Halcón en el relato, más decorativa que otra cosa.

Los últimos números incluidos en este volumen nos traen el pequeño inconveniente del cambio de entintador, siendo Sal Trapani sustituido por Jack Abel. Abel es de lo más flojo en cuanto a entintadores de aquella época, pero al menos su trazo grueso no “mancha” tanto el arte de Herb Trimpe como, por ejemplo, el de Gene Colan.

En cualquier caso, la saga que cierra el tomo es una de las más destacadas de todo el volumen. El villano MODOK, acompañado de las fuerzas de IMA, prepara un siniestro plan para vengarse de Hulk. MODOK, que para la ocasión luce un gigantesco cuerpo robótico, pretende crear una nueva y poderosa criatura mediante aplicación de rayos gamma, y la cobaya para el experimento no es otra que Betty Ross. Una Betty fuera de sí después de conocer la muerte de su marido. Y aquí hay que decir que las imágenes de Trimpe representando a una Betty desquiciada y colérica son muy expresivas y realistas.

La hija del General Ross, por tanto, acaba convertida en una nueva y fabulosa criatura gamma, la Arpía. Tras una colosal batalla entre los dos monstruos gamma, un Englehart desbocado destina la historia a otro escenario fantástico: una ciudad oculta entre las nubes donde reina otro titán monstruoso, la Bi-Bestia. Un nuevo villano para Hulk y otro sólido diseño salido de la imaginación de Herb Trimpe.

Por mucho que podamos considerar esta serie de historias algo pueriles o que el trabajo de Steve Englehart opte por la simplificación, estamos ante cómics de lectura fluida, y una fuerza narrativa y visual irresistible. Son cualquier cosa menos aburridos.

El último número incluido lleva a Hulk y a Betty, ya curada, a aterrizar en una isla perdida. Un lugar donde nuestra querida gárgola verde protegerá a su indefensa amiga de los gigantescos y monstruosos habitantes de la isla. Una trama con probable inspiración en el clásico film King-Kong.

Conclusión.

Seguramente, el Increíble Hulk sea la colección que mejor conserva la espontaneidad de la Marvel de los 60. Y también que este cuarto tomo sea, quizás, el más regular de los que recopilan la colección hasta el momento.

Y es que, quitando el inicio de la etapa Englehart, el resto del tomo, que es como decir casi todo, es altamente recomendable. Marvel en estado puro y toneladas de fantasía y entretenimiento.

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rockomic
30 comments to “Reseñas: Hulk: Omnigold 4: «¿Quién Juzgará a Hulk?» (1971-1973)”
30 comments to “Reseñas: Hulk: Omnigold 4: «¿Quién Juzgará a Hulk?» (1971-1973)”
  1. Buen análisis. La verdad es que Trimpe no lo tragaba cuando era pequeño y leía los números de Bruguera, pero he de reconocer que poco a poco le fui pillando el punto y la verdad es que ahora me gusta. Prefiero a Sal Buscema mil veces, pero también disfruto a Trimpe.
    A ver si el año que viene sacan nuevo tomo de La Masa, porque me parece que este año ná de ná

  2. Pocos artistas resisten la comparación con Don Silvio, está claro. Historias como dice Roc muy sencillas, pero que al fiel seguidor del verdoso, pues nos siguen cautivando. Me encanta el personaje de Jim Wilson ( estoy empezando a pensar que lo mío con los afros que se apellidan Wilson es algo casi fetichista, jaja ). Un tomo que cuando salga ( QUE SALDRÁ, ¿VERDAD ? ) cae sí o también.
    Trimpe, bueno…con la lejanía del tiempo yo, particularmente, lo miro con cierta simpatía ( o nostalgia ) . Que no será el mejor dibujante de La Masa ni de lejos, pero tuvo el mérito de que su estilo sigue estando ligada al bueno de Hulk. Por algo será .

    • Es que luego en el crossover entre Hulk y el Capi (Corporación mediante) nos aclaraban que Jim era el sobrino (vale, un tanto rebuscado, pero siendo el universo Marvel no podía ser casual, tenían que buscar una conexión) de Sam Wilson.

      • En todo caso Jim Wilson fue un buen nuevo Rick Jones para tiempos más diversos y socialmente concienciados. Mucho después, hacia mediados de los noventa (se le había perdido la pista en el cambio de década de los setenta a los ochenta), Peter David le convertiría en víctima del SIDA.

  3. Por cierto ya mismo saldrá la etapa de PETER DAVID, otro que dejó su sello.
    A mi el HULK de David me encantó.

    Pero lo mismo,me quedó con el de SAL BUSCEMA.

    Que arte dibujando HULK, para mi el que mejor lo dibujo.

  4. La figura de Hulk de Sal Buscema para mí es la que ha quedado como imagen icónica del personaje. Como el Peter Parker de Romita.

    En cuanto a etapas, quizás me quedo antes con la de Trimpe que con la de Buscema. La de Sal Buscema tenía mejores acabados mientras que la de Trimpe era más dinámica. Y quizás la de Trimpe tiene más historias míticas.

  5. Hulk y Rockomic desatados, hermanos de tinta!😈 Recuperando el tiempo perdido en plan berserkers de buen fondo, ya podrían aprender en Panini, ya, ja. Bravo.

    • Buen material, sin duda. Roy Thomas, Len Wein, Gerry Conway, Archie Goodwin, Gary Friedrich, Steve Englehart, Herb Trimpe (que tenía un gran éxito entre las señoras y señoritas del Bullpen en esos años en que la oficina era mayoritariamente femenina y Herb prefería trabajar allí, como su gran amiga Marie Severin, no como en cambio John Romita, que iba porque no le quedaba otra, al estar en plantilla le obligaban a ir a la oficina, pero Romita prefería trabajar en casa), los Severin,…semejante pléyade solo fallaba muy de cuando en cuando…y aquí están bastante bien la mayoría.

  6. En cuanto a lo del aspecto skrull del Conformador, Rockomic, bueno, recuerda que el Conformador de Mundos era originalmente el cubo cósmico skrull, que se hizo autoconsciente y evolucionó. Santa suspensión de credibilidad, Batman!😈😎

  7. El matrimonio entre el gafado militar (Talbot, que como Ross era un militar que pese a excusar todos sus malos actos en el deber castrense y la obediencia debida, luego, cuando le interesaba, se los pasaba por el forro, ya fuese para actuar noblemente o como un miserable, en todo caso ambos oficiales negligentes y desobedientes, merecedores de unos cuantos consejos de guerra y ya como personas de lo más tóxicas …y anticuadas ya para la época, aunque eso iba un poco con el cargo) y la joven Ross (sobrina nieta de la Betty Ross del FBI que se arrimaba al Capi en los cuarenta …y luego se casó con uno de sus sustitutos: Jeff Mace aka El Patriota, según nos contaría Karl Kesel) pronto sería cualquier cosa menos feliz. Ese enlace también estaba gafado. Vale que lo mismo puede decirse del noviazgo entre Hulk (y Banner, triángulo amoroso consigo mismo, ja) y Jarella …o del muy posterior enlace entre Banner y Betty.

    • Es que su debut fue aquí, en Increíble Hulk, a comienzos de los setenta, de la mano de Goodwin & Trimpe. No se entró en detalles con sus orígenes hasta una década después, a comienzos de los ochenta (en un Anual del Capi?), pero ya se le había identificado como el Cubo Cósmico Skrull. Con esas pintas, por muy albino que fuese estaba claro que era skrull sí o sí, ja. Su aprendiz, Glorian, acabaría bastante mal, como vimos en Aniquilación.

  8. «(…) Wolverine y querían que apareciera en la serie de Hulk. Me dijeron que el personaje se llamaba Wolverine, así que inmediatamente cogí la enciclopedia, miré qué decía sobre Wolverine y vi una foto del animal. Es un pequeño animal muy voraz con enormes garras. Es implacable, rápido. Utilicé todos esos elementos, como las garras y la fiereza, en el traje. El animal tiene un toque felino, un aspecto de gato maltés, pero creo que es un animal canino.» (John Romita).

    • El glotón o carcayú (Gulo gulo), no lobezno (nada de Lobezno), es un mustélido, como las nutrias. Un mamífero carnívoro mustélido polígamo (la verdad, define bastante bien a Logan, ja), único en su género (aunque más parecido a un oso enano bizarro y feo que a otros mustélidos). Un bicho fuerte y fiero (caza a animales mucho mayores si es necesario), celoso de su espacio personal y con muy mal genio.🧐😉😎

    • Sí le dio él también en su diseño un aspecto ligeramente felino. También en su aparición en Hulk intentarían tirar por ahí, algo que ya no pasaría con Cockrum en los X-Men …o se iría perdiendo rápido tras el Giant Size …o al menos eso me ha parecido siempre a mí.

  9. Gran reseña y gran tomo, aventuras muy entretenidas y encima, dos capitulos de los Años Perdidos de mi querida Patrulla X . Material clásico de primera línea, imprescindible en cualquier biblioteca. Excelsior !!.

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