Nuevo volumen correspondiente a la Patrulla-X de Chris Claremont y nuevo dibujante estable. El afortunado en cuestión no es otro que John Romita Jr., aunque, en realidad, ya había iniciado su trayectoria en la colección al final del anterior tomo, el que recopilaba por completo la etapa relativamente corta dibujada por Paul Smith.
Romita hijo, por contra, se ocupa de los números incluidos en este tomo y el siguiente, ni más ni menos, completando una de las trayectorias más extensas por un dibujante en la era Claremont de los mutantes. El entintado, por su parte, corre a cargo de Dan Green en la gran mayoría de los números incluidos en este tomo, a excepción de algunos pocos episodios salteados que lucen acabados de otros profesionales.
En cualquier caso, la estrella de la función sigue siendo Chris Claremont, el dueño y señor de este título, y se podría decir que más que nunca. Y no porque Romita Jr. realice un trabajo por debajo de las expectativas, que ni siquiera es el caso, sino porque las tramas que se suceden en el volumen que tenemos entre manos llevan el sello de un escritor por encima del de un narrador gráfico. Un sello que ya identificamos sin dificultad tras cuatro volúmenes a nuestras espaldas, el del llamado culebrón de Claremont.
Y es que el guionista sigue poniendo especial interés en el desarrollo de personajes y en la relación existente entre ellos, pero siempre en un marco de aventuras fantásticas de carácter superheroico. Sin embargo, estas aventuras reniegan ahora de los ambientes exóticos y las epopeyas cósmicas, limitándose así a los escenarios terrestres y, sobre todo, urbanos, seguramente en pro de una mayor naturalidad ambiental para las historias aquí contadas.
Un desarrollo de personajes en el que, como es habitual, la cuota femenina gana por goleada. Tormenta, Pícara y Kitty Pryde son, así, las principales beneficiarias en el tratamiento y crecimiento personal, pero no las únicas, porque también hace entrada una nueva pieza del puzle, una misteriosa adolescente pelirroja que no es tan nueva como parece. Hasta una villana como Mística obtiene aquí un inesperado mimo por parte de Claremont.
Mención aparte para la suma de personajes de nueva creación de esta etapa, y no precisamente pocos pese a la ya atestada nómina de secundarios que el guionista tiene a disposición.
De este modo, lejos de las extensas sagas que ocupaban parte de las anteriores etapas, aquí Claremont opta más por las tramas de corto recorrido. Pero no estoy hablando de relatos independientes encadenados, sino, todo lo contrario, de un tejido de líneas argumentales que constituyen un único hilo, el de la crónica mutante de Claremont. Una crónica que ya no sólo está constituida por la colección de cabecera de este tomo, la de Patrulla-X, sino que también extiende sus ramas hacia el segundo título mensual mutante: los Nuevos Mutantes.
Ya en el primer episodio incluido, Claremont aborda diferentes frentes: el amor imposible entre Lobezno y una Mariko que necesita romper los enlaces del Clan Yashida, que ahora lidera, con el hampa japonesa; una nueva incursión en política de la mano de las cloacas del gobierno estadounidense y su cruzada anti mutante; la continuación de la trama referente a los Morlocks; y finalmente, el viaje de nupcias de Scott y Madelyne Pryor, una de las inesperadas presentaciones del anterior volumen. Esta última podríamos considerarla como la historia central de este primer episodio. Una aventura sobre el mar en la que un gigantesco pulpo está a punto de mandar a paseo la luna de miel.
Como decía, la estructura de telenovela melodramática es el eje sobre el que se levanta la etapa recogida en este volumen. Unas relaciones entre personajes eminentemente de carácter sentimental y paternal, algo que adivinamos ya en los primeros compases del tomo.
Empezamos por el cambio experimentado por Ororo, que ha visto brotar una especie de lado oscuro interno que ignoraba poseer. Un cambio que aleja a Kitty, que ya no reconoce a su amiga de confianza, a quien de alguna forma consideraba como una figura maternal. Pero también es un motivo de preocupación de la propia Tormenta, que se siente inexplicablemente diferente. La propia Kitty también verá cómo el amor de Peter la abandona provocado por una experiencia con una alienígena vivida por Coloso en las Secret Wars.
Por su parte, Rondador también vive inquieto por conocer sus orígenes y conocer a su familia auténtica. Una saga familiar en la que podría tener un hueco Mística, actual líder de la Hermandad de Mutantes Diabólicos, que a su vez desea recuperar a la que considera su hija, Pícara, que recordemos que ahora forma parte de la Patrulla-X. Precisamente, esta trama constituye un episodio en sí mismo. Una trama cuyo principal beneficiario seguramente sea Mística, que en manos de Claremont se aleja de la villana de manual que era para pasar a adquirir interesantes matices de carácter sentimental y conflictividad interna. Así, vemos como Mística pide ayuda a Arcade para que entrene a su Hermandad, formada por Destino, Avalancha, Mole y Piros, con el objetivo de asaltar la Mansión de Xavier.
El Profesor X, por cierto, también cuenta con novedades en su haber. Por un lado, Charles vuelve a estar solo después de despedir a su amada Lilandra, que parte junto a los Saqueadores Estelares a librar al imperio Shi’ar de la tiranía de Ave de Muerte. Por el otro, el creador de la Patrulla-X finalmente ha aprendido a controlar su nuevo cuerpo y ya es capaz de andar y correr. Esto conlleva un importante cambio en su estatus en el grupo, puesto que por primera vez Xavier puede actuar sobre el terreno en cualquier operación junto a los que fueran sus alumnos.
La siguiente en obtener protagonismo es Kitty Pryde, y lo hace precisamente a través de un hilo que enlaza la anterior línea argumental con la que se venía gestando relativa a los Morlocks. Una trama que se sitúa bajo tierra, con una Kitty secuestrada por Calisto, líder de los mutantes marginados del subsuelo, que organiza ni más ni menos que una boda entre la adolescente y el dócil Caliban. Una historia tan aterradora y tensa como esencialmente tierna y humana. Aquí cabe hacer mención de la escena, yo diría emblemática, en la que la Patrulla-X acuden a identificar el supuesto cuerpo de Kitty hasta que Lobezno desmiente que sea ella porque simplemente no huele cómo Kitty.
También, esta historia significa la presentación de dos nuevos Morlocks provistos de poderes elementales, sumándose así a los ya conocidos Calisto, Caliban, Máscara y Rompedor. Me refiero a Sanador, cuyo poder consiste en curar milagrosamente cualquier herida o dolencia, por grave que sea y, sobre todo, a Sanguijuela, un pequeño monstruito capaz de anular los poderes de todo aquel que se encuentre a pocos metros de su cuerpo.
De regreso de las Secret Wars.
El siguiente paso en la colección es un curioso cruce entre colecciones regulares, que además coincide con el paso de la Patrulla-X por las Secret Wars. De toda la Patrulla-X a excepción de Kitty Pryde, quien precisamente protagoniza el inicio de un nuevo hilo argumental que tendrá continuación en la otra serie mensual de Claremont, los Nuevos Mutantes. Kitty, junto a su amigo Doug Ramsey, caen en la trampa del Club Fuego Infernal. De una facción del Club, en realidad, con la Reina Blanca a la cabeza, porque Sebastian Shaw (siempre acompañado de su fiel Tessa) también disfruta de su momento, pero en el título de la Patrulla-X. En lo que se refiere a Doug Ramsey, precisamente acababa de ser presentado en el título de los Nuevos Mutantes, siendo otra de las nuevas incorporaciones de esta etapa que disfrutará de largo recorrido.
Por otra parte, este cruce entre colecciones significa también la transición de Illyana Rasputín de una colección a otra. La hermana de Coloso pasa así a ingresar en las filas de los Nuevos Mutantes en su identidad de Magik.
El regreso de la Patrulla-X de las Secret Wars no tiene lugar en Central Park, como sería de esperar, sino en Japón. Además, el grupo aparece acompañado de un gigantesco dragón, ocasión que ni pintada para que Claremont nos cuente una de kaijus con posibles guiños a Godzilla. El paso por el país nipón también vale para acordarse de uno de los viejos conocidos de la colección, el superhéroe local Fuego Solar. Por lo demás, el episodio nos deja otro estreno, el de Amiko Kobayashi, una niña, todavía mocosa, que queda a cargo de Logan tras prometérselo a su madre justo antes de morir.
Los siguientes episodios o líneas argumentales parecen estar dedicados cada uno de ellos, como no, a cuatro personajes femeninos. Cuatro de las mujeres de Claremont (Pícara, Kitty Pryde, Tormenta y una tal Rachel) que no viven precisamente episodios felices, sino que, por contra, les toca lidiar con sucesos emocionalmente duros.
Pícara protagoniza el episodio que arrastra el hilo dejado por el Club Fuego Infernal. En realidad, la trama de espionaje con que se inicia la historia no es más que un vehículo para desembocar en lo que realmente quiere contarnos el autor. El caso es que el club liderado por Sebastian Shaw ha logrado introducir un topo en SHIELD, pero el coronel Michael Rossi parece haberlo descubierto. Rossi, que había vivido un romance con Carol Danvers, es rescatado por Pícara, en cuyo patrón mental residen los recuerdos y emociones de la que fuera Ms. Marvel. El encuentro hace que la personalidad de Carol tome el control de Anna Marie por primera vez, haciendo que la propia Pícara sea al fin consciente del terrible daño causado a Carol. Empieza aquí el verdadero drama para la ex-Hermandad, que deberá vivir horrorizada ante la posibilidad de robarle la vida a cualquiera que la toque accidentalmente.
No contento, Claremont va más allá en su culebrón obsequiándonos con uno de esos episodios dedicados en exclusiva al desarrollo emocional de las piezas de su tablero. Un número que básicamente está dedicado a la ruptura de Peter con Kitty, con un Logan convertido en improvisado psicólogo sin pelos en la lengua. Tan sólo una funcional pelea de taberna con el Juggernaut pone el inevitable componente de acción.
Kitty y Lobezno, por cierto, se ausentarán del grupo a lo largo de una serie de números para vivir sus propias aventuras en la serie limitada de seis números: «Kitty Pryde and Wolverine«. Una serie que viene incluida en el tomo que tengo entre manos, pero que será reseñado en un artículo aparte.
La siguiente en focalizar la mirada de Claremont es, quizás, la gran incorporación del autor a la crónica mutante en esta etapa. Se trata de una adolescente procedente del futuro que, en realidad, no es de nueva creación. Todos recordamos la mítica saga «Días del futuro pasado«, en la que hacía su presentación una jovencita pelirroja que respondía al nombre de Rachel. El caso es que, en un episodio que lleva el evocador título «El pasado de días futuros«, Chris Claremont no sólo se trae al personaje al tiempo presente, sino que también nos revela que es la futura hija de Scott Summers y Jean Grey.
El supervillano para la ocasión también es una mujer e igualmente una creación de Claremont. Estoy hablando de Selene, una sacerdotisa practicante de las artes oscuras presentada unos meses antes en los Nuevos Mutantes, que intenta aprovechar la ocasión para apoderarse de la jovencita.
Llega el momento de abordar lo que sería lo más parecido a una saga de entre todo lo que incluye este volumen. Son tres números y medio —aunque uno de ellos es doble— que se gestan en la trama más política que comentábamos ya en el primer número incluido en el volumen, pero que termina yendo por otros derroteros. Todo empieza con la preocupación de algunos organismos gubernamentales secretos, que ven en los mutantes una poderosa arma bélica al alcance de las potencias extranjeras. El Consejo de Seguridad Nacional liderado por Valerie Cooper, otro personaje de nuevo cuño, impulsa un proyecto secreto de control de la especie mutante. Una compleja trama en la que toman parte viejos conocidos de la esfera política como son Henry Peter Gyrich y el senador Robert Kelly, pero también una dirigente del Plan de Investigación de Defensa Avanzada, Raven Darkhölme, que no es otra que Mística en su identidad civil. Por supuesto, Mística es un topo, una infiltrada del enemigo, pero también el enlace de Cooper con un nuevo personaje, Forja, que acabará por obtener un inesperado protagonismo.
Forja es uno de los grandes estrenos que nos deja esta etapa. Un mutante de origen cheyene con increíbles capacidades mentales intuitivas para el diseño de tecnología, y un personaje con larga trayectoria por delante. Forja ha diseñado un arma capaz de neutralizar cualquier habilidad sobrehumana y convertir, así, al afectado en un humano vulgar y corriente. La sorpresa está en que el arma está basada en el neutralizador de Rom, el Caballero del Espacio que por entonces disfrutaba de título mensual. Y no sólo eso, sino que Forja también ha ideado un escáner que, como el analizador de Rom, descubre a todo aquel que no sea un humano convencional. Por si fuera poco, Claremont decide adoptar para la ocasión a parte del universo creado por Bill Mantlo en Rom, concretamente los Espectros Espaciales, que ocupan una facción del capítulo relativo a los antagonistas, pero también otras criaturas de origen espectral como son los Alas Mortales o los Sabuesos Infernales de la Nebulosa Oscura.
El caso es que Cooper y Gyrich se apropian del arma, sin el consentimiento de Forja, con el fin de disparar sobre Pícara, pero finalmente es Tormenta quien recibe la fatal descarga del neutralizador, despojándole de sus poderes mutantes. La sacudida emocional que sufre Ororo es el punto de partida para un genial capítulo dedicado a profundizar en su psique… pero también en la de Forja. Un número doble que cuenta con un dibujante invitado, el gran Barry Windsor-Smith, escenificado por completo en la mansión de Forja, en un laberinto de hologramas producto de la excepcional creatividad del mutante cheyene (y de la de Windsor-Smith). Un mano a mano entre dos almas impermeables que se buscan, se encuentran y finalmente se pierden. Una reflexión sobre sentimientos como el desconsuelo, el amor y el desengaño.
El tramo final de la saga trae la acción superheroica de regreso a la colección. El ataque de los Espectros al ilusorio edificio de Forja trae consigo una explosión de magia propiciada por la inesperada irrupción de Naze, un viejo chamán cheyene, instructor de Forja, para más señas. Una apasionante batalla que llega a su clímax con la entrada en escena de la Patrulla-X y la posterior abertura de una grieta en el tejido del espacio por la que unos aborrecibles seres sombra amenazan nuestra realidad. La magia y la brujería se imponen definitivamente con la aparición final de Amanda Sefton —interés amoroso de Rondador— y de Magik, que pasan por ser la llave que cierra el portal.
Por cierto, los Espectros Espaciales que imaginan Romita Jr. y Windsor-Smith son muy diferentes al diseño original de Sal Buscema.
Creo que la saga deja alguna pregunta sin respuesta, como, por ejemplo, por qué Forja, un mutante, trabaja para el gobierno en un arma que permite neutralizar los poderes de los mutantes. Pero, por lo demás, la historia es emocionalmente espléndida y visualmente espectacular.
Precisamente, el protagonismo dado a elementos externos al grupo de cabecera pasa a ser la norma en lo que queda de volumen. Empezando por un episodio, más modesto, en el que Rachel Summers y Magma, de los Nuevos Mutantes, se infiltran en el Club Fuego Infernal. Allí, las dos adolescentes descubren que Selene está en pruebas para adquirir el título de Reina Negra, con la clásica indumentaria de dominatrix, papel que le va que ni pintado.
Algo parecido ocurre en el siguiente y sorprendente paso dado por Claremont. En un arco argumental que parece quedar un tanto aislado del resto, el autor convierte Manhattan en el escenario de una fantasía heroica. Como si de un cómic de Conan se tratara, la isla neoyorquina queda inesperadamente cubierta por un telón mágico dentro del cual todo pasa a ser una especie de reino hiborio de guerreros, piratas y hechiceros. De hecho, todo aquel que se encuentra en su interior ha pasado por el mismo filtro estético, perdiendo también sus recuerdos, y recuperándolos al cruzar los límites de la cúpula mágica. Evidentemente esto afecta a la Patrulla-X, pero también a los Vengadores, a Spiderman, a los Morlocks, a los Nuevos Mutantes… El responsable de todo ello, y villano de la obra, es precisamente un personaje extraído de la serie de Conan, Kulan Gath, que también resulta ser un rival de Selene de tiempos inmemoriales (la sacerdotisa oscura cuenta con unos 2.000 años de existencia). De este modo, tenemos que el grupo de superhéroes rebelde que actúa en el improvisado reino trabaja bajo el nombre de los Vengadores, aun contando entre sus filas con miembros de toda índole, incluidos nuestros queridos Hombres-X. Y también que, para la ocasión, todos deben unirse a Selene, que aquí pasa por ser de los buenos.
La impresión es que Claremont ha querido aquí marcarse otro «Días del futuro pasado«, pero sustituyendo el mundo del futuro por una especie de realidad alternativa. Más en el fondo que en la forma, porque es cierto que la historia no tiene mucho que ver. En cualquier caso, el resultado es bastante más discreto que el de aquella y por debajo de lo que nos tiene acostumbrados el autor. No es que sea una mala historia, pero tampoco creo que vaya mucho más allá de lo curioso.
La historia termina con un cliffhanger que será debidamente desarrollado en el próximo tomo. Una especie de androide llamado Nimrod hace su aparición, con la intención confesa de que debe aniquilar a los mutantes.
Y bueno, también cabe mencionar una escena que supuestamente tendrá algún tipo de continuidad, pero que no deja de ser un epílogo de una trama vivida en los Nuevos Mutantes. Aleytys Forrester (sí, aquel romance «de verano» de Scott) rescata con su barco a un supuesto náufrago que resulta ser el mismísimo Magneto.
El último número correspondiente a la serie regular de la Patrulla-X que se incluye en el tomo, relata también una trama autoconclusiva. Siempre como parte del hilo sin fin de la crónica mutante de Claremont, porque el número empieza con una apacible jornada «familiar» en el aeropuerto, y el posterior desembarco de los ausentados Lobezno y Kitty en su regreso a casa. Un episodio que enfrenta a la Patrulla-X con otro personaje nacido en las páginas de los Nuevos Mutantes, Magus, padre del alienígena tecnoorgánico Warlock, para más señas.
A mencionar, que ahora es Rondador Nocturno quien se estrena como líder de la Patrulla-X, mientras que Ororo, privada de sus poderes mutantes, está decidida a abandonar el grupo. Para terminar, un nuevo cliffhanger nos remite a la próxima entrega, cuando vemos a un inconsciente Xavier arrastrado hacia las sombras por una misteriosa figura.
Los restos.
No termina aquí el volumen, puesto que todavía hay espacio para el anual de turno y para un par de relatos extra.
El Uncanny X-Men Annual 8 es uno de aquellos números que explican historias tan simpáticas como irrelevantes. Acompañado en esta ocasión por el arte de Steve Leialoha, Chris Claremont se anima esta vez con un cuento infantil por boca de Illyana. Una historia que en realidad se inventó Kitty en una de aquellas noches de insomnio de la entonces pequeña hermana de Peter, y que la adolescente se anima a reproducir para toda la familia mutante en una jornada de distensión. Una historia protagonizada por la propia Kitty y por su dragón mascota Lockheed, que Leialoha adapta para la ocasión a un estilo de dibujo tipo cartoon.
Pasando a los dos relatos fuera de título, el primero de ellos constituye lo que se entiende por una historia no contada, una escena o narración que viene a rellenar un hueco dejado números atrás. En el número 185 de la colección, incluido en el presente volumen, Tormenta confiesa a Pícara que conocía la existencia del neutralizador de poderes mutantes porque se lo había contado Mística. Sin embargo, la escena a la que hace referencia Ororo no aparecía por ningún lado. Resulta extraño que a Claremont se le colara semejante laguna, por lo que es fácil pensar que dejó ahí un hueco a propósito con el fin de rellenarlo en el futuro. Sería cuatro años más tarde, en el número 40 de Marvel Fanfare, cuando el guionista se decidiría a ilustrar esa pequeña parte de la historia en un relato dibujado por Craig Hamilton. El relato que nos ocupa cuenta así el encuentro entre Tormenta y una Mística que se cuidaba de que su hijastra no sufriera ningún daño advirtiendo a Ororo de la existencia de ese neutralizador. Un episodio sombrío cuyo dibujo no destaca especialmente.
Todavía más modesto es el relato que cierra el tomo, esta vez protagonizado por Lobezno. Una pequeña aventura publicada en The Best of Marvel Comics One-Shot, en 1987, en la que Chris Claremont y Marshall Rogers nos descubren un capítulo desconocido de la relación entre Logan y Mariko.
Conclusión.
La etapa recogida en este volumen quizás no llegue a los altísimos niveles del anterior o el de los dos primeros, más que nada por algunas pocas líneas argumentales menos satisfactorias. Pero eso no impide que siga siendo otra porción imprescindible de la crónica mutante, por el avance en el desarrollo e interacción de los personajes, pero también por la calidad intrínseca de las historias.
John Romita Jr., por su parte, va de menos a más, realizando finalmente un estupendo trabajo gráfico a la altura del cometido.
Enlace a la ficha:
- Reseñas: La Patrulla-X: Omnigold 5: «Decisiones» (1983-1985) - 21 mayo, 2025
- Cronología Marvel en tomos [hasta el año 2005] - 8 mayo, 2025
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Buenas etapa todavía dentro de la gran primera etapa Claremont en la serie.
Y gran trabajo de de nuestro Rockomic.
Pienso exactamente lo mismo: «Sí, pero…»
Señor Rockomic, me quito el sombrero. Entre tú y Zubemvive con la BMC estamos cubiertos.
Sí, es un momento en que Claremont ya no es infalible (y se empieza a perder solo en sus propias tramas pese a contar con buenos editores que a veces le tienen que recordar cosas) pero sigue siendo muy bueno (y estando bien acompañado en el lado artístico, pese a no haber ya el feeling de los mejores momentos con Cockrum y Byrne, vale que tampoco los problemas de los conflictivos). Con Romita Jr. nunca hubo una colaboración tan íntima (y el dibujante acabó muy decepcionado y guarda mal recuerdo).