Reseñas: Power Man y Puño de Hierro: Omnigold 1: «Héroes de Alquiler» (1978-1982)

Tras la corta etapa de Power Man y Puño de Hierro guionizada por Chris Claremont, que ya reseñé en su momento como parte del tomo integral dedicado al superhéroe de K’un-Lun, llega la hora de la verdad para este reinventado título.

El banco de pruebas que Claremont puso sobre la mesa necesita ahora corroborar su viabilidad. Y el resultado lo tenemos en el tomo que tengo entre manos, el que recoge la etapa más determinante de toda la trayectoria de los Héroes de Alquiler, la guionizada por Mary Jo Duffy.

Ed Hannigan, que ya entró como dialoguista en los dos últimos números de Claremont, toma las riendas de forma transitoria antes de la irrupción de la nueva y flamante guionista.

Son tan sólo dos números, los que abren el presente volumen, en los que Hannigan cuenta con el dibujante Lee Elias. Dos episodios bastante discretos en los que la nueva pareja de héroes se enfrenta, primero, a un villano de pacotilla llamado el Incinerador y, posteriormente, a una panda de ladronzuelos que intentan robar el Fantasticar, ni más ni menos, que posa expuesto en una feria.

Sin embargo, es precisamente en este par de números escritos por Ed Hannigan donde la sociedad entre Luke Cage y Danny Rand queda formalmente constituida. Al mismo tiempo, también observamos como Rand, en su intención de aclimatarse a los humildes dominios de su nuevo socio, se desentiende por completo de su condición de magnate y cede el control de su 50% de la Rand-Meachum a su socia, Joy Meachum.

La constitución de Héroes de Alquiler, la agencia, trae consigo la entrada de las otras dos piezas que ponen en marcha la maquinaria, el abogado, y socio participativo, Jeryn Hogarth y la secretaria Jennie Royce. Dos elementos permanentes a lo largo de toda la etapa escrita por Mary Jo Duffy, pero no los únicos personajes secundarios a los que recurre la nueva guionista.

De hecho, pocas colecciones de la época son tan abundantes en este capítulo. Un capítulo, el de los personajes de apoyo, en el que curiosamente Duffy apenas aporta ninguna cara nueva, echando mano del plantel creado anteriormente para las colecciones solistas de los dos protagonistas.

De esta forma, el mencionado Jeryn Hogarth proviene del título de Puño de Hierro, lo mismo que el teniente de policía Rafael Scarfe y hasta Alan Cavenaugh, el ex-combatiente del IRA arrepentido, aunque en este último caso su aparición se limita a una sola línea argumental. Y, claro está, las Hijas del Dragón, Colleen Wing y Misty Knight, que comparten buena parte del protagonismo con Power Man y Puño de Hierro.

En lo que respecta a la cabecera de Power Man, Duffy se trae a D.W. Griffith, el amigo hippie de Luke, al Doctor Noah Burstein, responsable de que Cage disfrute de una piel dura como el acero, a Harmony Young, actual pareja sentimental de Luke y, ya al final de la etapa, a Claire Temple.

También se incorpora un elemento secundario externo como es el caso de Bob Diamond, de los Hijos del Tigre, ya conocidos de las páginas de Deadly Hands of Kung Fu. Pero el único personaje de apoyo que realmente aporta Mary Jo Duffy es la secretaria, Jennie Royce.

En lo que concierne a villanos y localizaciones, el trabajo de reciclaje no se queda muy lejos, pero eso ya lo iremos viendo.

Sea como fuere, poco puede importar que el guionista recurra a personajes ajenos si sabe darles un buen uso, como es el caso que nos ocupa.

El caso es que Mary Jo Duffy logra configurar un entramado de personajes muy bien definidos. Tan de carne y hueso y reales como los suburbios en los que trabajan todos ellos, incluidos los dos nombres que ponen título a la colección. Porque está es la colección más auténticamente callejera de la Marvel setentera, la que se respira más a pie de barrio. Nada que ver con la atmósfera oscura y tempestuosa del Daredevil de Frank Miller, aquí prima el colegueo y el buen humor desde lo más humilde de la sociedad americana. Aventuras urbanas asentadas en la lucha cuerpo a cuerpo en las que tampoco falta el drama y la tensión.

Y es que, en parte, esta colección no deja de ser una suerte de buddy movie metida a cómic de superhéroes. Un género, por cierto, el de las buddy movies, que tuvo su época de mayor esplendor años más tarde que la fecha que marca estos cómics.

Power Man and Iron Fist no deja de ser un experimento. Un experimento en el que dos géneros tan genuinamente setenteros, como son la blaxploitation y las artes marciales, se dan la mano. Pero, en cualquier caso, un experimento que funciona y que, además, añade un ingrediente tan verosímil como es convertir al superheroismo en una profesión. Se terminó lo de jugarse el cuello por amor al arte. Aunque, a la práctica, eso no acaba siendo exactamente así, y en buena parte del presente tomo observamos como Luke y Danny son antes superhéroes que empresarios, y no rehúyen la responsabilidad de salvarle el culo a algún pobre diablo de forma altruista.

Mary Jo Duffy viene acompañada del dibujante Trevor Von Eeden en el primer tramo de su etapa.

El nuevo equipo de autores inicia su recorrido montándole el chiringuito a los nuevos socios. Nuevo despacho y flamante secretaria, y listos para recibir clientes.

Rápidamente, la guionista empieza a perfilar las personalidades de los dos protagonistas, incluso más marcadas y reconocibles de lo que ya eran.

Luke es testarudo y desconfiado por naturaleza, extremo que vamos contrastando a lo largo de toda la etapa. Un tipo impulsivo formado en las calles que recela de los lujos y que no acepta que nadie le regale nada.

Danny, en cambio, es el diplomático del dúo, quien intenta poner el juicio. Un hombre más distinguido, formado en un lugar místico alejado de la realidad corriente a la que ahora se enfrenta.

En su primer trabajo con la sociedad legalmente constituida, a los protagonistas les toca hacer de vigilantes de un museo. Un buen arco de misterio e intriga con temática egipcia, en el que se acaban enfrentando al Monolito Viviente con la ayuda de las Hijas del Dragón y de la Patrulla-X. El Monolito Viviente es, precisamente, un viejo conocido de los mutantes en su colección propia.

Von Eeden, por su parte, hace un buen trabajo gráfico.

El modesto número de presentación del antihéroe que se hace llamar El Águila, pone sobre la mesa una de las contradicciones con las que no tendrán más remedio que lidiar los Héroes de Alquiler: los clientes no siempre van a ser de su agrado. Desde explotadores inmobiliarios a gobernantes corruptos pueden requerir sus servicios y no va a ser fácil prescindir de ellos cuando hay facturas a las que hacer frente.

El Águila, por su parte, es una especie de mezcla entre el Zorro y el Castigador, y una de las pocas nuevas creaciones de Mary Jo Duffy.

En el siguiente arco tenemos otro regreso, el del país ficticio llamado Halwan, y de la Princesa Azir, rescatados de las arcas de Puño de Hierro. Un arco abundante en personajes de apoyo (Cavenaugh, Misty, Colleen, Scarfe, Jennie, Griffith), sobre terrorismo y regímenes opresores, que empieza muy bien, pero creo que acaba cayendo en la moralidad fácil.

Un bloque argumental dibujado entre Von Eeden, que se despide aquí de la colección, y Marie Severin, justo antes de la entrada del nuevo dibujante estable.

Duffy-Gammill, el equipo definitivo.

Si hay una parte de la etapa dirigida por Mary Jo Duffy especialmente reconocida por la crítica, ésta es la dibujada por Kerry Gammill. Es la que se extiende durante la mayor parte del recorrido y la mejor dibujada, sin lugar a duda. Gammill cuenta con las tintas de Ricardo Villamonte en casi todos los números, dando como resultado una encomiable labor gráfica, a la altura de los guiones.

Si bien el trabajo de Von Eeden en los anteriores episodios es más que bueno, ya desde el primer número de Gammill constatamos que esto está en un nivel superior.

Una estupenda historia sobre mafiosos, ajustes de cuenta y venganza, abre fuego. El capo de la Maggia, Caesar Cicero, escudado tras el Hombre Montaña Marko, ponen el ingrediente antagonista, mientras que la parte más dramática corresponde a Trueno, otro antihéroe ya presentado en el título de Power Man, provisto de superpoderes no especialmente originales.

Mejor es el regreso (también del título de Luke) de Señor Suerte y Señor Muerte. Ya no nos encontramos ante un único personaje que trabaja bajo dos identidades, como en su primera aparición, sino que ahora, Suerte y Muerte pasan a ser dos individuos con distintas capacidades. Para mi gusto, más interesante así.

Criminales del juego ilegal, los dos villanos tienen intención de mandar al otro barrio a Danny y a Luke antes de que éstos les cierren sus chiringuitos. Nuestros héroes deben sortear todo tipo de trampas mortales, en un espectacular trabajo narrativo por parte de Gammill.

Tampoco faltan episodios en los que Duffy opta de forma más directa por la diversión y el humor, como es el caso del número en el que descubrimos el centro de operaciones del caprichoso Jeryn Hogarth. Un sofisticado complejo al que llama el Nido, donde todos sus empleados son esculturales mujeres bien armadas.

Un número muy loco en el que un indeciso El Águila cuenta con un papel en la obra.

Una de las escenas más cómicas la tenemos al principio, cuando Luke acude al sastre a recoger la friolera de doce camisas iguales, ante lo poco que le duran en el campo de batalla. Pero lo más gracioso viene luego, cuando el turno es para a un tal Doctor Banner que acude a buscar unos pantalones.

Otro supervillano que regresa es Dientes de Sable, aquí formando equipo con el Constrictor, en un emocionante episodio que cede el protagonismo a las Hijas del Dragón. Y otra buena muestra del talento de Gammill.

Siguiendo con la recuperación de los viejos enemigos de alguno de los dos héroes de alquiler, el siguiente en la lista es Bushmaster.

Otro estupendo arco dividido en dos partes, donde Luke ve como sus poderes quedan mermados transitoriamente. La segunda parte nos trae la inesperada irrupción de Arthur Nagan, el miembro del grupo de supervillanos conocido como los Hombres Cabeza, a quien nadie había invitado a la fiesta. En cualquier caso, un tenso thriller de acción muy bien pautado.

Un fill-in dibujado por Alan Weiss que podría haber guionizado Agatha Christie, da paso a una serie de episodios cortos o autoconclusivos algo más modestos que los anteriores.

En primer lugar, Danny y Luke se ven obligados a atender a un aspirante a dictador de otro país inventado, Terranueva.

A continuación, un divertido episodio en el que una moneda con increíbles capacidades se erige en el centro de atención tanto de los personajes como del lector. Una historia en la que hace su presentación Montenegro, un rudimentario villano armado con diferentes armas.

El siguiente turno es para los Tigres Dorados, una banda de delincuentes que siembra el terror en Chinatown, también rescatados del título de Puño de Hierro.

Episodio al que le sigue el único número que tristemente no ha podido ser recuperado en su totalidad. La razón de ello es la aparición de ROM, personaje cuyos derechos de publicación ya no están en manos de Marvel. Lamentablemente, sólo ha sido posible incluir las páginas en las que no aparece el Caballero del Espacio, aunque sí que podemos disfrutar de un resumen escrito del episodio.

Uno de los arcos más destacables de la etapa es precisamente el único en el que Duffy saca a los dos protagonistas del ámbito urbano y los embarca en un viaje místico a las esencias de Puño de Hierro, a la mismísima K’un-Lun. Un par de episodios, en los que Kerry Gammill quizás hace su trabajo más sobresaliente, donde los autores rescatan gran parte del universo propio del Puño. Ahí están Lei Kung, conocido como el Tronador y el gobernante Yu-Ti, mientras que el antagonista no es otro que el Maestro Khan, acompañado de su fantasmal ninja. También los H’ylthri, la comunidad de hombres planta, juegan un papel preponderante, sobre todo en la batalla central que representa la cima del despliegue gráfico de Gammill.

El arco ofrece todo eso y más. Danny Rand encuentra respuestas sobre su pasado, al tiempo que Mary Jo Duffy desmitifica la ciudad sagrada y la convierte en un nido de corrupción como podría ser cualquier otro lugar.

La vuelta a la gran ciudad nos trae otro fill-in un tanto peculiar. Un número dividido en dos episodios protagonizados por las dos estrellas por separado.

Por un lado, Puño de Hierro se enfrenta a Halcón de Guerra, otro de sus viejos enemigos, en un episodio guionizado entre Mike W. Barr y Chris Claremont y dibujo de Rudy Nebres y Frank Miller.

Por el otro, Mary Jo Duffy y Mark Bright nos ofrecen un relato muy cómico en el que un insensato vampiro intenta hincarle el diente a Luke.

El tramo final relativo al equipo formado por Mary Jo Duffy y Kerry Gammill baja un poco el nivel respecto a lo visto hasta ahora.

El crossover con el Daredevil de Frank Miller nos ofrece algunas dosis de humor. En el número correspondiente Daredevil, Foggy contrata a los Héroes de Alquiler como guardaespaldas de Matt, dando lugar a algunas situaciones bastante cómicas. Luego, en la mitad relativa al título de la colección que nos ocupa, tenemos una cachonda historia sobre un amor imposible entre dos bailarines rusos, con Daredevil como invitado.

Más interesantes me parecen los dos últimos episodios antes de despedirnos de Kerry Gammill.

El Águila regresa de nuevo para ayudar a Danny y Luke a intentar capturar a un par de misteriosos tipos, uno de ellos encapuchado y bajo el nombre del Destripador.

Y, a continuación, un episodio de lo más surrealista en el que los personajes de una obra de teatro futurista toman vida y desaparecen de forma inexplicable. Una historia sorprendente, que hay que reconocer que se sale de la línea trazada y descoloca un poco.

Entramos, ahora sí, en la fase final del Power Man y Puño de Hierro guionizado por Mary Jo Duffy, ya sin la participación de Kerry Gammill.

Denys Cowan es el hombre elegido para sustituir a Gammill y, si bien su trabajo va de menos a más, creo que queda lejos del de su antecesor.

También los guiones van en descenso. Primero tenemos el regreso de Montenegro, en un aceptable episodio en el que Luke y Danny son contratados por un magnate para proteger a sus dos hijas.

A continuación, los dos protagonistas vuelven a Halwan para exculpar a Abe Brown, otro de los Hijos del Tigre, que resulta acusado por el país ficticio por crímenes que desconoce. Duffy se inventa aquí un país vecino a Halwan, Murtakesh, entre los cuales existe un grave riesgo de conflicto bélico. Desde mi punto de vista, uno de los arcos más discretos de todo el tomo.

Los dos últimos números están bastante mejor.

En un nuevo regreso de Halcón de Guerra, descubrimos como el villano psicópata también es obra del Doctor Burstein, habiendo sido víctima del mismo experimento que dotó a Luke de su piel a prueba de balas.

Y, finalmente, la trayectoria de Mary Jo Duffy en el presente título termina con el episodio más serio de toda la etapa. Un número casi trágico, sin lugar para el humor, donde lo más destacado es el trabajo de introspección de los personajes, sobre todo en el caso de Luke Cage. Dientes de Sable y el Constrictor vuelven a ser los villanos a batir.

Conclusión.

No puedo más que recomendar con firmeza este tomo.

Es cierto que no todo raya a la misma altura, y que la parte inicial y la final bajan el listón.

Pero también es cierto que no hay apenas números que bajen del aprobado y que la etapa Duffy-Gammill, que ocupa la mayor parte del grosor, es espléndida.

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on “Reseñas: Power Man y Puño de Hierro: Omnigold 1: «Héroes de Alquiler» (1978-1982)
8 Comments on “Reseñas: Power Man y Puño de Hierro: Omnigold 1: «Héroes de Alquiler» (1978-1982)
  1. Tenemos además en el Marvel Gold Omnigold a los guiones también a Mike W. Barr, Ed Hannigan, Bob Layton, Chris Claremont, Frank Miller, Steven Grant y Dennis O’Neil. Y al dibujo al veterano Lee Elías, Marie Severin, Alan Weiss, Frank Miller, el filipino Rudy Nebres, Greg LaRocque y los afroamericanos Trevor Von Eeden, Denys Cowan y Mark Bright.

    • Siempre he sentido un especial aprecio por Kerry Gammill,Rudy Nebres y Trevor Von Eeden. Y por El Águila. Y esta etapa siguen siendo todavia mis cómics favoritos escritos por Jo Duffy.

  2. Sorprendentemente cogieron a dos personajes cuyas series estaban flaqueando (y parecían condenadas al cierre) y los arrejuntaron para intentar sobrevivir (nada novedoso, estas cosas ya se habían hecho, la novedad era que eran dos personajes muy distintos: por etnia, ambiente social y filosofía, ni siquiera las series pertenecían a la misma temática genérica, aunque en ambos casos se hiciese obviamente crossover con lo superheroico, pero no se podía negar que hubo buena química casi inmediata…y la fórmula funcionó durante unos años) y pese a lo agitado de aquellos años la cosa funcionó.

  3. Gracias, amigos!
    Pues sí, un placer sumergirse en esta etapa de Duffy y Gammill.
    A ver cuando publican el segundo tomo, si es que sale algún dia. Aunque ya tengo claro que no será lo mismo.

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