Aprovechando la despedida de los Vengadores de la pareja formada por la Visión y la Bruja Escarlata, en Marvel decidieron hacerles un hueco en la línea de series limitadas recién estrenada. Las particularidades de cada uno de ellos, así como lo singular de su relación sentimental, ciertamente los hacía muy apetecibles como personajes a los que seguir desarrollando, de modo que su elección para protagonizar una de las primeras Limited Series tenía mucho sentido. El encargo fue asignado a un guionista ya consolidado como era Bill Mantlo y a un dibujante que estaba dando sus primeros pasos, Rick Leonardi.
De forma similar a lo que ocurre con la miniserie de Hércules (la inmediatamente anterior a la que nos ocupa), Visión y la Bruja Escarlata está formada por episodios que funcionan de forma independiente, contando cada uno de ellos con su propio desenlace.
Tras trasladarse a vivir juntos después de haberse desvinculado de los Vengadores, la pareja se enfrenta en primera instancia a Samhain, un hechicero oscuro salido de un viejo libro de brujería, así como a un grupo de niños poseidos por el propio Samhain.
Un episodio, pues, mucho más inherente al terreno de la Bruja Escarlata que al de la Visión, lo mismo que ocurre con el que le sigue. Un segundo episodio en el que Mantlo hace una primera incursión en la recurrente cuestión de los progenitores de Wanda y su hermano Pietro. Y lo hace a través de la aparición como invitado del que hasta hace poco creía que era su padre: Robert Frank, el superhéroe de los años 40 conocido como el Zumbador. Recordemos que, en la saga de los Vengadores «Noches de Wundagore», volvía a quedar en el aire la identidad de los antepasados directos de los gemelos mutantes. Una saga en la que Bova, una vaca mutada a mujer originada en los experimentos del Alto Evolucionador, se presentaba como la antigua criandera de Wanda y Pietro y negaba la opción del Zumbador y Miss América como sus antecesores. Lo interesante del caso está en que Robert Frank sigue creyendo que es el padre de los gemelos, mientras Wanda opta por no desvelarle la verdad y evitar un sentimiento de desilusión en un hombre de edad avanzada. En cualquier caso, todo ello abona el terreno para la previsible tragedia. Uno de tantos acontecimientos de cierta entidad que nos deja esta serie limitada de cuatro números.
La trama del episodio tiene a Nuklo, el hijo real de Frank, como elemento central. Recordemos que Nuklo es un mutante radiactivo que posee la mente de un niño. El doctor Bishoff, un chiflado que supuestamente está buscando una cura para Nuklo, logra absorber sus poderes para usarlos en su beneficio. El resultado es un supervillano de usar y tirar llamado Isbisa, pero el episodio en sí no está nada mal. La estructura narrativa en base a saltos en el tiempo creo que es uno de sus mejores logros.
El tercer episodio pasa por ser el único que se sitúa del lado de la Visión y de su particular saga histórica. La amputación de su brazo en el anterior episodio sume al androide en un profundo coma. Su cura necesita una transfusión de poder del hombre cuyas pautas mentales le dieron vida, Simon Williams, el Hombre Maravilla, pero la ocasión la intenta aprovechar el Segador, hermano de Simon, para deshacerse de ambos. Los Vengadores en pleno aparecen como invitados en un episodio que argumentalmente no es nada del otro mundo, pero es visualmente interesante en esa alternancia de secuencias entre el mundo onírico de la Visión y la realidad.
Bill Mantlo deja para el final el plato fuerte de la colección. De nuevo entramos en la crónica referente al pasado de la Bruja Escarlata y, por extensión, de Mercurio, pero esta vez hasta el meollo.
Una línea argumental que enlaza directamente con lo relatado en el monte Wundagore, en la serie de los Vengadores. De este modo, vuelen a hacer aparición tanto Bova, como Modred, mientras que el papel de héroes invitados recae esta vez en los Inhumanos, con especial protagonismo para Mercurio, Crystal y su hija común, Luna. Pero lo más trascendental de la historia es el descubrimiento del verdadero padre de los hermanos mutantes, la figura que ocupa el núcleo de la historia que no es otra que Magneto.
Todo parecía encajar desde la creación de todos ellos en aquel lejano primer número de la Patrulla-X, desde la condición de la Bruja Escarlata y Mercurio de miembros de la Hermandad de Mutantes liderada por Magneto, hasta la coincidencia en el color del cabello entre Magneto y Pietro. De modo que la ocurrencia de Mantlo no puede ser más afortunada.
A partir de ahí, una vez hechas las presentaciones, Mantlo retrata a un Magneto más razonable y moderado, el que ya nos venia mostrando Chris Claremont en la colección de Patrulla-X, pero incluso yendo un paso mas allá. El otrora despiadado villano admite que existen humanos buenos, lo mismo que mutantes malvados, y es consciente que la sangre humana corre por las venas de un descendiente suyo: su nieta. Su querida nieta, Luna, a la que no tiene ningún problema en aceptar como tal.
En menor medida, también comprobamos como Mercurio acepta al fin a la Visión como su cuñado, así que se puede afirmar que el legado de novedades que deja la miniserie no está nada mal.
El trabajo de Rick Leonardi en la colección creo que es entre aceptable y bueno sin más. Leonardi es un dibujante que nunca ha pasado de ser un artista bastante correcto sin mayores elogios.
El tomo reseñado, aquí presente, también incluye un número ajeno a la colección. Se trata del Giant-Size Avengers #4, un episodio importante en la relación de los dos protagonistas al ser el número en el que se celebra la improvisada boda entre Wanda y la Visión. En cualquier caso, un número perfectamente obviable para la lectura de la miniserie. Es más, el episodio es, por encima de todo, un pedazo de la saga de la Madonna Celestial, por lo que no puede entenderse por sí solo.
Conclusión.
Una muy buena miniserie, entretenida y pretendidamente trascendente, en la que destaca, por encima de todo, el episodio relativo a Magneto.
Enlace a la ficha:
- Reseñas: Los Vengadores: Marvel Gold: «Y el Telón Cayó» (1983) - 26 noviembre, 2024
- Reseñas: Los Nuevos Mutantes: Omnigold 1: «Tercera Génesis» (1982-1984) - 19 noviembre, 2024
- Reseñas: Biblioteca Marvel 71: Namor 3 (1967) - 14 noviembre, 2024
Con esta disiento bastante. Para mí entretenidilla, sin más. Aunque muy digna. Pero gran trabajo el de Rockomic. El cambio de paternidad de Wanda y Pietro es el elemento clave de la mini (preludiada ya en la serie de Los Vengadores, en la que Magneto inicia su búsqueda de respuestas y acosa a la pobre Bova demostrando que aunque ha cambiado y quiere reformarse, en el fondo tampoco ha cambiado tanto, su naturaleza es la que es, aunque puede mejorar y tenga la voluntad de hacerlo). Un cambio posibilitado por la marcha de Thomas a DC y que es la gran idea de esta mini (y dado el parecido entre Pietro y Magneto es sorprendente que nadie pensase antes en ello …igual porque era una idea un poco fuerte).
Bueno, tampoco disientes tanto, que no la he calificado de imprescindible ni nada parecido. 😉
En lo de Isbisa tienes razón, no he indagado en el personaje. Pero bueno, se ha prodigado poco.
Gracias, amigo.
👌🤓🖖
Isbisa era un villano de la Edad Dorada (de Timely ya, vamos) creado por Bill Finger (el otro padre de Bat-Man) y que Roy Thomas ya había introducido en la Era Marvel (aunque usándolo meramente en flashbacks y poco más que mencionándolo como al Hombre Futuro, cuando la creación de Nuklo en Vengadores), así que de usar y tirar poco (pero de escaso uso y menos relevancia durante décadas).