Cineclub Marvel: Capitán América (1990)

11989: tras una década en la que ninguna adaptación superheróica había logrado acercarse siquiera al éxito del Superman de Richard Donner, cuya saga de secuelas se había agotado a lo largo de la década que terminaba, la Batmanía arrasa, marcando un hito en la historia del género. Mientras, en Marvel, quedan aún otros 10 años para que comience la actual serie de blockbusters basados en sus personajes, y el propio Stan Lee reconocía cuanto envidiaba los éxitos cinematográficos de la Distinguida Competencia, hasta el punto de constituir un pequeño pique personal en sus encuentros con Bob Kane. El problema era que para llegar al público general no lector, poco importaba que Marvel liderara los ranking de ventas de cómics, y de hecho, ni Batman ni Superman se encontraban en su apogeo comercial cuando se gestaron sus respectivas adaptaciones (aunque Tim Burton se apoyara indudablemente en el Dark Knight de Miller, de 1986). Al contrario, el éxito de ambas producciones se debe al alcance icónico de sus personajes, y son muy pocos los que en el catálogo Marvel gozan de tal condición, tal vez porque Lee y sus sucesores potenciaron siempre su dimensión humana sobre la superheroica.

Pero Marvel tenía su propio icono…

2Como fuera, los personajes Marvel sí han flirteado con lo audiovisual ya desde los tiempos de Timely Comics, especialmente en el terreno de la animación, e incluso había probado suerte con varios telefilmes, pero si algo dejó claro la Batmanía es que los dólares no están en las baldas de las librerías especializadas sino en las de los centros Comerciales, y que allí se llega vía Hollywood. Esta evidencia apoyaba además la visión del magnate Ronald Perelman (no confundir con el actor Ron Perlman, el protagonista de Hellboy), quién adquirió Marvel precisamente en 1989, aprovechando el impulso de la fiebre especulativa tebeística de aquellos años para emprender la transformación de la casa de las Ideas de mera editorial en un verdadero holding empresarial de ocio. Como es sabido, esta estrategia acabaría conduciendo a la quiebra de 1996, pero eso es otra historia para otro post, y aquí tratamos de cómo trató Marvel de capitalizar en un primer momento la moda de la Batmanía, promoviendo la primera explotación genuinamente cinematográfica de sus licencias.

3En cuanto a la elección del protagonista, era casi obligada: si la Casa de las Ideas cuenta con un personaje icónico, reconocible mundialmente mucho más allá de sus propios lectores, es, con el permiso de Spiderman, el Capitán América, quién además coincide con el hombre murciélago en la carencia de poderes sobrehumanos. En verdad, para el público general, a diferencia de Clark Kent y Bruce Wayne, el icono del  uniforme azul y rojo con escudo a juego y alitas en la máscara ha devorado al propio personaje, y la mejor prueba de ello es la poca relevancia que el propio Steve Rogers ha adquirido en sus escarceos por el celuloide.

La primera adaptación del Capitán América fue un serial de la productora Republic de 15 episodios, que más allá del uniforme del protagonista (erróneamente coloreado en los carteles, aunque al ser en blanco y negro no se percibe en las películas) están plagados de cambios arbitrarios respecto a los personajes del cómic:  el protagonista pasa a llamarse Grant Gardner y ser agente del FBI en vez de militar, cuenta con la asistencia no de Bucky sino de una eficiente secretaria y se enfrenta con villanos inventados tales como El Vibrador Dinámico y la Muerte Morada. El siguiente intento fue un telefilm de 1979 producida por Mighty Marvel Movies, igualmente heterodoxo: sí respeta al menos la identidad de Steve Rogers, 4pero lo transforma en un ex-marine al que se le inyecta un compuesto experimental de esteroides desarrollado por su padre para salvarle de un accidente de tráfico, denominado F. L.A.G. (Full Latent Ability Gain), tras lo que pasa a cumplir misiones para el gobierno, para lo que cuenta con una moto especial de la que extrae un escudo transparente. Eso sí, por ridículos que puedan parecernos estos elementos, la moto y el uniforme no son tan distintos a los utilizados luego en la etapa de Gruenwald, y el aspecto del escudo recuerda al escudo fotónico de los 90… sí, ese que se podía convertir en látigo.

No obstante, dejaremos al margen de este artículo dichos acercamientos para centrarnos en la versión de 1991, por ser el primer proyecto genuinamente cinematográfico y porque, aún con sus evidentes limitaciones, se trata de una verdadera adaptación del personaje, que incluso cuenta con la implicación directa del mismísimo Stan Lee. En todo caso, el objetivo de Marvel no era tener su propio “Batman” sino meramente aprovechar la sinergia del Hombre Murciélago, por lo que se trata de una apuesta mucho más modesta. Así se entiende que en vez de a un gran estudio se recurriera a una coproducción con Croacia (de las productoras 21st Century Film y Jadran Films), y a un productor, Menahem Golam, especializado en filmes serie B como “Superman 4” y “He-Man y los Másters del universo”. Se supone que fue realizada con la intención de su exhibición en cines, pero, 5tras retrasar el estreno para incorporar varios cambios tras las reacciones negativas derivadas de los primeros visionados, salió directamente en vídeo en 1991 resultando un fracaso y siendo literalmente vapuleada por los fans, aunque internacionalmente sí consiguió llegar a la pantalla grande en algunos países.

Por lo tanto, debe tenerse en cuenta antes de juzgarla que se trata de una película de serie B, lo que hace tan desanfadado su visionado que es fácil perdonar sus defectos, especialmente su uniforme, más bien un disfraz, que es al mismo tiempo tan fiel en su planteamiento como chusco en su plasmación, desde los abdominales de pega a las míticas orejas de pega de su máscara.

Como adaptación, ignora las encarnaciones originales del las series de los años 40 y 50 para centrarse en su mucho más conocida versión moderna. Concretamente, versiona muy libremente la etapa de Lee y Kirby, por cuanto se centra en el reencuentro del Capi con sus antiguos enemigos de la Segunda Guerra Mundial, antes que abarcar facetas  quizás más complejos, pero sin duda más enriquecedoras y adultas como los elementos más políticos que predominaron en la etapa de Steve Englehart o la dimensión más personal del personaje que 6Mark Gruenwald empezaba cuando se estrenó la película. Es gratis soñar con lo que pudieran haber sido adaptaciones más arriesgadas que no hubieran obviado el  lado crítico de Steve Rogers, pero en vez de eso, tan sólo se expone la participación de la cúpula militar estadounidense en una conspiración liderada por Cráneo Rojo. A diferencia de la saga del Imperio Secreto, por citar un ejemplo fundamental en la definición moderna del personaje, el Capitán América de la película no se tiene que enfrentar a que dicha trama alcanzase también al estamento político, sino que rescata a un presidente idealizado, comprometido con el desarrollo y la protección del medio ambiente. Para ser justos, es cierto que también se elude la sobredosis de banderas y eslóganes a que una errónea interpretación del personaje podría haber dado lugar.

En aras de dicha simplificación, también se ha sacrificado gran parte del rico plantel de secundario con que cuenta el Capitán América, incluyendo a Nick Furia, el Halcón, Bucky o Jack Monroe, limitando consecuentemente las posibilidades de definir a Steve Rogers y su entorno, resultando un personaje plano y sin interés más allá de su uniforme. Del mismo modo, respecto a su dimensión superheroica, ésta también queda limitada al reducirse su etapa de la Segunda Guerra Mundial a una única misión secreta, de modo que se da la paradoja de que el Capitán América sea un icono para el público de la película pero no para sus personajes.

7Entrando ya en el detalle del desarrollo de la propia película, ésta comienza con un prólogo relativo al origen de Cráneo Rojo que supone toda una declaración de intenciones: olvídate de Johann Shmidt ni nada que hayas leído antes, aquí Cráneo es un joven pianista italiano, que fue raptado en los años 30 para ser sometido contra su voluntad a una primera versión del experimento que años después daría lugar al propio Capitán América, y todo ello en el primer par de minutos de película. El cambio parece sólo motivado para hacer pasar por italianas las localizaciones croatas empleadas en el rodaje más naturalmente que si hubieran pretendido evocar a Alemania, y sin embargo, de alguna manera si se consigue el milagro de que el personaje refleje no sólo el aspecto sino la personalidad del Cráneo de los cómics de la época.

8Por otra parte, lo más sorprendente del fragmento dedicado a presentarnos al Steve Rogers anterior al experimento no son tanto los leves cambios respecto al origen clásico como sus similitudes con la relectura del mismo por Mark Millar y Brian Hitch, incluso en sus aspectos y atuendos. Por un lado, ni en la película ni en The Ultimates vemos al enclenque candidato a recluta de la versión original, para lo que hubiera sido necesario contar con un segunda actor, si bien en la película presenta al menos una tara en su modo de caminar, que podría justificar su alistamiento para las Operación Renacimiento. A este respecto, no queda claro porqué, si los nazis habían elegido a un sujeto brillante para sus experimentos, iban ahora los americanos a duplicarlos con un disminuido físico. Por otro lado, cabe destacar que, como también ocurre en el epílogo del segundo volumen de The Ultimates, se nos muestra la despedida de Rogers de su novia antes de alistarse, así como su posterior reencuentro en el presente cuando ella ya es una anciana y se ha casado. No obstante, existen algunas diferencias entre las versiones cinematográfica y definitiva, como que en la película su posterior marido no sea Bucky y que no resulten ser los padres nada menos que de Sharon Carter, así como que, mientras Millar la llama Gail, en la película reciclen la identidad de Bernie Rosenthal, con quien Rogers mantenía una relación en los cómics de la época.

9La Operación Renacimiento es fielmente reflejada en la cinta, aunque su escasez de recursos no le permita escapar a un cierto tufillo a cartón piedra. Si acaso, puede achacársele que se omita la inyección del suero para pasar directamente al más inocuo bombardeo de Rayos Vita, pero los rasgos esenciales, la transformación de Rogers y la muerte por atentado de un agente nazi del responsable del proyecto son recogidas de manera casi literal. Como en muchas otras adaptaciones, se recurre a vincular el origen del protagonista con el de su némesis, explicitando la relación entre el Proyecto Renacimiento y la creación de Cráneo Rojo. Aunque no parece ser necesariamente una influencia directa, dicha relación ha encontrado también eco posterior en los cómics, como por ejemplo en la Miniserie “Capitán América: La Verdad”. Así, en la película ambos experimentos están al cargo del mismo científico, que en la italianización del origen de Cráneo pasa de ser el Doctor Renstein a la Doctora Vaselli.

10Finalizando con todo el episodio de la Segunda Guerra Mundial, se sustituye al Barón Zemo por Cráneo y se elimina a Bucky de su primera y única misión, tras la que el Capitán América terminará pasando décadas congelado hasta el presente. El cambio de villano no deja de ser lógico dentro del argumento de la película, pero la ausencia de Bucky elimina el trauma por su fallecimiento que es uno de los elementos definitorios del personaje (al menos hasta la llegada de Brubaker). Si embargo, el principal defecto de este pasaje es precisamente su excesiva fidelidad a los relatos originales del periodo, porque su candoroso e inocente aire pulp, incluida la ocurrencia del guionista de que Cráneo practicra su inglés con el Capitán América “¿Dónde está la pluma de mi tío?, la pluma de mi tio está sobre la mesa”, le resta la credibilidad que sí supieron inspirar a este pasaje Millar en el primer número de The Ultimates, o Brubaker en los flashbacks que jalonan su actual etapa. Al contrario, esta escena casi parece más apropiada para el serial de los 40 que para una película de 1991, aunque es justo reconocer que tal vez fuera un tono más adecuado para el público objetivo de la película. Aún así, no se debe pasar por alto la nueva coincidencia entre el uniforme militarizado de Hitch en las escenas ambientadas  en la Segunda Guerra Mundial y el aspecto que luce en la película.

11La verdad es que el Capitán no hace gran cosa más que ser descubierto y atado al misil, pero al menos consigue darle suficientes patadas ya en vuelo como para desviarlo en el último segundo, y cae en Alaska, donde queda congelado hasta que medio siglo después es encontrado accidentalmente por una expedición científica. Por supuesto, se elimina cualquier mención a Namor o a los Vengadores en su rescate, pero esto es compensado por una divertida alusión al Hombre Submarino y a la Antorcha Humana a que da lugar su avistamiento por un niño cuando sobrevuela la Casablanca. Casualmente, este niño es Tom Kimball, quien  llegará a convertirse en el Presidente al que rescatará en el presente, lo que da una idea de la sutileza del guión.

Los parecidos entre The Ultimates y la película no se limitan a las escenas de los años 40 sino que llegan a la readaptación del Capitán a la época actual, que pasa precisamente por ser una de las aportaciones más celebradas del replanteamiento de Mark Millar. Más allá del ya mencionado reencuentro con su exnovia, también se repite que la primera reacción del protagonista ante la nueva América en la que despierta sea creer que todo es un montaje del Eje; lo único que hace Millar es actualizar el escepticismo ante la fabricación alemana y japonesa de un coche y un walkman respectivamente, por su incredulidad ante el excesivo rango militar de Furia para ser un afroamericano.

12Cuando el protagonista acude a la casa de su ex novia, ataviado por cierto con una gabardina sobre el uniforme que nos retrotrae inmediatamente a los cómics de los 90, hace aparición la chica de la peli, papel que, de entre todas las compañeras femeninas del Capi es atribuido a Sharon Carter, pese a que en la época se le daba por muerta. Su parecido con el original es limitado: hereda el color de pelo y el parentesco con una antigua amante del capi… y nada más. De hecho, convertirla en hija de dicha ex novia en vez  de su hermana (sobrina, según la última revisión de Brubaker), y mantener además viva a su madre resulta algo excesivo como para dar lugar al predecible romance, del que por tanto apenas llega a mostrarse un fugaz beso en la mejilla, e incluso obliga a mostrar a su padre sólo para demostrar que no es la hija de Steve. Aún así, tampoco llega a justificarse suficientemente la participación de Sharon en la trama, pero al menos su caracterización, aunque se quede muy lejos de la fuerte personalidad de la Agente 13, sí le otorga cierto carácter independiente. De todas formas, esto es algo más bien genérico de los personajes femeninos de las cintas de acción de la época -y de las actuales, aunque con un menor toque naif que en los 90.13

Durante las décadas transcurridas desde su encuentro con el Capitán América,  Cráneo se ha reconvertido de superagente del III Reich en capo mafioso con una apariencia más convencional, está implicado en todos los magnicidios imaginables y tiene conexiones con la cúpula militar norteamericana. Su nuevo aspecto puede parecer sorprendente, pero en el fondo hace más creíble su estatus como cabeza del grupo conspirador que rapta al Presidente Kimball. Desde luego, no es que su historia esté exenta de este tipo de 14transformaciones, aunque se da la paradoja de que mientras que, en los cómics, cada nueva reencarnación de Cráneo parezca destinada  a calaverizarse, aquí se siga el trayecto contrario, por lo que se echa de menos que, al menos para el combate final, no recurra a una de sus habituales máscaras. Lo que sí es un buen guiño para el lector que su principal agente sea su hija, con la que se mantiene la tensa relación que les caracteriza aunque se prescinda de la complicada biografía de la Madre Superiora/ Pecado.

Hasta este momento, la película se ha podido mantener en una difícil línea entre una muy humilde adaptación y un mero despropósito, pero a partir de la escena de la vuelta de Steve al laboratorio secreto de la Operación Renacimiento, sombra de la grúa del cámara incluida, queda definitivamente claro que no será capaz de remontar el vuelo. No sólo no se molestan en explicar porqué le da al Capi por ir allí, ni a Sharon por seguirle, sino que resulta que15 mientras el protagonista estaba congelado se ha construido una topiquísima cafetería sobre el laboratorio, al que ahora se accede a través del baño de señoras, lo que da lugar a unas absurdas escenas de histeria colectiva cada vez que el Capi entra y sale del mismo. Para colmo, aunque se supone que el laboratorio ha sido desmantelado y que la Doctora Vaselli no había dejado nada escrito, encuentran su diario abandonado en un cajón, con lo que descubren que Cráneo está en Italia, y sin más van a buscarlo sin pararse a pensar en que el diario fue escrito hace 50 años. Como para cuando llegan allí el capitán América no ha hecho nada especialmente superheroico, se monta una escaramuza con unos matones de Cráneo que sirve de excusa para que se marque la única acrobacia que realiza en la película ¡una voltereta!

Desde que llegan a Italia, la película deja para otra ocasión cualquier desarrollo de personajes y se resigna a una trama genérica y predecible que conduce al rescate final del presidente. Por otra parte esto mismo puede decirse también de muchos de los cómics que versiona, así que no tiene porqué ser necesariamente un defecto si consigue entretener. Lo malo es que a estas alturas se hace cada vez más patente que la producción no da más de 16sí, aunque al menos consigue mantener un cierto ritmo que permite concluir la película sin demasiado esfuerzo. Lo mejor que puede hacerse ya es disfrutar de su sabor de Serie B, y desde esta perspectiva puede resultar una experiencia divertida, aunque sólo sea para cazar los micrófonos que se cuelan en plano.

Para el desenlace en la fortaleza de Cráneo se tiene el acierto de no recurrir a otro escenario tan genial como los anteriores, sino que está rodado en localizaciones históricas, lo que consigue dignificarlo relativamente. Steve y Sharon se enfrentan respectivamente con Cráneo y su hija, imponiéndose el Capi tan sólo gracias al truco bajo de distraer a su oponente con una vieja grabación de sus tiempos como pianista que habían encontrado casualmente en la antigua casa de Cráneo a la que llegaron siguiendo el diario. Mientras, el Presidente consigue liberarse, llamar al ejército y desarticular la conspiración por sí solo, con lo que uno queda preguntándose exactamente quién era el 17superhéroe de la película ni cuál ha sido a fin de cuentas el papel desempeñado por el protagonista de la película.

Lo mejor que puede decirse de esta película es que aún y con todos sus defectos, y en parte gracias a ellos, resulta divertida, y aunque pueda parecer lo contrario el tiempo le ha sentado bien porque invita a perdonárselos. Además, aunque es dudoso que lo pretendiera, fue capaz de adelantarse 10 años a algunas de las futuras líneas de desarrollo de su protagonista (especialmente en su versión Ultimate), que es más de lo que puede decir la mayoría de las películas del género, y al mismo tiempo sirve de guía para no repetir los mismos errores de cara a la nueva adaptación que Marvel prepara para 2011. Especialmente, que su principal carencia no es la presupuestaria, sino haber considerado que la mera fuerza del icono pueda ser capaz de sostener un uniforme vacío.

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Jata y Promethea

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