Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.
Este cuarto recopilatorio de la colección de la Patrulla-X es el primero sin la participación de uno de sus creadores. Jack Kirby deja su puesto de dibujante a lápiz definitivamente, quedándose Werner Roth con el paquete entero, bocetos y dibujo a lápiz, propiamente dicho.
Pero no es ese el único cambio importante en el equipo de autores, porque el otro padre de la Patrulla-X, Stan Lee, sigue los pasos de Kirby y a medio tomo cede el testigo a su principal discípulo, Roy Thomas.
De esta forma, el volumen acaba con el equipo creativo totalmente renovado.
El primer número incluido sigue la trama, iniciada al final del tercer tomo, que supone el regreso de Magneto. Un arco argumental bastante aceptable al que sigue el episodio en que hace su debut el Mímico.
Este mutante viene a incorporar una de las ideas más recurrentes de Stan Lee, la del personaje que aglutina los poderes combinados de los miembros del grupo de turno. Bien conocidos son los ejemplos del Superskrull para los Cuatro Fantásticos o del Superadaptoide en el caso de los Vengadores. En esta ocasión, tratándose de un mutante, la capacidad del Mímico en la absorción de poderes tiene fácil justificación. El diseño del nuevo personaje no es muy allá pero el episodio es aceptable.
En lo referente al trabajo del nuevo artista gráfico, Werner Roth es un dibujante más bien discreto, pero creo que en su paso por la Patrulla-X cumple bien. Su fuerza narrativa está lejos de la de Jack Kirby y su estética es un poco sosa, pero cumple la papeleta.
En el punto en el que entra Roy Thomas la colección ya pedía a gritos una mayor frescura de ideas, pero la realidad es que el relevo en el puesto de guionista no hará más que empeorar las cosas.
Si bien el descenso a los infiernos empezara a partir del próximo volumen, aquí ya tenemos algún indicio del negro futuro que le espera al título, como la trama de presentación del nuevo villano, Lucifer.
Entre otras perlas, tenemos a Cíclope abandonando el grupo tras dejar una nota, para volver a los dos minutos y aquí no ha pasado nada. Luego, la Patrulla se embarca en una misión con el ya tan manido y banal propósito de limpiar su imagen tras haber sido sustituidos por unos impostores. A continuación, aparecen unos vaqueros que no se sabe muy bien de donde salen ni para qué. Y finalmente entran en escena unos robots bastante chapuceros. Un cúmulo de ideas pobres e inconsistentes, cuanto menos. En otro orden de cosas, Unus y la Mole también cuentan con un pequeño papel en la obra.
Luego viene el arco del Conde Nefaria, que bueno, tiene el mérito de reunir al grupo de supervillanos más kitsch que Thomas haya podido encontrar. Un grupo formado por Puercoespín, Hombre Planta, Anguila, Unicornio y Espantapájaros, cinco segundones que no se puede negar que al menos aportan color a la historia. Una historia, dicho sea de paso, simple y previsible a más no poder.
Por otro lado, en el apartado más costumbrista está el eterno culebrón Jean/Scott. La relación entre ambos al final del tomo sigue exactamente en la misma situación que en el lejano primer número de la colección: en la nada y sin salir de los bocadillos de pensamiento. Redundante es poco.
Conclusión.
La colección de la Patrulla-X inicia en este tomo su declive. Y el problema no está en la incorporación de Werner Roth en el apartado gráfico, sino en una parte escrita en plena involución.
Pese a todo, todavía es un tomo legible. Lo peor está a la vuelta de la esquina.
Enlace a la ficha:
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- Reseñas: Biblioteca Marvel 52: La Patrulla-X 4 (1966) - 9 mayo, 2024
Roth tampoco ayudaba, pero desde luego tras la marcha de Kirby ni Lee, ni Thomas (solo con Neal Adams y probablemente porque Adams tenía razón en lo de que había mucho más Adams de lo acreditado en esas historias) ni Drake estuvieron a la altura de lo que se solía esperar de ellos. Ni siquiera Steranko (este al menos sí reconoció su fracaso en la colección) en una época en la que estaba en racha.
Gracias Rock! Cuando los leí por primera vez, los vi maravillosos. Y todavía tienen su aquel.
Grandes aventuras para un gran grupo, grandes recuerdos que van unidos, sin lugar a dudas , a los inicios del Universo Marvel. Recuerdo quedarme con ganas de más aventuras con Calvin que desapareció tan rápido como apareció jajajaja.
Al analizar estas aventuras puede más la parte nostálgica que la objetiva, el dibujo me encantaba y creo que Werner dibuja a una de las mejores encarnaciones de Jean Gery y Warren Worthington. Un número más de la Biblioteca que se acerca a la mitad de la colección, seguro que al año que viene ya la tendremos al completo , en este formato. Todo un lujo al que podremos añadir en la estantería las aventuras del Hombre de Hielo y el Angel con los Campeones, en el mismo formato. No se puede pedir mas !!
Dentro de que no dejaba de ser una versión «humana» del Superadoptoide (y Amazon! … Sí, la habitual originalidad de Lee) era un personaje curioso.