Reseñas: Daredevil: Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson (1979-1983)

Finalmente, llegamos a la etapa que significaría un antes y un después para Daredevil, la que marcaría cualquier futuro de la colección del cuernecitos y la que nos haría olvidar cualquier pasado.

El título de Daredevil había subsistido durante los últimos años prácticamente deambulando por la cuerda floja. O los editores daban con un autor con ideas frescas y capacidad de seducir a los lectores, o la colección iba de cabeza a la cancelación. Y aquí es donde entra el nombre que iba a cambiar el futuro del Hombre sin Miedo para siempre y, de paso, de buena parte del cómic americano: Frank Miller.

Eso no significa que cualquier etapa anterior a Miller deba ser despreciada, ni mucho menos. Si bien es cierto que ninguno de los anteriores guionistas hizo un trabajo memorable, y que la colección siempre estuvo entre las menos afortunadas del catálogo Marvel, también tiene sus momentos. Sin ir más lejos, la etapa escrita por Marv Wolfman, incluida en el anterior tomo, es bastante digna. De ahí provienen personajes de marcado protagonismo en el tomo que tengo entre manos como son Bullseye y Heather Glenn.

Y luego está la etapa guionizada por Roger McKenzie, que hizo su inicio al final de la anterior entrega y que se completa en la presente. Una etapa que ya de por sí supera a todo lo vivido con anterioridad en el título. También es cierto que buena parte de la etapa McKenzie (la parte que viene incluida en el presente volumen) ya cuenta con el equipo gráfico que se repetirá a lo largo de todo el tomo, el formado por Frank Miller y Klaus Janson, y, por tanto, el sin igual estilo narrativo de Miller ya estaba ahí.

McKenzie-Miller-Janson

Entrando en materia, este tomo que nos ocupa se inicia, como decía, con la etapa guionizada por Roger McKenzie en la que hace su debut a los lápices el nombre más importante de la trayectoria de Daredevil, Frank Miller.

El primer número incluido, en realidad, cierra un arco iniciado por McKenzie con Gene Colan como dibujante que aquí completa Frank Miller. Una línea argumental con el Rondador de la Muerte como oponente y el añadido de los Ani-Hombres (aquí bajo el nombre de los Tres Impíos) como desdichados cómplices del siniestro villano. Un Rondador de la Muerte que descubrimos con sorpresa como guarda una estrecha relación con un viejo villano del cuernecitos apodado el Exterminador.

Lo más llamativo del número acaba siendo la novedad en el apartado gráfico. Un Frank Miller que ya da muestras de su original capacidad narrativa en la batalla final entre Daredevil y el Rondador.

Este primer episodio nos sirve para ponernos en situación con relación al entorno actual de Matt Murdock. Un entorno formado por su actual interés amoroso, Heather Glenn, el infaltable Foggy Nelson, la nueva secretaria de Nelson & Murdock, Becky Blake y el también recién presentado Ben Urich, reportero del Daily Bugle. También la Viuda Negra parece estar pidiendo turno para reincorporarse a la agitada vida de nuestro protagonista.

Con este cóctel de ingredientes McKenzie y Miller se disponen a dar forma a un nuevo ciclo en la historia de esta colección. Un ciclo marcado por el estilo fresco de Miller con el lápiz más que por los guiones de McKenzie, pero, en cualquier caso, una serie de episodios francamente potentes en su conjunto que constituyen la antesala de la revolución consumada por Miller como autor completo.

Ya el primer arco apunta muchas de las constantes que seguirá Frank Miller en su posterior asalto al apartado escrito del título. Bullseye se presenta como adversario mortal de Daredevil; se tiende a la amenaza más realista en forma de organizaciones delictivas comandadas por hampones, caso de Eric Slaughter, un capo de crimen local; las visitas de Daredevil a los bajos fondos pasan a ser constantes, sobre todo para tirar de la lengua a Turk Barrett, el clásico mercenario al servicio del mafioso de turno y conocedor de todo lo que se cuece en la Nueva York más corrupta y al margen de la ley; y también Daredevil tiende a ser más temerario y sacrificado, buena prueba de ello es el episodio en el que casi pierde el pellejo intentando frenar a un Hulk fuera de control, en su determinación de ayudar a Bruce Banner.

También hay espacio para la vida sentimental de los protagonistas. Vemos como Heather y Natasha se disputan el corazón de Matt, dentro de una rama argumental nada superflua. Y también el episodio en el que Foggy contrae al fin matrimonio con Debbie Harris.

En lo referente a los adversarios del cuernecitos, McKenzie decide humanizarlos convirtiéndolos en carne de psiquiatra. El guionista juega de forma brillante con dos de ellos, Bullseye y el Gladiador, asignándoles perfiles psicológicos contrapuestos. Mientras el primero se resuelve como un caso perdido, el Gladiador es todo lo contrario y parece estar reformándose con la ayuda de su psiquiatra.

Las sucesivas líneas argumentales se mueven principalmente en el terreno del thriller y en la acción potenciada por la genial narrativa gráfica de Frank Miller. Ahí está esa espectacular batalla contra Bullseye en el parque de atracciones o el episodio en el que se enfrenta por primera vez al Doctor Octopus, que resulta un deleite narrativo en su conjunto.

Mención aparte para un episodio en el que McKenzie y Miller aprovechan para volver a contar el origen de Daredevil, pero que es mucho más de eso. Además de la puesta al día del relato original del cuernecitos, esta vez contando con el ágil despliegue visual de Miller, el protagonismo es para Ben Urich, el periodista del Bugle, y la decisión que debe tomar respecto al secreto de Matt Murdock que ha descubierto. La descriptiva página final del episodio ya lo vale.

Antes de la esperada entrada de Frank Miller también como guionista, Roger McKenzie deja su lugar a David Michelinie para un solitario número. Un episodio bastante correcto en el que Daredevil se enfrenta a Macero, un villano funcional para una historia sobre mobbing laboral.

Miller-Janson. Muerte.

En tan sólo tres números, Miller enseña sus cartas introduciendo a los tres personajes, uno por episodio, que más van a marcar a Daredevil en su lucha contra el crimen a lo largo de esta nueva etapa.

En el primer número, Miller entra con todo presentándonos a Elektra, el personaje más importante creado por el autor para Marvel y uno de los pocos de nueva factura entre todos los que usará Frank Miller en su etapa como autor completo. Elektra, el primer amor del adolescente Matthew Murdock, la primera persona a quien confió el secreto de su doble identidad que, tras largos años, vuelve a presentarse en su vida convertida en una ninja asesina de profesión cazarrecompensas. Un oportuno flashback nos pone en situación trasladándonos a los hermosos tiempos en los que el amor llamó a la puerta de dos jóvenes estudiantes. Un amor que no pudo ser y que ahora regresa del olvido.

En el segundo número el turno es para Bullseye. El perturbado oponente no es precisamente una nueva introducción, al llevar siendo el villano más recurrente de la colección desde hace ya un tiempo, pero se alza en protagonista absoluto del segundo episodio del Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson.

A diferencia de la gran mayoría de superhéroes de la Casa de las Ideas, ninguno de los supervillanos clásicos a los que se ha enfrentado Daredevil ha logrado alcanzar la categoría de archienemigo. Es a partir de la llegada de Frank Miller a los guiones cuando podemos afirmar que Bullseye, un personaje de reciente creación pasa a ocupar esa parcela. Bullseye, por sus cualidades físicas, representa el reflejo oscuro y perturbado de Daredevil, su némesis.

La tercera pieza del engranaje no es ni un personaje nuevo como Elektra, ni un personaje recurrente de estas páginas como Bullseye, sino que se trata de un elemento habitual en otro título de la casa. Miller confisca a Kingpin de las páginas de Spiderman y le proporciona un papel de primer orden en ésta, su particular crónica de la lucha de Daredevil contra el crimen organizado de Nueva York.

Kingpin, por sí sólo, define lo que es esta serie. Es la pieza que reina en lo alto de la pirámide, quien dirige del primer al último estrato del crimen organizado y la corrupción. Porque de eso va esta serie, de mafias, crimen, corrupción, bajos fondos malolientes y la ciudad de Nueva York como recompensa. En otras palabras, noir.

En la genial escena en el cine, Frank Miller precisamente nos está revelando por dónde van los tiros. Entre secuencias de pelea entre Daredevil y Bullseye guiadas por el brillante sentido narrativo del autor, vemos como la película que están reproduciendo es el Halcón Maltés de John Huston.

En realidad, el género por el que deambula esta etapa no deja de ser el mismo con el que Daredevil inauguró su colección en aquel lejano número 1. Así que podríamos afirmar que lo que está haciendo Frank Miller no es otra cosa que regresar a la esencia inaugural del personaje.

Volviendo a Kingpin, la idea de su personaje quiere ser el Eric Slaughter que introdujo Roger McKenzie, pero multiplicado, y no sólo físicamente. Si en Spiderman el orondo mafioso ya era un gran villano, con Miller alcanza su plenitud como personaje. Un Kingpin frío y calculador, excepcionalmente listo. Lejos queda su carácter irascible y sus arrebatos impulsivos de sus días de gloria en Spiderman.

Y claro, no nos podemos olvidar del protagonista de la obra, del hombre cuyo nombre figura en lo alto de cada portada. Daredevil es más diablo que nunca con Frank Miller. Un justiciero nocturno con muchas luces, pero también muchas sombras, cuyo carácter se va volviendo más agrio a medida que avanza la etapa. Un superhéroe que a menudo se desea antihéroe, que se ve tentado a matar viéndose frenado únicamente por sus profundas convicciones. Su cometido como guardián de la Cocina del Infierno y salvador de la ciudad termina por traspasar la raya de lo enfermizo hasta el punto de descuidar su vida personal y amorosa. Y la causa no es otra que su dependencia de Elektra cual sustancia tóxica de la que no puedes prescindir y que te puede acabar destruyendo.

En lo que atañe a la factura técnica de la obra, Miller parece ir más allá en su dibujo. Tras coger las riendas de la colección a todos los niveles, el autor se deja ir y su narrativa gráfica da un definitivo paso adelante. Los juegos de luces y sombras se hacen mas habituales, así como los ambientes tormentosos y sucios. Ganan espacio todo tipo de planos picados y contrapicados y, sobre todo, nos deleita con sucesiones de viñetas que apenas necesitan bocadillos para poder leerse.

Su fuerte es la narrativa visual, a niveles que pocos pueden discutirle, pero creo que también es un muy buen dibujante de siluetas. Quizás su punto más débil sea el estético, a nivel de expresiones faciales, por ejemplo. Pero eso es algo que se hace tremendamente difícil de valorar cuando cuentas con un entintadorazo como Klaus Janson, que acostumbra a dejar su huella allá por donde pasa. Lo importante es que el trabajo de Janson es sobresaliente durante toda la etapa. Sería imposible imaginarnos estos cómics sin sus acabados.

El primer arco, el que trae la presentación de Kingpin, es una genialidad de principio a fin. Desde el retiro del mafioso junto a su amor, Vanessa, dispuesto a entregar a la justicia a sus antiguos aliados, hasta el secuestro y desaparición de Vanessa y como el hombre bautizado como Wilson Fisk se hace con el control de todo el crimen de la ciudad, pasando por el papel de mercenario que juega un carismático Bullseye. Todo en su justo lugar y perfectamente hilado.

El siguiente paso nos confirma la rehabilitación del Gladiador y su paso al lado de los buenos, en un arco en el que lucha codo a codo con Daredevil y Elektra, contra una nueva organización letal: La Mano.

La tendencia de Miller por los personajes realistas y verosímiles es evidente. Prácticamente el único que ostenta superpoderes es el propio Daredevil, y durante un breve periodo Miller incluso arrebata al diablo rojo su sentido del radar, justificando la existencia de éste como un sentido que todos poseemos pero que somos incapaces de desarrollar.

Aquí entra en juego otra de las geniales creaciones de Miller, Stick, un anciano ciego que fue el mentor de Matt en el uso de sus poderes cuando era un crío. Un increíble luchador, armado tan sólo con un palo, que no necesita su vista para hacer frente a cualquier amenaza y que entendemos que ha sido capaz de desarrollar ese sexto sentido innato del que habla.

Volviendo a La Mano, si Stick fue el entrenador de Daredevil, La Mano es una orden de maestros asesinos ninja donde Elektra fue entrenada en las artes de la lucha y la muerte. La Mano, de la que se sirve Kingpin, cuenta con una legión de ninjas autodestructibles, entre los que sobresale Kirigi, la más poderosa de las armas de la organización, un ninja insensible y aparentemente indestructible.

Con la creación de La Mano, la influencia de las artes de lucha orientales entra de lleno en la obra de Frank Miller.

La corrupción política es otro de los temas a tratar por Miller, y lo hace especialmente en una trama en la que Kingpin hace uso de un alcaldable para tomar el control de la ciudad. Una trama en la que Ben Urich y un insólito J. Jonah Jameson aparecen en el punto de mira del mafioso.

Avanzando en esta novedosa crónica del Hombre sin Miedo nos encontramos con una incursión en el terror, en un episodio escenificado en los malolientes subsuelos de la ciudad que confirma el renqueante regreso de Vanessa Fisk al tablero de juego. Y a continuación Miller echa mano de Power Man y Puño de Hierro en un número con buenas dosis de humor. Si bien el Daredevil de Frank Miller es un cómic eminentemente oscuro y dramático, no es óbice para que también incursione en la comedia. Los principales vehículos para tal fin acostumbran a ser el torpe Turk y Foggy. El propio Foggy protagoniza uno de los episodios más cachondos, un ingenioso relato narrado por él mismo. Foggy se atreve a infiltrarse en los fondos delictivos bajo la identidad de «Agallas» Nelson, sin saber que dispone de un ángel de la guarda disfrazado de rojo.

Pero quizás la secuencia más divertida de esta etapa sucede cuando un soplón conocido como Pike el Bizco recibe las visitas intimidatorias de Daredevil, Heather, Elektra y Turk, uno tras otro, en una carrera por ver quien da antes con Stick.

Llegados hasta aquí, Miller y Janson nos han deleitado con una sucesión de historias, perfectamente ordenadas e hiladas entre sí. Un ciclo que obtiene su pertinente culminación en un número doble. Para entendernos, si esto fuera una serie de TV, este episodio sería el capítulo final de temporada. Elektra y Bullseye lo dan todo en un grandioso número repleto de acción y muerte que representa el primer punto y aparte para ambos personajes, aunque con distinta suerte.

Miller-Janson. Resurrección.

De esta forma, la etapa Miller-Janson queda dividida en dos mitades.

En esta segunda parte también se suceden las líneas argumentales de brillante factura.

En Castigador regresa en un arco en el que Miller escenifica con absoluto realismo la lacra del consumo de drogas en la preadolescencia. El autor no rehúye detalles en la más cruda ilustración hasta la fecha en Marvel de semejante problema social. Un arco de intriga y drama judicial, con el Castigador asumiendo su habitual papel, que se lee como si nada.

Aquí tiene inicio la nueva línea argumental que culminará en otro número doble.

Una crónica que nace de la creciente obsesión de Matt con Elektra, hasta el punto de autoconvencerse de que su muerte no se ha producido. Una obsesión que condiciona y afecta a las personas de su entorno, empezando por Heather, cuya relación con Matt pasa a ser tan tóxica como la de Matt con Elektra. Estamos ante el Matt Murdock con más sombras, un hombre a la desesperada que necesita pasar página y que le pide matrimonio a Heather como quién bebe para olvidar, y que luego, egoístamente, empuja a Heather a dejar la herencia de su llorado padre, Industrias Glenn. Es otro Matt.

Vemos el paso del Zancudo, cuya armadura acaba en manos de Turk, el regreso a la vida de Kirigi y el retorno de la Viuda Negra, ahora a las órdenes de Nick Furia, que luce para la ocasión nuevo peinado y nuevo uniforme gris. Una Natasha que sufre en sus carnes la picadura casi letal de La Mano y que se queda para lo que resta de la saga.

A lo largo del tramo final, Miller nos va poniendo en situación acerca del pasado de Elektra en su relación con La Mano y con Stick. Una serie de flashbacks que dan encaje a todas las piezas. Kingpin, por su parte, también resulta determinante al aceptar el pacto que le ofrece Daredevil. En propias palabras del propio Fisk, Daredevil y él se necesitan mutuamente.

Todo listo para la culminación de este segundo bloque en un nuevo episodio de doble extensión que significa la batalla final contra La Mano.

Miller juega aquí con las doctrinas religiosas como avance a la conversión de Matt al catolicismo que se empieza a intuir. Si el primer bloque de su etapa culminaba con la muerte, este segundo juega con el concepto bíblico de la resurrección. Pero no sólo eso, el genio usa los colores blanco y rojo en un sentido de bondad y maldad. Mientras los ninjas de La Mano visten de rojo, en referencia al color del diablo (lo mismo que la Elektra adoctrinada por esta orden de asesinos despiadados), los ninjas que les hacen frente, bajo las enseñanzas de Stick, visten de blanco, el color de la pureza. Un color que introduce otro concepto religioso, la purificación del alma, simbolizada en esa Elektra subiendo a los cielos vestida de blanco. Un acto final pretendidamente espiritual, hermoso, que creo que es el mejor colofón que podría haber tenido la saga de Daredevil y Elektra.

Frank Miller termina su primer recorrido en Daredevil con un número a modo de epílogo. Es el único episodio sin la participación de Klaus Janson, siendo Terry Austin su sustituto a las tintas.

Daredevil visita a un Bullseye postrado en la unidad de cuidados del hospital para contarle un par de duras historias de su pasado en las que se cuestiona a sí mismo como modelo a seguir, y de paso acojonar al villano mediante un siniestro juego.

Como detalle a considerar, se entiende que Daredevil da por liquidado a Bullseye cuando le está revelando su doble identidad. Craso error.

El tomo cierra con un par de episodios de la colección basada en realidades alternativas, What if?. «¿Y si Daredevil hubiera sido agente de SHIELD?», por Mike W. Barr y Frank Miller y «¿Y si Elektra hubiera vívido?», por Miller al guion y dibujo, son los títulos de estas dos historias que no hacen más que completar la trayectoria de Frank Miller en Daredevil. Por lo menos su trayectoria en el puesto de dibujante, pues Miller todavía regresaría como guionista en una corta etapa de vital importancia.

Conclusión.

No creo que exagere si afirmo que Frank Miller, no sólo transformó de arriba abajo la colección de Daredevil, sino que modernizó y revolucionó el cómic americano con esta obra.

Frank Miller supo construir una crónica aparentemente compleja, rica en matices, hilos y personajes geniales, pero al mismo tiempo de fácil y fluida lectura. Un estilo en la creación de género superheroico inédito hasta ese momento.

Por todo ello, una obra maestra y uno de los cómics de superhéroes más influyentes.

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rockomic

39 Comments

on “Reseñas: Daredevil: Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson (1979-1983)
39 Comments on “Reseñas: Daredevil: Daredevil de Frank Miller y Klaus Janson (1979-1983)
  1. Cuando la serie de comics de Daredevil estaba de capa caída pensaron: vamos a dársela a este chico (Frank Miller), «no tenemos nada que perder».
    Y fíjate lo que salió …
    Frank Miller revolucionó el género.
    Un caso similar al de Conan cuando se la dejaron a Barry Windsor Smith …
    Dejaron huella …
    Si solo te puedes llevar un tomo a una isla desierta … !! Llevate este !!

  2. Solo me alegro de ser lo bastante veterano como para haber comprado y leído esto en su momento, en 1983, y ver crecer en «en directo» a este pedazo de autor (en realidad llegó a España con dos años de retraso respecto a los USA, pero como no había spoilers ni Internet…), y poder disfrutarlo así sin condicionantes, sin acercarse al cómic por su fama previa. Virgen del todo.

    Daredevil pasó en algún punto del verano del 83 de ser la única serie Forum que dudaba si comprar todos los meses («Dan Defensor, qué pereza») al cómic imprescindible que esperaba con más ansiedad cada tercer jueves del mes (¿o era el viernes?).

    Qué gozada de etapa, qué evolución paralela para el personaje y para Miller, y qué manera de expandirse ante mis ojos las posilidades de lo que se podía hacer con una página en blanco y con un tebeo de superhéroes (de las influencias de Krigstein, de Eisner y del manga aún ni idea, oiga).

    Obra maestrísima, para mí a la altura del Born Again, y más ‘sostenible’ en el tiempo para un cómic de superhéroes. Cada vez que veo un ‘Top 10 Miller’ y me encuentro con que no está esto me pregunto si el niñato aprendiz de influencer que lo hecho se ha leído de verdad algún tebeo del maestro.

    Ah, y muy buena reseña. Razonada, ponderada, justa y entretenida.

    • «(…) perfecto y preciso sentido del tiempo narrativo.» (Alan Moore, sobre la narrativa Frank Miller … según él la otra gran virtud del autor junto con su caracterización de personajes).

  3. Toda la etapa de Miller de Daredevil es obra maestra !! Toda!!
    La pu## manía de los tops y de centrarlo en una «novela gráfica»» (o serie autocontenida de pocos numeros,) como si lo demás no existiera.
    Como cuando hacen «tops» de Spiderman y sólo destacan la última cacería de kraven … Lo demás (etapa larga) ya no … 😂
    Romita Senior, Romita jr, Roger Stern no entra en el «top» … sólo la última cacería 😂😂
    «Es que en el top de x personaje sólo se menciona … 😂😂😂
    Los que se hagan colecciones en base a los «tops» lo llevan claro …
    O de Batman el Año uno, el regreso del Caballero oscuro y … ya. 😂😂😂

  4. Obra maestrisima cualquiera que se precie ser fanático de DAREDEVIL debe tenerlo .

    Sinceramente es el DAREDEVIL es el mejor héroe desarrollado en cuanto a los guiones de estas dos ultimas décadas y aquí empezó su leyenda…..

  5. Y Born Again salio como complemento de Spiderman,la primera vez.
    Despues ha salido en muchos tomos, pero yo lo lei como complemento de unas historias bastante vulgares de Spiderman.

  6. Si, en forum … yo lo leí en retapados (los de 5 comics a 300 pesetas).
    Y el contrato de Judas de los nuevos titanes también lo leí en su momento de complemento en las grapas de Zinco ..
    Cuando los comics eran lo que eran … para leer … y no para tenerlo en tomo y en tapa dura y con un boniiito lomo (impensable en esa época).

    • Ahí Zinco tuvo una metedura de pata épica, publicando la saga del contrato de Judas años antes de lo que tocaba, como complemento de la etapa inicial (haciendo spoilers como casas😈😂).

      • Los primeros tebeos de los Nuevos Titanes de Zinco eran bastante caóticos, ¿no? Porque creo recordar que los primeros números traían como complemento historias de números posteriores, con lo que ibas alternando la primera aparición de Trigon con el enfrentamiento de Starfire con su hermana, y generaba una especie de «narrativa no lineal» rarísima.

        • Bueno, y lo que comenta Suso del Contrato de Judas, que estoy ahora mismo leyendo con calma (un número al día, para que me dure todo el mes de septiembre) el tomo 2 del mecenazgo, y me sorprende la cantidad de cosas que pasan entre que aceptan a Terra en el grupo y el momento en que los traiciona.

          • Y si lo tienes no sería mala idea también ir alternando con lo que comentaba Pérez (se viene arriba con el tema de Terra el hombre) sobre la serie en entrevistas y que viene reproducido en castellano en el libro de Dolmen George Pérez: En primera persona.

  7. «Parece crear sus historias con el sentido del ritmo y la métrica de un músico, interrumpiendo a menudo el drama staccato con una viñeta de forma extraña o silente que crea una breve pausa, un momento de inmovilidad antes de que la historia se acelere de nuevo en otra dirección.» (Alan Moore, The Daredevils # 1-2, 1982/.

  8. Pues diría que los dos primeros números de «Daredevil» que leí fueron aquel en el que quedaba hecho polvo tras una pelea con Hulk y Ben Urich venía a verle en el hospital para decirle que conocía su verdadera identidad (lo que servía para volver a contar el origen del personaje de los lectores nóveles, un poco como hizo Stern en sus primeros números del Capitán América y el Doctor Extraño), y el del enfrentamiento de Elektra con Bullseye (tremendísima la expresión de placer sádico que se le ve a Bullseye en el momento en que la apuñala).

    Forum, para variar, iniciando nuestra andadura en el Universo Marvel con unas etapas fabulosas.

    • Ese fue el primero de Forum para mí (y de hecho los primeros dibujados por Miller, ya publicados por Vértice a color, así como los números previos de Gene Colan y Frank Robbins los obtuve meses después …gracias a los sobres sorpresa de la época). Pero ya había leído algunos DD en B/N de Vértice (pocos, porque entonces el súperhéroe ciego no me gustaba, me entusiasmó con Miller ye puse a buscar de segunda mano lo anterior … pero como obviamente no era lo mismo (ni se acercaba remotamente) no acabé conservando casi nada preMiller.

        • «Me llevó tiempo darme cuenta de lo que quería Shooter. Y también me llevó mucho tiempo darme cuenta de que lo que él quería era lo correcto. Si alguna vez estoy en desacuerdo con Shooter, voy a donde él esté y le digo: «Jim, eres demasiado alto.» Cuando estoy convencido de que resulta necesario hacer algo en una historia, intento ser franco con él. Pero Shooter sabe bien lo que se hace.» (John Byrne, 1982 …eran otros tiempos, Byrne tenía buena opinión de Shooter y hasta se llevaban relativamente bien).

  9. «Me encuentro con Marv Wolfman, que me comenta que ha recibido su primera amenaza de muerte por parte de un aficionado: alguien que le censuraba el haber matado a la mujer que más amaba. Podría ser algo comprensible, si no fuese por el hecho de que dicha mujer formaba parte del grupo de los Jóvenes Titanes y que era un personaje completamente ficticio incapaz de corresponder sus sentimientos. Sabía que Frank Miller también había recibido amenazas de muerte cuando asesinó a Elektra.» (Alan Moore, 25 de agosto de 1984, Nueva York). (Publicado en Escape #6).

  10. «Más tarde Frank (Miller) y yo entramos en un bar y nos tomamos unos sándwiches y una cerveza. Al hablar con él siento una fuerte afinidad en cuanto a nuestra forma de enfocar el medio: me comenta algunos de los elementos que tendrá la serie de Batman que DC está a punto de editar. Su cara se retuerce según empieza a descubrir las diferentes actitudes de sus personajes. Es algo que yo también suelo hacer, y debe ser porque en cuanto nos enredamos con algo tendemos a mostrar cierto grado de desequilibrio. Frank me comenta que la forma que tiene Chaykin de enfocar su trabajo es muy diferente. Howard es alguien más frío y calcula muy bien todo el diseño, o al menos es lo que parece.» (Alan Moore, 31 de agosto de 1984).

  11. «Al salir a la calle descubro una ardiente tapa de alcantarilla humeante que me trae reminiscencias del Nueva York que aparece en el Daredevil de Frank Miller. Se lo notifico a Frank ye dice que creía que había sido capaz de maquillarlo un poco.» (Alan Moore).

  12. «Las historias de guerra de Harvey Kurtzman para EC, el Spirit de Eisner, el horrible y emotivo Maus de Art Spiegelman, todos se beneficiaron de no ser el producto de un escritor que quiere meter toda la escritura posible haciendo equipo con un artista que intenta igualmente rellenar cada centímetro de página con exquisitos detalles. En manos de un escritor/artista el medio alcanza una especie de gracia y equilibrio raramente alcanzado por otros medios.» (Alan Moore, 1983, sobre el DD de Miller).

  13. «También es una especie de test de calidad. Después de todo, un escritor y un artista trabajando en equipo siempre tienen a alguien a quien culpar si el cómic no funciona. A partir del #168, Miller sólo podría culparse a sí mismo si la serie caía en picado… …No se hundió. Creció. En el espacio de unos pocos números la escritura de Miller se volvió tan segura como su arte, y según se incrementaba su confianza, empezamos a ver más y más arriesgados recursos en su narrativa visual que se arrastraban por las páginas de Daredevil. Más tarde de eso, las historias eran muy divertidas, incluso si no eras un crítico de cómics pseudo-intelectual como yo.» («La importancia de llamarse Frank.» – Alan Moore, The Daredevils #1-2, 1982).

  14. «Elektra, la creación de Miller que muchos fans parecen amar tanto por su carácter bien definido como por su escueto atuendo, nunca ha utilizado bocadillos de pensamiento para exponer sus motivaciones. Así, gran parte de su caracterización está en la mente del lector. Quizá es tan efectiva exactamente por eso.» (Alan Moore).

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