Reseñas: Puño de Hierro: Omnigold: «Integral» (1974-1977). Incluye: Power Man y Puño de Hierro (1977-1978)

Puño de Hierro es el segundo personaje producto de la incursión de Marvel en la moda de las artes marciales, tras el todavía reciente debut de Shang-Chi.

Lo primero que necesitaba el nuevo actor del Universo Marvel, si no quería ser acusado de copia, era labrarse un recorrido y personalidad bien diferenciados de su homólogo asiático. De esta forma, mientras que Shang-Chi es un mestizo chino-estadounidense cuya inspiración en el malogrado Bruce Lee resulta tangible, Puño de Hierro es un joven neoyorquino, Daniel Rand, cuyas raíces nada tienen que ver con ninguna doctrina de naturaleza oriental.

Es más, el personaje protagonista es poseedor de un poder sobrenatural. De un superpoder, vamos, a diferencia de Shang-Chi, que no es más que un hombre provisto de un talento natural.

Gracias a esta particularidad, y también a su llamativo uniforme, es fácil identificar a Puño de Hierro como un superhéroe al uso, y situarlo dentro del grupo de personajes más esencialmente marvelianos.

Puño de Hierro inicia su trayectoria en el título genérico Marvel Premiere, donde cuenta con 11 números antes de dar el salto hacia su propia cabecera.

Los números iniciales no gozan precisamente de estabilidad en cuanto a responsables. Tres guionistas diferentes en los tres primeros números, Roy Thomas, Len Wein y Doug Moench, quedándose este último algunos números más.

Sin embargo, no se notan apenas desajustes en el trabajo argumental, quizás por conformar el arco de presentación de la colección.

Gil Kane se encarga de dibujar el primer número, antes de que Larry Hama entre como artista gráfico estable.

Los dos primeros episodios configuran la sinopsis. Se trata de un relato ramificado en dos hilos temporales.

El tiempo presente nos cuenta su salida de K’un-Lun, una especie de santuario oculto en el Himalaya, en la montaña de mismo nombre, donde ha pasado los últimos diez años de su vida. K’un-Lun es el hogar de los inmortales según la leyenda china, donde sólo unos pocos elegidos pueden obtener el poder del Puño de Hierro derrotando al dragón.

En paralelo, mediante flashbacks de su niñez, Thomas y Wein nos ilustran cómo dio comienzo la crónica de Puño de Hierro desde su llegada al Himalaya.

Las secuencias de recuerdos del pasado, de su infancia y adolescencia, son una constante durante prácticamente la totalidad de la serie. A resultas, probablemente, de uno de los modelos por los que Thomas y los demás se sintieron inspirados: la serie de TV protagonizada por David Carradine.

Daniel Rand, de 9 años, junto a su madre, acompañan a su padre y al socio de éste, Harold Meachum, en busca de la legendaria ciudad en la montaña de K’un-Lun.

Meachum traiciona a su socio en plena montaña, pereciendo los padres del pequeño Danny como consecuencia de ello. El niño es acogido en K’un-Lun donde será entrenado en las artes marciales por su tutor Lei Kung, el Tronador. Fortalecer el cuerpo para fortalecer el espíritu. El fondo es intencionadamente místico y espiritual, como corresponde a la filosofía oriental.

El otro personaje principal del santuario es Yu-Ti, tío de Daniel Rand y supremo gobernante de K’un-Lun, siempre oculto bajo una capucha verde.

Con todo esto, sumado a la oscura intención del pequeño Rand, ya tenemos la sinopsis sobre la que se asentará el primer tramo de la colección.

Aventura, artes marciales, drama y misterio, en lo que creo que son unos números de presentación de lo más interesantes.

Ya con Doug Moench, entramos en la pretensión de Daniel Rand, tras 10 años de espera y preparación y su posterior renuncia a K’un-Lun: la venganza.

De esta forma, nos encontramos con un número de pura acción que transcurre por entero en el edificio neoyorquino donde reside Harold Meachum. Una fortaleza armada con decenas de mortales trampas y asesinos a sueldo de Meachum.

En una idea no especialmente original, pero siempre efectiva, Puño de Hierro se pasa todo el número sorteando obstáculos con el fin de llegar a su objetivo. Tan sólo textos de narración, de los que mayoritariamente podría prescindirse y seguir causando el mismo efecto.

El siguiente número incurre en lo mismo, de forma un tanto reiterativa. Está vez concentrando todo su esfuerzo en un solo contrincante, un asesino mecánico llamado Bastón Triple. Eso hasta que al fin Danny logra llegar hasta Meachum. Para descubrir que el objeto de su venganza es un inválido sin piernas, tras haberlas perdido precisamente en las gélidas tierras de la sagrada montaña.

Aquí nos encontramos con cierta contradicción en Meachum, cuando confiesa a Puño de Hierro que desea que lo mate. Algo que no cuadra con haberse gastado una fortuna en trampas y sicarios para impedir que Puño llegara hasta él.

En cuanto al trabajo gráfico de Larry Hama, creo que bastante correcto sin destacar.

Moench tira de recursos de guion un tanto trillados como el vengador compasivo o el falso culpable, para darle mayor emoción a la trama. Mientras contemplamos la entrada de nuevos actores: un misterioso y silencioso ninja, Joy Meachum y Ward Meachum, hija y hermano de Harold, respectivamente.

Pero el personaje secundario más importante creado por Moench en esta colección es sin duda Colleen Wing, una muchacha con ciertas habilidades en la lucha, que de momento no pasa de secundario del montón. Cosa que cambiará con la llegada de cierto guionista. Colleen trae consigo a su padre, el professor Lee Wing, que en realidad obtiene más protagonismo que su hija en esta primera fase.

En plena escalada argumental, nos encontramos con nuevo cambio en el equipo artístico. Tony Isabella como guionista y Arvell Jones como dibujante para tan sólo tres números.

Jones hace un trabajo más pobre que Larry Hama. Sólo salvaría algunas composiciones de página.

En cuanto a Isabella, sentimientos encontrados, que ya es mucho para su habitual nivel como guionista.

Por una parte, creo que se suceden demasiadas escenas de luchas, además de la exagerada concentración de personajes en la batalla final, en el templo de Kali, que siembra la confusión. Las Diosas Vivientes, los asesinos del culto de Kara-Kai, Puño de Hierro, Colleen y su padre, el Ninja y, como guinda, el cuerpo de policía, que irrumpe por sorpresa. Demasiado embrollo de gente.

El giro que da el asunto del Ninja quizás es un poco efectista, pero hay que reconocer que tiene sentido respecto a lo iniciado por Moench, mientras que la intervención de Batroc no me parece desacertada.

Por la parte buena, Isabella lo deja todo cerrado. Y bien cerrado, sin cabos sueltos. Parece como si ya estuviera todo pactado con el editor y hablado con Moench, con el fin de dejar el camino limpio de cara a un nuevo guionista.

Esa última viñeta, en la que el Puño de Hierro adulto se quita por primera vez la máscara, es muy significativa. Daniel Rand entra definitivamente en escena y empieza una nueva era. Pero de eso se encargará otro guionista.

Y bueno, a Tony Isabella y Arvell Jones les debemos la creación de uno de los grandes personajes surgidos de la colección de Puño de Hierro: Misty Knight. Aunque su aparición se limite a una aislada pelea con Puño sin apenas venir a cuento, Isabella ya insinúa que se trata de una socia de Colleen. Todavía no sabemos de qué.

Finalmente, Claremont.

Chris Claremont entra como guionista en la que es la primera serie que empieza a guionizar de manera estable. Hasta ahora, Chris tan sólo había sido usado para rellenar huecos en diferentes títulos.

En el apartado gráfico, Pat Broderick se ocupa de manera momentánea, completando un par de números en los que luce bien. A destacar la secuencia en flashback en la que Danny escala la montaña.

Claremont inicia su andadura con una modesta historia en la que nos presenta a Halcón de Guerra, un francotirador con la piel de acero, trastornado por la guerra del Vietnam. Lo que no impide que ya empecemos a notar diferencias en los textos. La escritura de Claremont destila más clase que la de sus predecesores.

Pero la confirmación de que estamos ante un guionista que puede marcar diferencias, viene con la larga saga del Maestro Khan.

Los guiones de Claremont no necesitan de bruscos giros ni efectismos. Todo parece fluir con naturalidad en base a unos personajes más humanos.

Personajes como Colleen Wing o el propio Danny Rand, son ahora de carne y hueso, con sus inquietudes y sus personalidades bien definidas. Incluso se atreve a dibujar a un Puño de Hierro imperfecto, con su lado discutible. Como su no aceptación de que una mujer pueda ser entrenada como guerrera porque así lo dicta una ley de K’un-Lun.

Su apuesta por el creciente movimiento de liberación de la mujer es evidente en las fuertes personalidades de Colleen o Misty, que distan de ser las mujeres sumisas al patriarcado de los primeros tiempos de Marvel.

La apuesta por la modernidad y las ideas progresistas no sólo viene representada por la vertiente feminista, sino también en un sentido de libertad racial. Danny Rand y Misty Knight acabarán siendo pareja, en lo que representará la primera relación interracial consolidada del universo superheroico. Cierto es que Don McGregor fue el primero en poner sobre la mesa una relación de este tipo en Killraven, pero fue un noviazgo sin apenas continuidad.

La liberación racial y feminista, o las secuelas de la guerra del Vietnam son sólo algunos de los temas que simbolizan otra de las obsesiones de Claremont: la incorporación en las tramas de situaciones y contenido próximos al mundo real. La amenaza de un golpe de estado, el peligro nuclear, el terrorismo o el género policíaco entrarían también en esta tendencia.

Eso no significa que el género superheroico no tenga cabida en estas páginas. Todo lo contrario. De hecho, Claremont integra más que nunca la colección en el Universo Marvel más tradicional, aprovechando personajes aparecidos en otras colecciones como Angar, rescatado de Daredevil, o el propio Iron Man. Los superhéroes y supervillanos invitados son una constante en su larga etapa en Puño de Hierro.

De esta forma, mundo real y superheroico se entremezclan sin que se aprecien las costuras. Acción trepidante, ciencia ficción, misticismo, intriga… Sustancia y entretenimiento a partes iguales. Las artes marciales ya no son el principal nutriente de la colección, ya claramente decantada hacia el lado superheroico, pero las peleas de Kung-Fu, los shurikens y las katanas siguen ahí, por supuesto.

Claremont ni siquiera necesita confeccionar demasiados personajes. Se vale con los que hereda de sus predecesores, pero eso sí, los hace totalmente suyos dotándolos de un fondo del que carecían. La idea de la sociedad entre Colleen Wing y Misty Knight sigue adelante, tomando forma en Investigaciones Nightwing, una agencia de investigación privada. Siguen también el profesor Lee Wing, Joy y Ward Meachum. Y, por supuesto, los flashbacks sobre recuerdos de K’un-Lun se siguen sucediendo. Descubriéndonos nuevos detalles de la vida en el santuario ubicado en la montaña, y de un Yu-Ti evolucionado a personaje con más sombras que luces.

Los únicos personajes secundarios de nueva creación son el teniente de la policía Rafael Scarfe y, en menor medida, Alan Cavenaugh, un excombatiente del IRA arrepentido, y el abogado Jeryn Hogarth. Mientras que en los flashbacks en K’un-Lun se incorporan amigos de la adolescencia como Miranda y Conal, así como una raza de hombres-árbol, los H’ylthri, enemigos mortales de los habitantes del poblado.

En la citada saga del Maestro Khan, prácticamente desde el principio, se produce la entrada del otro autor por el que será recordada esta serie, el dibujante John Byrne, que afortunadamente acompañará a Claremont todo lo que queda de colección. Una colección que, tras el primer número dibujado por Byrne, pasa a independizarse de Marvel Premiere y a lucir cabecera propia y número 1.

Ya desde un inicio, Byrne demuestra su notable dominio del lápiz, especialmente en la secuencia de la tormenta mental provocada por Angar. Pero es con el avance de la colección, y gracias también al entintado de Frank Chiaramonte, Dan Adkins y Dan Green, cuando su arte empieza a brillar. Narrativa de gran dinamismo, sobre todo en las escenas cuerpo a cuerpo, algunas composiciones de gran belleza y un dibujo elegante y luminoso como pocos. La era Byrne ha dado comienzo.

El Maestro Khan pretende derrocar el régimen de Halwan, un país islámico ficticio que Claremont sitúa hacia el norte de África. El objetivo de Khan es matar a la princesa Azir, pero se encuentra con el obstáculo del propio Puño de Hierro, que automáticamente pasa a ser el principal objetivo del tirano. Khan se vale de secuaces de todo tipo: el Monstruoide Ballox, Angar, Khumbala Bey y Cimitarra.

La captura de Colleen Wing por parte de los villanos, y su posterior sometimiento, es el hilo conductor del arco. Puño de Hierro, con la ayuda de Misty Knight, van al rescate de su amiga hasta Halwan donde acontece el desenlace de la saga. Una estupenda saga que se disfruta de arriba abajo, emocionante y con notables elementos de espionaje y misticismo. Esto último personificado en las capacidades del Maestro Khan.

Tampoco faltan dosis de intriga, especialmente en lo que respecta al secreto que guarda Misty en su brazo, que va desvelándose poco a poco.

Colleen también guarda una sorpresa en este desenlace. La socia de Misty se destapa definitivamente como una luchadora samurai capaz de matar sin demasiados miramientos. Nada que ver con la inofensiva muchacha que aparentaba antes de la transformación a la que la somete Claremont.

En medio de la saga queda insertado un pequeño arco a modo de paréntesis. Menos ambicioso, pero también efectivo, en el que Puño de Hierro se enfrenta a Radión, un personaje creado por el propio Chris Claremont en su fugaz paso por la colección Marvel Two-in-One.

También más modestas, en comparación, son las aventuras que suceden a la larga saga. Mientras gestiona una cuantiosa herencia recibida por parte de su padre, lo que lo convierte en millonario de la noche al día, Puño de Hierro se ve envuelto en un conflicto perpetrado por una organización criminal llamada los Tigres Dorados.

Mucha acción y emoción en un arco que no está nada mal.

A continuación, quien hace su entrada es la siempre entrañable Brigada de Demolición. Como tipos impulsivos y descerebrados que son, acuerdan que deben matar a Thor y así demostrar al mundo que están en la primera división del crimen. Pero se acaban topando con Puño de Hierro y Misty. Danny embauca a los cuatro paletos como le da la gana, y va en busca de Iron Man al cuartel de los Vengadores. Pero con quien se encuentra es con el Capitán América, que lo toma por el criminal que dictan los medios.

Así que tenemos pelea entre superhéroes al canto, justo antes de que ambos acaben unidos contra la Brigada de Demolición.

Los dos números siguientes me parece de los mejores de la colección.

Primero entramos en temática terrorista cuando unos militantes del IRA quieren rendir cuentas con Alan Cavenaugh por traidor a la causa. Claremont rescata al supervillano mercenario Búmerang del baúl de los recuerdos, ni más ni menos que de los tiempos de Hulk en Tales to Astonish.

Aquí surge un interesante debate entre Danny y Misty sobre si un exterrorista arrepentido merece una segunda oportunidad. Quedando Misty algo más retratada, por rencorosa, por mucho que perdiera su brazo en un atentado terrorista.

La cuestión es que la cosa llega a mayores, distanciado a la presumible pareja por un tiempo.

Igual de interesante es el siguiente número. Pero en su caso tiene un problema, que inicia una línea argumental que se va a quedar colgada por la cancelación de la serie en el número que le sucede.

De todas formas, la historia nos ofrece ni más ni menos que la primera aparición de Dientes de Sable. El futuro mutante es otro asesino a sueldo contratado por un misterioso personaje del que no sabemos nada. Un personaje que, al parecer, está saqueando las arcas de la compañía Rand-Meachum, copropiedad del propio Danny. En esta ocasión es Colleen quien acompaña a Puño de Hierro para hacer frente a los villanos.

El número que marca la triste cancelación del título tiene como invitada a la Patrulla-X. Resulta que Misty y Jean Grey comparten piso, así que ya tenemos la excusa perfecta para un impulsivo enfrentamiento entre los personajes de dos de las colecciones guionizadas por Chris Claremont.

La trama es de lo más simple, pero el episodio resulta la mar de divertido, haciendo gala de buenas dosis de humor.

Por su parte, Misty está de misión en el Caribe, infiltrándose en la organización de un tipo que se hace llamar Bushmaster. Trama que también queda colgada por la cancelación.

He querido dejar para el final un hilo argumental que ha ido avanzando en paralelo ya desde la saga del Maestro Khan. Un tipo tatuado en el pecho con un dragón similar al de Danny, que responde al nombre de Davos, ha ido dando varias muestras de querer matar a Puño de Hierro.

Evidentemente, con la cancelación del título, la historia queda sin resolver. Pero, en este caso, Claremont y Byrne tienen una alternativa donde dar salida a lo que tenían en mente. Se trata de la colección Marvel Team-Up, que por aquel entonces también corre a cargo de los mismos autores.

Son dos números de Marvel Team-Up aparecidos justo tras el último número de Iron Fist, que paso a comentar dada su importancia. No son los únicos números ajenos, ejerciendo Puño de Hierro de invitado, que se incluyen intercalados entre los propios de Puño de Hierro. El otro número de Marvel Team-Up y el de Marvel Two-in-One serán objeto de análisis en sus correspondientes reseñas.

El misterioso personaje se llama a sí mismo Serpiente de Acero, y no es otro que el hijo de Lei Kung, tutor de Danny Rand en K’un-Lun. El hombre ha venido a arrebatar a Danny el Puño de Hierro que, según él, le pertenece.

La idea de base es muy buena, pero la ejecución dista de ser la que nos tiene acostumbrados Claremont en la serie del Puño. Y creo que tiene mucho que ver el lugar donde Chris se ha visto obligado a resolver la trama. Spiderman, simplemente sobra, no aporta nada y de hecho entorpece lo que indudablemente es una línea argumental propiedad de Puño de Hierro. Pero claro, no puedes prescindir de Spidey cuando estás metido en una de sus colecciones.

Para más inri, el entintador, Dave Hunt, no le hace ningún favor a John Byrne.

Las otras invitadas de Spiderman, sin salirnos de la misma línea argumental, son las Hijas del Dragón, nombre con el que queda bautizado el dúo formado por Misty Knight y Colleen Wing. A destacar que Misty manda a tomar viento su misión como espía infiltrada, cuando se entera de que Danny está en peligro de muerte. Todo listo para que, al fin, la relación sentimental entre ambos sea una realidad.

Como anécdota de lo más curiosa, Claremont se saca de la manga que Spiderman ya conocía a Misty. Y lo aplica a la funcional aparición de una mujer anónima en el ya lejano primer número de Marvel Team-Up, metiendo al personaje en retrocontinuidad.

Afortunadamente, las andanzas de Puño de Hierro no terminan aquí. De forma casi simultánea al desenlace del arco de Serpiente de Acero, Puño de Hierro entra en la colección de Power Man, que pasa a llamarse Power Man & Iron Fist.

Conclusión.

Cabe calificar a la colección protagonizada por Puño de Hierro como muy recomendable. Especialmente la etapa Claremont-Byrne lo vale sobradamente.

De la primera parte, de nivel más discreto, yo destacaría los primeros números, que están bastante bien.

 

Power Man y Puño de Hierro: etapa Claremont (1977-1978)

Damos un salto en la cronología del héroe de alquiler afroamericano, para reseñar la etapa guionizada por Chris Claremont que viene incluida en el tomo Omnigold de Puño de Hierro.

Tras la muy reciente cancelación de Puño de Hierro, a Chris Claremont se le ocurrió seguir las andanzas del superhéroe marcial en otro título en el que acababa de aterrizar como guionista. Power Man es un personaje fruto de la blaxploitation, un movimiento cultural surgido a principios de los 70 en el cine. Exactamente igual que las artes marciales, el género que dio origen a la colección de Puño de Hierro. Por lo que la idea de juntar a ambos personajes no parecía tan descabellada.

Recordemos, además, que la novia de Puño de Hierro, Misty Knight, es afroamericana, así como investigadora privada, como Luke Cage, así que el encaje entre ambos superhéroes estaba bastante servido.

También, el tratarse de héroes de ámbito urbano, y la particularidad de hacer frente a sus adversarios por medio de la pelea cuerpo a cuerpo, facilitaba las cosas.

Claremont se trae a su compañero de fatigas, John Byrne, para los tres primeros números, que sirven de presentación del nuevo compañero de Luke para los lectores de su colección. Tres números de un nivel gráfico portentoso. Tanto como el apartado argumental.

Lo primero que hace Claremont es rescatar una de las tramas que quedaron pendientes tras la cancelación de Puño de Hierro, la de Bushmaster.

El mafioso, que recordemos que fue engañado por una Misty Knight que se infiltró en su organización como su amante, ha planeado vengarse de la investigadora privada.

Para ello, secuestra a los amigos de Cage, Claire Temple y Noah Burstein, con el fin de coaccionar al héroe de alquiler amenazando con matarlos si no le entrega a Misty Knight. La situación desemboca en una brutal pelea entre Power Man y Puño de Hierro, Colleen Wing y Misty Knight, que termina en alianza entre los cuatro, como no podía ser de otra forma.

En el rescate de los dos secuestrados en la fortaleza del mafioso, Luke descubre que Bushmaster ha obligado a Burstein a someterlo al mismo proceso para convertirlo en un nuevo superhombre con la piel de acero.

El resultado obtenido es acción y entretenimiento de quilates, en base a una interacción entre personajes desde una configuración basada en la amistad y el buen rollo.

Un buen ejemplo de ello está en la decisión de Claremont de quitarle a Cage el lastre de sus problemas con la justicia, que llevaba cargando desde el inicio de la serie. Quedando exonerado de cualquier delito.

Aunque no todo son buenas noticias. Claire Temple decide romper con Luke al negarse a seguir sufriendo por la integridad de su amado.

Tras el enfrentamiento contra los hermanos Estilete y Disco, queda certificada la sociedad entre Power Man, Puño de Hierro, Colleen Wing y Misty Knight.

Ya sin el dibujo de John Byrne, los tres números restantes guionizados por Chris Claremont cuentan con un nivel gráfico bastante menor. Dos números a cargo de un Mike Zeck muy verde y un último dibujado por un Sal Buscema a medio gas.

En realidad, de los dos últimos números, Claremont sólo se encarga del argumento, siendo los diálogos responsabilidad de Ed Hannigan.

Lo que inicialmente aparenta ser una interesante lucha de poder por la hegemonía del hampa de Harlem, entre Morgan y otro orondo afroamericano, se acaba convirtiendo en una trama de acción vulgar, en la que Sombra Nocturna resulta estar detrás de todo. Claramente de más a menos.

Lo más resaltable del arco sucede cuando Puño de Hierro, al fin, logra arreglar las cosas con Joy Meachum. La hija de Harold Meachum odiaba a muerte al Puño acusándolo del asesinato de su padre.

Conclusión.

Sin duda, los tres números dibujados por Byrne son de lo mejor del tándem creativo que forma junto a Claremont, por lo menos si tenemos en cuenta su trabajo conjunto en Puño de Hierro.

Los tres números restantes son mucho menores, siendo el primero sin duda el mejor.

Enlace a la ficha:

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rockomic

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34 Comments on “Reseñas: Puño de Hierro: Omnigold: «Integral» (1974-1977). Incluye: Power Man y Puño de Hierro (1977-1978)
  1. Bueno, Danny es occidental, pero criado en oriente (o más bien en una ciudad oriental de fantasía que habitualmente ni siquiera se ubica en nuestra dimensión …pero cuya cultura, no solo la marcial es plenamente oriental). Ciudad con la que ya su padre (pese a ser también occidental), también huérfano, estaba vinculado desde la infancia.

  2. Aunque el personaje empieza con Roy Thomas …y el joven Doug Moench (y Gerry Conway …de Tony Isabella mejor olvidarse, «comme d’habitude»), es Chris Claremont el que lo revoluciona. Solo la contribución de la buena Mary Jo Duffy a los Héroes de Alquiler estará a la altura de la de Claremont en la historia de Danny Rand (pero eso es asunto para otro tomo y otro día). Y sólo John Byrne, de entre los autores de este tomo, volverá a afectarle de forma relevante (al resucitarlo …algo todavía más distante en las ineludibles crónicas marvelitas del estimado Rockomic …pero dada su segura y lujuriosa productividad, a ello llegaremos, buenas gentes del Universo Marvel).

  3. En este tomo tenemos a Roy Thomas, Len Wein, Doug Moench, Gerry Conway, Tony Isabella, Chris Claremont, Marv Wolfman y Ed Hannigan, que no está nada mal. Y tenemos también prácticamente todo lo remotamente relevante en los mitos de Puño de Hierro: su trágico origen, K’un Lun, el Tronador (Lei Kung), su indigno y envidioso hijo (la Serpiente de Acero), el cabronazo del augusto Emperador de Jade (Yu Ti …y todavía no conocíamos su historial con las mujeres), el duro entrenamiento de «Daniel-san» (permítanme la licencia) de cara a optar al «puño de hierro», los Meachum, Sombra Nocturna, Lee Wing, las Hijas del Dragón (su «hermana» Colleen Wing y su amor Misty Knight), Luke Cage (su otro «hermano»), Claire Temple, el teniente Rafael Scarfe, Jeryn Hogarth, los H’ylthri (que traerían cola …y resultarían incluso un socorrido recurso en el futuro para Byrne), Maestro Khan, Cimitarra, Halwan, Dientes de Sable,…

  4. Bueno, es cierto que Danny está criado en oriente, pero a partir de los 9 años.
    Me refería a las raices durante su infancia, que no tienen nada que ver con nada oriental. Entiendo que Danny no sabe nada de K’un-Lun hasta que sus padres lo llevan allí.
    Que vaya idea inconsciente, también, arriesgar la vida de tu hijo de 9 años buscando un poblado perdido en lo alto del Himalaya. 😆 😆

    Gracias, Suso. 😉

    • Bueno… Batman usa a un crio de 11 años para combatir a criminales psicóticos ¡lógica comiquera! O bien ciertos villanos hablaban solos cual obra de Shakespare relatando sus planes e inquietudes. No busqueis realismo en los comics y mas los de épocas pretéritas que tienen su tela si te paras a pensarlo.

    • Y sin embargo es el periodo más prolongado de su vida cuando le «conocemos» (además de la etapa en la que podemos decir que se moldea realmente su personalidad). Aunque hay que aceptar que la suya es una Asia muy Fantasy. Pero intelectualmente de norteamericano tiene poco (su infancia). Su educación y filosofía es más la de un hombre de K’un Lun, cuando vuelve a «casa» de adulto es un extraño en tierra extraña…e incluso más machista que el americano medio de la época …pero él al menos está abierto a mejorar.

  5. Y no nos olvidemos, claro, de Gil Kane (algo menos glorioso que en sus grandes trabajos, pero sigue siendo Gil Kane), Larry Hama (que no pasaría a la historia del cómic precisamente como dibujante, pero hizo honor a su augusto mentor haciendo un trabajo digno), Jim Mooney (a menudo menospreciado, pero casi siempre un profesional de fiar, ya fuese como dibujante o como entintador), Arvell Jones (veterano con más profesionalidad y tablas que talento), Pat Broderick (en uno de sus más destacados trabajos para Marvel, algo tapado por venir justo después el de Byrne, pero, yo, como Carlos Pacheco, pongo el trabajo de Broderick a la altura del de Byrne en Puño de Hierro …y Claremont empezó a destacar realmente ahí), John Byrne (que empezó a brillar como uno de los grandes con su trabajo en Puño), dos grandes entintadores del momento (y de los años siguientes): Dan Adkins y Dan Green (a los que daban poca cancha como dibujantes, pero que tanto hicieron por Marvel como entintadores), Ron Wilson (que también sufrió no poco la comparación con su estimado colega Byrne…gran dibujante afroamericano que se lució con la «Serie B» marvelita), Mike Zeck (otro grande, al que todavía le faltaba un poquito para alcanzar la categoría de leyenda, pero que demostró con Puño de Hierro y Shang-Chi ser un dibujante de acción a tener muy en cuenta) e incluso don Silvio (el siempre disfrutable Sal Buscema).

  6. En el futuro tendremos a la Duffy (en su momento de gloria), el estupendo Kerry Gammill (para mí el mejor Gammill es el de Héroes de Alquiler), de nuevo a Ed Hannigan, a Layton, Steven Grant, Mike W. Barr (en uno de sus escasos trabajos Marvel), de nuevo Claremont (ya anecdóticamente), el bueno de Denny O’Neil, Frank Miller incluso, Trevor Von Eeden (el afroamericano tampoco se prodigó demasiado en Marvel, pese a su gran talento), Denys Cowan (otro cuyo nombre se suele vincular más con la Distinguida Competencia, el de este atractivo y culto afroamericano), el veterano Lee Elías, el filipino Rudy Nebres,… Pero, lo dicho, eso ya en el futuro. Pero que quede claro que mucho talento hubo vinculado al personaje. Greg LaRocque! (Otro más vinculado a DC que a Marvel, gran dibujante, pero más recordado como ilustrador, ya desaparecido, lamentablemente).

  7. Volviendo al presente tomo: Un portal a la Era Marvel de los cómics (y a uno de sus mejores momentos, a través de una serie «menor»). Bienvenidos a la expansión de los setenta!

  8. Nos permite además echar un vistazo a dibujantes menores que poco se prodigaban en las series principales: Larry Hama y Arvell Jones. Y a Pat Broderick, que estaba en otro nivel, pero al que tampoco se le vería demasiado tiempo seguido por Marvel en cosas de superhéroes. …Nos deja además a las puertas de la Era Shooter (no olvidemos que el joven «Big Jim» entraba como Editor en Jefe por finales del ’77, un poco menospreciado por los editores colocados por Len Wein y Marv Wolfman, que estaban convencidos de que el «chico» no duraría mucho en el cargo …visionarios).

    • Hama tenía a su favor que aparte de ser asiático (y un veterano en el manejo de las armas, pese a su entonces juventud …ya antes de pasar por el ejército, de hecho), tenía además instrucción en artes marciales (y no en plan un par de clases, el hombre controlaba, como alguno de los filipinos).

  9. Es cierto que Pat Broderick hace un buen trabajo. Estética y anatómicamente creo que dista del Byne entintado por los dos Dan, pero narrativamente sí que se acerca.

  10. Suso no sé como puedes acumular tanto saber de todas las colecciones, guionistas, dibujantes, entintadores… ¿no tendrás un poder secreto?

    Gràcies Rockomic por tus reseñas ke casi son como leerse el tomo ke por cierto como no lo reediten no lo podré tener. Parece un MLE. Y hablando de MLE veo ke en este tomo, al enlazar la finalización de la colección de Iron Fist con la de Powerman y al terminar el tomo sus números de Powerman y Iron Fist siguen en su propio omnigold, nos faltaría, ke ya sé ke a Suso no le gusta, los números de Luke Cage ke quedan entre su primer MLE y este tomo. ¿Créeis ke se completarán? Parece ke Panini & SD van a continuar con todas las iniciadas. Espero ke se complete.

    No me extraña ke el tomo haya desaparecido uniendo a Claremont y Byrne.

    Lo de Nightwing me encanta como nombre de las 2 chicas. ¿Cambiaron a Hijas del Dragón por no llamarse como el Robin adulto o no tiene nada ke ver?

    Abrazo

    • Eso es imposible, Gordi, colega. No sé de todas. Y he olvidado casi tanto como lo que sé (no tengo tan buena memoria como te crees, pero ni de coña😅😉😎✌️).

  11. La agencia de investigación se siguió llamando Nightwing. Lo de Hijas del Dragón ya lo usaban antes de que Dick cambiase de alias.

  12. Y sobre la serie de Luke Cage, creo recordar que este año Marvel la reeditaba (si no le afecta la crisis del papel y el cartón, claro😈), así que poca excusa tendrán Panini y SD para no completarla en MLE o este mismo año o el próximo.

    • Y yo también soy partidario de que la completen. Las siga o no, no me gusta nada que se dejen colgadas cosas que se empiezan (manda un mensaje poco alentador).

  13. Yo me imagino a todos los fanáticos corriendo a las tiendas de primera y segunda mano (entre otros tipos de negocios informales) consiguiéndose los números atrasados escritos por Claremont, más aún si estaban dibujados por Byrne, cuando esta pareja iba escalando rápidamente en popularidad con X-Men.

    Claremont pudo hacer algo muy interesante pese a que le dieron una serie que nació muerta, caso parecido al de Ms. Marvel. Un personaje que nació bajo la moda del kung fu y las artes marciales, solo que siendo un blanco rico estadounidense educado en una remota y mitológica zona asiática. Claremont, aparte de humanizarlo y rodearlo de un entorno influido por las inquietudes sociales y políticas de la época -bien señalado por Rockomic-, le dio la premisa de lo que en el fondo representa: el inmigrante en un entorno extraño que no comprende, pero en versión Marvel superheroica.

    • Para mí lo mejor todavía vino tras la fusión con Powerman (Luke Cage). Pero la serie ya era de las de tener en cuenta antes, desde luego. Pero no, en su día ni Puño de Hierro ni Star-Lord, pese a su enorme calidad, captaron la atención del público (lo que explicaba porque las deudas de Marvel no paraban de crecer: publicaban grandes cómics que no se leía casi nadie …y el número total de lectores también bajaba año a año …cuando Shooter entró la compañía estaba en números rojos). Y no, no hubo una enorme demanda de los cómics de Puño de Hierro según se acercaba la saga de Fénix Oscura (aunque hubiese debido haberla).

      • Aunque irónicamente, MFD, el blanquito rico norteamericano, donde se siente incómodo es en «casa», en los States postNam, para él lo normal era la exótica y fantasiosa K’un Lun, con todos sus imposibles y augustos.😈…Donde se siente un inmigrante el arma viviente es en Nueva York.

        • Sí, pensé que había puesto que el lugar donde se sentía extraño era Nueva York. Lo que sí había leído, y más de una vez, es que con el éxito de X-Men, un buen número de comiqueros comenzaron a averiguar el material que había o habían hecho Claremont y Byrne juntos -por supuesto- o por separado, tratando de conseguirse los números atrasados que, pese a su calidad, no se leyó casi nadie en su presente inmediato. Sí, también había leído que pese a esto, lo que se publicaba de Power Man y Puño de Hierro, igualmente no vendió bien cuando se supo quiénes estuvieron detrás en el período anterior… ¡pero no toqué ese tema, por si acaso!

          Sí, es bien importante recordar que el verdadero éxito de X-Men llegó con la saga de Fénix Oscura, siendo todo lo del Giant-Size hasta antes de esa saga una serie «de culto», «para los que saben», «la gran promesa», «la que si fructifica es la que delinearía el futuro del cómic superheroico», etc.

          • Los trabajos previos al despeje de Claremont y Byrne, incluso en pareja, quedaron solo por así decirlo para los muy cafeteros (aunque sí hubo cierto incremento de interés por ellos, fue menor).

  14. Y la popularidad de los X-Men de Claremont fue progresiva, no cosa de un año o de dos, …fue una mejora notable respecto a lo anterior (pero venían de estar una temporada larga publicando únicamente reprints …y con los personajes casi sin apariciones en el universo Marvel). Hoy los recordamos como los superventas de la época, pero eso a Claremont le llevó años. La serie funcionaba bien con Cockrum, pero era una más, funcionó todavía mejor con Byrne, pero no sé empezó a acercar a los primeros puestos hasta el final de su etapa …y vendería más con Paul Smith, Art Adams, BWS y John Romita Jr. Y todavía más después (pese a que ahí ya empieza a declinar la calidad, pues no es fácil mantenerla siete años, menos sí empiezas a olvidarte de líneas argumentales …o te imponen crossovers y trucos comerciales para subir las ventas a corto plazo pero lastrando las historias).

  15. la Patrulla-X de Chris Claremont es la mayor obra maestra de la historia de Marvel, por no decir de todo el cómic en general, sin discusión, punto.

  16. «Uno de mis recuerdos de John Byrne es que estuve viendo sus páginas de muestra durante un año. A Marv Wolfman le gustaban mucho, pero no le daba trabajo. Era realmente frustrante porque era muy bueno. No sé por qué le costó tanto entrar en el negocio, pero una vez lo hizo fue increíble.» (John Romita).

  17. «John Byrne es la encarnación perfecta del dibujante de cómics de su generación, alguien que está en esto no para ganar dinero fácil ni como algo temporal hasta que encuentre algo mejor, sino porque le gusta. Estoy seguro de que si recibe una oferta para hacer cine, lo hará, pero nunca ha abandonado su necesidad de ser dibujante de cómics.» (John Romita, 1994).

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