Aviso de posibles spoilers si nunca has leído estos cómics.
Este cuarto tomo correspondiente a las aventuras de nuestro cuarteto favorito trae bajo el brazo el primer número anual de la colección. De hecho, se trata del primer anual de la Era Marvel de los Cómics en ver la luz, así que estamos ante un episodio histórico.
Si bien muchos de estos números especiales pronto acabarían convirtiéndose en poco menos que puro trámite, este estreno no puede estar hecho más a conciencia.
Para mí estamos ante la joya de la corona de este tomo y de todo lo que llevamos de colección. Me atrevería a decir que es la primera aventura intencionadamente épica del Universo Marvel.
Namor vuelve a ser el centro de atención, aunque está vez trae mucho más consigo. Un relato en el que, al fin, Stan Lee y Jack Kirby nos cuentan todo lo que hay detrás del atlante. Algo comparable a los Relatos de Asgard en el caso de Thor, donde conocemos la historia ancestral de Atlantis y hasta el origen del propio Namor.
Kirby está espectacular en su narración del origen de los atlantes y la escena de la invasión. Una aventura a la que no le falta dramatismo y un Namor que cada vez disfruta de más matices. Esa imagen final del atlante solo, abandonado por unos y otros, habla por sí sola.
Por supuesto, esta es la primera vez que se nos muestra a Atlantis en toda su extensión, pero también nos encontramos con las primeras apariciones de Krang, uno de los archienemigos de Namor, y de Lady Dorma, amada del monarca, aunque en este caso no es su primera aparición absoluta, sino desde la Golden Age.
Este primer anual nos ofrece otra sorpresa más. Una historia corta de complemento, en la que Spiderman vuelve a encontrarse con los Cuatro Fantásticos (ya lo hicieron en el primer número del trepamuros). Si bien no pasa de la típica pelea impulsiva entre los protagonistas, la historia tiene la particularidad de ser la primera vez que Jack Kirby dibuja a Spidey. Steve Ditko, en este caso, se limita al entintado.
Los números correspondientes al título mensual también representan un avance respecto a los anteriores tomos. Algo que creo que podemos apreciar en los diálogos, sustancialmente más maduros. En especial, destaca el número en el que se nos presenta a Rama-Tut, otro villano que daría que hablar en el futuro. Otra muy buena aventura, ambientada en el siempre fascinante antiguo Egipto, que se cuenta entre los mejores números, llegados a este punto.
Cómo anécdota, en este episodio se le da utilidad por primera vez a la Máquina del Tiempo del Doctor Muerte. De esta forma, el artefacto presentado en la primera aparición del archienemigo del cuarteto, pasa a ser uno de los privilegiados objetos de la Marvel clásica de uso reiterado.
Los dos números restantes también marcan la presentación de sendos villanos clásicos.
Por un lado, tenemos el regreso de los skrull desde el segundo número de la colección. Unos skrull que en esta ocasión envían a la Tierra a uno de los más ilustres representantes de su raza. El Superskrull es el primero de esos supervillanos tipo, que tanto gustaban a Stan Lee, cuya particularidad es la de poseer los poderes combinados del supergrupo de turno.
El otro villano que se estrena aquí es el Hombre Molécula, en un episodio en el que también tenemos un regreso. Se trata del Vigilante, que poco a poco va labrando el trascendente papel que jugará en el futuro del Universo.
Conclusión.
En definitiva, un importante paso más hacia la gloria de estos cuatro inseparables. O cinco, si no nos olvidamos de la dulce Alicia.
Y un significativo salto cualitativo, sobre todo gracias al excelente primer anual de los Cuatro Fantásticos.
Enlace a la ficha:
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Namor (el primero de su nombre) de Atlantis. El Rodolfo Langostino (digoooooooo Valentino) de la serie.😈
Este cómic debería ser incluido en un hipotético Yo soy Namor destinado al lector casual interesado en profundizar ligeramente en el Universo Marvel.
Sí, es un claro relato de origen, y muy bueno.
A una adolescente Lady Dorma la teníamos ya en el debut de Namor (historia publicada ya con tirada más modesta antes del célebre Marvel Comics #1 que inició la Era Timely).