Reseñas: Los Defensores: Marvel Limited Edition 5: «Una Muerte en la Familia» (1978-1981)

Tras el tomo que englobaba la práctica totalidad de la etapa guionizada por David Anthony Kraft, esta nueva entrega hace lo propio con el periodo de los Defensores a cargo de Ed Hannigan en su faceta escrita.

Ed Hannigan viene precisamente de ser el dibujante oficial del título, pero en los primeros compases del presente volumen hace el cambio al otro flanco creativo.

Los primeros episodios incluidos todavía arrastran los últimos compases de la etapa Kraft. El David Kraft de los guiones luminosos y distendidos que ocupó el último tramo de la anterior entrega.

El número inicial, transitoriamente dibujado por Don Perlin, aporta bien poco. Kraft recupera la trama de la Guardiana Roja y su místico compatriota que se hace llamar la Presencia, pero la trama es tan exigua como irrelevante.

En un hilo en paralelo, el guionista nos sorprende recuperando un personaje de la era Timely y, de hecho, integrándolo en el universo superheroico. Estoy hablando de Millie la Modelo, estrella del cómic romántico de los años 40, que Kraft rescata aprovechando que la otra estrella del género rosa, Patsy Walker, ya lleva unos años reciclada en el mundo de los superhéroes y, de hecho, forma parte de los Defensores en su identidad de la Gata Infernal. Lo absurdo de todo ello es que el encuentro entre ambas se queda en nada, porque no hay más noticias de Millie en lo que resta de tomo.

La primera línea argumental de peso marca la transición entre guionistas, entre Kraft y Hannigan. Pero no es ésta la única novedad, porque al mismo tiempo que Hannigan pasa a los guiones abandona los lápices, pasando éstos a manos de Herb Trimpe, que se queda un largo período.

Son tres números que completan una pequeña saga en la que el título entra de lleno en el terreno de Thor. La Valkiria regresa a su natal Asgard convocada por alguna fuerza mental desconocida. Tras visitar a las Tres Nornas descubre que su llamada procede de la mismísima Hela, gobernante ilegítima del Valhalla. A partir de aquí, la épica se apodera de la trama dando lugar a una cruenta batalla entre Brunilda (nombre real de la Valkiria) acompañada de las hordas del valeroso Harokin, y el ejército del tirano Ollerus por la conquista del Valhalla. Batalla a la que pronto se suman los tres comparsas de no-grupo de Val: Halcón Nocturno, Gata Infernal y Hulk. El problema es que el guion es un mar de confusión e incoherencias, especialmente en lo referente al plan de Ollerus. Primero de todo, que el as en la manga de Ollerus para derrotar a Hela sean Halcón Nocturno y Gata Infernal es de risa. Ni siquiera Hulk es rival para la diosa de la muerte. Luego, Barbara Norriss, la propietaria del cuerpo que habita la Valkiria, no me encaja como pérfida villana, por mucho que en sus inicios fuera usada por el Sin Nombre. Un discreto balance para una aventura que prometía ofrecer mucho más.

Antes de entrar de lleno en la nueva etapa guionizada por Ed Hannigan, todavía hay espacio para un número autoconclusivo escrito por Mary Jo Duffy. Un relato intrascendente sobre un tipo honrado que termina corrompido por su recién adquirido superpoder. Lo más relevante es la entrada en escena del Doctor Extraño, que a partir de este momento se volverá a dejar ver por estas páginas de forma continuada.

La primera línea argumental guionizada y dibujada por completo por Ed Hannigan y Herb Trimpe respectivamente, trae de vuelta a los amigos universitarios de Val (Dólar Bill y Horace Ledge) y al terror del campus, el llamado Lunátiko, para acabar trasladándonos a un escenario radicalmente distinto. En un giro de guion de lo más inesperado, nuestro querido acróbata con cara de clown resulta ser tres individuos, tres Lunátikos, como partes fragmentadas de Arison Tyrk, gobernante del llamado Otro Reino. Un personaje, y su planeta, que no son precisamente nuevos, sino que proceden del serial del Hombre Lobo John Jameson. Precisamente fue David Anthony Kraft, guionista de aquella serie, quien decidió meter al Jameson lupino en el terreno de la ciencia ficción. Lo que hace ahora Hannigan es partir de ese hilo para imaginar algo completamente nuevo.

Primero Hulk y el Doctor Extraño, y luego Clea, Halcón Nocturno, Valkiria y Gata Infernal, se embarcan en un viaje interdimensional a un lugar llamado Mundo Túnel donde reina un ser conocido como el Innombrable, en busca de pedacitos de Tyrk (más Lunátikos, vaya) con los que completar su existencia original. La idea es de lo más delirante, pero la saga en conjunto acaba resultando francamente entretenida.

Una aventura fantástica muy del estilo del Jack Kirby autor completo, el de los setenta, por el carácter fantasioso y espontaneo que transmite. También ayuda el trabajo gráfico de Herb Trimpe imaginando un mundo cuyo horizonte tiene forma de túnel. A Trimpe se le ven las costuras cuando le toca dibujar figuras en movimiento, pero su fuerza narrativa sigue ahí y cuando se enfrenta al género fantástico sus diseños ayudan a que entremos en la historia.

Entre los elementos más imaginativos cabe mencionar la curiosa parla de Xhoohx, un personaje de otro mundo que habla situando el verbo al final de cada frase. Exactamente igual que el Yoda de Star Wars, pero un año antes de que éste hiciera su primera aparición en la gran pantalla.

El siguiente paso en la colección también tiene su enjundia. A los editores se les ocurre que los Defensores es un buen contenedor en el que atar los cabos sueltos de una colección que sufrió una abrupta cancelación: Omega, el Desconocido. Una serie creada y guionizada por Steve Gerber sobre un humanoide artificial, que ve como obtiene un final de la mano de Ed Hannigan y, sobre todo, Steven Grant. Grant entra como guionista invitado tan solo para ese fin, terminar la saga de Omega en un par de números.

De entrada, llama la atención la cantidad de personajes que Hannigan y Grant se traen de la factoría Gerber, los cuales constituyen la amplia nómina de secundarios de Omega, el Desconocido. Ahí están los dos adolescentes James-Michael Starling y Dian Wilkins, o Amber Grant, Richard Rory, Ruth Hart y, por supuesto, el propio Omega. Rory y Hart son, en realidad, originarios de otra de las colecciones de Gerber, el Hombre-Cosa, antes de que el guionista los reciclara para Omega. Lo mismo ocurre con los villanos del presente arco, que también se pasearon por las páginas de Omega. Me refiero al Exterminador de Tontos, también originalmente creado para el Hombre-Cosa, a Rubí Jueves, que Gerber presentó como miembro de los Hombres Cabeza en su magnífica etapa como guionista de los Defensores, y a Dibbuk.

Por otro lado, los Defensores cuentan con la ayuda de la Avispa, que se incorpora temporalmente al grupo, mientras que Halcón Nocturno se ve obligado a dejar los Defensores temporalmente debido a un supuesto delito financiero. También Dragon Lunar se apunta a la fiesta en el tramo final del arco.

Mientras Hannigan le da cancha al Exterminador de Tontos, en dos episodios que desvirtúan un tanto al chiflado villano, Grant se encarga de otros dos números que vienen a cerrar la saga de Omega. La lástima está en que, de momento, no nos es posible repasar la crónica desarrollada por Steve Gerber porqué Panini todavía no ha reeditado la colección de Omega. De modo que quien desconozca la obra que precede a estos dos números puede andar algo perdido, aunque, al menos, Grant y Trimpe intentan ponernos en situación mediante algunos flashbacks y explicaciones.

El resultado es un desenlace de saga aplicado por parte de Steve Grant, lo que no significa que sea el final que hubiera escrito Gerber. Grant resuelve la cuestión relativa al vínculo existente entre Omega y James-Michael Starling y delibera sobre un clásico de la ciencia ficción, la posibilidad de que seres creados artificialmente puedan tomar el lugar de los de carne y hueso como sus iguales.

No es la gran cosa, pero la historia acumula tantos personajes y ocurren tantas cosas que resulta difícil aburrirse. También Trimpe sale airoso gracias a su buen hacer narrativo y a una estética que no es precisamente vistosa, pero es muy suya y reconocible.

Ed Hannigan sube la apuesta en el siguiente paso de la colección. El guionista se embarca en una doble línea argumental en la que divide al grupo en dos mitades por sexos. Es de suponer que la división por género es más casual que intencionada, y que obedece al propósito de reunir de nuevo a los Defensores originales. El caso es que el Doctor Extraño, Namor y Hulk, por un lado, y la Valkiria, Gata Infernal y la Avispa, por el otro, viven sus correrías por separado. Dos líneas argumentales en paralelo narradas con oficio por el equipo formado por Ed Hannigan y Herb Trimpe.

Empezamos, pues, con el ciclo relativo al grupo de tres féminas. Grupo al que, por cierto, pronto se suma Chaqueta Amarilla.

Un conflicto terrenal, incluso urbano, en el que las Defensoras deben hacer frente a un grupo de supervillanos llamado Fuerza Mutante, ya presentado por Jack Kirby en su etapa en el Capitán América. Una banda formada por villanos de segunda (Mirón, Elevador, Bioelectro, Calcinador y Compresor) que no son más que peones de la amenaza real, el Mandril. El simiesco adversario es también una creación de Steve Gerber. Un mutante cuyo poder consiste en segregar una especie de feromona que automáticamente esclaviza a cualquier mujer adulta, pasando a entregarse en cuerpo y alma a los designios del Mandril. De esta forma, el villano dispone de un interminable ejército de mujeres a las que denomina Fuerza Femenina. Semejante poder, desde luego, da para infinidad de posibilidades en el plano de los abusos machistas, pero no creo que Hannigan vaya por ahí, sino que se limita a usar el atributo del Mandril como un recurso más para el entretenimiento.

Un arco argumental, en definitiva, candoroso sin más pretensiones, con el que pasar un rato entretenido, encabezado por un villano que puede resultar tan ridículo como imponente.

Halcón Nocturno irrumpe en la batalla final, lo que no hace más que acrecentar sus problemas con la justicia.

La aventura protagonizada por el trio de Defensores originales, en cambio, es abiertamente cósmica. Extraño, Namor y Hulk dan continuidad a la saga de Mundo Túnel y del Innombrable, trasladándose a esa dimensión ante el temor a la destrucción de mundos enteros.

Allí cuentan con la ayuda y guía de Aeroika, miembro de una de las razas oprimidas bajo el reinado de terror del Innombrable.

El resultado es una aventura luminosa y ensoñadora en la que los autores hacen gala de un notable grado de imaginación. Un laberinto de conceptos, razas, mundos y antiguas profecías con las que es fácil perderse, pero que resultan cautivadoras. Ahí está esa facultad para comunicarse en sueños, el Hablasueño, o que el poder del Innombrable prácticamente se limite a la audición de su desconocido nombre por parte de sus víctimas. Una aventura que esencialmente se convierte en una fantasía heroica en la secuencia del asalto al castillo de Ogeon, y que pasa por escenas tan inesperadas como el viaje a través de la mente de Hulk para borrar el fatídico apelativo de su memoria.

En el apartado gráfico, Trimpe nos sigue alegrando la vista con sus diseños, aunque al final de la saga abandona la colección en favor de Don Perlin. Los dos últimos números de la saga son obra del nuevo dibujante estable, que tiene la fortuna de contar con las tintas de Joe Sinnott, tan sólo para estos dos números.

Hannigan no cesa en su apuesta por las ideas seductoras para atraer al personal. Su siguiente jugada nos trae ni más ni menos que el primer conflicto entre Atlantis y Wakanda. Un choque de alto voltaje entre dos monarcas orgullosos y temperamentales, entre dos reinos tecnológicamente avanzados, y la tercera guerra mundial en el horizonte. Casi nada para empezar.

Pero pronto aparece de nuevo el Mandril como desencadenante del conflicto y la saga tira por otros derroteros. Ya con Pantera Negra codo con codo junto a los Defensores, descubrimos como un avanzado aparato wakandés robado toma el protagonismo en un giro de guion de lo más singular. Se trata del Absorbedor de Sonido, un artefacto que amenaza con hundir la economía mundial si cae en manos del Mandril. El razonamiento está bastante cogido con pizas, pero el caso es que el chisme de marras acaba pasando de mano en mano de personajes anónimos, causando todo tipo de incidentes. No diré que la trama no dé para pasar un rato divertido, pero creo que apenas aguanta un frío análisis.

La impresión es de oportunidad perdida ante lo que apuntaba a un mejor y mayor desarrollo, pero que, aun así, pasa el corte como correcto entretenimiento.

Pero para desconcertante, el extraño episodio que aparentemente toma el hilo de saga.

Nos encontramos con una serie de escenas de acción de los Defensores, hasta ahora desconocidas, como pruebas de un inesperado juicio al grupo al que acude Jack Norriss. El esposo de la mujer cuyo cuerpo ocupa la Valquiria vuelve así a pasearse por la colección desde sus últimas intervenciones en el anterior volumen. El caso es que el juicio sólo parece existir tras un portal interdimensional que cruza Norriss. Sin más historia. El episodio es enigmático, desde luego, pero no parece tener una utilidad dentro de la continuidad.

El tramo final de la etapa de Hannigan no hace más que confirmar lo irregular de su calidad.

Primero tenemos una incursión en el ecologismo, concretamente la caza indiscriminada de ballenas. Un calco del Capitán Ahab, el de la famosa novela «Moby Dick», es el antagonista al que hacen frente Hulk, Val y la Gata, en lo que acaba resultando una aventura tan bienintencionada como inofensiva. Mientras, en otro escenario, Halcón Nocturno resuelve el secuestro de un avión en otra trama igualmente banal.

Para terminar el tomo y también la etapa de Ed Hannigan en la colección, el guionista vuelve a variar de registro entrando en terreno costumbrista.

Las novedades no son pocas. La Valquiria decide volver a su traje original; el fallecimiento de la madre de Patsy deja como herencia una mansión que pasa a ser el nuevo cuartel general de los Defensores; se presenta Dolly Donahue como la «Jarvis» de los Defensores; y Kyle decide ponerse en manos de su abogado, Milton Rosenblum, y de Matt Murdock para resolver de una vez por todas sus problemas con la justicia. Y lo cierto es que la relación de camaradería entre los cuatro Defensores oficiales da para situaciones divertidas.

Un capítulo que es el preámbulo para la enésima amenaza del Mandril, que a estas alturas ya se ha convertido prácticamente en el archienemigo de los Defensores. La figura del superhéroe invitado, y Defensor transitorio, esta vez recae en Daredevil.

El plan del Mandril, secuestrar una central nuclear como extorsión para lograr sus objetivos, es otra buena idea del escritor, pero la lacrimógena escena del pérfido mutante con sus padres empaña el resultado final.

En cuanto al apartado gráfico, creo que sigue jugando a favor. Perlin es un dibujante limitadito, pero cuando se esfuerza, como creo que es el caso, el resultado de su trabajo narrativo es bueno. El entintado de Pablo Marcos creo que también beneficia a sus trazos.

Una vez más, un razonable entretenimiento.

Conclusión.

En conjunto, seguramente es un tomo inferior a su precedente, pero no por ello descartable.

Especialmente todo lo relativo a Mundo Túnel complace a nuestro yo más soñador con buenas dosis de imaginación y fantasía a la antigua usanza.

Otras líneas argumentales son más irregulares, pero también dignas de un ligero entretenimiento, mientras que unas pocas son ya bastantes olvidables.

En resumen, una propuesta que personalmente me ha resultado entretenida dentro de su modestia, lo que no es poco.

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rockomic

11 Comments

on “Reseñas: Los Defensores: Marvel Limited Edition 5: «Una Muerte en la Familia» (1978-1981)
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  1. Sí, se puede considerar un tomo menor con historias menores y autores «menores» (aunque ya sabes que le tengo mucho cariño a Herb Trimpe y Don Perlin …y Joe Sinnott y Pablo Marcos están muy bien), pero pasan muchas cosas (con bastante viaje e invitados y secundarios) y la mayor parte del tiempo es bastante entretenidillo.

  2. No son las mejores aventuras o las más conocidas de los Defensores pero no dejan de ser muy entretenidas y para muchos … desconocidas. Poco a poco hemos llegado ya al número 91 de la colección, todo un logro. Ya queda menos para tener la colección completa en este fantástico formato que tantas alegrías nos está dando. Tres MLE más y objetivo conseguido !!

  3. No tardare en empezar a leer este tomo. Ya que técnicamente es un final de etapa, ya que después va lo de DeMatteis. Mandril, un villano mutante que ni Krakoa le da refugio por machista.

  4. Pues sí, amigos. Entretenido, que no es poco.
    De esta etapa sí que no había leído nada. Y mejor de lo que me esperaba.
    Quizás también juegue a favor el cariño por Herb Trimpe, y encontrarme con su Hulk de nuevo.
    También le tengo cariño a Don Perlin, pero menos. Por su Hombre Lobo.

    • Su Hombre Lobo (que vale que no tenía el detalle y la belleza salvaje del de Mike Ploog) fue su momento destacado en su laaaarga carrera. Su momento de mayor responsabilidad en la empresa vino más oenos por esta época, cuando Shooter lo puso al frente (al mando de un pequeño equipo de artistas segundones, principalmente novatillos) de las «correcciones» y retoques de última hora en el interior de los cómics marvelitas (Romita seguiría encargándose de las portadas).

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