Reseñas: Killraven: Marvel Limited Edition (1973-1983)

Esta nueva serie de Marvel de la que nos ocupamos, surge de la necesidad de expansión de su universo superheroico hacia otros horizontes.

Del mismo modo que los monstruos clásicos del terror o la moda de las artes marciales se incorporaron a la nómina de ingredientes del universo, también lo hicieron las adaptaciones de obras de la ciencia ficción.

Más que adaptación, War of the Worlds, título de cabecera asignado a las aventuras de Killraven, es una colección inspirada en el clásico de H. G. Wells. Su punto de partida tiene origen en la obra literaria, pero en todo momento estamos ante personajes e historias de nueva factura.

Amazing Adventures fue la serie genérica en la que fue editada la totalidad de esta colección, que nunca llegó a gozar de trayectoria como título independiente.

Una singularidad respecto al universo superheroico ya conocido está en el tiempo en que sucede. El escenario se sitúa en 2018, en lo que era el futuro de entonces. Un futuro que hoy en día ya no cuenta como tal, pero hay que situarse en el contexto histórico en que fue realizada.

Esta particularidad, sumada al hecho de que, en realidad, no existe ni una sola referencia a personajes o hechos relacionados al Universo Marvel, sitúan esta serie de relatos en un punto ambiguo y flexible de cara al futuro. Puede funcionar de la misma forma como futuro distópico del universo tradicional y como realidad alternativa independiente.

 Gerry Conway es el encargado de dar forma argumental a la nueva serie que tiene como protagonista a Killraven. El dibujo corre a cargo de Neal Adams y Howard Chaykin en estos dos primeros números. El tercero cuenta con un guionista de transición, Marv Wolfman y la entrada al dibujo de Herb Trimpe, justo antes de la llegada del hombre tomaría las riendas de la colección de forma definitiva.

La presentación no está nada mal. Killraven es un gladiador entrenado desde niño para hacer frente a la segunda invasión marciana a inicios del siglo XXI.

Junto a un grupo de rebeldes, los llamados hombres libres, ya escasos en esos tiempos, se enfrentan a todo tipo de criaturas mutantes, producto de experimentos con humanos por parte de los Amos. Los Amos no son otros que los propios marcianos que gobiernan el planeta tras la invasión, con la ayuda de humanos colaboracionistas.

Avance correcto de la trayectoria argumental con el piloto automático conectado. Aventuras encuadradas en la fantasía heroica ambientadas en un escenario apocalíptico, más bien modestas. Justo antes de la entrada de Don McGregor, joven guionista cargado de ideas que haría suya la colección.

Herb Trimpe, con su dinámica narrativa y su deficiente interpretación anatómica, se quedaría todavía unos números antes de la llegada del otro nombre que quedaría ligado para siempre a Killraven, P. Craig Russell.

McGregor pronto empieza a dar forma a sus ideas.

El grupo de rebeldes que acompañan a Killraven queda formado por sus amigos exgladiadores M’Shulla, Cráneo Viejo y Halcón, a los que se suma una ex servidora de los marcianos, Carmilla Frost, y su monstruoso acompañante Grok.

Esta etapa ve pasar, dentro del lado amigo, a Julepe de Menta, líder de un grupo rebelde formado por mujeres.

Entre los antagonistas, personajes de todo tipo de lo más interesantes. Un grupo de esclavistas al servicio de Abraxas, un mutante proveedor de esclavos para los Amos. Luego está el propio Amo Supremo de los invasores o Rataca, otro mutante que vive entre ratas, cuyo diseño por parte de Trimpe nos trae al recuerdo, irremediablemente, a los Nuevos Hombres del Alto Evolucionador.

Los relatos guardan el espíritu del libro de Wells y de decenas de películas de sci-fi apocalíptica. Grupo de rebeldes que se abren paso en un mundo invadido por alienígenas, en el que van pasando por conocidos escenarios del mundo actual. Un semi derruido estadio de los Yankees, el monumento a Lincoln, el Pentágono o la Casa Blanca, donde precisamente los invasores han instalado su cuartel ejecutivo central.

Relatos más que interesantes en los que McGregor deja una de sus constantes. Textos de tono más adulto bastante densos, cuya lectura resulta menos fluida de lo habitual.

La madurez a cargo de McGregor y Russell.

Tras la estancia de Herb Trimpe en el apartado gráfico, todavía queda espacio para un par de dibujantes de transición. En primer lugar, Rich Buckler, que con la ayuda de las tintas de Klaus Janson luce muy bien, y posteriormente el gran Gene Colan.

Ambos dotan de imágenes un par de números autoconclusivos interesantes, con moraleja final.

McGregor decide centrar la colección en la búsqueda del desaparecido hermano de Killraven, rumbo a Yellowstone, donde supuestamente ha sido visto.

Al tiempo que entra la otra pieza que completa el equipo definitivo en los créditos, el excelente dibujante Craig Russell.

El desarrollo de las personalidades de los miembros del equipo denota el esfuerzo de McGregor en esta obra que ya le pertenece.

Killraven aparece como un guerrero implacable movido por la venganza. Carmilla no es precisamente una mujer frágil y no duda en echar en cara a Killraven sus maneras más primarias y machistas. M’Shulla es el diplomático del grupo y la voz juiciosa para el líder. Cráneo Viejo es un amigo leal a Killraven con pocas luces, pero en ocasiones más certero de lo que parece. Halcón es un frío indio a quien nadie parece importarle.

McGregor parece un hombre socialmente avanzado al consumar la que creo que es la primera relación interracial de la casa de las ideas, entre M’Shulla y Carmilla. A lo que hay que sumar la capacidad de liderazgo mostrado por la mayoría de mujeres que pasan por la serie.

Volviendo al meollo, el periplo de nuestros protagonistas sigue navegando en la fantasía heroica. En un producto de influencia pulp a medio camino entre Conan y John Carter.

Otra interesante fémina llamada Ceniza Volcana, cuyos poderes se asemejan a los de un volcán, se une temporalmente al grupo al tiempo que entramos en una saga más extensa, la que acontece en Muertevida.

En el lado antagonista Skar, un mutante con un solo ojo, se erige en el principal perseguidor del equipo de rebeldes.

Muertevida es una especie de cárcel/granja de cría de esclavos encerrados por parejas, todos ellos bajo los nombres de Adán y Eva y un número distintivo.

Más que interesante inicio de saga respaldado por el despliegue imaginativo de Russell. El dibujante nos deleita con su detallado trazo y su potente narrativa, pero la saturación de ideas y la densa prosa de McGregor acaban por poner cuesta arriba la parte final de la saga, para mi gusto.

Quizás más interesantes son episodios autoconclusivos como el que acontece en la estructura de cristal, seguramente el más surrealista y delirante. O el que tiene como protagonista a un único representante de una raza, que tan sólo dispone de 24 horas para reproducirse.

Si nos fijamos en los diferentes recursos argumentales que usa McGregor, los episodios de clarividencia, trances u onirismo por los que pasa Killraven, son una de las constantes. Escenarios ideales para las exhibiciones alucinógenas de Craig Russell, pero también considero que es un recurso del que se acaba abusando.

Los números finales siguen la línea marcada, quizás entrando más a fondo en el desarrollo de personajes. Incluso dedicando secuencias enteras a explicarnos el pasado de alguno de ellos, desde mi punto de vista un tanto prescindibles.

Tampoco faltan los episodios trágicos, al tiempo que McGregor acentúa su estilo de narración literaria recargada. Una apuesta arriesgada por parte del autor, en un mundo en el que prolifera el diálogo accesible y de efecto inmediato, que no acabó de cuajar entre los lectores. Las aventuras de Killraven llegaron a su fin dejando colgados unos cuantos hilos.

Antes de finalizar esta parte, cabe hacer mención de un par de fill-in que vienen intercalados en el tramo final del trabajo realizado por McGregor y Russell.

Ambos números están guionizados por Bill Mantlo, con Herb Trimpe y Keith Giffen como respectivos dibujantes.

En el primero, Mantlo opta por una aventura convencional, entrando en cuestiones raciales abordadas de forma bastante superficial.

El segundo inserta la única referencia al universo superheroico. Pero no es más que uno de los viajes oníricos de Killraven, al que se le aparecen versiones aberrantes de los conocidos superhéroes. Sin llegar a desvelarnos si son personajes imaginarios pertenecientes a la misma realidad.

La novela gráfica.

Tras largos años desde la cancelación de la serie, a principios de los 80 Don McGregor y Craig Russell pudieron convencer a la editorial para terminar la inconclusa obra.

Y fue en el formato de novela gráfica, una de las apuestas ochenteras para abrir las puertas hacia un público acostumbrado a las obras unitarias de corte más adulto.

El momento se sitúa precisamente tras el último número realizado por los mismos autores en Amazing Adventures. Recuperando el eje argumental sobre el que se sucedían las peripecias de Killraven, la búsqueda de su hermano.

Dejando de lado un trabajo gráfico más detallista por parte de Russell, de entrada pocas diferencias podemos encontrar respecto a la obra inicial. McGregor sigue desplegando las mismas virtudes y defectos. Innegable desarrollo en los personajes y acontecimientos, pero también textos descriptivos y filosofadas interminables, en detrimento del dinamismo y las escenas de pura acción.

Por fortuna, el último tercio de la novela gráfica ofrece lo que se espera de ella. El misterio sobre el hermano de Killraven queda resuelto de forma notable y McGregor y Russell nos entregan quizás el mejor tramo de la obra completa. Ahora sí, convenientemente cerrada.

Conclusión.

El grueso de la colección corresponde a la etapa de Don McGregor, por lo que la valoración general del volumen la marca su trabajo.

Valoro el riesgo de unos guiones ambiciosos y de mayor complejidad. Y en general las líneas argumentales provocan interés, pero debo reconocer que la densidad de los textos e ideas me acaban resultando fatigosos.

Puede gustar perfectamente a los aficionados a la fantasía heroica, pero no sé si lo suficiente como para no quedar decepcionados con respecto al Conan de Roy Thomas.

El trabajo gráfico de Craig Russell creo que ofrece menos dudas en cuanto a su calidad.

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rockomic

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on “Reseñas: Killraven: Marvel Limited Edition (1973-1983)
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  1. Una joya esta secuela marvelita de la Guerra de los Mundos de H.G. Wells, que empieza con sabor pulp para aspirar luego a mayores trascendencias (como la propia novela original, que en su doble lectura era una crítica solapada del colonialismo, aunque la mayoría de los lectores ni se percatasen, solo viesen lo superficial…y sus numerosos imitadores por lo general menos). Y todavía uno de mis seriales favoritos de los setenta. Y a mí sí me gustan los guiones densos de Don McGregor y Chris Claremont (cuando leer un cómic sí te salía a cuenta …décadas antes de los guiones descomprimidos y su adalid BMB). Además de arrancar la fructífera relación del Multiverso Marvel con los futuros posibles jodidillos (este de Killraven tan Wells, el de Deathlock no menos chungo para la especie humana, su variante con referentes en el cine ochentero y de cambio a los noventa pasado por los lápices de Paul Gulacy: Sangrefría, algo así como el Robocop de Marvel, el paraíso feminista convertido en pesadilla machista de las Damazonas de Lee & Romita, de las que nacería Thundra, o los Días del Futuro Pasado de Claremont, que iniciarían una tradición de futuros deprimentes para los mutantes, incluso el arranque de los Guardianes de la Galaxia originales, con un futuro con una Tierra conquistada por los reptilianos Badoon, con la humanidad y sus colonias diezmadas y esclavizadas). La novela gráfica sería posible en gran medida gracias al empeño de Shooter de convertir las Novelas Gráficas Marvel en una serie regular más, con una periodicidad demasiado marcada (y así surgiría también junto a joyas de reducida comercialidad algo de morralla tipo Superboxers …aquí Forum cometería el mismo error en su par de intentos de sacarlas como colección fija en unos tiempos en que el lector de superhéroes no estaba acostumbrado a pagar esos precios …y para más inri, las mejores, las buenas, poca relación solían tener con los superhéroes), así que necesitaba en esa época Shooter un flujo regular de proyectos (aunque no fuesen siempre los comercialmente más atractivos) para alimentar la máquina, además, eran también proyectos artísticos (este y el de Elric) con los que asegurarse el regreso del hijo pródigo (P.C. Russell), que sin ser una estrella era ya un autor de culto, pero con intereses artísticos más próximos (y esto ya solo se acentuaría) a la independencia que a lo que Marvel solía ofrecer.

  2. Y un compendio de la Marvel setentera, sus vaivenes en cambios de enfoque de las series (y en probar cosas alternativas, ya sea en géneros o en cambios argumentales o de enfoque) y de autores: Roy Thomas, Gerry Conway, Marv Wolfman, Neal Adams, Howard Chaykin, Don McGregor, Bill Mantlo, Herb Trimpe, Keith Giffen (ya metiéndose en las tramas también), Rich Buckler, Gene Colan, Philip Craig Russell, el filipino Sonny Trinidad,… Especialmente McGregor y Russell (en sus inicios en Marvel más entintador que dibujante), que llegaron tarde pero se apoderaron de la serie haciéndola suya. A mí, con sus altibajos y sus intentos de cambio de paradigma, me sigue dejando muy satisfecho (algo de nostalgia habrá también en mi valoración, claro …y el que haya por aquí tanto autor que me gusta, ja, aunque algunos con contribuciones anecdóticas, como Mantlo) todavía. Salud y cómics!😎✌️

    • Esta efervescencia creativa durante los setenta, la época de Roy Thomas y sus sucesores («los breves», solo Archie Goodwin le cogería el tranquillo al enojoso trabajo de gestionar el día a día de una gran editorial e incluso para él resultó ser demasiado enojoso, los demás, aunque les seducía el ser el capo, pronto descubrieron que no les valía la pena si no les permitían contratar más editores y personal de oficina, demasiado trabajo con una Marvel en expansión, y en el fondo todos preferían ser creativos a ejecutivos, les gustaba editar, sí, especialmente sus propios cómics, para no tener a alguien por encima controlandoles y coartandoles, pero ser Editor en Jefe, más allá del honor y el orgullo era demasiado, y no se compensaba con dinero, que tampoco era tanto entonces …y ni siquiera recibían los generosos bonus que había tenido Lee en su etapa de expansión de la Era Marvel) se debió en parte a la todavía creciente expansión de su universo (teniendo además a guionistas vocacionales como editores, con todo lo que ello implica a la hora de tomar decisiones comerciales …que a menudo resultaban más artísticas que comerciales, casi más de aficionado) como a la decreciente progresión de las ventas (en todas las editoriales, DC estaba mucho peor, y pese a tener mucha presencia en los kioscos ya entonces ingresaba más por las licencias de adaptaciones y merchandising que por los cómics, que fuera de Batman y Superman iban en caída libre …y las editoriales filiales de Western Publishing, otro omnipresentes en los kioscos gracias a sus adaptaciones de novelas, películas y series de televisión iban cerrando línea tras línea, incluso los reyes del cómic infantil ya no podían competir con la oferta televisiva, que se multiplicaba …y el auge de los juegos de rol y de los videojuegos con las salas recreativas estaba ya a la vuelta de la esquina para dar la puntilla al cómic como medio de entretenimiento de masas) animaba a estos autores-editores a probar todo tipo de géneros y subgéneros, especialmente cualquiera que viniese apoyado por una moda cinematográfica, por pasajera que fuese …además, estos jóvenes guionistas estaban en la edad de experimentar, y entre la edad y la sensación de seguridad que les daba el empezar a dominar las tablas de la profesión, se sentían en un momento dulce …y algunos sin duda ya lo estaban (otros tendrían que esperar al cambio de década para ver pulidas sus habilidades …pero dicho resultado era producto de la promiscua experimentación de los setenta, en la que los Thomas, Wein, Goodwin, Wolfman, Conway, McGregor, Englehart, Gerber, Mantlo, Kraft y compañía se permitían a sí mismos o unos a otros experimentar todo tipo de conceptos y personajes, con más de una hibridación bizarra o loca). El resultado artístico fue a menudo espectacular (otras no pasaba de lo entretenido, que es algo que siempre se le debe exigir a un cómic, independientemente de su calidad …y que a menudo ya no se consigue, independientemente de su calidad), pero también muy irregular (pese a la creatividad, libertad y productividad no faltaron los patinazos …bueno, casi lógico cuando se incrementa la producción, pero al contrario que en los ochenta o en los noventa, el incremento de producción no iba todavía necesariamente de la mano con una importante caída de la calidad media), además de pocas veces cogido de la mano del éxito comercial (Marvel se apuntaba a todas las modas, como si Goodman volviese a estar al mando, pero pocos hits conseguía a cambio, a lo sumo series que se mantenían en el candelero unos años, habitualmente solo personajes que pasaban a enriquecer su universo como secundarios ocasionales tras el cierre de sus seriales …la mayoría no solo no conseguían cabecera propia, sus seriales eran efímeros, pero eran días de efervescencia creativa…y de mucho pastiche y sosias también). El fallo en generar nuevos éxitos continuados se traduciría en un incremento de revivals (dando nuevas oportunidades a personajes propios o ajenos, buscando la vuelta de tuerca a personajes ya con cierto fandom inicial, aunque a menudo con mal historial comercial) y licencias, lo que nuevamente (junto con la experimentación) ayudaría a ver mucha variedad …en los locos y cambiantes (en el liderazgo ejecutivo y en lo creativo) setenta marvelitas casi todo era posible (salvo sanear las cuentas, Marvel no daba los resultados deseados a sus nuevos dueños tras la compra a Goodman …y en los primeros setenta ya se endeudaba claramente …y aunque era un universo con un jugoso potencial en licencias comerciales, todavía estaba muy lejos de licenciar lo que DC). La estabilidad llegaría con el ascenso de Shooter (que no se podía creer que sus predecesores renunciasen a tal honor y poder …pero pronto descubriría que el trabajo y los quebraderos de cabeza eran parejos) y sin duda «Big Jim» estuvo a la altura de la hercúlea tarea, especialmente en sus primeros siete años. También hubo suerte con el fichaje de licencias como Star Wars (que saneó las cuentas de una Marvel casi abocada a la quiebra), Micronautas, Rom, G.I. Joe o Transformers, todas ellas en el Top de ventas marvelita en sus primeros años…y de lo poco que vendía en kioscos de lo nuevo (un mercado ya en retirada desde el cambio de los sesenta a los setenta …y en decadencia en el de los setenta a los ochenta), mientras en librerías especializadas triunfaban series como la Uncanny X-Men de Claremont o (por la competencia) los Titanes (aunque ya es esto mucho adelantarse a estos comienzos de los setenta, como también la coronación del mercado de las «direct sales») de Wolfman.

  3. Es curioso, todos estos futuros «jodidos» (no siempre distópico los define adecuadamente, pero por lo general varían entre lo distópico y lo apocalíptico …o incluso cogen de la mano ambos calificativos) se han visto ya superados (salvo el de Guardianes de la Galaxia) … afortunadamente (aunque a veces parece que vayamos de camino …y últimamente parece, entre virus varios, cabreo generalizado, vida casi más virtual que real ya para muchos y cambio climático, que ya solo nos falta una invasión alienígena o que la diosa nos mande un merecido meteorito 😈).

  4. McGregor, Moench, Mantlo y Gerber, una suerte de 4F del guión, jóvenes fichajes entonces de la «nueva» Marvel necesitada de nueva sangre (y tinta) para mantener el ritmo (y expandirse) son un buen ejemplo de la Marvel setentera (incluso la describen perfectamente: inquietudes artísticas y experimentación, sin negar la tradición desde el pulp y los viejos comic-books). Guionistas que lo mismo servían para un parche o un «fill-in» en cualquier serie que para generar nuevos conceptos o encargarse de las franquicias por llegar (construyendoles a menudo su propia mitología, de Simios a Micronautas y más allá…luego llegarían sus obras de autor, pero ya principalmente para las independientes, y de nuevo me adelanto). De los mejores guionistas que tuvieron …y de los que menos cobraban en Marvel en esta primera mitad de los setenta.

  5. Killraven exige una lectura más pausada que el Conan de Thomas (o su Tarzan Lord of the Jungle …o su John Carter Warlord of Mars …o su Kull), pero es también gratificante.

  6. Merece la pena mencionar finalmente el tardío revival de Killraven a modo de simpática serie limitada de la mano del admirado Alan Davis (sin el brío de su Clandestine y de El Clavo, pero notable, especialmente en el dibujo, en lo argumental no pasa de agradable entretenimiento …pero a mí que me den más así, oigan). Alan quería en realidad hacer John Carter, pero con contrato en exclusividad con Marvel tuvo que contentarse con Killraven, que no es que le disgustase (por cierto, Alan es de los que no tenía complejos entonces en reconocer que le gustaba la fallida peli de John Carter … últimamente se la ha ido reivindicando, pero en su día la opinión generalizada era más bien negativa). …O el revival posterior que acabó no siendo de Robert Kirkman y su admirado (arg!) Rob! Marvel reculó tras las críticas de un Kirkman en auge a la compañía y su polémica con Quesada (aunque este decía que el cómic nunca se completó, según Kirkman sí estaba ya enteramente dibujado …e incluso ya coloreado … sí es fácil ver por la net algunas páginas).

    • Joseph Michael Linsner realizo un one-shot curioso de Killraven y en el Capitán Britania y el MI 13 De Paul Cornell el pelirrojo luchador de la libertad sale en cierta «forma» Por cierto por mi se pueden ahorra el Killraven de Liefeld no es algo que me quite el sueño.

      • Creo que pocos se mueren ya hoy día por leer un cómic dibujado por Rob, ja (aunque tiene sus fans su tirón dista ya mucho del de sus antiguos colegas McFarlane y Jim Lee, claro que Larsen y Leonardi no están mucho mejor de popularidad …y Portaccio directamente ha sido olvidado …o Travis Charest, que sí era bastante bueno). …Te olvidaste de Siempre Vengadores, donde sí salía realmente. … Sí, se me había pasado el de Linsner (tuve el grapa de Forum y no me gustó demasiado, quizás demasiado instrospectivo para un cómic de Killraven), que sí era un cómic de Killraven, aunque casi anecdótico (línea Marvel Knights?): Una pacifista hippie criogenizada se despierta (sus compañeros han muerto todos mientras dormían), se encuentra con nuestro revolucionario, se entera de cómo ha cambiado el mundo …y le pide que la vuelva a poner a «dormir».

        • Es una historia curiosa la de Linser… y si mal no me acuerdo en la saga esa de Tierra X (pero no en la primera maxiserié, si no en una de las posteriores) llega a salir con varios personajes de tierras alternativas: Lobezno de Dias de Futuro Pasado, Deathlock, Iron Man 2020 y algunos mas. Con lo cual nos quedaba otra ¿no? Suso

  7. Gracias una vez más, amigos.
    Y especialmente al esencial pozo de conocimiento de Suso. 👏👏

    Me imaginaba que esta reseña iba a suscitar disparidad de opiniones. Ya tocaba, también. 😉

    La verdad es que se me hace un poco cuesta arriba la prosa de McGregor, cosa que no me ocurre con Mantlo, Gerber o Moench. Pero bueno, pronto me pongo con Pantera Negra y a ver… Apenas recuerdo nada de esa serie.
    Pero es algo muy personal, desde luego se nota que McGregor sabe escribir y es rico en ideas. Supongo que habrá opiniones para todos los gustos. 😀

    • Mis favoritas personales de la Marvel de los setenta (ya lo he dicho unas cuantas veces) son Shang-Chi Maestro del Kung-Fu y La Tumba de Drácula, seguidas de la línea de magazines de Curtis (especialmente los de terror y los de El Planeta de los Simios, aunque en cuanto a calidad el mejor fuese Mundos Desconocidos de la Ciencia Ficción, pero me gustan más los de terror), pero el serial de Killraven las sigue muy de cerca (de hecho tengo prefijada mi entrada a Tebeosfera en la ficha de este MLE de Killraven…antes lo estuvo en algunos cómics de Tex, The Phantom o el Capi, pero desde la salida de este MLE la tengo ahí, además así vario un poco, que ya tengo a los otros, mis personajes favoritos de ficción junto con John Carter, Tarzan, Kull, Conan y Batman, en otros portales).

    • Los demás lo hicieron bastante bien, pero con Russell había magia …estaba más conectado al personaje …y empezando a explorar sus límites. Y al llegar a la novela gráfica ya estaba a otro nivel. En esta y la de Elric dio lo que sus capacidades del momento y el tiempo (más cómodo que en la serie pero todavía demasiado sujeto a unos plazos respecto a proyectos independientes posteriores …sin embargo no siempre más logrados) le permitían. Debería releer sus cómics operísticos, que hace ya tiempo que no me acerco a ellos.

  8. El Killraven también es uno de mis comics preferidos de Marvel de todos los tiempos que tuve en esa edición en B/N de Forum antes de comprar este gran tomo (también tengo la novela grafica) Tanto este personaje como el Deathlock original (el mejor de ellos) los conocí por ese Pocket de Ases con el viaje en el tiempo de Spidey en Marvel Team-Up, y mira que me impresiono ese pequeño tomo en mi niñez. Años después descubrí a Don McGregor y como Suso me encanta leer sus farragosos textos ya desde joven. Sus comics me parecían que tenían mas «sustancia» comparados con otros. Aun así soy un fan de la Marvel setentera; pero para mi la edad de oro creativa y artística es desde mediado de los 70’s hasta la mitad o un poco mas de los 80’s. La cantidad de conceptos, personajes, ideas, dibujantes y guionistas de primer orden nunca ha sido superada o incluso igualada. Realmente unos años donde la imaginación imperaba a sus anchas, pasando pues de la severa y castrante políticas editoriales que son peores que las imposiciones del Comics Code (por lo menos muchas veces burlaban a este de manera inteligente)

    De las películas de Sci-Fy de los 70’s que incluía la literatura y demás la cosa es bien simple ¡La epoca! La gente estaba desencantad de por hacia donde tiraba la tecnología y el impacto que esta causaba al mundo. Con lo cual esa alegre filosofía que había en los 50’s de alcanzar el espacio y otras fronteras aparte de creer que la tecnología nos libraría de trabajar y poder así a mejorarnos como personas se termino. Ya que la tecnologia serviría para tenernos controlados, contaminar el planeta y hacernos trabajar aun mas para competir con los cada vez mas automatizados sistemas de producción y hacer mas ricos a los empresarios.

    • Sí, yo me deshice de los dos tomos en B/N (y menos mal que tenía también la novela gráfica en la edición de Forum, ja, no como mi colega argentino, que se la tuvo que leer en B/N, que manda…) cuando salió el MLE. …McGregor, Claremont y Moore ofrecían lectura en un cómic, ja …se rentabilizaba la inversión. Marvel inicia su declive antes (aunque este es todavía lento y se arrastra hasta el cambio de década antes de empezar a acentuarse), ya más o menos por la época de las primeras Secret Wars, coincidiendo con la resurrección (a lo grande) de DC (gracias en gran parte al talento fugado).

      • Precisamente llevo dos días releyendo una de esas series «farragosas» (densas y cargadas de concepto les diría yo) que me encantan, Promethea (una de las mejores de Moore, aunque para muchos sea ya demasiado moderna …y mística …y filosófica). Me falta ya solo por leer el último año de la serie …y caen cuatro o cinco números antes de acostarme todavía, así que mañana la acabo. Apartado para leer el tomito de Ideas negras (de Franquin) en la edición lusa de Witloof (uno de los integrales más estilizados de la historia de la BD: menos de ochenta páginas). Saludos. Salud y cómics.😎✌️

        • Yo ya me pegue una panzada de Promethea hace unos pocos años con la salida de la edición deluxe de ECC, muy densa pero satisfactoria. Ahora le pego al sandman Mystery Theatre y leo alguna cosilla en digital como Tierra Muerta de ECC con la WW apocalíptica un comic un poco simplon y predecible que sirve para el lucimiento del guionista/dibujante, no esta mal pero podría haber sido mejor.

          • El fuerte de ese cómic es el apartado gráfico. Tengo también apartada Sandman Mystery Theatre para releerla este año (y los Titanes de Devin Grayson), pero caerán otras cosas antes, al menos este par de próximos meses. Como Los leones de Bagdad, Gagster judío, Yossel (también de Joe Kubert), Terminator: Objetivos secundarios,… …y alguna cosa que no sea relectura, claro, que a este ritmo se me van a acumular las «novedades» todavía más de lo habitual.😈

      • Lo que he dicho a partir del 85 u 86 que Moore y Miller empiezan aparte la traca de sus obras maestras aparte del relanzamiento post Crisis. Sin contar que tras el éxito de las Secret Wars de Shooter se transforma en un dictador africano: Si de esos que en un principio parecen la salvación del pueblo y luego se vuelven un azote contra ellos. Ya que rompe su máxima de no meter las narices en una serie que vendía bien dejando en paz al equipo creativo. Su obsesión controladora se desato de tal manera, por que creía (igual que en las exitosas SW) que controlando el todo el proceso las series venderían aun mejor con lo cual provoco la furia de gran parte del staff, y ya no solo de los que no cumplían expectativas, si no de los que las cumplían mas que de sobra. Con lo cual se gano la furia de mucha gente que se fue a otros pastos mas verdes y Shooter tampoco supo hacer frente a unos comics de la competencia mas adultos e interesantes que los que estaba sacando… y si le añades que la crema de Marvel estaba en DC… no digamos

  9. Mira que me interesan todos o casi los MLE y de hecho no me he dejado casi ninguno sin comprar ( excepto los 4-5 que ya estaban agotadísimos ). Pero entre los que aún valoro si comprar o no, está este tomo ( además de el de Spiderwoman, que tiene mogollón de material repetido o el de El Hijo de Satán ). Pues este del matacuervos está en mi último lugar de preferencias. Es que era un personaje e historias que no conocía de nada. Aún con todo si en un tiempecito prudente sigue habiendo existencias no descarto pillarlo. Sobre todo porque es material setentero, y eso es sinónimo de calidad. Me recuerda en estética y temática, salvando las distancias, a Warlord. Pero supongo que, globalmente, es inferior . Y ahora que os he leído las críticas bastante positivas, pues igual hago un esfuerzo y me lo agencio más pronto que tarde, aunque como decía antes es un personaje e historias que no es que no haya leído nada, es que directamente ni me sonaba.

    • Es bueno …y muy heredero del pulp de «planetas peligrosos» (estilo John Carter de Marte y Carson de Venus … aunque aquí tenemos a los marcianos en la Tierra en vez de al terrestre en Marte, como tardía secuela de La Guerra de los Mundos …sin final feliz😈).

  10. «(…)Por ejemplo, nadie me dijo nada sobre los cuatro números de Killraven donde hacía aparición Death-Birth, una de las pocas veces en las que realmente me he inspirado en La Guerra de los Mundos de H.G. Wells. En esa historia los Marcianos se dedicaban a criar humanos para cenar a los bebés como si fuesen un manjar. Es raro que no me dijeran nada! No crees?» (Don McGregor, 2005).

    • Por lo que comentó P. Craig Russell, cuando John Romita (padre de familia y muy cristiano) vio las páginas de esa historia y se dio cuenta de para que criaban humanos en cautividad los Marcianos se sintió horrorizado.😈

  11. «(…) tuvimos grandes problemas al incluir un beso interracial en Killraven. Creo que esa es otra gran historia. Fue una discusión que mantuve con ellos durante mucho tiempo, porque quería incluir ese beso en una serie en color. Un tema que la verdad es que supongo que no encajaba demasiado con el enfoque de los comic-books habituales.» (Don McGregor).

    • No fue la única gresca de Don por querer meter una pareja interracial en un cómic (una historia para un magazine en la que usaba de prota a un secundario de Luke Cage se quedó inédita por ello, porque el WASP protagonista estaba casado con una afroamericana y el editor no lo quería admitir …tampoco ayudó que McGregor no quisiese doblegarse ante los nuevos contratos según los que los autores renunciaban explícitamente a todo derecho sobre su obra).

  12. «(…) escribí entre cincuenta y sesenta páginas de la que iba a ser la última historia de Killraven, que se titulaba: «Final lies, final truths, final batles» y que Craig iba a dibujarla a finales de los ochenta. La empecé a planear en la época en la que estaba guionizando Panther’s Quest. Bueno en realidad empecé a escribir la historia de Killraven antes de hacer la de Pantera. El motivo era que Craig quería estar seguro de que Marvel la iba a publicar en el mejor formato posible que tuviesen en ese momento. Era lo único que queríamos, pero ellos no se pusieron de acuerdo. Ese fue el único motivo por el que no le dimos un remate a la historia. De lo contrario habríamos podido ver el gran final en el que mantenía la promesa que les había hecho a mis lectores: Killraven terminaría llevando la guerra contra los Invasores.» (Don McGregor).

  13. «Desearía tener la oportunidad de finalizar la historia en algún momento. En la trama se producen un par de grandes giros finales y creo que hay situaciones que pueden sorprender incluso a los lectores que han ido siguiendo todo lo que he ido escribiendo hasta ahora. Supongo que podría ser una historia dramática bastante efectiva. Podría ser una buena historia. Valdría la pena hacerla.» (Don McGregor, 2005).

  14. Gracias, Suso.

    Muy interesantes todas las declaraciones de McGregor. Con mucha miga, como era de esperar teniendo en cuenta el atrevimiento de su trabajo.

    • Sí, pena que no pudiese dar salida a la segunda y última novela gráfica de Killraven (los de Marvel, ya poco interesados a esas alturas en lo que no fuese mutantes o eventos anuales, querían sacarla en formato más baratito, a P.C. Russell, ya más dedicado a sus adaptaciones de óperas y obras literarias y con pleno control de la obra, solo le interesaba hipotecar ese tiempo si salía en el formato más lujoso de la editorial), que hubiese cerrado la saga. De hecho el hombre ha tenido poca suerte con sus series más emblemáticas, en todas le han quedado o una última historia abierta por temas comerciales (de bajas ventas hasta cierre de la editorial Eclipse) o cerrada prematuramente por disputas con los editores.

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